Lao-Tse para niños
Datos para niños Lao-Tse |
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Información personal | ||
Nombre en chino | 老子 | |
Nacimiento | Siglo VI a. C. Chu (Dinastía Zhou Occidental) |
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Fallecimiento | Siglo V a. C. República Popular China |
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Religión | Taoísmo | |
Familia | ||
Padres | Li Jing Xiantian |
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Información profesional | ||
Ocupación | Filósofo, archivero, escritor y taoísta | |
Área | Filosofía y filosofía china | |
Movimientos | Taoísmo, filosofía oriental y Cien escuelas del pensamiento | |
Seudónimo | Dan Li, Er Li y Tan Li | |
Obras notables | Dào Dé Jing | |
Lao-Tse, también conocido como Lao Tzu o Laozi, fue una figura muy importante en la antigua China. Se le considera uno de los filósofos más destacados de la historia china. La tradición dice que vivió en el siglo VI a.C., pero algunos expertos creen que pudo haber vivido más tarde, alrededor del siglo IV a.C.
A Lao-Tse se le atribuye la escritura del Dàodé jīng (o Tao Te Ching), un libro fundamental para el taoísmo. Según esta obra, el tao (o dao, que significa ‘camino’) es como un cambio constante y la verdad universal. Aunque hay dudas sobre si Lao-Tse existió realmente y cuándo vivió, se piensa que pudo haber sido contemporáneo de Confucio.
A diferencia de otros personajes importantes de la antigua China, de quienes se tienen muchos registros, sobre Lao-Tse se sabe muy poco. Las primeras menciones sobre él son a través de historias y leyendas. La primera fuente histórica que lo menciona es de las Memorias históricas de Sima Qian, del siglo I a.C. Sin embargo, el propio Sima Qian dijo que sus fuentes eran inciertas y que había encontrado información muy contradictoria sobre Lao-Tse. Por eso, no se sabe con seguridad si Lao-Tse fue una persona real.
Contenido
¿Quién fue Lao-Tse?
Lao-Tse es un nombre honorífico, como un título de respeto. Está formado por dos palabras chinas: lǎo (老), que significa ‘anciano’, y zǐ (子), un título antiguo para eruditos sabios y respetados.
Algunas historias cuentan que su nombre real era Li Er (李耳) y su nombre de cortesía era Boyang. También se le conoce como Lao Dan (老聃).
Existen diferentes formas de escribir su nombre en nuestro alfabeto. En español, es común usar Lao-Tse. En otros idiomas, como el inglés, se usa Lao Tzu. La forma Laozi es la más usada hoy en día, ya que es la oficial en China.
Durante la Dinastía Tang (del año 618 al 907), Lao-Tse fue honrado como un antepasado de la familia gobernante. Esto se debe a que algunas ramas del taoísmo lo relacionaron con el apellido de la dinastía. En ese tiempo, los gobernantes le dieron el título de Taishang Xuanyuan Huangdi, que significa ‘misterioso y primordial emperador supremo’.
¿Existió realmente Lao-Tse?
A mediados del siglo XX, muchos expertos llegaron a la conclusión de que la existencia de Lao-Tse como una persona real es incierta. También creen que el Tao Te Ching pudo ser una colección de dichos taoístas escritos por varias personas.
Sin embargo, otros estudiosos, como Alan Watts, sugieren que debemos ser más cuidadosos. Dicen que es difícil saber con certeza si figuras históricas importantes existieron o no. Puede que nunca tengamos suficiente información para estar completamente seguros.
La leyenda de su vida
Se sabe muy poco sobre la vida de Lao-Tse. Aunque su existencia y la autoría del Tao Te Ching son debatidas, se convirtió en un héroe cultural muy importante para el pueblo chino.
La tradición cuenta que nació bajo un ciruelo en una aldea del estado de Chǔ, en lo que hoy es la provincia de Henan. Se dice que su primer nombre fue Li-Er (orejas de ciruelo). Algunas leyendas dicen que su gestación duró 81 años (la misma cantidad de capítulos que tiene el Tao Te Ching). Al nacer, ya tenía el cabello blanco y arrugas, como un anciano, y unas orejas grandes.
