Asesinato de Calvo Sotelo para niños
Contenido
El asesinato de Calvo Sotelo: Un evento clave antes de la Guerra Civil Española
El asesinato de José Calvo Sotelo ocurrió en Madrid, España, en la madrugada del 13 de julio de 1936. Fue un momento muy importante durante la Segunda República Española. Un grupo de guardias y miembros de milicias socialistas, liderados por un capitán de la Guardia Civil, fueron a la casa de Calvo Sotelo. Él era un líder político importante de la oposición. Lo llevaron con el pretexto de llevarlo a la Dirección General de Seguridad. Durante el trayecto, un socialista llamado Luis Cuenca Estevas le disparó. Su cuerpo fue llevado al cementerio de La Almudena.
Este suceso fue una venganza. Horas antes, el teniente Castillo de la Guardia de Asalto había sido asesinado. Castillo era conocido por su apoyo a los socialistas y entrenaba a sus milicias. Calvo Sotelo fue la víctima más destacada de la ola de violencia política que había en España. Esta violencia aumentó después de que el Frente Popular ganara las elecciones en febrero de 1936.
La noticia del asesinato de Calvo Sotelo causó una gran conmoción. No solo porque era un líder importante, sino porque los que lo hicieron eran miembros de las fuerzas de seguridad. Además, el gobierno del Frente Popular, liderado por Santiago Casares Quiroga, no reaccionó de forma contundente.
Este asesinato hizo que muchos militares que dudaban se unieran a la conspiración contra el gobierno. Esta conspiración se estaba planeando desde abril, bajo la dirección del general Mola. Cuatro días después del asesinato de Calvo Sotelo, esta conspiración se convirtió en un levantamiento militar. El fracaso parcial de este levantamiento dio inicio a la guerra civil española. Los que ganaron la guerra consideraron a Calvo Sotelo un "protomártir" de su "Cruzada de Liberación". Se construyeron monumentos en su honor, como el de la plaza de Castilla en Madrid, inaugurado por Francisco Franco en 1960. Muchas ciudades españolas le dedicaron calles o plazas.
¿Quién era José Calvo Sotelo?

José Calvo Sotelo era un líder importante de la derecha que no estaba de acuerdo con la República. Su influencia creció después de las elecciones de febrero de 1936. Él creía que el sistema democrático no funcionaba para España. Proponía un "Estado corporativo y autoritario", donde el gobierno tendría mucho poder.
Calvo Sotelo era un fuerte opositor de la República desde su inicio. Participó activamente en la conspiración que llevó al levantamiento militar de julio de 1936. A menudo pedía que el Ejército interviniera para acabar con el desorden que, según él, había traído el gobierno del Frente Popular. Estaba al tanto de los planes del general Mola y se ofreció a ayudar al Ejército.
Muchos de los que apoyaban el levantamiento militar, especialmente los monárquicos, pensaban que Calvo Sotelo sería uno de los líderes del nuevo gobierno. Él mismo creía que había un hombre que "daría la voz de salvación" para España, y sus amigos pensaban que él estaría a su lado.
Discursos en las Cortes

