Asedio de Rávena (410) para niños
Datos para niños Asedio de Rávena (410) |
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Parte de la guerra gótica (408-416) (caída del Imperio romano de Occidente) |
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Fecha | primeros meses del año 410 | |||
Lugar | Rávena. | |||
Resultado | victoria del Imperio Romano de Occidente | |||
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El asedio de Rávena fue un evento importante que ocurrió a principios del año 410. Forma parte de la segunda invasión de Italia por parte de Alarico y los visigodos. También está relacionado con el intento de Prisco Átalo de tomar el poder.
Contenido
¿Por qué Rávena era una ciudad importante?
Hasta el año 402, la capital del Imperio Romano de Occidente era Milán. Sin embargo, durante la primera invasión de Italia por Alarico, el emperador estuvo a punto de ser capturado. Por esta razón, se decidió buscar un lugar más seguro para la corte imperial.
La elección de Rávena como capital
La ciudad elegida fue Rávena, ubicada en la costa del Adriático. Era un lugar ideal porque estaba rodeada de pantanos y lagunas, lo que la hacía difícil de atacar. Solo se podía acceder por un camino estrecho que era fácil de defender. Además, tenía un puerto militar que aseguraba el envío de alimentos y suministros por mar.
Ataques anteriores a Rávena
Rávena ya había sido atacada en el pasado durante conflictos internos del Imperio Romano. Por ejemplo, Didio Juliano la atacó en el año 193 y Maximiano en el 307. En ambos casos, los atacantes no lograron tomar la ciudad. Cuando Alarico invadió Italia por segunda vez, inicialmente no atacó Rávena y se dirigió directamente a Roma.
¿Quién fue Prisco Átalo y por qué fue importante?
Entre noviembre y diciembre del año 409, los visigodos, liderados por Alarico, sitiaron Roma por segunda vez. En esta ocasión, cambiaron su plan. Exigieron que se nombrara a un nuevo emperador en lugar de Honorio, quien se encontraba en Rávena.
El ascenso de Prisco Átalo
El elegido para ser el nuevo emperador fue Prisco Átalo, quien en ese momento era el prefecto de la ciudad de Roma. El nuevo gobierno de Átalo tenía dos grandes desafíos: quitarle el poder a Honorio y controlar la región de África. Esta región era muy importante porque de allí venían los cereales que alimentaban a Roma. Átalo decidió concentrar sus fuerzas en derrotar a Honorio y envió una pequeña misión a África para intentar convencer a los soldados de unirse a su causa.
¿Cómo fue el asedio de Rávena?
A principios del año 410, un ejército formado por soldados romanos y, en su mayoría, visigodos, salió de Roma y se dirigió hacia Rímini. Este ejército estaba bajo el mando de Alarico y otros líderes visigodos como Valente y Ataúlfo. Átalo, como emperador, los acompañaba.
Negociaciones y amenazas
Cuando el ejército llegó a Rímini, recibió a unos enviados de Honorio. Estos enviados ofrecieron reconocer a Átalo como coemperador. Sin embargo, Átalo rechazó la oferta y solo propuso que Honorio eligiera su lugar de exilio. Uno de los enviados de Honorio, llamado Jovio, al regresar, añadió por su cuenta que a Honorio también se le impondría un castigo severo. Esto asustó a Honorio, quien incluso preparó una flota de barcos para huir a Constantinopla.
La llegada de refuerzos y el fin del asedio
El ejército de Átalo dejó Rímini y comenzó a sitiar Rávena. Pero, de forma inesperada, llegó a Rávena una flota del Imperio Romano de Oriente con 4000 soldados. Estos refuerzos hicieron que la defensa de la ciudad fuera mucho más fuerte, haciendo casi imposible un ataque. Con el ánimo renovado, Honorio decidió esperar noticias de África. Finalmente, se confirmó que el intento de Átalo de controlar esa región había fallado.
¿Por qué los visigodos se retiraron?
Las ciudades en el valle del Po se mantuvieron leales a Honorio. Además, la falta de cereales de África puso en una situación muy difícil al gobierno de Átalo y Alarico. En Roma, la gente llegó a pasar mucha hambre debido a la escasez de alimentos.
Mientras tanto, Rávena seguía recibiendo suministros por mar y su defensa estaba reforzada. Esta situación hizo que el asedio fuera insostenible. Por ello, Alarico decidió abandonar el sitio de Rávena. En su lugar, se dedicó a intentar controlar las poblaciones de Emilia y Liguria que seguían apoyando al emperador Honorio.