Salvador Morales Marcén para niños
Datos para niños Salvador Morales Marcén |
||
---|---|---|
![]() |
||
Información personal | ||
Nacimiento | c. 1836 Épila (España) |
|
Fallecimiento | 13 de julio de 1914 Madrid (España) |
|
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Periodista | |
Seudónimo | Loresma | |
Partido político | Comunión Tradicionalista | |
Salvador Morales y Marcén (nacido en Épila, alrededor de 1836, y fallecido en Madrid el 13 de julio de 1914) fue un importante periodista español. Durante cincuenta años, dirigió muchos periódicos que apoyaban la causa del Carlismo, un movimiento político en España.
Se destacó especialmente por su trabajo como director de los periódicos El Correo Catalán y El Correo Español. Era hermano de Pablo Morales Marcén, quien también fue una figura activa en el movimiento carlista.
Contenido
¿Quién fue Salvador Morales Marcén?
Sus primeros años y el exilio
Salvador Morales Marcén nació en Épila, una localidad de Aragón, cerca del año 1836. Cuando era joven, participó en un intento de levantamiento carlista en San Carlos de la Rápita en 1860. Debido a esto, fue perseguido y tuvo que buscar refugio en Francia. Allí, siguió participando en las reuniones y planes que los carlistas exiliados organizaban.
Su papel durante la Tercera Guerra Carlista
Después de la revolución de 1868, Morales dirigió un periódico llamado El Papelito Aragónes en Zaragoza. Cuando comenzó la tercera guerra carlista, Carlos VII, el pretendiente carlista al trono, lo incluyó en su cuartel general. Allí, Salvador Morales se encargó de redactar y luego dirigir El Cuartel Real, que era el periódico oficial de su causa.
Morales, junto a Melgar y Valbuena, usaba una imprenta portátil para seguir de cerca los eventos de la guerra. Escribían las noticias de la contienda incluso bajo el fuego del ejército contrario. Su trabajo era muy importante para mantener el ánimo de los soldados en los momentos más difíciles.
El regreso del exilio y su trabajo periodístico
Tras la derrota en la guerra, Morales prefirió quedarse en el exilio antes que aceptar un perdón del gobierno que él no consideraba legítimo. Quería mantenerse fiel a su "rey proscrito". Vivió exiliado en ciudades como Burdeos, Angulema y París. Años después, ya mayor, recordaba con alegría esa época de su vida, a pesar de las dificultades:
«Entonces, lo de menos era comer; nos alimentábamos con esperanzas. ¡Qué importa el acostarse sin cenar, cuando uno cree hallarse en vísperas del triunfo!»
Más tarde, Don Carlos le pidió que regresara a España, ya que su causa necesitaba de sus servicios. Entonces, Salvador Morales fundó y dirigió periódicos carlistas en varias ciudades españolas. En Santander, dirigió La Verdad, y fue juzgado por los artículos que publicó. En Zaragoza, dirigió El Intransigente, y en Lérida, El Almogávar Leridano. Dedicó toda su vida a esta labor, siempre con la esperanza de que sus ideas triunfaran.
Dirección de periódicos importantes
Cuando ya era mayor, fue llamado para dirigir El Correo Catalán en Barcelona, donde trabajó durante varios años. Los jóvenes redactores y colaboradores del periódico escuchaban con gran interés sus historias y recuerdos. Uno de ellos, Domingo Cirici Ventalló, contó cómo Salvador Morales influyó mucho en su propia adhesión al carlismo.
Después de la pérdida de Cuba y Filipinas por parte de España, la actividad carlista aumentó. Morales, junto a Juan Vázquez de Mella y otros líderes, preparó un levantamiento que finalmente no tuvo éxito. Aunque este fracaso desanimó a muchos, Morales mantuvo su optimismo.
En 1909, tras el fallecimiento de Benigno Bolaños, quien dirigía El Correo Español, el nuevo líder carlista, Jaime de Borbón y Borbón-Parma, le pidió a Mella que buscara un sucesor. Mella propuso a Morales por su experiencia, talento y méritos. Salvador Morales se mudó entonces a Madrid y asumió la dirección de este importante periódico, que defendía el tradicionalismo. Morales describió el tradicionalismo de esta manera:
«El Tradicionalismo es la historia, es la tradición, es la fe, es el alma española, y sin alma no viven las naciones ni los individuos.»
Sus artículos, que firmaba con el seudónimo Loresma, parecían escritos por un joven, según decían algunos lectores, por su valentía e ingenio. En un artículo que Cirici Ventalló le dedicó cuando falleció, afirmó que, incluso en su vejez, Morales seguía siendo joven: «tenía la juventud de la fe, la eterna juventud que proporcionan el entusiasmo y la esperanza».
Galería de imágenes
-
Salvador Morales, director de El Correo Español (izquierda), los redactores del periódico (centro) y Gustavo Sánchez, administrador (derecha) en 1912