Según la tradición y una biografía de Sima Qian, Lao-Tse fue contemporáneo de Confucio, aunque mayor que él. Se dice que trabajó como archivero en la Biblioteca Imperial de la corte de la Dinastía Zhou. La historia cuenta que Confucio y Lao-Tse se encontraron y discutieron durante meses sobre el ritual y las costumbres, que eran la base del confucianismo. Lao-Tse no estaba de acuerdo con lo que consideraba prácticas sin sentido. Las leyendas taoístas dicen que estas conversaciones fueron muy útiles para Confucio.
En otro relato, Lao-Tse era un astrólogo de la corte llamado Lao Dan, que vivió en el siglo IV a.C. El texto más antiguo del Tao Te Ching que se ha encontrado fue escrito en tablillas de bambú y data de finales del siglo IV a.C.
Se dice que Lao-Tse dejó su puesto, quizás por la disminución de la autoridad de la corte Zhou. Algunas historias cuentan que viajó hacia el oeste montando un búfalo de agua. Cuando llegó a un paso de montaña, el guardián lo reconoció y le pidió que se quedara un año en su casa para escribir un libro con sus ideas. Lao-Tse aceptó y escribió el Tao Te Ching. Después, siguió su camino hacia el oeste y nunca más se supo de él.
Algunas de las dudas modernas sobre su vida incluyen:
- La discusión con Confucio pudo haber sido inventada por los taoístas para mostrar que su filosofía era superior al confucianismo.
- El verdadero autor del Tao Te Ching pudo haber creado un personaje ficticio para que el origen del texto pareciera más misterioso y así fuera más fácil de popularizar.
- Se ha sugerido que Lao-Tse podría ser un seudónimo de otra persona histórica.
Divinización de Lao-Tse
Con el tiempo, y a partir de su obra, Lao-Tse fue integrado en la religión china. Se convirtió en una de las deidades principales del taoísmo, considerado uno de Los Tres Puros de la Trinidad Taoísta. Se cree que vino al mundo para compartir las enseñanzas del Tao con todos los seres.
Las enseñanzas de Lao-Tse
La famosa obra de Lao-Tse, el Dàodé jīng, ha tenido una enorme influencia en China. Es un texto que explora muchas ideas filosóficas, desde la espiritualidad personal hasta cómo gobernar bien.
Lao-Tse pone mucho énfasis en el tao (o dao, que significa ‘el camino’). Para él, el Tao es el orden invisible y constante del universo. También destaca el concepto de wei-wu-wei (‘acción a través de la inacción’). Esto no significa no hacer nada, sino actuar de forma natural, sin forzar las cosas, permitiendo que fluyan armoniosamente con la naturaleza. Las acciones que siguen el Tao son más fáciles y productivas. Lao-Tse creía que la violencia debe evitarse y que una victoria militar es motivo de tristeza, porque implica usar la fuerza contra otros seres vivos. También pensaba que demasiadas leyes y reglas hacen más difícil manejar la sociedad, ya que limitan la libertad de las personas.
Como muchos otros pensadores chinos antiguos, sus explicaciones usan a menudo paradojas (ideas que parecen contrarias pero son ciertas), analogías (comparaciones), repeticiones y rimas. Los escritos que se le atribuyen son poéticos, profundos y a veces difíciles de entender, pero invitan a la reflexión sobre el universo y sobre uno mismo. Muchas ideas sobre el arte chino se basan en sus pensamientos y en los de su seguidor más famoso, Zhuang Zi.
El Tao o Dao: El Camino Universal
La base del pensamiento de Lao-Tse y de la filosofía taoísta es el tao (dao). Este es un concepto abstracto que a veces es difícil de entender.
Algunas personas piensan que el Tao es un dios o un ser supremo, pero Lao-Tse lo describe como el origen de todo. Es la fuente principal de todo lo que existe, tanto lo físico como lo abstracto. El Tao es una unidad primordial que no es un dios, ni un ser, ni una persona. Lao-Tse lo describe como algo abstracto, sin forma, que no se puede tocar ni oír.
Las formas de la naturaleza han surgido del Tao. El Tao no es una cosa, sino la esencia de todo. Es el origen del universo y la esencia de todo lo que existe.
