Pronunciamiento de 1883 en España para niños
El intento de levantamiento de 1883 en España fue un movimiento fallido que ocurrió a principios de agosto de 1883, durante el reinado del rey Alfonso XII. Su objetivo era restablecer la Primera República Española, una forma de gobierno donde el jefe de Estado no es un rey, sino un presidente elegido.
Este intento fue planeado por la Asociación Republicana Militar (ARM), un grupo secreto de militares. Esta organización fue impulsada y financiada desde París por Manuel Ruiz Zorrilla, un líder republicano que vivía fuera de España. Los militares que participaron solo lograron que se levantaran las tropas de Badajoz el 5 de agosto, y algunas unidades en Santo Domingo de la Calzada el 8 de agosto, y en La Seo de Urgel el 10 de agosto. No tuvieron el apoyo de la gente, lo que fue una de las principales razones de su fracaso.
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¿Qué sucedió en el levantamiento de 1883?
La Asociación Republicana Militar (ARM) era una organización secreta de militares. Fue creada y financiada por Manuel Ruiz Zorrilla, un líder republicano que vivía en París. Ruiz Zorrilla usó su propio dinero y también recibió fondos de republicanos franceses. Incluso, se dice que obtuvo dinero de personas interesadas en negocios de bolsa. Con estos fondos, logró reunir lo necesario para que algunos oficiales se levantaran.
La ARM se fundó el 1 de enero de 1883. Llegó a tener más de mil militares afiliados, incluyendo varios generales. En los meses siguientes, consiguió el apoyo de veintidós guarniciones (lugares donde se acuartelan las tropas), seis de ellas en capitales de regiones militares importantes.
El inicio inesperado en Badajoz
El movimiento militar estaba planeado para el 5 de agosto, pero se decidió posponerlo. Sin embargo, los militares de Badajoz que estaban involucrados no recibieron la noticia a tiempo. En la madrugada del 5 de agosto, dos regimientos y una compañía, sumando 900 hombres, proclamaron la República.
Formaron una junta revolucionaria, detuvieron a las autoridades civiles y militares que no los apoyaron. Enviaron un telegrama al gobierno anunciando que otras unidades se unirían a ellos, pero esto no ocurrió. Cuando se dieron cuenta de que estaban solos y que el gobierno enviaba tropas para detenerlos, huyeron a Portugal.
Otros intentos fallidos
Aun esperando que se produjera un levantamiento general, un teniente sublevó un regimiento de caballería en Santo Domingo de la Calzada (Logroño) el día 8. Pero este grupo fue perdiendo soldados mientras se dirigía hacia Soria, y un soldado terminó disparándole al teniente.
Dos días después, el 10 de agosto, tres oficiales intentaron sin éxito tomar La Seo de Urgel y huyeron a Francia. Ninguno de estos tres levantamientos encontró apoyo popular. Debido a la presión del gobierno español sobre el francés, Ruiz Zorrilla tuvo que mudarse de París a Londres.
¿Por qué fracasó el levantamiento?
El historiador José Varela Ortega explicó que el levantamiento fracasó por varias razones. Faltaban generales importantes y con prestigio en la conspiración. La mayoría de los seguidores de Ruiz Zorrilla no tenían un rango superior a teniente coronel.
Además, la forma en que se manejaron las tropas fue un desastre. El movimiento se inició en un momento equivocado, de forma aislada, cuando se había decidido posponerlo. Los oficiales de Badajoz incluso enviaron un telegrama al ministro de la Guerra, Arsenio Martínez Campos, contándole sus intenciones y pidiéndole que se uniera a su causa. Luego, le enviaron otro preguntándole cuántas tropas enviaría contra ellos. Esto muestra que querían evitar un conflicto armado grande.
Carlos Dardé también cree que el fracaso se debió más a los errores de los propios levantamientos que a la resistencia del gobierno. Las fuerzas que participaron no eran suficientes, no hubo coordinación entre ellas, y la sociedad no les dio ningún apoyo.
¿Qué pasó después del levantamiento?
Pocos días después del fracaso militar, el rey Alfonso XII mostró su "disgusto y vergüenza" en una recepción. Le preocupaba lo que pensarían otros países de un ejército donde ocurrían estas cosas. Cuando regresó a Madrid, la gente lo recibió con aplausos. El rey le dijo al embajador británico que le hubiera gustado poder castigar severamente a algunos generales.
Un político le aseguró al embajador que España ya había superado esa etapa de levantamientos militares. Sin embargo, también señaló que sin estos movimientos o sin elecciones, no se sabía cómo se producirían los cambios políticos.
El impacto en los republicanos
El líder republicano federal Francesc Pi y Margall dijo que este intento militar fallido había desperdiciado una gran oportunidad para la revolución. Afirmó que la causa de la República nunca más volvería a tener tantos elementos a su favor.
Según Varela Ortega, los republicanos quedaron más debilitados que antes. Entre los seguidores de Ruiz Zorrilla, el desánimo se extendió. Nicolás Salmerón se alejó de los vencidos. Emilio Castelar, que en esos días estaba negociando un acuerdo con Ruiz Zorrilla para futuras campañas políticas, suspendió el pacto al enterarse de lo ocurrido. A los republicanos federales tampoco les gustó la aventura y culparon del fracaso a la falta de resistencia de los sublevados y a que se negaran a armar "al pueblo".
Consecuencias para el gobierno
El fracaso de este levantamiento republicano, junto con un problema diplomático con Francia el mes siguiente, debilitó al gobierno. Especialmente a los ministros de Guerra, Arsenio Martínez Campos, y de Estado, marqués de la Vega de Armijo.
Martínez Campos no logró establecer un buen sistema de vigilancia para saber lo que los republicanos estaban haciendo en el ejército. Apenas sabía de la existencia de la ARM, ni de sus planes. Se enteró de lo ocurrido por casualidad, por un telegrama de un telegrafista en un pueblo portugués cercano a Badajoz. Ni siquiera sabía cuántos regimientos se habían levantado, ni quiénes eran los líderes. Políticamente, Martínez Campos estaba en una situación muy difícil.
La debilidad del gobierno fue aprovechada por el Partido Conservador y por la Izquierda Dinástica para presionar a Sagasta, el presidente del gobierno, y lograr que renunciara. El líder conservador, Cánovas, acusó al gobierno de negligencia por lo sucedido en Badajoz. También criticó que se permitiera a los periódicos republicanos recaudar dinero para apoyar a los militares sublevados. Poco después, el gobierno de Sagasta cayó y se formó un nuevo gobierno liderado por José de Posada Herrera, de la Izquierda Dinástica.

