Arturo Rivera y Damas para niños
Datos para niños Arturo Rivera Damas |
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![]() Monseñor Arturo Rivera Damas 28 de febrero de 1981 junto un grupo de Niños salvadoreños
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Arzobispo de San Salvador | ||
28 de febrero de 1981- 26 de noviembre de 1994 | ||
Predecesor | San Oscar Arnulfo Romero | |
Sucesor | Fernando Sáenz Lacalle | |
Información religiosa | ||
Ordenación sacerdotal | 19 de septiembre de 1953 | |
Ordenación episcopal | 30 de julio de 1960 por Luis Chávez y González | |
Información personal | ||
Nombre | Arturo Rivera Damas | |
Nacimiento | ![]() |
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Fallecimiento | ![]() |
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Alma mater | Ateneo Pontificio Salesiano | |
Monseñor Arturo Rivera Damas (nacido en San Esteban Catarina, El Salvador, el 30 de septiembre de 1923 y fallecido en San Salvador, El Salvador, el 26 de noviembre de 1994) fue un importante líder religioso católico en El Salvador. Fue Obispo de Santiago de María y luego arzobispo metropolitano de San Salvador.
Su tiempo como arzobispo de la capital de El Salvador coincidió con un periodo de grandes desafíos en el país. Fue el sucesor de San Oscar Arnulfo Romero, con quien mantuvo una relación cercana y de amistad. Antes de ser arzobispo, Monseñor Rivera fue obispo auxiliar de San Salvador, trabajando junto a Luis Chávez y González, quien fue arzobispo antes de Romero.
Contenido
¿Cómo fue la carrera religiosa de Arturo Rivera Damas?
Sus primeros años y vocación
Arturo Rivera Damas nació en San Esteban Catarina, en el departamento de San Vicente, el 30 de septiembre de 1923. Su familia era de clase media. Fue ordenado sacerdote de la orden salesiana el 19 de septiembre de 1953.
En una ocasión, Monseñor Rivera explicó que se unió a la congregación salesiana porque quería ayudar a las personas con menos recursos. Sentía que los salesianos eran quienes más se dedicaban a esa labor en ese momento.
Su rol como obispo auxiliar
El 30 de julio de 1960, el papa Juan XXIII lo nombró obispo auxiliar de San Salvador. También fue designado obispo titular de Legia. Monseñor Rivera participó en la conferencia episcopal latinoamericana de Medellín, donde se discutieron nuevas ideas sobre el papel de la Iglesia en la sociedad.
Estas nuevas ideas pastorales se extendieron por la arquidiócesis en la década de 1970. Rivera apoyó el trabajo del padre Rutilio Grande en las áreas rurales y también las nuevas formas de entender la fe que proponían los jesuitas. Cuando el arzobispo Chávez se retiró en 1977, Monseñor Óscar Romero fue nombrado arzobispo de San Salvador.
En septiembre de 1977, el papa Pablo VI nombró a Rivera Obispo de Santiago de María, que había sido la sede de Óscar Romero. Durante el tiempo en que Romero fue arzobispo, Monseñor Rivera fue un gran apoyo para él en las decisiones de la conferencia de obispos salvadoreños. En este periodo (1977-1980), Monseñor Rivera trabajó para aplicar las enseñanzas del Concilio Vaticano II y de la conferencia de obispos de Medellín de 1968, colaborando activamente con Monseñor Romero.
¿Cómo fue su liderazgo como Arzobispo de San Salvador?
Un periodo de desafíos y mediación
El 24 de marzo de 1980, Monseñor Romero falleció. En abril de ese año, el papa Juan Pablo II nombró a Rivera como administrador apostólico de la Arquidiócesis de San Salvador. Él continuó el camino de servicio y apoyo a la comunidad que había iniciado Romero. Fue confirmado como arzobispo el 28 de febrero de 1981.
El tiempo de Monseñor Rivera como arzobispo fue un periodo muy delicado. Él recibió muchas amenazas por su firme postura al denunciar las situaciones difíciles y los problemas que ocurrían en el país. En 1983, el arzobispo Rivera organizó la visita del papa Juan Pablo II a El Salvador.
En 1984, Monseñor Rivera y su obispo auxiliar, Monseñor Gregorio Rosa Chávez, participaron como mediadores en importantes reuniones de diálogo. Estas reuniones buscaban encontrar una solución pacífica para los conflictos en el país. Ellos promovieron con fuerza la idea de que la negociación era la única forma de resolver los problemas.
Su compromiso con la paz
En 1985, Monseñor Rivera volvió a participar como mediador, junto con el rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Ignacio Ellacuría. Ayudaron en las conversaciones para lograr la liberación de Inés Guadalupe Duarte, la hija del Presidente de la República, José Napoleón Duarte, quien había sido retenida.
En 1987, el arzobispo promovió otra reunión de diálogo entre las partes en conflicto. En 1989, Monseñor Rivera enfrentó una situación muy dolorosa cuando seis sacerdotes jesuitas, incluyendo a su amigo y consejero Ignacio Ellacuría, perdieron la vida en las instalaciones de la UCA.
A principios de la década de 1990, la presión de la comunidad internacional y de la Iglesia Católica ayudó a que el gobierno y las fuerzas en conflicto iniciaran un proceso de negociación. Esto llevó al fin de los conflictos y a la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec en 1992. Aunque Monseñor Rivera no fue mediador directo en las negociaciones finales, sí colaboró en la supervisión de la implementación de los Acuerdos.
En los últimos años de su servicio, Rivera impulsó con gran fuerza el proceso para que su predecesor, Óscar Romero, fuera reconocido como un santo de la Iglesia, a quien él consideraba un ejemplo de fe.
Fallecimiento y legado
Monseñor Rivera falleció el 26 de noviembre de 1994, a causa de un problema de salud. Está sepultado en la Catedral Metropolitana de San Salvador, cerca de la tumba de Monseñor Romero. En 1996, durante su segunda visita a El Salvador, el papa Juan Pablo II dijo que Rivera "entró en la eternidad después de haber visto despuntar en el horizonte, la paz por la que él, junto a los demás Obispos de El Salvador, había trabajado incansablemente."
En 2004, se inauguró en San Salvador una plaza llamada "Monseñor Arturo Rivera y Damas, Artesano de la Paz", en honor a su trabajo por la tranquilidad del país.