María Ana Mogas Fontcuberta para niños
Datos para niños Beata María Ana Mogas Fontcuberta |
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![]() Pintura utilizada en la beatificación de Madre María Ana Mogas.
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Información personal | |||
Nombre de nacimiento | María Anna Mogas i Fontcuberta | ||
Nacimiento | 13 de enero de 1827 Hostal del Lledoner, Corró d'Avall, (Vallés Oriental) |
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Fallecimiento | 3 de julio de 1886 Fuencarral (Madrid) |
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Nacionalidad | Española | ||
Familia | |||
Padres | Lorenzo Mogas Magdalena Fontcuberta |
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Información profesional | |||
Ocupación | Religiosa cristiana | ||
Información religiosa | |||
Beatificación | 6 de octubre de 1996 por el Papa Juan Pablo II |
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Festividad | 3 de julio | ||
Atributos | Divina Pastora de las Almas | ||
Venerada en | Iglesia católica | ||
Orden religiosa | Capuchinas de la Madre del Divino Pastor y después Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor | ||
reconocimientos
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María Ana Mogas Fontcuberta (nacida en Hostal del Lledoner, Corró d'Avall, el 13 de enero de 1827 y fallecida en Fuencarral, Madrid, el 3 de julio de 1886) fue una mujer religiosa. Ella fundó la congregación de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor. La Iglesia católica la considera una beata.
Contenido
La vida de María Ana Mogas
María Ana fue la tercera de cuatro hermanos. Sus padres, Lorenzo y Magdalena, trabajaban en el campo y atendían un hostal en su casa. Cuando María Ana tenía solo 7 años, su padre falleció a principios de 1834. En 1840, su madre también murió de forma inesperada. Con apenas 13 años, María Ana se quedó sola. Su madrina, María Mogas, que era viuda y no tenía hijos, la llevó a vivir con ella en Barcelona.
¿Cómo descubrió su vocación?
A finales de 1848, María Ana, que tenía 21 años, se enteró de que dos monjas capuchinas, Isabel Yubal y María Valdés, ayudaban a niñas con pocos recursos. Ellas vivían de una manera muy dedicada a su fe. Un sacerdote capuchino, el Padre José Tous, las guiaba. Desde que las conoció, María Ana sintió un fuerte deseo de unirse a ellas.
Al principio, su director espiritual y su familia no estaban de acuerdo. Pasaron algunos meses hasta que su director espiritual le dijo: "María Ana, ¿sabes que Él te llama?". Ella decidió entonces dedicarse por completo a su fe.
El inicio de su misión
El 13 de junio de 1850, a los 23 años, María Ana dejó todo para seguir su vocación. Se fue a Ripoll, donde las jóvenes capuchinas habían abierto una escuela. Allí se dio cuenta de que necesitaban una forma de vida más organizada.
María Ana Mogas fue elegida por unanimidad para ser la responsable del grupo. Un mes después, Isabel Yubal decidió que su verdadera vocación era la vida de oración en un convento y regresó a uno de clausura. En junio de 1851, a los 24 años, María Ana hizo sus votos de pobreza, castidad y obediencia como franciscana. Así, se hizo cargo de la pequeña comunidad que había fundado.
En los años siguientes, más jóvenes se unieron a ellas y se les pidió que abrieran escuelas en otros lugares. Poco a poco, la obra se fue expandiendo. Abrieron comunidades en Capellades (Barcelona, 1858), Sant Quirze de Besora (Barcelona, 1859) y otra en Barcelona (1862).
La expansión de su obra
En 1865, María Ana llegó a Ciempozuelos, cerca de Madrid, para abrir una nueva comunidad. Después de varios intentos, se estableció definitivamente en la capital de España. Allí, ella y sus hermanas se dedicaron por completo a la educación de niñas con pocos recursos. Abrieron colegios en diferentes lugares de Madrid.
La fundación en Madrid causó algunos malentendidos. El Padre Tous, para evitar problemas, no informó de todo a las hermanas de Cataluña. Esto llevó a un distanciamiento entre los dos grupos, que empeoró con la muerte del Padre Tous en 1871. En 1872, los dos grupos presentaron sus propias reglas, con algunas diferencias, a los obispos de Barcelona y Toledo.
María Ana, al frente de las hermanas de Madrid, se dedicó a organizar y fortalecer la congregación. Durante este tiempo, se abrieron más casas por toda España. La buena labor de María Ana y sus hermanas hizo que varios obispos las invitaran a sus diócesis. Incluso cuando la salud de la fundadora empezó a empeorar, su obra se hizo más fuerte y se extendió. Abrieron colegios en Fuencarral (Madrid), Córdoba (para cuidar enfermos en sus casas), Toledo y Santander, entre otros lugares.
La enfermedad y el legado de María Ana
Una vida tan dedicada y llena de trabajo afectó la salud de María Ana. A los 51 años (en 1878), sufrió un primer ataque de una enfermedad grave. Esto marcó el inicio de un agotamiento gradual del que nunca se recuperaría del todo, y su salud fue empeorando cada día más. En 1884, ella escribió:
«Les pido por amor de nuestro Señor Jesucristo que me digan en qué las he ofendido: yo estoy pronta a ponerme en camino para postrarme a los pies de todas…».
A finales de mayo de 1886, ya muy enferma, se retiró a Fuencarral. Allí falleció el 3 de julio de ese mismo año, a las 12 del mediodía. Tenía 59 años. Sus últimas palabras resumen toda una vida de fe y entrega, y son un mensaje muy valioso para su congregación:
«Amaos como yo os he amado, y sufríos como yo os he sufrido. Caridad, caridad verdadera. Amor y sacrificio».
Fue encontrada sin vida en el Colegio Sagrado Corazón, junto al pozo. La enterraron en el cementerio de Santa Ana de la localidad. Más tarde, sus restos fueron trasladados a la capilla del colegio. En 1936, durante un tiempo de conflicto en España, su cuerpo no pudo ser encontrado. Fue hallado en 1967 y devuelto a la capilla del colegio, donde descansa actualmente.
El camino a la beatificación
Las personas que conocieron a María Ana se sintieron muy tristes por su fallecimiento y decían: "ha muerto una santa". El proceso para reconocer sus virtudes comenzó en Madrid el 5 de marzo de 1949 y terminó el 28 de mayo de 1963. Los expertos revisaron todos sus escritos y confirmaron que estaban de acuerdo con las enseñanzas de la fe.
El proceso para su canonización (declararla santa) se inició el 11 de junio de 1977. El Papa Pablo VI la declaró Sierva de Dios. Una comisión de historiadores investigó su vida entre 1978 y 1988. El 9 de mayo de 1989, los historiadores aprobaron la causa. El 1 de diciembre de 1989, la Congregación para las Causas de los Santos (CCS) validó el proceso. La CCS recibió un informe detallado sobre su vida en 1990 y lo pasó a los teólogos para su aprobación el 3 de junio de 1994. La CCS aprobó la causa el 18 de octubre. El Papa Juan Pablo II la proclamó Venerable el 15 de diciembre de 1994, después de confirmar que había vivido una vida de virtudes ejemplares.
Después de que se confirmara un milagro atribuido a ella el 5 de marzo de 1996, el Papa San Juan Pablo II aprobó el resultado el 25 de junio. Finalmente, la beatificó el 6 de octubre de 1996, estableciendo que su fiesta se celebraría en esa fecha. Una iglesia en Madrid lleva su nombre en su honor.
Véase también
En inglés: Peregrina Mogas Fontcuberta Facts for Kids