robot de la enciclopedia para niños

Hipótesis de Sapir-Whorf para niños

Enciclopedia para niños

La hipótesis de Sapir-Whorf es una idea importante en el estudio del lenguaje y cómo pensamos. Se basa en los trabajos de Benjamin Whorf, quien a su vez se inspiró en las ideas de su profesor, Edward Sapir. El nombre "hipótesis de Sapir-Whorf" fue dado por Harry Hoijer en 1954.

En pocas palabras, esta hipótesis sugiere que el idioma que hablamos puede influir en cómo vemos y entendemos el mundo. Es como si nuestro lenguaje moldeara nuestros pensamientos. Muchos expertos relacionan esta idea con el relativismo lingüístico.

Existen dos versiones principales de esta hipótesis:

  • Versión fuerte: Esta idea dice que el lenguaje que usamos determina completamente cómo pensamos. Es decir, las palabras y reglas de nuestro idioma limitan y deciden nuestras formas de entender las cosas. A esto se le llama determinismo lingüístico.
  • Versión débil: Esta versión es más suave. Sugiere que las palabras y reglas de nuestro idioma solo influyen en cómo pensamos y en las decisiones que tomamos. No lo determinan por completo, pero sí lo afectan.

La versión fuerte fue más popular entre algunos lingüistas antiguos, antes de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, hoy en día, la mayoría de los lingüistas modernos tienden a apoyar la versión débil.

¿Cómo se ha estudiado esta idea?

Aunque por un tiempo se pensó que la idea de que el lenguaje influye en el pensamiento no era tan relevante, en los últimos años, muchos lingüistas han vuelto a estudiarla. Han realizado experimentos para ver cómo las diferencias en los idiomas afectan nuestra forma de pensar. Los resultados de estos estudios suelen apoyar la versión débil de la hipótesis.

La hipótesis de Sapir-Whorf se basa en tres ideas principales:

  • Los idiomas son muy diferentes entre sí en cuanto al significado de sus palabras y cómo se construyen las oraciones. Esto ha sido confirmado por muchos estudios.
  • La forma en que un idioma organiza sus significados puede afectar cómo las personas que lo hablan perciben y entienden el mundo.
  • Si el lenguaje afecta el pensamiento, entonces las personas que hablan idiomas diferentes podrían pensar de maneras distintas.

Benjamin Whorf desarrolló estas ideas en la década de 1940, basándose en las teorías de su maestro, Edward Sapir. La idea de que el lenguaje influye en el pensamiento no es nueva; pensadores de siglos pasados ya la habían explorado. Por ejemplo, Wilhelm von Humboldt en Occidente y Bhartrihari en la India ya hablaban de cómo el lenguaje moldea nuestra forma de ver el mundo.

Como dijo Karl Kerenyi:

La interdependencia del pensamiento y el discurso deja claro que los lenguajes no son tanto medios para expresar una verdad que ya ha quedado establecida sino medios de descubrimiento de una verdad previamente desconocida. Su diversidad es una diversidad no de sonidos y signos sino de formas de ver el mundo.

El papel de Franz Boas y Edward Sapir

El origen de la hipótesis de Sapir-Whorf se remonta al trabajo de Franz Boas, considerado el fundador de la antropología en Estados Unidos. Boas estudió muchas lenguas amerindias que eran muy diferentes de las lenguas europeas. Se dio cuenta de que las categorías gramaticales y las formas de vida variaban mucho de un lugar a otro. Por eso, concluyó que la cultura y la forma de vida de un pueblo se reflejaban en su idioma.

Edward Sapir, uno de los estudiantes más destacados de Boas, profundizó esta idea. Él notó que los idiomas son sistemas completos y organizados. No se trata solo de que una palabra en particular exprese una forma de pensar, sino que la estructura general del idioma interactúa con el pensamiento y el comportamiento. Hacia el final de su vida, Sapir creyó que el lenguaje y el pensamiento podían influirse mutuamente. Whorf, por su parte, investigó los mecanismos gramaticales específicos que mostraban cómo el lenguaje influía en el pensamiento.

Sapir también afirmó:

Cuando se trata de la forma lingüística, Platón camina junto con el porquero macedónico; Confucio, con los salvajes cazadores de cabezas de Assam. En Language: An Introduction to the Study of Speech (1921. Capítulo X).