Los discursos de Calvo Sotelo en las Cortes (el Parlamento) eran muy criticados por los diputados del Frente Popular. En un discurso del 15 de abril, habló de los actos violentos que habían ocurrido desde las elecciones. Mencionó muertos, heridos y edificios religiosos incendiados. Los diputados de izquierda lo interrumpían y lo acusaban de apoyar la violencia.
En la sesión del 16 de junio, Calvo Sotelo volvió a hablar del desorden en España. Defendió la idea de un Estado autoritario y se declaró "fascista". También hizo un llamado al Ejército para que interviniera si había anarquía. Esto provocó la reacción del presidente del gobierno, Santiago Casares Quiroga, quien lo hizo responsable de futuros intentos de levantamiento. Calvo Sotelo aceptó esa responsabilidad.
El 1 de julio, en la última sesión de las Cortes antes de la guerra, el diputado socialista Ángel Galarza amenazó a Calvo Sotelo. Dijo que contra él "encuentro justificado todo, incluso el atentado personal". Aunque estas palabras no quedaron registradas oficialmente, fueron recogidas por algunos periódicos.
Algunos historiadores creen que los discursos de Calvo Sotelo formaban parte de una campaña para justificar un levantamiento militar. Otros historiadores, como Gabriele Ranzato, señalan que Calvo Sotelo fue uno de los "responsables de la violencia" por sus constantes llamados a la intervención del ejército.
Calvo Sotelo se sentía amenazado
Calvo Sotelo sentía que su vida corría peligro. Ya en abril había dicho que estaba en "listas negras". Después de su fuerte discusión con Casares Quiroga en junio, le dijo al director de un periódico que su vida "estaba pendiente del menor incidente callejero". A veces dormía fuera de su casa y desconfiaba de sus escoltas. Sus amigos también temían por él y uno le regaló un coche para blindarlo.
El teniente José del Castillo, de la Guardia de Asalto, también se sentía amenazado. Él era muy cercano a los socialistas y entrenaba a sus milicias. Su nombre estaba en una lista de militares socialistas que debían ser asesinados. Tras el asesinato del capitán Carlos Faraudo, también socialista, se intensificó el deseo de venganza entre sus compañeros. En el funeral de Faraudo, el capitán Fernando Condés, amigo de Castillo, dijo que había que vengarse de algún líder de la derecha. Condés sería quien lideraría el grupo que asesinó a Calvo Sotelo.
Los hechos: La noche del 12 al 13 de julio
La venganza por el asesinato del teniente Castillo

El domingo 12 de julio, por la noche, el teniente José del Castillo fue asesinado en Madrid. La identidad de sus atacantes no se conoce con certeza, pero se sabe que fue un acto de la derecha. La noticia de su muerte causó gran indignación entre sus compañeros de la Guardia de Asalto en el cuartel de Pontejos.
Alrededor de la medianoche, oficiales y guardias de Pontejos, junto con civiles de las milicias socialistas (como Luis Cuenca y Santiago Garcés), se reunieron. También estaba el capitán Fernando Condés, amigo de Castillo. Todos estaban muy enojados y querían venganza. Algunos oficiales fueron a hablar con el ministro de la Gobernación, Juan Moles, y le pidieron una lista de falangistas sospechosos para detenerlos. Algunos historiadores sugieren que a esta lista se añadieron nombres de líderes de la derecha, como Calvo Sotelo, aunque tuvieran inmunidad parlamentaria. Los compañeros de Castillo querían una venganza "espectacular" contra un líder importante de la derecha.
El crimen

Después de la medianoche, una camioneta de la Guardia de Asalto salió del cuartel de Pontejos. Iban unos diez guardias y cuatro civiles de las milicias socialistas, incluyendo a Luis Cuenca y Santiago Garcés. El capitán Fernando Condés, vestido de civil, estaba al mando. Era irregular que un oficial de la Guardia Civil, y además de paisano, dirigiera una operación de la Guardia de Asalto.
La camioneta fue primero a la casa de Calvo Sotelo, en la calle Velázquez. Había dos policías de guardia en el portal, que les permitieron el paso al ver la identificación de Condés. Dentro de la casa, Calvo Sotelo, su esposa y sus cuatro hijos estaban durmiendo. Los asaltantes irrumpieron, simularon un registro y cortaron el teléfono.
Condés le dijo a Calvo Sotelo que tenían orden de detenerlo y llevarlo a la Dirección General de Seguridad. Calvo Sotelo se sorprendió y preguntó por su inmunidad parlamentaria. Se tranquilizó un poco cuando Condés se identificó como oficial. Se despidió de su familia, prometiendo llamar.
Bajó las escaleras y se subió a la camioneta. Se sentó entre dos guardias. En la parte de atrás iba Luis Cuenca. Cuando la camioneta llegó a la altura de la calle Ayala, Luis Cuenca le disparó dos tiros en la nuca a Calvo Sotelo, quien murió al instante. El capitán Condés no hizo ningún comentario y ordenó al conductor ir al cementerio del Este.

