Antonio María Claret para niños
Datos para niños Antonio María Claret Clará |
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![]() Fotografiado por Pujadas, 1860
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Arzobispo de Santiago de Cuba | ||
1850-1859 | ||
Predecesor | Cirilo de Alameda y Brea | |
Sucesor | Manuel María Negueruela y Mendi | |
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Título |
Arzobispo de Santiago de Cuba |
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Información religiosa | ||
Ordenación sacerdotal | 13 de junio de 1835 por Juan José de Tejada y Sáenz |
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Ordenación episcopal | 6 de octubre de 1850 por Luciano Casadevall y Durán |
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Culto público | ||
Beatificación | 25 de febrero de 1934 por Pío XI |
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Canonización | 7 de mayo de 1950 por Pío XII |
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Festividad |
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Información personal | ||
Nombre | Antonio María Claret Clará | |
Nacimiento | 23 de diciembre de 1807, Sallent de Llobregat, Barcelona, España | |
Fallecimiento | 24 de octubre de 1870 , Abadía de Fontfroide, Narbona, Francia | |
![]() Caritas Christi urget nos
(‘El amor de Cristo nos obliga’) |
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Antonio María Claret y Clará (nacido en Sallent de Llobregat, España, el 23 de diciembre de 1807 y fallecido en la Abadía de Fontfroide, Francia, el 24 de octubre de 1870) fue un importante líder religioso. Fue misionero en Cataluña y Canarias entre 1840 y 1850. También fue arzobispo de Santiago de Cuba de 1850 a 1859.
Además, fue el confesor de la reina Isabel II de España desde 1857 hasta 1869. Fundó dos congregaciones religiosas: los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (en 1849) y las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas (en 1855).
Fue presidente del Monasterio de El Escorial de 1859 a 1868. Allí creó una comunidad religiosa, un seminario y una escuela. En 1860, fue nombrado arzobispo de Trajanópolis. Participó en el Concilio Vaticano I entre 1869 y 1870. Falleció en Francia, en la abadía de Fontfroide, mientras estaba en el exilio. Fue reconocido como beato en 1934 y como santo en 1950.
Contenido
¿Quién fue Antonio María Claret?
Sus primeros años y juventud
Antonio María Claret nació el 23 de diciembre de 1807 en Sallent de Llobregat, un pueblo de Barcelona, España. Sus padres fueron Juan Claret Xambó y Josefa Clará Rodoreda. Fue el quinto de once hermanos, pero solo cinco llegaron a la edad adulta. Su familia era muy creyente. Su padre tenía talleres textiles donde trabajaban todos.
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), su pueblo y alrededores vieron pasar a los soldados. Sallent envió a sus habitantes a luchar. En 1814, su familia se mudó y el negocio de su padre creció.
Antonio tuvo como primer maestro a Antonio Pascual, quien le enseñó el catecismo y la historia de la religión. Aprendió a rezar el rosario por sí mismo. También leyó libros religiosos que lo inspiraron.
Hizo su primera comunión en 1817 y desde entonces comulgaba a menudo. Su fe se hizo más fuerte entre 1819 y 1820. De niño, quiso ser sacerdote. Empezó a estudiar latín, pero su maestro falleció. Entonces, su padre lo llevó a trabajar en sus telares durante su adolescencia.
En 1825, Antonio se mudó a Barcelona para mejorar sus habilidades en el trabajo textil. Estudió dibujo y otros idiomas. Allí, algunas experiencias lo hicieron pensar en cambiar su vida.
Por ejemplo, una vez una ola lo arrastró en la playa, pero logró volver a la orilla. Otra vez, una persona intentó engañarlo. Estas situaciones lo llevaron a buscar un camino diferente.
Decidió dedicarse a la vida religiosa y retomó sus estudios de latín. El obispo de Vich, Pablo de Jesús Corcuera, se interesó en su vocación. Antonio viajó a Vic en septiembre de 1829 para conocerlo.
