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Martín Gómez el Viejo para niños

Enciclopedia para niños

Martín Gómez el Viejo (c. 1500 – 1562) fue un importante pintor del Renacimiento en España. Trabajó principalmente en la ciudad de Cuenca y fue el inicio de una familia de artistas muy talentosos. Su legado continuó con sus hijos y culminó con el famoso arquitecto Juan Gómez de Mora.

¿Quién fue Martín Gómez el Viejo?

Sus primeros años y familia

Martín Gómez el Viejo nació alrededor del año 1500. Los primeros documentos que hablan de él son de abril de 1526, cuando se casó. En ese momento, no sabía escribir, por lo que no pudo firmar su propio contrato de matrimonio.

Se sabe que era hijo de Julián Gómez y que su familia vivía en la villa de San Clemente. Martín se casó con Catalina de Castro, quien era hija de otro pintor, Gonzalo de Castro. La familia de Catalina vivía en el barrio de San Esteban en Cuenca.

El taller familiar de pintura

Martín Gómez se unió al taller de pintura de su suegro, Gonzalo de Castro, junto con los hermanos de su esposa, Diego y Pedro de Castro. Este taller era uno de los más activos en la región de Cuenca. Cuando Gonzalo de Castro falleció en 1535, Martín Gómez tomó las riendas del taller.

Martín y Catalina tuvieron tres hijos: Gonzalo y Julián, quienes también se hicieron pintores, y Catalina, que se casó con un procurador llamado Mateo Calvete. Cuando Martín Gómez falleció en 1562, su hijo Gonzalo, nacido en 1531, continuó con el taller. Gonzalo ya había trabajado con su padre desde 1552 en obras importantes, como el retablo de los Santos Mateo y Lorenzo para la catedral de Cuenca.

¿Qué obras importantes realizó Martín Gómez el Viejo?

Colaboraciones y primeras obras

La participación de Martín Gómez en el taller de su suegro se confirma en un documento de 1532. Para entonces, Martín ya había aprendido a escribir y pudo firmar un acuerdo junto a sus cuñados. Este acuerdo era para que su suegro contratara la pintura y el dorado de un retablo para la iglesia de Horche, en la provincia de Guadalajara.

Muchos de los retablos en los que trabajó en esos años se han perdido. Solo se conserva el retablo de Valdecabras, en el que el equipo de artistas estaba trabajando cuando Gonzalo de Castro falleció. En este retablo ya se puede ver la influencia de Fernando Yáñez de la Almedina, un pintor que estuvo en Cuenca entre 1525 y 1531. Esta influencia se debe más a Martín Gómez que a su suegro. Algunas partes de este retablo, como las tablas de David e Isaías, parecen copias directas de obras de Yáñez que estaban en la catedral de Cuenca.

Obras destacadas en solitario

A partir de 1547, Martín Gómez comenzó a trabajar solo. En ese año, recibió dinero por el dorado de un retablo de escultura en la capilla de Santiago de la catedral. Desde entonces, se encargó de la mayoría de los trabajos de pintura en la catedral. Entre sus obras para la catedral se encuentran los retablos del Cabildo (1548-1549) y de San Mateo y San Lorenzo (1553-1554).

Una de sus obras más famosas y de mayor calidad es la Presentación del Niño Jesús en el templo (que se encuentra en el Museo Diocesano de Cuenca). Esta pintura también fue hecha para la catedral y muestra una gran cercanía al estilo de Yáñez de la Almedina, tanto que a veces se le ha atribuido a este último.

Además de sus trabajos para la catedral, en 1550 Martín Gómez contrató la creación de un retablo de San Juan Evangelista para el convento de Santo Domingo. De este retablo, se conserva la tabla central en el Palacio Episcopal de Cuenca.

Últimas obras y atribuciones

La última obra documentada que se conserva de Martín Gómez es el retablo de la iglesia parroquial de Castillejo del Romeral. Fue terminado y valorado en 1555. Aunque este retablo fue desmantelado y reemplazado por otro, aún quedan cuatro tablas en la iglesia. Dos de ellas son rectangulares y muestran la Adoración de los Reyes y una nueva versión de la Presentación, con una rica decoración renacentista. Las otras dos son redondas y muestran imágenes de San Juan Bautista y San Antonio Abad.

Entre las obras que se le atribuyen a Martín Gómez, destaca una copia de la Piedad de Sebastiano del Piombo. Esta pintura proviene de la antigua cárcel de Cuenca y ahora pertenece al Ministerio de Justicia. La pintura original de Piombo fue hecha para Francisco de los Cobos y no se terminó antes de 1539. Por eso, no es posible que la copia fuera hecha por Yáñez, como se pensó alguna vez. La copia atribuida a Gómez conserva su marco original, que tiene una inscripción de las Lamentaciones de Jeremías. Esto sugiere que no formaba parte de un retablo. Podría ser la pintura que el ayuntamiento le encargó en 1549 para el altar de Nuestra Señora de la Piedad en la catedral.

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