La camioneta llegó al cementerio del Este cerca de las cuatro de la madrugada. Condés dijo a los sepultureros que traían un cadáver sin identificar. Dejaron el cuerpo de Calvo Sotelo en el depósito de cadáveres y se marcharon.
El hallazgo del cadáver y la investigación
La esposa de Calvo Sotelo, al no tener noticias, llamó al director general de Seguridad, quien dijo no saber nada. Poco después, los hermanos de Calvo Sotelo y otros amigos fueron al Ministerio de la Gobernación. Allí les informaron que se habían encontrado restos de sangre en una camioneta de la Guardia de Asalto.
Hacia las nueve de la mañana, el director del cementerio del Este informó al Ayuntamiento de Madrid sobre un cadáver sin identificar. Concejales y un comisario fueron al cementerio y confirmaron que era Calvo Sotelo. La noticia se comunicó al gobierno.
El juez Ursicino Gómez Carbajo se hizo cargo del caso. Descubrió que la detención había sido realizada por guardias de Asalto en una camioneta oficial, bajo las órdenes de un capitán de la Guardia Civil. El conductor de la camioneta, Orencio Bayo, negó haber participado, aunque fue reconocido por varios testigos. El juez encontró restos de sangre en la camioneta y ordenó una investigación.
La autopsia, realizada el 14 de julio, confirmó que Calvo Sotelo murió por dos disparos en la nuca. La investigación judicial fue complicada. Luis Cuenca y Fernando Condés, los principales implicados, no fueron detenidos. Ambos murieron en combate al inicio de la Guerra Civil. El sumario del caso fue robado del Tribunal Supremo por milicianos socialistas el 25 de julio de 1936, lo que dificultó aún más la investigación.
Al final de la guerra, algunos de los guardias implicados fueron detenidos y juzgados por el régimen franquista. José del Rey fue ejecutado, y el conductor Bayo Cambronero fue condenado a prisión. Sin embargo, muchos historiadores coinciden en que la investigación no fue completa y que no hay pruebas de que el gobierno republicano estuviera directamente implicado en el asesinato.
Consecuencias del asesinato
La respuesta del Gobierno

El gobierno de Santiago Casares Quiroga se reunió tras conocer la noticia. Decidió suspender las sesiones de las Cortes para evitar incidentes. También nombró jueces especiales para investigar tanto el asesinato de Calvo Sotelo como el del teniente Castillo.
Los periódicos de la tarde salieron con espacios en blanco debido a la censura. El gobierno prohibió usar la palabra "asesinato" para la muerte de Calvo Sotelo y ocultó la participación de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, un diario conservador, Ya, logró publicar una edición especial con la noticia completa, lo que llevó a su suspensión.
La nota oficial del gobierno condenó ambos asesinatos, el de Calvo Sotelo y el de Castillo, poniéndolos al mismo nivel. Muchos criticaron esta respuesta por no ser lo suficientemente contundente. Se esperaba una condena más fuerte del asesinato de un líder de la oposición. Algunos historiadores creen que el gobierno cometió un error al no actuar con más energía, lo que pudo haber contribuido a la indignación y al aumento de la tensión.
El presidente Casares Quiroga llegó a presentar su dimisión al presidente de la República, Manuel Azaña, pero este no la aceptó. Azaña pensó que aceptar la dimisión sería como admitir responsabilidad en el crimen.
La reacción de las izquierdas

A diferencia de otros líderes de izquierda, Diego Martínez Barrio, presidente de las Cortes, se sintió muy afectado por el asesinato de Calvo Sotelo. Lamentó lo sucedido y fue consciente de la gravedad de la situación. Él no puso al mismo nivel el asesinato de Calvo Sotelo y el del teniente Castillo.
La prensa republicana y de izquierda se centró más en el asesinato del teniente Castillo. Algunos periódicos socialistas justificaron la muerte de Calvo Sotelo como una consecuencia de la violencia de la derecha. El Partido Comunista de España incluso propuso disolver los partidos de derecha y encarcelar a sus líderes.
Las organizaciones obreras, incluyendo el PSOE y el PCE, ofrecieron su apoyo al gobierno para defender la República. Sin embargo, también empezaron a organizar "milicias populares" y a pedir armas, lo que mostraba una creciente desconfianza en la capacidad del Estado para mantener el orden.
El líder socialista Indalecio Prieto, aunque condenó la violencia, también recordó la represión de la Revolución de Asturias para explicar el contexto de violencia. Los socialistas, especialmente el sector más radical, confiaban en que el "proletariado" podría ganar una posible guerra civil.
El entierro del teniente Castillo, el 14 de julio, fue una gran demostración de fuerza de las organizaciones obreras. Coincidió con el entierro de Calvo Sotelo en un cementerio cercano. Hubo enfrentamientos y tensión entre los asistentes de ambos bandos.
El impacto en los militares