Su formación como seminarista
En octubre de 1829, Antonio entró al seminario. Vivía con el sacerdote Fortià Bres, quien era mayordomo del obispo. En el palacio arzobispal, Antonio pasaba tiempo en la biblioteca, donde también iba el filósofo Jaime Balmes.
Antonio quería aprender latín para entrar en una orden religiosa. Su director espiritual, Pere Bac, lo guio en su fe. Antonio se confesaba y comulgaba con mucha frecuencia. También dedicaba tiempo a la oración y a la devoción a la Virgen.
En junio de 1831, Antonio enfrentó una prueba personal. Tuvo una visión de la Virgen María, quien le dijo que si superaba esa prueba, recibiría una corona. Después de esto, la prueba desapareció.
En 1831, se unió a la Congregación de la Purísima Concepción y San Luis. También se unió a otras asociaciones religiosas. El obispo Corcuera tenía una muy buena opinión de Antonio.
El 2 de febrero de 1832, Antonio recibió la tonsura, lo que significaba que entraba a formar parte del clero. En los años siguientes, recibió las órdenes menores, fue subdiácono en 1834 y diácono en diciembre de 1834.
Su vida como sacerdote
El 13 de junio de 1835, Antonio María Claret fue ordenado sacerdote en Solsona. Su primera misa la celebró en su pueblo natal, Sallent, el 21 de junio, con mucha gente presente.
Regresó a Vich para terminar sus estudios, pero el seminario cerró debido a conflictos. Fue nombrado coadjutor de la parroquia de Sallent y continuó sus estudios de forma privada. En 1837, se hizo cargo de la parroquia de Sallent.
Antonio descubrió que su verdadera vocación era ser misionero, es decir, predicar la Palabra de Dios en diferentes lugares. Decidió ir a Roma para ofrecerse como misionero. En 1839, renunció a su parroquia.
Viajó a Barcelona para conseguir un permiso, pero se lo negaron por la situación de conflicto. Finalmente, con ayuda de su hermano, consiguió los papeles para viajar a Roma.
Llegó a Roma el 6 de octubre de 1839. Allí, un sacerdote jesuita le sugirió unirse a la Compañía de Jesús. Fue aceptado en el noviciado en octubre de 1839. Sin embargo, a principios de 1840, enfermó de una pierna. El superior de los jesuitas le dijo que era la voluntad de Dios que regresara a España.
El 19 de marzo, Antonio partió de Roma. Al llegar a España, fue enviado a la pequeña parroquia rural de San Martín de Viladrau (Gerona) en mayo de 1840.
Misionero Apostólico: Predicando la fe
En Viladrau, Claret no solo era sacerdote, sino que también ayudaba a los enfermos, ya que los médicos se habían ido por la guerra. Aprendió sobre hierbas medicinales y se hizo conocido por ayudar a la gente.
El 15 de agosto de 1840, comenzó su primera misión popular en Viladrau. Luego, predicó con mucho éxito en otras parroquias como Espinelvas, Seva, Igualada y Santa Coloma de Queralt.
En 1841, pidió al vicario que lo liberara de su compromiso en Viladrau para poder predicar en más lugares, y se lo concedieron. El 9 de julio de 1841, recibió el título de misionero apostólico. Predicó en muchos pueblos de Cataluña.
En 1845, mientras daba ejercicios espirituales, se preocupó por el problema de la blasfemia (hablar mal de Dios). Creó una iniciativa llamada "Sociedad Espiritual de María Santísima Contra la Blasfemia", que se extendió por España y Cuba.
También predicó en Olot, donde conoció a Joaquim Masitjà, quien fundaría una congregación religiosa. Claret siguió predicando en muchas ciudades de la costa catalana y en las diócesis de Solsona y Tarragona.
En 1847, en Alforja, un hombre llamado Miquel Rivas inició un movimiento religioso que no seguía a la Iglesia. El arzobispo envió a Claret para que predicara a favor de la Iglesia Católica, y Miquel Rivas se retractó.
