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Juan Gustavo Nordingh de Witt para niños

Enciclopedia para niños

Juan Gustavo Nordingh de Witt (1784-1810) fue un enviado especial que trabajó para el gobierno de José Bonaparte, quien en ese momento era el rey de España. Nació en Copenhague, Dinamarca. En 1810, fue ejecutado en la ciudad de Mérida, capital de la Capitanía General de Yucatán, porque lo consideraron un espía y un traidor al rey Fernando VII. Era descendiente de un famoso político de Holanda llamado Juan de Witt.

Datos para niños
Juan Gustavo Nordingh de Witt
Información personal
Nacimiento 1784
Copenhague, Dinamarca
Fallecimiento 12 de noviembre de 1810
Mérida, Capitanía General de Yucatán
Nacionalidad Danés
Información profesional
Ocupación Agente, Emisario
Conocido por Ser ejecutado por traición en Mérida, Yucatán

¿Quién fue Juan Gustavo Nordingh de Witt?

Juan Gustavo Nordingh de Witt fue un personaje histórico que vivió a principios del siglo XIX. Se le conoce principalmente por su papel como emisario en la Nueva España (lo que hoy es México) durante un tiempo de grandes cambios políticos en España. Su misión y sus verdaderas intenciones fueron un misterio que llevaron a su trágico final.

La llegada a Yucatán en 1810

En agosto de 1810, Juan Gustavo Nordingh de Witt llegó al puerto de Sisal, en la península de Yucatán. Viajó en un barco estadounidense llamado Buena Intención, que venía de Nueva York. Él siempre dijo que su visita tenía buenas intenciones. El barco traía alimentos como maíz y harina, que eran muy necesarios para la gente en ese momento, ya que había dificultades económicas. Esto ocurrió justo antes de que comenzaran los movimientos que buscaban la independencia de la Nueva España.

De Witt se dirigió a Mérida para hablar con el gobernador de la región, Benito Pérez Valdelomar.

El encuentro con el gobernador

Cuando De Witt se reunió con el gobernador, mostró sus documentos de identificación. Estos papeles estaban en orden y habían sido aprobados por el cónsul español en Nueva York. El gobernador quedó impresionado por su juventud, elegancia y buenos modales. Después de la reunión, De Witt vendió la carga de alimentos que traía en el barco.

Luego, le entregó al gobernador una nota pidiendo una reunión secreta. En la nota, hablaba muy bien de Miguel José de Azanza, quien había sido una autoridad importante en la Nueva España. La nota decía que tenían buenas intenciones para las colonias españolas.

La reunión secreta y las sospechas

El gobernador Pérez Valdelomar se sintió confundido por la nota. Después de hablar con el obispo y sus consejeros, decidió aceptar la reunión secreta con De Witt. En la cita, De Witt mostró un papel que decía: "Al que se presente con este papel y use la firma que aparece a continuación de la mía, podrá dársele crédito en lo que dijese de mi parte. 25 de abril de 1809. Firmas: Miguel Joseph de Azanza - E. de Nordingh de Witt."

De Witt afirmó que su único objetivo era mantener las provincias españolas unidas a España. El gobernador le pidió que explicara sus intenciones de forma más clara y por escrito, pero De Witt se negó. Dijo que había muchas personas involucradas y que podrían correr peligro si lo hacía.

El juicio y la condena

A pesar de los intentos por aclarar la situación, De Witt no quiso dar más detalles. Esto llevó a que el gobernador pidiera a la policía que lo arrestara. De Witt intentó ofrecer dinero al oficial que lo llevaba a prisión, pero el policía no lo aceptó.

Fue interrogado, pero no confesó nada. Luego, fue llevado a juicio, lo que causó un gran revuelo en la sociedad. El juicio duró tres meses y se le asignó un abogado para su defensa.

Al final del juicio, no había pruebas directas, solo sospechas basadas en su comportamiento. Sin embargo, al revisar sus pertenencias, se encontraron documentos importantes. Entre ellos, había copias de la Constitución de Bayona (una ley que José Bonaparte había establecido para España) y una carta firmada por Azanza. Esta carta pedía a las autoridades de las colonias que reconocieran a José Bonaparte como rey. También se encontraron cartas de Azanza dirigidas a otras autoridades importantes.

Por todo esto, De Witt fue condenado a la pena de muerte por traición a la patria. Hubo personas que protestaron, diciendo que, aunque hubiera conspirado contra la familia real española, no se le podía acusar de traición porque era extranjero y no debía lealtad a España. Pero las protestas no sirvieron de nada.

La ejecución

La condena de Juan Gustavo Nordingh de Witt debía cumplirse a pesar de que su abogado apeló. El 12 de noviembre de 1810, como no había nadie disponible para llevar a cabo la ejecución de la horca, De Witt fue ejecutado por un grupo de soldados. Vestía de negro y llevaba una túnica blanca sobre su ropa. Antes de morir, gritó: "¡Viva Fernando séptimo!".

El legado de su historia

Justo Sierra O'Reilly, un periodista del siglo XIX, publicó en su periódico El Museo Yucateco una historia sobre este caso. Se titulaba Historia secreta del melancólico proceso formado en el tribunal de Mérida, Yucatán, contra Emilio Gustavo Nordingh de Witt, emisario del rey intruso José Napoleón. Esta historia fue escrita por el abogado José Martínez de la Pedrera, quien había sido el fiscal durante el juicio.

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