Esto significa que, en cuanto a la estructura del lenguaje, todas las personas, sin importar su origen o educación, tienen una capacidad lingüística similar.

¿Qué dicen las pruebas?

Existen pruebas que hacen difícil creer en la hipótesis de Sapir-Whorf fuerte. Por ejemplo, se ha visto que los bebés, los chimpancés e incluso las palomas pueden organizar objetos en grupos y conceptos, aunque no tengan un lenguaje humano. Esto sugiere que el pensamiento no depende completamente del lenguaje.

Sin embargo, la situación es diferente cuando hablamos de la hipótesis de Sapir-Whorf débil. Se sabe que nuestra memoria y cómo percibimos las cosas pueden ser influenciadas por las palabras que tenemos disponibles. Por ejemplo, si tenemos muchas palabras para describir colores, podríamos recordarlos mejor. Algunos experimentos han mostrado que los recuerdos visuales de las personas tienden a cambiar con el tiempo para parecerse más a las categorías de palabras que usan.

Estos experimentos apoyan parcialmente la versión débil de la hipótesis de Sapir-Whorf. Parece lógico aceptar que el idioma que hablamos influye en nuestra memoria y en cómo guardamos la información. Pero es menos probable que el lenguaje sea la única fuente de todos nuestros patrones de pensamiento, ya que sabemos que existe el pensamiento sin palabras.

Ejemplos de estudios recientes

Varios estudios recientes parecen confirmar la versión débil de la relatividad lingüística:

  • Estudios de John Lucy: Comparó a personas que hablaban inglés con personas que hablaban maya yucateco. Descubrió que los hablantes de inglés tendían a clasificar los objetos por su forma geométrica, mientras que los hablantes de maya yucateco preferían clasificarlos por el material del que estaban hechos. Por ejemplo, si se les pedía que eligieran un objeto parecido a una caja de cartón, los de inglés elegían cajas de cualquier material, mientras que los de yucateco elegían objetos de cartón, aunque no tuvieran forma de caja. Lucy cree que esto se debe a que el maya yucateco usa "clasificadores" que indican la forma de los objetos, haciendo que el material sea más importante para ellos.
  • Estudios de Dan Slobin: Investigó cómo la gramática afecta la forma en que contamos historias. Observó a hablantes de inglés, turco y español de diferentes edades mientras narraban una serie de imágenes. Encontró que el idioma que hablaban influía en los aspectos de la escena que destacaban. Por ejemplo, los hablantes de español solían enfocarse en el tiempo en que ocurría la acción, los de inglés en la dirección espacial, y los de turco en quiénes eran los protagonistas. Slobin sugiere que adquirimos ciertas categorías mentales a través del lenguaje que usamos para expresarnos.
  • Estudios de Alfred Bloom: Trabajó con el chino mandarín. Mostró a hablantes de inglés un texto con construcciones en subjuntivo (que expresan posibilidades o deseos), y a hablantes de chino una traducción literal donde esa construcción no existe. Cuando se les preguntó si los eventos del texto habían ocurrido, los hablantes de chino tuvieron más dificultades para responder correctamente. Esto sugiere que la forma en que cada idioma conceptualiza la realidad puede ser diferente.
  • Estudios de Lera Boroditsky: Esta psicóloga ha comparado el inglés y el chino mandarín y ha demostrado que los hablantes de cada idioma conciben el tiempo de manera diferente. El inglés asocia el tiempo con un movimiento horizontal, mientras que el chino lo asocia con uno vertical. Sin embargo, Boroditsky también cree que las personas pueden aprender a conceptualizar de la misma manera que otros idiomas sin necesidad de aprender ese idioma, apoyando una versión débil de la relatividad lingüística.
  • Estudios con el idioma zuñi: John Lyons describió un experimento con hablantes monolingües de zuñi (una lengua de Nuevo México) que no tienen palabras separadas para "naranja" y "amarillo". Estas personas tenían más dificultad para recordar objetos de color naranja o amarillo después de un tiempo, en comparación con los que también hablaban inglés o solo inglés. Esto no significa que no pudieran ver la diferencia entre los colores, sino que les costaba más recordarlos si su idioma no tenía una palabra específica para esa tonalidad.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Linguistic relativity Facts for Kids

kids search engine
Hipótesis de Sapir-Whorf para Niños. Enciclopedia Kiddle.