La gente acudía en grandes cantidades a sus sermones. Claret también daba ejercicios espirituales a sacerdotes y religiosas. Formó un grupo de colaboradores, entre ellos Francisco Coll Guitart, quien fundaría las Hermanas Dominicas de la Anunciata.
Claret fue un escritor muy activo. Escribió libros y folletos para ayudar a las personas a vivir su fe. Uno de sus libros, «Religiosas en sus casas», inspiró la creación de la Filiación Cordimariana, un instituto secular.
En 1846, fundó la Hermandad Espiritual de los Libros Buenos para distribuir textos religiosos gratis. En 1848, fundó la editorial Librería Religiosa, que imprimió muchos libros para seminarios y bibliotecas.
También ayudó a establecer Cofradías del Santísimo e Inmaculado Corazón de María en muchas parroquias. En 1847, fundó la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María para sacerdotes y laicos.
Mantuvo una relación cercana con Santa Joaquina de Vedruna, fundadora de las Carmelitas de la Caridad de Vedruna. Claret apoyó mucho a esta congregación.
En 1847, debido a conflictos en España, Claret fue enviado a Canarias a petición del obispo Buenaventura Codina. Viajó por varias islas, predicando y ayudando a la gente. Los canarios lo llamaban cariñosamente el Padrito.
El 16 de julio de 1849, fundó, junto con cinco sacerdotes, la congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, conocidos como Misioneros Claretianos. Poco después, el 11 de agosto, fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba. Al principio, no quería aceptar, pero finalmente lo hizo.
Arzobispo en Santiago de Cuba
El 6 de octubre de 1850, Antonio María Claret fue nombrado obispo en la catedral de Vic. Luego viajó a Madrid, donde se reunió con el ministro de Gracia y Justicia para hablar de su diócesis. La reina Isabel II le concedió una importante condecoración.
El 28 de diciembre, se embarcó hacia Cuba. Hizo una parada en Málaga, donde predicó 15 sermones. Llegó a Santiago de Cuba el 16 de febrero de 1851. La sede de arzobispo había estado vacante por 14 años. Claret permaneció en Santiago de Cuba hasta marzo de 1857.
Claret se dedicó a llevar la Palabra de Dios a todos los pueblos, plantaciones y granjas. Dio mucha importancia a las misiones y ejercicios espirituales.
Se preocupó por la evangelización de las personas esclavizadas, que vivían sin educación y sin instrucción religiosa. Publicó una carta con las leyes para evitar abusos y luchó contra la discriminación en el matrimonio entre personas de diferentes razas.
Recorrió su extensa diócesis durante seis años. Hizo varias expediciones misioneras, visitando muchos lugares como El Cobre, Camagüey, Manzanillo y Holguín.
En Cuba, había algunos movimientos que buscaban la separación de España, pero Claret no hablaba de política. Cuando algunos líderes fueron condenados, Claret intercedió por ellos. Sufrió un intento de envenenamiento, que atribuyó a quienes querían mantener la rebelión.
Claret mejoró la preparación religiosa en el seminario de Santiago. Consiguió recursos del gobierno de Madrid para aumentar el número de sacerdotes y renovar las iglesias.
También logró que el gobierno autorizara la instalación de órdenes religiosas en Cuba, que casi no existían. En 1853, consagró su archidiócesis al Corazón de María y estableció la Archicofradía del Corazón de María en todas las parroquias.
Llamó a María Antonia París para que fundara escuelas para niñas blancas y negras en Santiago. María Antonia se opuso a la ley que prohibía que niños de diferentes razas asistieran a la misma escuela. También acogió a niñas pobres de forma gratuita. En 1855, María Antonia fundó las misioneras claretianas.
Claret aumentó el número de parroquias en su diócesis, creando 40 más. Estableció escuelas de artes y oficios en las cárceles para ayudar a los presos a aprender un oficio y reinsertarse en la sociedad.
