Xicomecóatl para niños
Datos para niños Xicomecóatl |
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![]() Representación de Xicomecóatl realizada por los artistas novohispanos Juan González y Miguel Gonzáles. 1698
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Información personal | ||
Otros nombres |
«Cacique Gordo» Chicomácatl |
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Nacionalidad | Mexicana | |
Etnia | Totonaca | |
Religión | Religión mexica | |
Lengua materna | Totonaca | |
Información profesional | ||
Ocupación | Gobernante de Cempoala | |
Xicomecóatl, también conocido como Chicomácatl o el «Cacique Gordo», fue un importante gobernante del pueblo totonaca en la ciudad de Cempoala. Su apodo de «Cacique Gordo» se lo dio el conquistador español Bernal Díaz del Castillo debido a su gran tamaño.
Xicomecóatl era el líder de Cempoala cuando Hernán Cortés y sus hombres llegaron a la región el 15 de julio de 1519. Se convirtió en uno de los primeros aliados de los españoles durante la Conquista de México. Ofreció a los conquistadores muchos soldados para protegerlos en su viaje hacia México-Tenochtitlan, la capital del Imperio mexica.
Contenido
¿Quién fue Xicomecóatl?
Xicomecóatl fue el gobernante de Cempoala, una ciudad totonaca. Su nombre verdadero no se conoce con total seguridad, por lo que se usan comúnmente los nombres Xicomecóatl o Chicomácatl. El historiador Fernando de Alva Ixtlilxóchitl mencionó por primera vez el nombre Chicomácatl.
¿Por qué lo llamaban "Cacique Gordo"?
El apodo «Cacique Gordo» se le dio a Xicomecóatl por su gran tamaño. Bernal Díaz del Castillo, en su libro Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, lo describió como un hombre muy corpulento. Otros historiadores también lo mencionaron como un hombre alto y de gran complexión.
La alianza con los españoles
No se sabe mucho sobre la infancia o juventud de Xicomecóatl, como su fecha y lugar de nacimiento o sus padres.
Según algunos relatos, el pueblo de Xicomecóatl estaba bajo el dominio del emperador Moctezuma II, quien les exigía grandes pagos (tributos) que les resultaba difícil cumplir. Se dice que no se atrevían a quejarse por miedo a lo que Moctezuma podría hacer. Sin embargo, otros historiadores creen que Cempoala no estaba realmente sometida, y que Xicomecóatl buscaba aliarse con los españoles para fortalecer su posición frente a Moctezuma y dar más poder a los pueblos aliados de Cempoala.
El primer encuentro con Cortés
Xicomecóatl conoció a Hernán Cortés el 15 de julio de 1519. Los indígenas de la zona guiaron a los españoles hasta Cempoala.
Los españoles fueron bien recibidos en la ciudad. Xicomecóatl los esperó en el centro del pueblo. Los españoles quedaron muy impresionados con la ciudad, a la que algunos llamaron «Villaviciosa» o «Sevilla» por su belleza y su gran población.
Cortés fue recibido en el patio del palacio con un abrazo, como señal de bienvenida. Xicomecóatl les ofreció mucha comida, como ciruelas y pan de maíz, en unos aposentos muy grandes. Después de comer, Cortés, junto con doña Marina y Gerónimo de Aguilar (quienes eran sus intérpretes), se reunió con Xicomecóatl para hablar. El gobernante también le dio a Cortés varios regalos, como joyas y oro.
Cortés explicó que venía en nombre de un gran señor, el emperador Carlos, para ayudar a resolver problemas y pedir que no se hicieran más sacrificios. Xicomecóatl entonces expresó sus quejas sobre Moctezuma, hablando de los tributos y la opresión. Cortés le dijo que entendía su situación y que los apoyaría en su búsqueda de libertad. A partir de este momento, los españoles y los totonacas se convirtieron en aliados.
La alianza se fortalece
Xicomecóatl fue muy amable con los españoles. Les dio más de 400 trabajadores, llamados «tamemes», para ayudarles a cargar sus cosas. Cortés decidió ir a Quiahuiztlán, una ciudad aliada de Cempoala, para formar una gran alianza con varios pueblos totonacas y los españoles.
