Revuelta de Gante (1539) para niños
La revuelta de Gante fue un levantamiento de los habitantes de Gante contra el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de España, Carlos I, en el año 1539. Esta rebelión ocurrió porque los ciudadanos de Gante estaban molestos por los altos impuestos que se les pedían, los cuales sentían que solo se usaban para financiar guerras en otros lugares, como la guerra italiana de 1536-1538. Los rebeldes se rindieron sin luchar cuando Carlos I llegó a la ciudad con su ejército al año siguiente. Carlos I mostró su autoridad haciendo que los líderes de la revuelta desfilaran con camisetas y cuerdas al cuello, como un símbolo de su castigo. Desde entonces, a los ciudadanos de Gante se les conoce de forma amistosa como «portasogas».
Contenido
¿Por qué ocurrió la revuelta de Gante?

En esa época, Gante formaba parte del gran imperio de Carlos I, quien era emperador y rey. Sin embargo, la región era gobernada por su hermana, María de Hungría, como regente. Gante era una ciudad muy importante en los Países Bajos, conocida por su comercio y su industria, lo que la convertía en una gran fuente de dinero para el imperio. Tenía una población de entre 40.000 y 50.000 personas.
En 1515, Carlos I había establecido una ley llamada Calfvel, que, entre otras cosas, impedía a los gremios (grupos de trabajadores de un mismo oficio) elegir a sus propios líderes.
Los impuestos y la guerra

En 1536, Carlos I entró en guerra con el rey de Francia, Francisco I, por el control del norte de Italia. Esta guerra se conoce como la Guerra italiana de 1536-1538. Carlos I le pidió a su hermana María que consiguiera dinero y soldados de las provincias holandesas. A finales de marzo de 1537, María anunció que se recaudarían 1,2 millones de florines y se formarían 30.000 soldados, además de conseguir armas y cañones. La región de Flandes, donde se encuentra Gante, debía pagar un tercio de ese dinero, y a Gante se le pidió que contribuyera con 56.000 florines. Gante ya tenía muchas deudas por multas anteriores. Además, la ciudad tenía importantes lazos comerciales con Francia, lo que hacía que la guerra fuera aún más complicada para ellos.
Gante se negó a pagar los impuestos. Argumentaron que antiguos acuerdos con gobernantes anteriores les daban el derecho de no pagar impuestos sin su consentimiento. Sin embargo, ofrecieron enviar tropas en lugar de dinero. María intentó negociar con los líderes de Gante, pero Carlos I insistió firmemente en que Gante debía pagar su parte sin condiciones.
De las cuatro provincias holandesas, Gante fue la única que rechazó los nuevos impuestos. Cuando las otras provincias holandesas no apoyaron a Gante, la ciudad ofreció en secreto su lealtad a Francisco I de Francia a cambio de protección contra Carlos I. Francisco I rechazó esta oferta porque Carlos I le había dado a entender que podría darle el control de Milán si se mantenía cooperativo. Francisco I pensó que la buena relación con Carlos I era más valiosa que la lealtad de Gante.
A principios de 1539, Gante organizó un festival muy lujoso. Esto molestó a los funcionarios de Carlos I, ya que Gante había dicho que no podía pagar sus impuestos.
En julio de 1539, surgieron rumores de que algunos funcionarios de la ciudad habían cambiado documentos importantes en los archivos, que supuestamente confirmaban la autonomía de Gante. Los gremios estaban especialmente enojados por el supuesto robo de un documento legendario llamado «la Compra de Flandes», que se decía que le daba a Gante el derecho de rechazar cualquier impuesto. Los gremios creían que la historia y los derechos de su ciudad habían sido manipulados.