En 1852, ayudó a las víctimas de terremotos y de una epidemia de cólera. También creó las primeras cajas de ahorros en las parroquias de Cuba para ayudar a trabajadores y pequeños propietarios. Las ganancias se destinaban a viudas, pobres y para ayudar a muchachas necesitadas.
Inició la construcción de la Casa de Beneficencia en Puerto Príncipe (actual Camagüey) con su propio dinero. Quería crear un lugar con talleres, aulas, bibliotecas, huertos y jardines botánicos. Este proyecto se interrumpió cuando fue llamado a Madrid.
El 1 de febrero de 1856, un hombre lo hirió en la cara y el brazo en Holguín. Claret le preguntó al papa si debía quedarse en Cuba. El papa le respondió que, aunque hacía mucho bien, debía decidir si podía seguir sin peligro. Claret continuó su actividad, pero el 18 de marzo de 1857, la reina lo llamó urgentemente a Madrid.
Confesor de la Reina Isabel II
Llegó a Madrid el 26 de mayo de 1857. Ese mismo día, la reina Isabel II lo eligió como su confesor.
Antonio vivía cerca del Hospital de los Italianos, cuya iglesia era sede de la Escuela de Cristo. Allí, Claret confesaba a la gente y organizaba reuniones para sacerdotes para estudiar temas religiosos. También realizaba apostolado en varias iglesias y centros de ayuda en Madrid.
Claret iba una vez a la semana a confesar a la reina, muy temprano. La reina a menudo le pedía que celebrara la misa y le diera la comunión. Claret escribió sobre la reina: "Cada día lee la vida del Santo, reza el rosario, oye misa, visita la imagen de la Virgen, frecuenta los santos sacramentos con mucho fervor y devoción. Cada año hace los santos ejercicios espirituales... Nunca se cansa de cosas buenas. Además es muy caritativa, da mucho y con toda la buena voluntad."
La reina le pidió que fuera maestro de la infanta Isabel. Todos los lunes, Claret le daba catequesis a la niña. En 1859, la infanta empezó a confesarse con él, y en 1862, Claret le dio la primera comunión. Fue su director espiritual hasta el matrimonio de la infanta en 1868.
En 1859, Claret se mudó al Real Hospital de Nuestra Señora de Montserrat, del cual fue nombrado protector. Pagó de su bolsillo las reparaciones de los edificios. Allí también confesaba, celebraba misa y predicaba.
Durante sus años en Madrid, guio espiritualmente a muchas personas importantes, como Bienvenido Monzón y Santa María Micaela del Santísimo Sacramento.
Entre 1857 y 1868, Claret realizó varios viajes por España. Visitó Cataluña para ver a sus misioneros y acompañó a la familia real en sus viajes por diferentes regiones de España, como Levante, Castilla y León, Galicia, Baleares, Cataluña, Aragón, Andalucía y Murcia. Aprovechaba estos viajes para predicar en iglesias, conventos, hospitales y otros centros.
En 1858, fundó la Academia de San Miguel, una asociación para laicos dedicada a la evangelización de la cultura. Tenía "coros" para escritores, artistas y personas que difundían la fe. También publicó un reglamento para las Bibliotecas Populares y Parroquiales.

El 5 de agosto de 1859, fue nombrado presidente del Real Monasterio de El Escorial. Este lugar estaba muy descuidado. Claret estableció una comunidad religiosa, una escuela de canto para la basílica, un seminario y una escuela secundaria. Se encargó personalmente de recuperar el edificio y sus bienes. La reina Isabel II elogió su gestión.
Sin embargo, su trabajo en El Escorial fue criticado por algunos grupos. Finalmente, su renuncia fue aceptada en 1868.
El 13 de julio de 1860, el papa Pío IX lo nombró arzobispo de Trajanópolis.
Alrededor de 1864, empezó a dar catequesis al príncipe Alfonso (futuro Alfonso XII). Sin embargo, algunos políticos querían que otro clérigo lo instruyera. Claret volvió a ocuparse del príncipe durante el exilio.