El asesinato de Calvo Sotelo fue un punto de inflexión para muchos militares. Aquellos que aún dudaban en unirse a la conspiración militar se decidieron. El general Mola, líder de la conspiración, tuvo que intervenir para evitar que algunos grupos se levantaran antes de tiempo.
Muchos historiadores coinciden en que el asesinato no fue la causa del levantamiento militar, pero sí aumentó la determinación de los conspiradores. Les dio una justificación para su acción ante la opinión pública. El general Franco, que había dudado en unirse, cambió de opinión tras el asesinato de Calvo Sotelo. El 14 de julio, comunicó a Mola su participación en el levantamiento.
Los carlistas, otro grupo que apoyaba el levantamiento, también se unieron definitivamente a la conspiración tras el asesinato.
El inicio del levantamiento

Finalmente, el levantamiento militar comenzó el viernes 17 de julio en el Protectorado español de Marruecos. En la península, se extendió entre el sábado 18 y el lunes 20 de julio. Algunos líderes conservadores fueron avisados para que abandonaran Madrid. La familia de Calvo Sotelo también se marchó de Madrid el 17 de julio, llegando a Lisboa el 18. Allí les esperaba el general Sanjurjo, otro líder de la conspiración.
Valoración histórica
El asesinato de Calvo Sotelo puso en evidencia que el gobierno del Frente Popular no pudo controlar la violencia. Permitió una "venganza sumaria" por parte de miembros de sus propias fuerzas de seguridad. Esto generó una gran inseguridad en muchos ciudadanos.
Historiadores como Joan Maria Thomàs y Alfonso Bullón de Mendoza coinciden en que la falta de una reacción contundente del gobierno fue crucial. Bullón de Mendoza incluso sugiere que una respuesta más firme podría haber evitado la guerra civil.
Gabriel Jackson señaló que era inaceptable que un líder de la oposición fuera asesinado por oficiales uniformados. Stanley G. Payne destacó que nunca antes en la historia de los sistemas parlamentarios occidentales la policía estatal se había unido a "criminales revolucionarios" para asesinar a un líder de la oposición.
Julius Ruiz ha señalado similitudes entre el asesinato de Calvo Sotelo y el "Terror Rojo" que ocurrió en la zona republicana durante la guerra. Destaca que fue llevado a cabo por una mezcla de policías y milicias, que se usó la autoridad para secuestrarlo y que los líderes socialistas protegieron a los autores.
La figura de Calvo Sotelo durante el franquismo

El bando que ganó la guerra civil utilizó el asesinato de Calvo Sotelo para justificar el levantamiento militar y la dictadura franquista. Acusaron directamente al gobierno de la República de ser cómplice del crimen. Francisco Franco afirmó que la muerte de Calvo Sotelo demostró que la nación se dirigía al comunismo y que su asesinato unió a los españoles para "salvar a España".
Durante el franquismo, se intentó probar la implicación del gobierno republicano en el asesinato. Se recogieron testimonios, pero muchos historiadores dudan de su veracidad debido a las circunstancias en que fueron obtenidos.
La figura de Calvo Sotelo fue idealizada durante el franquismo. Se le presentó como un "protomártir" de la "Cruzada de Liberación". Se construyeron monumentos y se le dedicaron calles. Se difundió la idea de que su muerte fue un "crimen de Estado" y que él sabía que iba a ser asesinado, aceptando su destino para "salvar a España".
Véase también
En inglés: Assassination of José Calvo Sotelo Facts for Kids