El inicio de la revuelta
El 17 de agosto de 1539, varios gremios, como los molineros, zapateros, herreros y constructores de barcos, exigieron el derecho de elegir a sus propios líderes, algo que la ley Calfvel había prohibido. También pidieron el arresto de los concejales de la ciudad, a quienes creían que habían cedido a las demandas de María de Hungría. En los días siguientes, los gremios se armaron y tomaron el control de la ciudad, obligando a los concejales a huir o ser encarcelados. El 21 de agosto, formaron un comité de nueve hombres para gobernar la ciudad. Un concejal retirado llamado Lieven Pyn fue ejecutado el 28 de agosto, en parte por supuestamente haber manipulado documentos que legitimaban la autonomía de Gante. El 3 de septiembre, el documento original del impopular edicto de 1515 fue roto en una ceremonia pública.
Como muestra de buena voluntad, Francisco I le informó a Carlos I que Gante le había ofrecido su lealtad. Al ver que el rey francés estaba cooperando, Carlos I decidió que era el momento de detener la rebelión en persona. Carlos I pidió permiso para pasar por territorio francés, lo cual Francisco I le concedió. Carlos I no quería viajar por mar a Flandes porque temía que los ingleses intentaran capturarlo en el Canal de la Mancha. Carlos I salió de España con un grupo de unas cien personas y viajó por Francia durante el invierno de 1539. Se reunió con Francisco I en Loches el 12 de diciembre, quien lo acompañó a París. Carlos I llegó a Valenciennes en enero, donde se encontró con su hermana María y con una delegación de Gante. Carlos I les advirtió que haría de Gante un ejemplo.
Carlos I llegó a sus territorios de Borgoña a finales de enero. Allí se reunió con las tropas que había llamado de Alemania, España y los Países Bajos. Carlos I llegó a Gante el 14 de febrero con un ejército de unos 5.000 soldados. La ciudad no ofreció resistencia cuando él entró.
Las consecuencias de la revuelta
Los líderes de la revuelta fueron arrestados, y 25 de ellos fueron ejecutados. El resto fue sometido a un acto público de sumisión: el 3 de mayo, desfilaron por las calles desde el ayuntamiento hasta el palacio de Carlos I, el Prinsenhof. La procesión incluía a todos los alguaciles, escribanos, oficiales y 30 nobles de la ciudad, vestidos con capas negras y descalzos; 318 miembros de los gremios y 50 tejedores, también con túnicas negras; y 50 trabajadores diarios vestidos con camisas blancas y cuerdas al cuello. La cuerda simbolizaba que merecían un castigo severo. En el Prinsenhof, fueron obligados a pedir clemencia a Carlos I y María.
Se impuso una multa de 8.000 florines a la ciudad. A finales de abril, Carlos I estableció una nueva ley, la Concessio Carolina, que quitó a Gante todas sus libertades legales y políticas de la Edad Media, así como todas sus armas. Los tejedores y otros 53 gremios, excepto los cargadores y los carniceros, perdieron sus privilegios. La antigua abadía de San Bavón y su iglesia del Santo Salvador fueron demolidas para construir una nueva fortaleza, el Spanjaardenkasteel («el castillo español»), que albergaba una guarnición militar permanente. Ocho de las puertas de la ciudad y partes de sus muros fueron derribadas. Los concejales de la ciudad serían elegidos por jueces designados por los representantes de Carlos I. Carlos I también ordenó reducir los festivales que fomentaban el orgullo de la ciudad. El reloj del campanario fue retirado, ya que era un símbolo de desafío político, pues se había usado para convocar a las asambleas de trabajadores en la Vrijdagmarkt (la plaza principal de la ciudad).
El legado de la revuelta
Desde este incidente, la gente de Gante ha adoptado el apodo de stropdragers («portasogas»). Cada verano, durante las Fiestas de Gante, el Gremio de portasogas conmemora la revuelta desfilando por las calles vestidos con camisas blancas y cuerdas al cuello. La cuerda se ha convertido también en un símbolo informal de Gante.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Revolt of Ghent (1539–1540) Facts for Kids