El 26 de agosto de 1861, mientras rezaba, sintió que Dios le concedía la gracia de llevar la presencia de Jesús en su corazón de forma permanente.
En 1865, la reina firmó el reconocimiento del Reino de Italia, lo que causó problemas a Claret porque el papa no estaba de acuerdo. Claret se retiró a Cataluña y luego fue a Roma para consultar al papa Pío IX. Por indicación del papa, regresó a Madrid para seguir con la reina.
Claret tuvo un papel importante en la elección de obispos en España entre 1857 y 1868. Los ministros y el nuncio (representante del papa) lo consultaban.
En 1859, una persona que quería hacerle daño, enviada por personas que no estaban de acuerdo con sus ideas, se arrepintió al escucharlo predicar y le confesó sus planes.
En la Nochebuena de 1864, mientras rezaba, se le apareció la Virgen María y le puso al Niño Jesús en sus brazos.
A Claret se le atribuyó un papel de consejero de la reina en asuntos públicos, lo que le ganó tanto apoyo como críticas.
La Revolución de 1868 llevó al exilio a la reina y a su confesor. Después de la revolución, se publicó mucha información negativa sobre Claret.
La reina se instaló en Biarritz y luego en París. Claret se quedó cerca de ella. El gobierno español revolucionario le quitó su asignación, dejándolo sin dinero.
La situación de sus misioneros en España también era difícil. Uno de ellos fue asesinado, y los demás tuvieron que abandonar sus casas. Los misioneros abrieron provisionalmente una casa en Perpiñán y un seminario en Prades.
Claret permaneció al servicio de la reina hasta marzo de 1869.
Últimos años y fallecimiento
Llegó a Roma el 2 de abril de 1869 para participar en el 50 aniversario de la ordenación sacerdotal del papa. Se hospedó con los frailes mercedarios.
El 11 de abril, Claret asistió a la misa por el aniversario del papa. El 24 de abril, fue recibido en audiencia por el sumo pontífice.
En julio de 1869, Claret dijo que estaba siendo muy consultado por quienes preparaban el Concilio Vaticano I. Durante el concilio, se relacionaba mucho con los obispos españoles. Asistió a casi todas las sesiones y reuniones. El 31 de mayo de 1870, habló sobre la importancia de definir una verdad como dogma (una verdad de fe) y apoyó la infalibilidad papal (la idea de que el papa no se equivoca en asuntos de fe y moral).
El concilio se interrumpió en julio de 1870. Claret, ya muy enfermo, se trasladó a la residencia de sus misioneros en Prades (Pirineos Orientales).
Aunque Claret no se metía en política, el cónsul español en Perpiñán, que no estaba de acuerdo con la Iglesia, pidió que lo arrestaran. Para evitarlo, se decidió acompañar a Claret a la abadía cisterciense de Fontfroide, cerca de Narbona, el 6 de agosto. Allí falleció el 24 de octubre de 1870.
Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de los monjes. El 13 de junio de 1897, sus restos fueron trasladados a la Casa Madre de los Misioneros Claretianos en Vich. En 1910, se inauguró un monumento en su honor en su pueblo natal.
¿Cómo fue reconocido como santo?
Beatificación y canonización
En 1887, comenzaron los procesos para su beatificación en varias diócesis. El 4 de diciembre de 1899, la causa llegó a Roma. Se examinaron miles de páginas de sus escritos. El 6 de enero de 1926, se proclamó que sus virtudes eran heroicas. El 18 de febrero de 1934, se aprobaron dos milagros atribuidos a su intercesión.
El primer milagro fue la curación de Javiera Mestre, una joven de quince años que estaba muy enferma en 1897. Después de pedir la ayuda de Claret, se curó completamente de la noche a la mañana.