Xicomecóatl y otros líderes importantes de su gobierno también fueron a Quiahuiztlán para hablar con Cortés y los líderes locales. Allí, expresaron muchas quejas sobre Moctezuma. Cortés los tranquilizó, prometiendo que los protegería de cualquier ataque.
Más tarde, llegaron cinco recaudadores de tributos de Moctezuma. Los líderes de Quiahuiztlán se asustaron mucho. Los recaudadores exigieron 20 personas, hombres y mujeres, para ser ofrecidas en ceremonias religiosas. Esto preocupó a los líderes, quienes incluso culparon a Xicomecóatl por permitir que los españoles se quedaran sin permiso de Moctezuma. Cortés les pidió que se calmaran y les aseguró que los protegería.
Cortés decidió mostrar su alianza con Xicomecóatl ordenando el arresto de los recaudadores. Los españoles sugirieron que los pueblos totonacas no debían pagar más tributos a Moctezuma. La noticia de este arresto y la rebelión contra Moctezuma se extendió por el imperio.
Xicomecóatl y los otros líderes de Cempoala querían que los recaudadores fueran ofrecidos en sacrificio. Cortés intervino, diciendo que no quería que los mataran, sino que él mismo los mantendría prisioneros. Los líderes aceptaron. Sin embargo, Cortés liberó secretamente a dos de los prisioneros para que le dijeran a Moctezuma que él no tenía malas intenciones y que era leal al Imperio.
A la mañana siguiente, Xicomecóatl se molestó al saber de la fuga y quiso ofrecer a los otros tres prisioneros. Cortés fingió estar molesto y sugirió que los prisioneros fueran llevados a sus barcos para evitar más fugas. Al día siguiente, esos prisioneros tampoco aparecieron. Los líderes de Cempoala seguían preocupados por los tributos, temiendo la venganza de Moctezuma, pero Cortés les aseguró que nada les pasaría.
El incidente de Tizapanzinco
Xicomecóatl y otros líderes de Cempoala le dijeron a Cortés que un pueblo cercano, Tizapancinco, estaba planeando un ataque contra los españoles y los totonacas. Afirmaron que Tizapancinco era peligroso y que sus habitantes causaban problemas a los totonacas. Cortés, que no conocía bien la región, confió en Xicomecóatl y decidió actuar.
Existen dos versiones de esta historia:
- Versión de Bernal Díaz del Castillo: Cortés llevó 100 trabajadores para cargar armas y 2000 soldados de Cempoala. Al acercarse a Tizapancinco, ocho líderes del pueblo salieron llorando y pidiendo piedad. Explicaron que no habían hecho nada malo y que no eran un pueblo guerrero. Sugirieron que Xicomecóatl pudo haber mentido debido a conflictos pasados entre Cempoala y Tizapancinco por tierras.
Cortés ordenó a los guerreros de Cempoala que se detuvieran, pero ya habían saqueado algunas casas. Cortés se enojó y les ordenó devolver lo robado, amenazando con castigarlos si volvían a mentir o saquear. Los líderes de Cempoala se disculparon y devolvieron los objetos.
- Versión de Francisco López de Gómara: Según Gómara, los soldados de Cempoala y los españoles fueron a Tizapancinco sin avisar. Cuando se acercaron, la guarnición mexica del pueblo se asustó al ver a los españoles y huyeron. Intentaron entrar en su pueblo fortificado, pero las tropas de Cortés los alcanzaron. Los mexicas forzaron su entrada, causando un disturbio. Cortés ordenó desarmar y expulsar a los soldados mexicas, pero sin dañar a los ciudadanos. Después de la victoria, Cortés regresó a Cempoala, donde fue muy respetado.
Bernal Díaz del Castillo afirmó que la historia de Gómara no era cierta, criticando sus escritos.
Regreso a Cempoala
Al día siguiente, los españoles y los soldados de Cempoala regresaron a la ciudad. Xicomecóatl había preparado refugios y comida para ellos. Se disculpó con Cortés por haber intentado usarlos de esa manera, y Cortés aceptó la disculpa.
Cortés sugirió fortalecer la relación entre Cempoala y España mediante matrimonios. Xicomecóatl ofreció ocho mujeres, hijas de líderes de Cempoala y pueblos cercanos. Una de ellas, bautizada como doña Catalina, era pariente de Xicomecóatl y fue entregada a Cortés. Otra, doña Francisca, fue entregada a Alonso Hernández Portocarrero.
