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Mandato del Cielo para niños

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El «Mandato del Cielo» es una idea muy antigua de la filosofía china que explica por qué algunos gobernantes tenían el derecho de mandar y otros no. Según esta creencia, el "Cielo" (que para los chinos era una fuerza superior o el conjunto de dioses de la naturaleza y los antepasados) apoyaba a los gobernantes que eran justos y buenos. Pero si un gobernante se volvía cruel o injusto, el Cielo le quitaba su apoyo, permitiendo que otras personas lo derrocaran.

Si un gobernante perdía el Mandato del Cielo, se entendía que el poder pasaría a otra persona que fuera mejor para dirigir el país. Una parte importante de esta idea era que el pueblo tenía derecho a rebelarse contra un gobernante injusto. Los historiadores chinos veían una revuelta exitosa como una señal de que el Cielo le había quitado su mandato al gobernante anterior. A veces, la pobreza o los desastres naturales se interpretaban como señales de que el gobernante no estaba haciendo bien su trabajo y necesitaba ser reemplazado.

¿Qué es el Mandato del Cielo?

El Mandato del Cielo fue una idea muy importante en la Antigua China para entender los cambios de poder. Ayudaba a que los gobernantes se sintieran responsables ante una autoridad superior. Esta idea era popular porque permitía que un líder fuerte, en tiempos difíciles, pudiera quitar del poder a un gobernante que no servía, diciendo que el país estaba mal porque el monarca había "perdido el Mandato del Cielo". Si una revuelta tenía éxito, se justificaba diciendo que el nuevo líder había recibido el Mandato del Cielo.

¿Cómo se heredaba el Mandato?

El Mandato del Cielo se pasaba de padre a hijo. Era muy importante tener descendencia masculina para que el Mandato continuara en la familia. Esto estaba de acuerdo con las ideas del confucianismo, que daban mucha importancia a la autoridad del padre.

¿Era para siempre?

El Mandato del Cielo no tenía un tiempo límite. Un gobernante lo mantenía mientras hiciera bien su trabajo. Lo interesante es que no era necesario ser de una familia noble para recibirlo. Cualquier persona virtuosa podía obtenerlo. Por eso, algunas dinastías chinas, como la dinastía Han y la dinastía Ming, comenzaron con emperadores que no eran de familias ricas o poderosas. Esta idea se usó al principio para apoyar a los reyes de la dinastía Zhou y luego a los emperadores de China.

Diferencia con otras ideas de gobierno

El Mandato del Cielo significaba que el derecho a gobernar podía ganarse y también perderse. Esto es diferente de la idea del Derecho divino de los reyes que existía en Europa. En Europa, se creía que el derecho a gobernar venía directamente de Dios y era incondicional, sin importar cómo se comportara el rey. En China, si un gobernante era malo o ineficiente, una revolución estaba justificada, y la derrota del gobernante era la prueba de que había perdido el favor del Cielo.

Orígenes del Mandato del Cielo

Los primeros escritos sobre el Mandato del Cielo se encuentran en documentos del Duque de Zhou, un hermano menor del rey Wu de Zhou. Esta idea también fue mencionada por Mencio, un filósofo muy importante después de Confucio.

La dinastía Zhou usó el Mandato del Cielo para justificar por qué habían derrocado a la dinastía Shang. Después, muchas otras dinastías chinas usaron esta misma idea para explicar cómo llegaron al poder. Incluso fenómenos naturales como inundaciones o hambrunas se veían como señales de que el Mandato había sido retirado.

El derecho a gobernar y a la rebelión

El Mandato del Cielo no daba un derecho ilimitado a gobernar. Para mantenerlo, un gobernante debía ser justo y eficaz. El pueblo siempre tenía el derecho de rebelarse si el gobernante no cumplía con sus deberes.

El filósofo Mencio decía que el pueblo era lo más importante, y que un gobernante debía ganarse la confianza de la gente. Si un gobernante ponía en peligro el bienestar del pueblo, debía ser reemplazado.