El segundo milagro fue la curación de Benigna Sibila Alsina, una religiosa que sufría una grave úlcera en 1930. Los médicos no podían operarla por su debilidad. Ella y sus compañeras rezaron a Antonio María Claret, y se curó de forma instantánea y completa.
Fue beatificado por el Pío XI el 25 de febrero de 1934. El 7 de mayo de 1950, fue canonizado por el Pío XII. El 8 de mayo de 1950, el papa Pío XII dio un discurso en Roma, donde lo llamó "honra de su Patria y de la Iglesia".
¿Qué obras escribió?
Antonio María Claret fue un escritor muy dedicado. Escribió unas 96 obras propias, incluyendo libros y folletos, tanto en español como en catalán. También hizo ediciones y traducciones.
En 1843, escribió su primera obra, «Avisos a las monjas». Luego publicó «Avisos» para diferentes grupos: sacerdotes, jóvenes, padres, niños, casadas, viudas y militares.
Una de sus obras más conocidas fue «Camino recto y seguro para llegar al cielo» (1843), que se difundió mucho en España, Canarias, Cuba, Filipinas y América Latina. Fue un libro de oraciones muy popular hasta mediados del siglo XX.
También escribió un viacrucis, un tratado sobre la mortificación cristiana (1846), la «Escalera de Jacob» (1846) sobre la devoción a la Virgen, y el «Auxilio de los difuntos» (1847) sobre la caridad con las almas del purgatorio.
Para la enseñanza de la fe, escribió el «Catecismo menor» (1847) para que los padres instruyeran a sus hijos. Luego publicó el «Compendio o breve explicación de la Doctrina Cristiana» (1848) para adolescentes y jóvenes. Finalmente, escribió el «Catecismo de la Doctrina Cristiana explicado» (1848), con explicaciones y dibujos hechos por él.
Escribió sobre la Archicofradía del Sagrado Corazón de María y la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María. Su obra «Religiosas en sus casas» (1850) inspiró la creación de la Filiación Cordimariana.
Para la formación de sacerdotes, escribió «El colegial o seminarista teórica y prácticamente instruido» (1860). Para religiosas, escribió «La colegiala instruida» (1863). También escribió sermones y pláticas doctrinales. Para los obispos, escribió «Apuntes de un plan para restaurar la hermosura de la Iglesia» (1857).
También escribió dos obras sobre agricultura: «Reflexiones sobre agricultura» (1854) y «Las delicias del campo» (1855).
Editó el «Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo» (1857) y la «Biblia Sacra» (1862). Escribió un pequeño libro para soldados que iban a la guerra, titulado «Consejos que una madre dio a su hijo al tiempo de despedirse para ir a la guerra de África y los santos evangelios» (1862).
Por encargo de su congregación, escribió su «Autobiografía» (entre 1861 y 1865), donde narra su vida. Fue publicada por primera vez en 1915.
¿Cuál es su legado?
Patronazgos e influencia
Antonio María Claret es el fundador de los Misioneros Claretianos y de las Religiosas de María Inmaculada-Misioneras Claretianas. También inspiró el instituto secular Filiación Cordimariana y el Movimiento de Seglares Claretianos.
El 13 de abril de 1951, el papa Pío XII lo declaró copatrono de la diócesis de Canarias.
Es considerado patrón de la industria textil española, de los inventores y de las cajas de ahorro.
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba lo declaró patrón de la catequesis en Cuba en 1980.
Galería de imágenes
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Retrato de Mosén Claret en los comienzos de su predicación misionera por Cataluña. Grabado de Paciano Ross, 1894.
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Cuadro de azulejos pintados en la Iglesia de Santa Lucía para conmemorar la estancia del santo en Santa Lucía de Tirajana, Gran Canaria, España.
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Retrato al óleo por Germán Hernández, Madrid, antes de 1868.
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Retrato de Antonio María Claret realizado por Luis de Madrazo. Museo del Romanticismo. Madrid.
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Sepulcro Claret.jpg
Actual sepulcro del Santo en Vich. Obra de Domènec Fita, 1999.