Lao-Tse explica que el Tao es el origen de las cosas, no una creación de algo o alguien más. Las cosas que conocemos y nombramos han surgido de los cambios constantes del Tao. El Tao en sí mismo no es una cosa, sino la "cosa en sí". Es la esencia infinita que genera los cambios que luego toman forma. Por eso, los seres vivos, los objetos, la Tierra y el Cielo son formas que surgieron de cambios anteriores de la propia naturaleza. La naturaleza, en su estado más antiguo y neutral, no tenía formas, pero existía por sí misma y fluyó para manifestarse. A eso es a lo que Lao-Tse llama Tao. Él explica que "Tao" es solo uno de los nombres posibles, porque los humanos necesitamos nombrar las cosas para reconocerlas, pero la naturaleza en sí misma no necesita nombres.
A partir del Tao, Lao-Tse habla de la dualidad de la existencia. Llama "ser" (you) y "no ser" (wu) a los dos aspectos que surgen del Tao. El "ser" es todo lo que se manifiesta y se puede percibir en el universo. El "no ser" es el aspecto oculto y metafísico de la existencia. Para Lao-Tse, la naturaleza es relativa y dialéctica, lo que significa que el "ser" y el "no ser" son diferentes pero se complementan. Ambos vienen del Tao y no pueden existir el uno sin el otro. El "ser" es el mundo donde ocurren las cosas, y el "no ser" es el aspecto no visible de ese mundo. Ambos son parte del flujo cósmico del Tao.
El Tao es la raíz de todo lo que existe, tanto lo físico como lo abstracto. Por lo tanto, el Tao es absoluto, pero a la vez implica que nada es absoluto. Esto se debe a que todo en la naturaleza necesita cambios para que el flujo cósmico continúe. Si el Tao fuera absolutista, la naturaleza no habría cambiado y no habrían surgido las transformaciones que dieron origen a la existencia.
Este es un principio muy importante en el taoísmo. Significa que el orden natural de las cosas es el flujo constante que permite los cambios y la evolución en todos los aspectos de la naturaleza. Por eso, Lao-Tse insiste en que el Tao está en constante cambio. Esta es la única manera de que las cosas se adapten y se transformen en formas más eficientes, permitiendo que la existencia continúe. Si no hubiera cambios, se produciría un estancamiento que detendría el avance natural de las cosas. Lao-Tse aplicó este concepto a toda su filosofía.
Sobre el orden natural del Tao, Lao-Tse explica que es la forma en que la naturaleza permite que la existencia continúe. El Tao no actúa por intereses personales, porque no los tiene. Es solo el flujo constante de la existencia, que beneficia a todos los seres y cosas para que continúen, en lugar de favorecer solo a unos pocos. Por eso, el Tao es imparcial y justo. Es el equilibrio y la armonía que la filosofía oriental busca para mejorar la existencia. Esto es lo contrario de las reglas y prohibiciones que los humanos han impuesto para favorecer a unos pocos, causando problemas a los demás.
Lao-Tse enseña que todo es causa y efecto. Cada cosa que vemos hoy tiene un origen en algo que la precedió. El universo y todo lo que existe son el resultado de eventos anteriores, no de creaciones espontáneas. De esta idea surge el principio de acción y reacción. Todo tiene una razón de ser, no es casualidad. Esto no solo se aplica al origen del universo, sino también a la vida diaria de todos los seres vivos, incluyendo a los humanos. Todo lo que existe en la sociedad humana no es eterno ni absoluto, sino que fue creado por las acciones que los humanos han realizado. Nuestra vida actual es la consecuencia de lo que la humanidad ha hecho antes.
Con la idea del cambio constante, Lao-Tse explica cómo este principio de mutación perpetua dio origen al universo y a todo lo conocido. Esto ocurrió a partir del Tao y sus cambios, que dieron lugar al "ser" y al "no ser". Lao-Tse explica que el Tao, en su unidad, es mínimo y absoluto. Pero al cambiar y volverse relativo, da origen a la dualidad. Luego, el mundo del "ser" se divide en una tercera fase de esta mutación del Tao, creando el universo conocido, representado por Lao-Tse como el Cielo y la Tierra. Este es el mundo donde, después de más cambios naturales, surgieron los diferentes elementos y los seres vivos, incluido el ser humano.