El derecho a la rebelión ha sido parte de la filosofía política china desde la dinastía Zhou. Una rebelión exitosa era interpretada por los historiadores como una señal de que la aprobación divina había pasado a la siguiente dinastía. Aunque la rebelión siempre estaba prohibida y se castigaba severamente, se consideraba un derecho moral en el sistema chino. A menudo, se usaba para justificar el derrocamiento de una dinastía anterior una vez que una nueva había tomado el poder. Por eso, los relatos históricos chinos sobre la caída de una dinastía y el surgimiento de otra a veces se ajustan para mostrar que la antigua dinastía perdió el Mandato del Cielo y la nueva lo ganó.

En la época imperial, los emperadores chinos se esforzaban por ser buenas influencias y realizaban rituales para mantener su estatus y el Mandato del Cielo. Además, el Mandato no podía ser dado a varios gobernantes al mismo tiempo; solo había un soberano legítimo.

¿Cómo funcionaba el Mandato del Cielo?

El Mandato del Cielo se basaba en cuatro ideas principales:

  • El derecho a gobernar China lo daba el Cielo.
  • Solo un gobernante podía tener la legitimidad para gobernar China a la vez.
  • El derecho a gobernar dependía de que el gobernante actuara bien, como un "encargado" del Cielo.
  • El derecho a gobernar podía pasar de padre a hijo, pero solo si se cumplían las tres condiciones anteriores.

La última regla significaba que si un gobernante perdía el Mandato del Cielo, el propio Cielo elegiría a un sucesor, y esto se vería a través de los eventos de la historia. Por ejemplo, el triunfo de una revuelta contra un gobernante era una señal clara de que el líder de la rebelión había recibido el Mandato del Cielo y el gobernante derrocado lo había perdido.

Estas cuatro ideas tenían implicaciones importantes: daban legitimidad a la dinastía que estaba en el poder, ayudaban a decidir quién debía ser el emperador si había varios candidatos, animaban a los gobernantes a portarse bien y a preocuparse por su pueblo, y, sobre todo, hacían que los gobernantes temieran una rebelión, ya que su éxito sería interpretado como una señal de que habían perdido el Mandato del Cielo.

La transmisión del Mandato del Cielo también significaba que era importante para el gobernante tener hijos varones, ya que solo la descendencia por línea paterna aseguraba la continuidad del Mandato.

El Mandato en Japón

En Japón, la idea de una legitimidad divina para gobernar era bien recibida, pero no aceptaban del todo la parte de que esa legitimidad pudiera "retirarse". Esto era un problema para ellos porque la Casa Imperial de Japón decía ser descendiente de la diosa japonesa del sol, Amaterasu, y que su derecho a gobernar venía de ese linaje, sin condiciones.

A pesar de esto, el Tenno (emperador japonés) a menudo fue marginado políticamente. El poder real pasó a otras familias de regentes y shogunes (jefes militares) que se legitimaban de forma similar a las dinastías chinas, aunque la institución del Tenno se mantenía como un símbolo de estabilidad.

Influencia del Mandato del Cielo

Debido a la gran influencia de China en la época medieval, el concepto del Mandato del Cielo se extendió a otros países de Asia oriental como una forma de justificar el gobierno.

En Corea, el reino de Goguryeo adoptó una idea similar, aunque la basó en la ascendencia divina. Más tarde, la Dinastía Joseon hizo del Mandato del Cielo una ideología de estado duradera.

La idea también fue adoptada en Vietnam, donde se conocía como Thiên mệnh. Un mandato divino le daba al emperador vietnamita el derecho a gobernar, no por su familia, sino por su habilidad para hacerlo.

En Japón, el gobierno japonés encontró la idea problemática porque no querían una legitimidad divina que pudiera ser retirada. El Código Taihō japonés, creado en el año 703, fue una adaptación del sistema de gobierno de la dinastía Tang, pero se omitió específicamente el Mandato del Cielo.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Mandate of Heaven Facts for Kids

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