Corriente del Golfo para niños
La corriente del Golfo es una corriente oceánica cálida y rápida del océano Atlántico que se origina en el golfo de México; se extiende hasta las proximidades del extremo sur de la península de la Florida y sigue las costas orientales de Estados Unidos y Terranova antes de cruzar el océano Atlántico como la corriente del Atlántico Norte. Es una corriente superficial (por la temperatura cálida de sus aguas) y disminuye gradualmente en profundidad y velocidad hasta prácticamente anularse a unos 100 m, cota donde la influencia del calentamiento por los rayos solares desaparece en la práctica. Tiene una anchura de más de 1000 km en gran parte de su larga trayectoria, lo que da una idea aproximada de la enorme cantidad de energía que transporta y de las consecuencias tan beneficiosas de la misma. Se desplaza a 1,8 m/s aproximadamente y su caudal es enorme: unos 80 millones de m³/s.
La circulación de esta corriente asegura a Europa un clima cálido para la latitud en que se encuentra. También determina en buena parte la flora y la fauna marina de los lugares por los que pasa (por ejemplo, los artrópodos y cefalópodos abundan más en las costas de Galicia que en las del País Vasco, donde su influencia es menor).
Es provocada por la acción combinada del movimiento de rotación terrestre (y en menor grado el de traslación) y de la configuración de las costas tanto americanas como europeas.
Descripción
La corriente del Golfo se forma en el golfo de México (de ahí su nombre) desde donde sale al Atlántico por el estrecho de Florida. Es la corriente de borde oeste de la circulación anticiclónica del Atlántico norte. El punto donde termina ha sido motivo de controversia, pero se considera que la corriente del Golfo propiamente dicha finaliza a aproximadamente 40°N y 50°O donde el flujo no cesa sino que sus aguas cálidas y saladas siguen fluyendo por un lado hacia el norte, en la corriente del Atlántico Norte (también llamada deriva del Atlántico Norte) y la corriente de Noruega que la prolongan, y por otro lado hacia el sur vía la corriente de las Islas Canarias.
El siglo XX y el naufragio del Titanic
El avance tecnológico del siglo XIX con el desarrollo de la Revolución Industrial produjo una era de optimismo y fe en el poder de la ciencia y de la técnica, que fue muy importante en la Gran Bretaña, el país donde la revolución industrial tuvo mayor desarrollo inicial. Y como ya hemos visto, fueron geógrafos ingleses y norteamericanos los primeros en desarrollar la cartografía del océano Atlántico para incluir la dirección de las corrientes marinas que hubieran permitido, ya entonces, el diseño de una ruta segura entre Europa y América del Norte. Sin embargo, no se hizo así, y la catástrofe del Titanic, el 15 de abril de 1912, vino a convertirse en un recordatorio, no del fracaso de la ciencia sino del desfase casi siempre inevitable entre el conocimiento científico y sus aplicaciones técnicas. El lugar de dicho hundimiento ([1] se encuentra al sureste de la Isla de Terranova, donde la corriente del Labrador (no la del Golfo) llevó un gran iceberg desde el noroeste de Groenlandia hasta el punto donde ocasionó el hundimiento del transatlántico más grande y moderno del inicio del siglo XX. En esta imagen satelital a pequeña escala también puede verse la ubicación de Nueva York, adonde se dirigía el Titanic. Se trata de una zona costera que abarca la isla Larga (Long Island, visible algo más al sur, en la costa americana, y una parte en otra isla (Manhattan) que queda a la izquierda, es decir, al oeste de Long Island. La extensión de Nueva York se distingue por la zona edificada de color claro, en comparación a la zona verde (vegetación) y azul del océano Atlántico. Se hace esta aclaratoria para que se entienda la larga trayectoria de un iceberg en cuanto a su latitud desde la zona de su procedencia hasta el sitio donde hundió al Titanic (varios miles de km). Este largo recorrido contrasta con el reducido trayecto de los grandes témpanos de hielo de la Antártida (algunos alcanzan más de 200 km de longitud) y que desaparecen (en muchos casos, después de moverse cerca del continente antártico durante varios años) al encontrarse con las aguas mucho más cálidas de la corriente circumpolar antártica. Después de la tragedia del Titanic, se tomaron muchas precauciones con el desplazamiento de los icebergs y en algunos casos, se bombardeaban con los barcos de guerra para romperlos y destruir su poder destructivo. La segunda guerra mundial vino a cambiar radicalmente la situación, especialmente, por la invención del radar y por el desarrollo de las nuevas técnicas de comunicación (imágenes aéreas y, más recientemente, imágenes satelitales).
Véase también
- Corriente marina
- Corrientes marinas frías
- El Niño
- La Niña