José Luis Rodríguez Alconedo para niños
Datos para niños José Luis Rodríguez Alconedo |
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![]() Autorretrato, pastel sobre seda.
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Información personal | ||
Nacimiento | 23 de junio de 1761 Atlixco, Puebla, México |
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Fallecimiento | 1 de marzo de 1815, Apan, Hidalgo |
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Nacionalidad | Novohispana | |
Familia | ||
Padres | José Luis Rodríguez Alconedo e Ignacia Sánchez | |
Cónyuge | Gertrudis de Acuña | |
Información profesional | ||
Ocupación | Orfebre y pintor | |
Conflictos | Independencia de México | |
Firma | ||
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José Luis Rodríguez Alconedo (nacido el 23 de junio de 1761 en Atlixco, Puebla, y fallecido el 1 de marzo de 1815 en Apan, Hidalgo) fue un talentoso orfebre (trabajador del oro y la plata), pintor y una figura importante en la lucha por la Independencia de México. Era de origen criollo, lo que significa que sus padres eran españoles, pero él nació en el continente americano.
Alconedo es conocido por tres obras de arte importantes en la pintura mexicana, entre ellas un autorretrato hecho con la técnica del pastel. Fue perseguido y encarcelado por las autoridades de la época colonial debido a sus ideas de cambio. Después, fue enviado a España, donde creó algunas de sus pinturas más destacadas. Al regresar a México, se unió al general Ignacio López Rayón en la lucha por la Independencia. Sus conocimientos sobre metales fueron muy útiles para fabricar armas para los insurgentes.
Contenido
Los primeros años de José Luis Rodríguez Alconedo
Los padres de José Luis Rodríguez Alconedo fueron José Luis Rodríguez Alconedo e Ignacia Sánchez y Rojas. Ellos le enseñaron desde pequeño el oficio de la platería. El 17 de diciembre de 1780, José Luis se casó con Gertrudis de Acuña en la Catedral de Puebla.
En 1791, Alconedo y su esposa se mudaron a la Ciudad de México, que en ese tiempo era la capital del Virreinato de Nueva España (el territorio gobernado por España en América). El 20 de octubre de ese mismo año, obtuvo su permiso para trabajar como orfebre. Abrió su taller en una calle muy concurrida, cerca de la Plaza de la Constitución.
Su talento como artista creció rápidamente. Ocho años después, gracias al apoyo de Manuel Tolsá, recibió el título de Académico de Honor de la Academia de San Carlos. Esta era una escuela muy importante donde se enseñaban artes como la pintura y la escultura. Alconedo incluso recibió encargos del virrey Branciforte. Entre sus trabajos oficiales, hizo letras de bronce para las puertas de la Plaza de Armas y una placa para la estatua de Carlos IV de España. También creó una escena bíblica y un escudo dorado para una iglesia.
¿Por qué fue acusado de conspiración?
José Luis Rodríguez Alconedo tenía una personalidad muy activa y no temía expresar sus ideas. Desde 1803, ya había tenido problemas por criticar algunas cosas y por simpatizar con las ideas de cambio que venían de Francia. En ese momento, él mismo se presentó ante las autoridades, aceptó sus "errores" y fue perdonado.
Para 1808, Alconedo organizaba reuniones en su casa donde se hablaba sobre la necesidad de un cambio en el gobierno. Esto ocurría al mismo tiempo que otras personas importantes, como Francisco Primo de Verdad y Ramos, también buscaban la independencia.
Alconedo y su hermano José Ignacio fueron acusados de organizar un plan para iniciar un levantamiento. Se decía que querían que los pueblos originarios se rebelaran para luego devolverles el gobierno. También se pensó que el virrey José de Iturrigaray creía que Alconedo apoyaba la causa de la independencia. Aunque Alconedo sí tenía esas ideas, actuaba por su cuenta.
Fue arrestado días después de que el virrey fuera destituido. Sin embargo, Alconedo logró demostrar su inocencia. Presentó testigos que confirmaron que él no apoyaba al virrey Iturrigaray. Además, al revisar su casa, no encontraron documentos que lo comprometieran, solo cartas y escritos a favor de las nuevas ideas de la Ilustración y la Revolución francesa. Cuando le preguntaron sobre su plan de "coronar a los pueblos originarios", explicó que solo había hablado de eso para proteger a Nueva España de los franceses. También dijo que una corona que estaba haciendo no era para el virrey, sino para una imagen religiosa.
El viaje forzado a España
A pesar de que no había pruebas claras en su contra y de que su salud no era buena para viajar, José Luis Rodríguez Alconedo fue enviado en barco desde Veracruz hacia España. Durante el viaje, su barco casi se hunde, pero fue rescatado por un barco inglés que lo llevó a Cádiz.
En Cádiz, estuvo dos meses en prisión y siete meses en libertad, esperando el permiso para regresar a Nueva España. Mientras estaba libre, trabajó como platero para mantenerse. Fue en ese tiempo cuando pintó los tres cuadros al pastel que se le atribuyen.
- El primer cuadro es un autorretrato, que él mismo pintó en febrero de 1811.
- El segundo es un retrato de doña Teresa Hernández Moro, pintado en Cádiz en 1810.
- El tercer cuadro muestra a dos jóvenes, que se cree que son sus hijos.
Estas pinturas son consideradas obras de arte muy valiosas y hermosas, hechas por un artista de Puebla. Para muchos expertos, su autorretrato es una de las mejores pinturas al pastel del mundo y una obra maestra del arte mexicano del siglo XIX.
Su unión a la lucha por la Independencia
Cuando José Luis Rodríguez Alconedo regresó a su patria, fue nuevamente perseguido. Lo encarcelaron otra vez, y su esposa tuvo que pedir al virrey que lo liberara. Finalmente, recuperó su libertad el 27 de mayo de 1811.
Después de ser liberado, se dirigió a los llanos de Apan, donde el movimiento de independencia estaba creciendo. Se unió al grupo del general Ignacio López Rayón y le fue muy leal. Incluso cuando Rayón fue derrotado, Alconedo no lo abandonó.
Para conseguir armas, Rayón estableció un lugar donde se fabricaban, y puso a Rodríguez Alconedo a cargo. Allí, Alconedo fundió doce cañones, doscientos arcabuces (un tipo de arma de fuego antigua) y una culebrina (un cañón largo y delgado).
Mientras estaba en Zacatlán, fue capturado el 25 de septiembre de 1814. Lo llevaron a Apan y fue fusilado el 1 de marzo de 1815. Tenía 54 años, y se dice que estaba cansado, enfermo y desilusionado.