Después de la división del Tao, Lao-Tse enfatiza que toda la naturaleza es relativa y se compone de cambios constantes que se complementan. A estos dos aspectos opuestos y complementarios los llama yin y yang. Están presentes en todo el flujo cósmico de la naturaleza, desde sus orígenes hasta los seres vivos y el mundo visible. Esto se aplica también para analizar todo lo que existe, incluyendo los aspectos sociales y humanos que Lao-Tse estudia en su filosofía.
Lao-Tse explica que el yin y yang no son elementos que se enfrentan, sino que sus características opuestas se complementan para formar la totalidad del Tao. De esta manera, los cambios naturales permiten que lo que se asocia con el yin se convierta en yang, y viceversa. Esto crea el ritmo que permite el flujo natural de la energía (chi), que representa la vitalidad de lo que existe. Así, el yin y el yang son la mecánica del cambio que permite el flujo de la naturaleza, la cual logra armonía al encontrar equilibrio entre sus dos aspectos opuestos pero complementarios.
Después de que el Tao muta y la naturaleza cambia constantemente, todo lo que existe se ha creado. Por eso, Lao-Tse sostiene que todo es naturalmente Tao, ya que el Tao es el origen común de todas las cosas. De esta manera, todas las cosas funcionan en armonía con la naturaleza cuando cumplen la función natural que tienen, según sus características. A esto, Lao-Tse lo llama la virtud (de) que las cosas obtienen del Tao.
Con este sentido de virtud como la cualidad de cada forma existente para funcionar de manera natural, Lao-Tse explica que el orden natural de las cosas es seguir su desarrollo innato. No hay que desviarse de su comportamiento natural, ya que esto desequilibra la naturaleza y la destruye. Así, Lao-Tse habla de la virtud en el ser humano como el funcionamiento armonioso de acuerdo con su naturaleza y su desarrollo social. Esto contrasta con el comportamiento rutinario impuesto por reglas artificiales que contradicen la naturaleza universal que el ser humano debería seguir para su bienestar.
Con este análisis del universo, Lao-Tse basa sus enseñanzas en el funcionamiento natural de las cosas. Explica que la naturaleza prosperó gracias a sus constantes cambios evolutivos y a que no se obstruyó su desarrollo natural. Esto lo usa como ejemplo para la vida del ser humano. Argumenta que las normas y prohibiciones impuestas no son la verdadera naturaleza del ser humano, sino reglas artificiales impuestas por una autoridad. Estas normas son restricciones que impiden al ser humano desarrollarse con libertad y naturalidad para lograr un progreso próspero de acuerdo con su naturaleza. Por lo tanto, la libertad que el ser humano necesita solo se alcanzará al liberarse de las ataduras superficiales y adoptar una forma de vida libre y sin restricciones. Esto le permitirá desarrollarse armoniosamente, como enseña la naturaleza, y así alcanzar la prosperidad para su vida y el bienestar de todos.
La idea del "no nombre"
Al principio de su obra, Lao-Tse dice: «el nombre que se puede nombrar no es un nombre eterno». Esto significa que los nombres no pueden expresar cosas que son eternas y siempre dependen de su opuesto. Por ejemplo, no puede haber cosas largas si no hay cosas cortas, ni puede existir lo feo sin lo bello.
Los conceptos morales, como la piedad filial (el respeto a los padres), surgen cuando nos alejamos del Tao. Aparecen en el lenguaje porque existen sus contrarios. La piedad filial surge cuando hay hijos que no son buenos, el amor de los padres cuando hay padres que no son buenos, y la lealtad cuando hay traidores. Por esta razón, en una sociedad ideal, no existirían los conceptos morales. Si no hay problemas morales, no es necesario crear palabras para ellos.
Esta idea del lenguaje, basada en que los nombres dependen unos de otros, ha tenido mucha influencia en el pensamiento chino. Se valora no solo una cosa en sí, sino también su opuesto. La representación más conocida de esta idea es el yin y yang (陰陽), que tiene una parte negra y una blanca. En la parte negra hay un punto blanco, y en la blanca, uno negro. La línea entre ambas partes es curva. Estas curvas representan el cambio constante de la realidad, y los puntos negro y blanco en la parte opuesta muestran que las cosas dependen unas de otras.
Galería de imágenes
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Monumento a Lao-Tse en Quanzhou (China).
Véase también
En inglés: Laozi Facts for Kids