Viaje de agua para niños
Viaje de agua es la denominación que en la península ibérica se le da a un tipo de «galería filtrante», usado como conducción subterránea o semisubterránea para canalizar el abastecimiento de agua en los núcleos de población, y con un especial desarrollo en algunas ciudades desde la ocupación musulmana en España hasta el siglo xix. Destaca la red hidrográfica de Madrid desde su asentamiento como ciudad medieval.
Su uso ancestral como ingenios de agua potable o para el riego agrícola ha dejado importantes ejemplos en el levante español, Andalucía, y las Islas Canarias. Diversos estudios arqueológicos han hallado vestigios o restos de «qanats» en localidades como Alcalá de Henares, Crevillente, Fuentelapeña, Puerto Lumbreras, Valladolid, o Villaluenga del Rosario, por citar algunos de una larga lista.
En 2002, la UNESCO propuso su protección como patrimonio cultural de la humanidad, y en Lista de Patrimonio Mundial. En 2015, durante la 40ª reunión en Estambul del Comité del Patrimonio Mundial de dicha organización, fueron inscritos once «qanat» iraníes de entre 200 y 2500 años de antigüedad.
Contenido
Historia
Los orígenes de las infraestructuras hidrogeológicas para la captación de capas o vexigones de agua subterránea (‘lentejones’ en el argot de los zahoríes), conocidas como «qanats», se sitúan hacia el año 1000 a. C., en las zonas geográficas del antiguo Imperio persa, Armenia, la península de Omán y el noreste de la meseta de Irán (donde se han conservado activos canales de más de cien kilómetros de longitud y una profundidad que en ocasiones llega a los 30 metros). De allí se extendería su uso, desde Egipto hasta Bactriana. Más tarde, la ruta de la Seda llevó los «qanats» hasta Turpan (Turquestán Oriental), y de allí a China. Ha quedado sobrada noticia de que bajo la dominación romana, se desarrollaron proyectos de construcción en Siria y Egipto; y han llegado a encontrarse restos de «viages» de agua en ciudades europeas como Roma, Lyon o Luxemburgo. No obstante, en el viejo continente, la mayor aportación de esta tecnología oriental sería fruto de la ocupación musulmana durante siglos de Sicilia y Andalucía, de donde luego sería llevada a la América Hispánica.
A lo largo de la historia de Occidente, la evolución de los «qanats» ha quedado asociada a la figura del zahorí, individuo encargado de localizar la presencia de aguas subterráneas. Glosados ya en el siglo vi por el romano Casiodoro, se sabe que el emperador Teodorico tuvo a su servicio un esclavo de origen sahariano autor de un tratado hidrológico sobre el tema.
Descripción y función
El «viage» de agua, como todo «qanat», puede esquematizarse en tres partes esenciales: los pozos (o red de captación), las galerías o canales de drenaje de la línea de conducción, y la red de distribución y sus arcas y fuentes. En el proceso de construcción aparecerán los siguientes elementos o fases:
- Localización de los manaderos de agua subterránea (‘agua verde’) por medio de pozos artesianos o galerías de captación de agua de lluvias, construidas en altitud, es decir, siempre por encima del nivel de la población a la que va destinado el abastecimiento para garantizar la presión sin necesidad de bombeo.
- Trazado de las minas o galerías con una altura media de 1,80 metros sin reforzar (o de “lomo de caballo”), y un lecho de grava como sistema de decantación para retener impurezas.
- A lo largo del recorrido se abrían pozos de ventilación (las lumbreras o chimeneas para extraer materiales que luego servirán de respiraderos), por lo general cubiertos o rematados, cada 20 metros, por «una piedra de granito tallada, con forma tronco-piramidal, de 70 cm de lado por 80 de alto», para impedir el acceso a animales, personas o el vertido de basuras. También, y de forma especial en los cambios de dirección del túnel, solían intercalarse pequeños aljibes conocidos como cambijas o arcas cambijas que funcionaban como depósitos de arena.
- En el tramo más próximo a las poblaciones, las simples minas sin refuerzo se transformaban en «canalizaciones de 0,5 a 1 metro de ancho, con interior revestido en piedra o ladrillo y con un lecho cóncavo a modo de bóveda invertida y con el mismo sistema de retención de impurezas».
- Ya en el perímetro de la población, los canales del viage se medían por medio de depósitos o "arcas principales". Desde estas arcas de registro, el agua se distribuía por las zonas de la ciudad beneficiadas (palacios, casas nobles, conventos, casas particulares y fuentes públicas).
- El último enclave esencial de los viajes de agua eran los caños vecinales y en especial las grandes fuentes asignadas a los aguadores. Para los tramos finales de conducción se utilizaron durante siglos «caños de barro cocido» con diferentes diámetros, entre unos 35 mm del caño naranjero (que suministraba 14 reales de agua, equivalentes a medio litro), y los 151 mm del caño mayor, con 124 RA (unos 4,59 litros).
- Los «viages» se denominaban por el nombre del arroyo que canalizaban y se clasificaban por la calidad de las aguas que traían, fueran estas consideradas “aguas finas” o “aguas gordas”.
Véase también
En inglés: Qanat Facts for Kids
- Galería filtrante
- Pozo artesiano
- Viajes de agua en el Madrid histórico