Xicomecóatl le dijo a Cortés: «Señor, estas mujeres son para tus capitanes, y esta, mi sobrina, es para ti. Ella es gobernante de una región». Cortés la recibió con alegría, pero le dijo a Xicomecóatl que, para una alianza duradera, debían dejar de hacer sacrificios y que las mujeres debían abandonar sus creencias indígenas. Cortés prometió que, si hacían esto, recibirían más tierras. En general, Cortés pidió que se abandonaran los sacrificios y las creencias religiosas totonacas. Los sacerdotes se negaron.
La profanación de templos
Cuando Cortés pidió que se eliminaran algunas prácticas totonacas, los sacerdotes respondieron que sus dioses les daban salud y bienestar, por lo que no podían abandonar los sacrificios ni su religión. Cortés y sus hombres no pudieron soportar esta respuesta.
Cortés preguntó a sus hombres: «¿Cómo podemos hacer algo bueno si no honramos a Dios y eliminamos los sacrificios que hacen a los ídolos?». Ordenó que derribaran los ídolos y se prepararan para luchar si intentaban defenderlos. Cortés exigió a los líderes de la ciudad que derribaran los ídolos. Xicomecóatl, por su parte, ordenó a sus guerreros proteger los templos y no dejar pasar a los españoles.
Xicomecóatl intentó convencer a Cortés de que si abandonaban a sus dioses, todos perecerían. Cortés respondió que estaban siendo engañados para hacer sacrificios y que ellos querían detener eso. Amenazó a Xicomecóatl y a otros líderes con que, si no derribaban los ídolos, ellos mismos lo harían. Los líderes respondieron que los españoles no eran dignos de sus dioses y que podían intentar derribarlos, pero no con su consentimiento.
Los españoles subieron al templo principal y tiraron las estatuas de dioses como Quetzalcóatl por las escaleras, donde se hicieron pedazos. Los sacerdotes, al ver sus estatuas rotas, lloraron y rezaron. Algunos soldados totonacas se prepararon para atacar a los españoles. Cortés ordenó a Xicomecóatl que detuviera a sus soldados inmediatamente o lo mataría. Xicomecóatl corrió y ordenó a sus hombres que no atacaran. El conflicto terminó en ese momento.
La paz se restablece
Después de la destrucción de las estatuas, Cortés ordenó que los restos fueran quemados y enterrados. Dijo que Cempoala y España eran ahora grandes aliados y que tendrían éxito en la rebelión contra Moctezuma. Para que la alianza funcionara, los ídolos debían ser retirados de los templos y los españoles debían colocar una imagen de María de Nazaret en el templo principal. También ordenó limpiar la sangre de los templos y crear un altar con flores. Cuatro sacerdotes totonacas debían trabajar en esta nueva iglesia bajo la vigilancia de un soldado español, y se construiría una cruz de madera en la ciudad.
Al día siguiente, fray Bartolomé de Olmedo celebró una misa, donde las ocho mujeres ofrecidas por Xicomecóatl fueron bautizadas y entregadas a los soldados de Cortés. Así, la alianza entre España y Cempoala se restableció.
Cortés partió de Cempoala hacia Tenochtitlán. Antes de irse, le dijo a Xicomecóatl que hablaría con Moctezuma para que dejara de causar problemas en Cempoala, y le pidió que cuidara bien de la iglesia y la cruz. También le pidió 200 guerreros y 50 comandantes para su viaje. Durante los meses siguientes, Xicomecóatl recibió regalos de Cortés como muestra de la alianza.
Amenazas de los mexicas
Después de la partida de Cortés, varios líderes de Cempoala comenzaron a recibir amenazas de Moctezuma por su rebelión. Cortés intentó constantemente calmar a los líderes, asegurándoles que nada les pasaría, y por eso les enviaba regalos a Xicomecóatl.
