Manuel Fernández y González para niños
Datos para niños Manuel Fernández y González |
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Información personal | ||
Nacimiento | 6 de diciembre de 1821 Sevilla (España) |
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Fallecimiento | 6 de enero de 1888 Madrid (España) |
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Sepultura | Sacramental de San Lorenzo y San José | |
Nacionalidad | Española | |
Educación | ||
Educado en | Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, novelista, poeta, dramaturgo, restaurador y escritor de cuentos | |
Seudónimo | Manuel Fernández y González y El Diablo con antiparras | |
Género | Cuento y folletín | |
Firma | ||
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Manuel Fernández y González (nacido en Sevilla, el 6 de diciembre de 1821 y fallecido en Madrid, el 6 de enero de 1888) fue un importante escritor español. Se le conoce por ser uno de los principales autores de las novelas que se publicaban por entregas en los periódicos de su época.
Contenido
¿Quién fue Manuel Fernández y González?
Manuel Fernández y González nació en Sevilla en 1821, en una familia con tradición militar. Era el hermano mayor de Francisco Fernández y González, un experto en idiomas y filosofía, y de Modesto Fernández y González, quien también fue abogado y escritor.
Sus primeros pasos como escritor
Desde joven, Manuel mostró un gran interés por la lectura. Con solo catorce años, en 1835, publicó su primer libro de Poesías. Mientras estudiaba Filosofía, Letras y Derecho en la Universidad de Granada, formó parte de un grupo de amigos que se reunían para hablar de literatura, conocido como «La Cuerda».
Manuel se inspiró en las historias del novelista escocés Walter Scott. Así, escribió su primera narración corta, El Doncel de Don Pedro de Castilla, que se publicó por partes en el periódico local La Alhambra en 1838. También escribió el drama histórico El bastardo y el rey, que se estrenó en Granada con mucho éxito. Estos primeros logros le mostraron que su camino era la literatura.
Su vida en Madrid y el éxito literario
Una vez que terminó sus estudios, Manuel se mudó a Madrid. Allí, su forma de ser le causó algunas críticas, a las que respondió en un periódico satírico llamado El Diablo con Antiparras.
Volvió a Granada por un tiempo, donde continuó escribiendo y llevando una vida dedicada al arte y la literatura. Sus historias comenzaron a ser muy populares. Después, regresó a Madrid y en 1849 empezó a trabajar con el famoso editor Gaspar y Roig. Juntos tuvieron grandes éxitos, como la novela Men Rodríguez de Sanabria (1853).

Manuel Fernández y González se convirtió en el autor más importante de las novelas que se publicaban por entregas, también conocidas como folletines. Muchas de estas eran novelas históricas, llenas de aventuras. Aunque su trabajo era muy popular, algunos críticos como Leopoldo Alas "Clarín" no siempre lo veían con buenos ojos.
También trabajó como crítico de teatro y publicó sus historias en periódicos como La Discusión, El Museo Universal y El Mundo Pintoresco. Colaboró con la editorial de los hermanos Manini, quienes le pagaron una gran cantidad de dinero por obras como Doña Sancha de Navarra (1854) y Enrique IV, el Impotente (1854). Otro de sus grandes éxitos fue Luisa o el ángel de redención (1857), que se publicó en La Discusión y tuvo varias ediciones.
Sus últimos años y legado
En sus últimos años, Manuel dictaba sus novelas a varios secretarios, quienes las escribían rápidamente. Algunos de ellos fueron Tomás Luceño y Vicente Blasco Ibáñez. A veces, Manuel también empleaba a otros escritores para que le ayudaran con sus obras, a quienes se les llama "escritores fantasma" o "negros literarios".
En un momento, Manuel se fue a París, dejando algunas de sus obras sin terminar. Allí, siguió publicando historias en periódicos y trabajando como traductor. Cuando ocurrió la Revolución de 1868 en España, la reina Isabel II de España, quien era su amiga, se exilió y Manuel la recibió en París.
Cuando regresó a Madrid, le costó recuperar la fama que tenía antes, ya que las novelas de aventuras históricas no estaban tan de moda como las historias más sociales y sentimentales. Sin embargo, siguió escribiendo novelas como El alcalde Ronquillo (1868) y La sangre del pueblo (1869), y asistía a las reuniones del Ateneo de Madrid.
Junto con otros escritores de folletines como Ramón Ortega y Frías y Torcuato Tárrago y Mateos, fundó El Periódico para Todos. Allí, los autores más hábiles del género publicaban sus novelas por entregas. En este periódico apareció su obra El rey del puñal (1884-1885).
Manuel Fernández y González fue perdiendo la vista y falleció en Madrid el 6 de enero de 1888, en una situación económica difícil, a pesar de las grandes fortunas que había ganado con su trabajo. Su entierro fue muy concurrido, con la asistencia de muchas personas importantes del mundo de la literatura y el teatro.
¿Qué tipo de obras escribió?
Las obras de Manuel Fernández y González se caracterizan por su gran imaginación, su ingenio y su estilo conversador, especialmente en los diálogos. Como le pagaban por página escrita, los diálogos le permitían llenar muchas hojas con menos esfuerzo. A veces, sus historias carecían de un estudio profundo y tenían algunos detalles de mal gusto.
Juan Ignacio Ferreras le atribuye entre 170 y 200 novelas, unas treinta obras de teatro, críticas teatrales y poemas. En sus novelas, la acción es más importante que las descripciones o el análisis de los personajes. Prefería temas históricos, leyendas y tradiciones, mostrando su amor por su país. Sus personajes suelen dividirse en dos grupos opuestos, tanto en su moral como en su posición social. Usaba muchos temas populares para agradar al público. No siempre era muy fiel a la historia real y a veces mezclaba la novela histórica con la novela de aventuras.
Entre sus novelas más destacadas se encuentran:
- Men Rodríguez de Sanabria (1851), que trata sobre la época de Pedro I el Cruel.
- El condestable don Álvaro de Luna (1851).
- Los siete infantes de Lara (1853).
- El pastelero de Madrigal (1862).
- El cocinero de su majestad (1857).
- El conde-duque de Olivares (1870).
- Don Miguel Mañara. Memorias del tiempo de Carlos V (1877).
También escribió novelas que reflejaban las costumbres de la época, como Los desheredados (1865) y Los hijos perdidos (1866). Una de sus especialidades, y la de sus "escritores fantasma", fueron las novelas de bandoleros, como Los siete niños de Écija (1863), Diego Corrientes. Historia de un bandido célebre (1866) y José María el Tempranillo. Historia de un buen mozo (1886). Ocasionalmente, también escribió novelas de misterio y crimen, y algunas con temas fantásticos.
Como autor de teatro, estrenó su primera obra, El bastardo y el rey, cuando tenía diecinueve años. Escribió unas treinta obras en los géneros más populares, incluyendo dramas sentimentales e históricos, comedias y tragedias. Muchas de estas obras eran adaptaciones de sus propias novelas. Una de sus mejores obras de teatro es Cid Rodrigo de Vivar (1862-1874).