El arresto de Pánfilo de Narváez
Batalla de Cempoala | ||||
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Parte de la Conquista de México | ||||
![]() Lugar de Cempoala donde sucedió la batalla
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Fecha | 27 de mayo de 1520 | |||
Lugar | Cempoala, México | |||
Resultado | Victoria de Cempoala y del Imperio español | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Unidades militares | ||||
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Bajas | ||||
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En marzo de 1520, el capitán español Pánfilo de Narváez fue enviado por el gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, para capturar a Hernán Cortés, quien había desobedecido sus órdenes. Narváez comenzó a atacar Cempoala, saqueando el pueblo y llevándose a las ocho mujeres bautizadas que se habían quedado allí. También robó varios regalos que Cortés había enviado. Xicomecóatl intentó amenazar a Pánfilo, advirtiéndole que si robaba los regalos de Cortés, este iría a matarlo.
Cortés, al enterarse de la llegada de Pánfilo, decidió ir a Cempoala para enfrentarlo. Le envió una orden a Pánfilo para que devolviera lo robado a Xicomecóatl, pero Narváez la ignoró.
Xicomecóatl le dijo a Pánfilo: «¿Qué haces tan descuidado? ¿Crees que Malinche y los teules que trae no son como vosotros? Te digo que cuando menos lo esperes, estará aquí y te matará». Pánfilo y sus hombres se burlaron de esto.
Las tropas de Cortés llegaron a Cempoala el 27 de mayo de 1520. Estaban en desventaja numérica, pues Cortés solo tenía 266 españoles y pocos indígenas, mientras que Narváez tenía entre 550 y 750 españoles, además de artillería. A pesar de esto, Cortés decidió intentar arrestar a Narváez.
Al llegar a Cempoala, Cortés capturó a un espía llamado Gonzalo Carrasco, quien le dio la ubicación de Narváez y sus fuerzas. Gracias a él, las tropas de Cortés supieron que Narváez estaba en uno de los templos principales, con artillería y muchos soldados vigilando desde otros templos.
Cortés usó el clima a su favor, llegando a Cempoala una noche durante una fuerte lluvia, lo que dificultó la visibilidad a los soldados de Narváez. Narváez no creía que Cortés vendría y desestimó varias advertencias de sus propios soldados, incluyendo a Carrasco.
La primera orden de Cortés fue capturar la artillería de Narváez. Un escuadrón, liderado por un capitán llamado Pizarro, debía tomar las balas de cañón. Otro escuadrón de unos 40 hombres, liderado por Gonzalo de Sandoval, debía llegar al templo donde estaba Narváez para capturarlo.
Los hombres de Pizarro lograron capturar 18 balas de cañón. Fue entonces cuando Narváez finalmente se dio cuenta de la presencia de Cortés. Narváez ordenó a sus hombres disparar la artillería, pero solo pudieron hacerlo 4 veces. Uno de esos disparos mató a 3 hombres. Varios jinetes intentaron hacer retroceder al escuadrón de Pizarro, pero fallaron. Murieron unos 7 caballos.

Después de que la artillería y la caballería fallaran, Narváez ordenó a sus hombres disparar sus arcabuces desde los templos. Siete hombres resultaron heridos. Fue entonces cuando Sandoval llegó al templo de Narváez, lo que obligó a este a dividir sus tropas. Cortés usó la artillería capturada y la apuntó al templo, forzando a Narváez y sus hombres a bajar.
En ese momento, ocurrió el último enfrentamiento entre los soldados de Narváez y los piqueros de Cortés. Durante la lucha, Narváez fue herido en el ojo por uno de los piqueros de Cortés y fue capturado poco después, dando fin a la batalla.
Xicomecóatl también resultó herido en la batalla, atacado por un soldado de Pánfilo de Narváez mientras intentaba esconderse. Cortés, al encontrarlo, lo envió a su palacio para que lo curaran. Después del evento, Pánfilo fue arrestado y el resto de su ejército se unió a Cortés.
Cortés regresó a Tenochtitlán. Allí se enteró de que, durante su ausencia, Pedro de Alvarado había ordenado una matanza de civiles durante la fiesta de Tóxcatl. Esto llevó al inicio de la Noche Triste, en la noche del 30 de junio de 1520.
Xicomecóatl sobrevivió y continuó apoyando a los españoles durante la guerra, enviando refuerzos a las tropas de Cortés después de la Noche Triste y la Batalla de Otumba.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Xicomecoatl Facts for Kids