Rebelión de Valladolid para niños
La Rebelión de Valladolid en Yucatán, México, también conocida como Plan de Dzelkoop, fue un levantamiento importante que ocurrió el 4 de junio de 1910 en la ciudad de Valladolid, Yucatán. Fue organizada por Maximiliano R. Bonilla y otros líderes del Centro Electoral Independiente y del Frente Antirreeleccionista. Su objetivo era oponerse al gobierno autoritario de Porfirio Díaz, que en Yucatán estaba representado por Olegario Molina y un grupo de personas muy ricas y poderosas.
Olegario Molina era un político, empresario y comerciante influyente, que había sido gobernador de Yucatán y en ese momento era secretario en el gobierno de Porfirio Díaz. Él mantenía su poder en el estado a través del gobernador Enrique Muñoz Arístegui, quien actuaba en su nombre.
¿Qué pasó antes de la rebelión?
A principios del siglo XX, al final del gobierno de Porfirio Díaz, muchas personas en México no estaban contentas. En Yucatán, varios grupos de la sociedad también buscaban cambios.
El 15 de octubre de 1909, hubo un intento de levantamiento planeado por el Centro Electoral Independiente para derrocar al gobierno de Enrique Muñoz Arístegui, al que consideraban ilegítimo. Este intento, llamado Rebelión de la Candelaria, no tuvo éxito porque fue descubierto por el gobierno y un militar clave no llegó a tiempo.
Más tarde, el 10 de mayo de 1910, el mismo grupo antirreeleccionista decidió levantarse en armas. Firmaron un documento llamado Plan de Dzelkoop, que tomó su nombre de la Hacienda donde fue escrito. Este plan se adelantó varios meses al Plan de San Luis que propuso Francisco I. Madero en octubre de ese mismo año.
Entre los principales organizadores de Valladolid estaban el Coronel Maximiliano Bonilla, José E. Kantún, Crescencio Jiménez Borceguí, José Crisanto Chí, Víctor Montenegro, Claudio Alcocer, Miguel Ruz Ponce, Donato Bates y Atilano Albertos, así como Tomás Pérez Ponce. También se supo mucho después que los hermanos Felipe Carrillo Puerto y Elvia Carrillo Puerto participaron.
El Plan de Dzelkoop comenzaba diciendo que los ciudadanos mexicanos se habían unido para evitar que el estado cayera en manos de un gobierno que consideraban injusto. Mencionaba que este gobierno estaba formado por una sola familia que buscaba controlar las riquezas del país y que trataba a la gente trabajadora de forma muy injusta. El plan afirmaba que el gobierno actual no era legal porque no había sido elegido por el voto del pueblo. El documento incluía cuatro puntos importantes y diez artículos, y fue firmado en Dzelkoop el 10 de mayo de 1910 por el Coronel Maximiliano R. Bonilla, el Coronel José Crisanto Chi, el Teniente Coronel Juan de Mata Pool, el Mayor José Candelario May, entre otros.
El levantamiento
La rebelión comenzó el 4 de junio de 1910, a las 3 de la madrugada, con un ataque a la ciudad de Valladolid. El grupo de rebeldes estaba formado por trabajadores de las haciendas cercanas, en su mayoría personas mayas que se unieron voluntariamente. Durante el combate, que fue corto, murieron el jefe político de la ciudad, Luis Felipe de Regil, y algunos soldados. Los rebeldes tomaron la ciudad, quitaron tramos de las vías del tren que conectaban con la capital, Mérida, y se prepararon para defenderse.
Cuando el gobernador del estado se enteró de lo sucedido, nombró al coronel Ignacio Lara, que vivía en Mérida, como nuevo jefe político de Valladolid. Le ordenó que organizara una fuerza para enfrentar a los rebeldes. Lara salió hacia Valladolid con 75 hombres, pero en los pueblos del camino reclutó a más personas, llegando a tener más de 600 soldados cuando llegó a Tinum, un pueblo cercano a Valladolid, el 8 de junio.
Por su parte, el gobierno federal envió otro batallón de 600 soldados desde Tabasco, que desembarcó en Progreso y también llegó a Tinum el 8 de junio. Este batallón estaba al mando del coronel Ignacio Luque.
Las dos fuerzas del gobierno se unieron y comenzaron el contraataque a Valladolid el 9 de junio. Hubo enfrentamientos en los pueblos de Uayma y Pixoy, muy cerca de la ciudad tomada por los rebeldes, y los resultados no fueron favorables para estos últimos.
El ataque final a Valladolid comenzó el 9 de junio por la mañana y terminó al inicio de la tarde, cuando las tropas del gobierno entraron a la ciudad por el barrio de la Candelaria. El resultado fue de 200 rebeldes fallecidos, 500 heridos y 600 prisioneros. El ejército del gobierno tuvo 30 fallecidos y 60 heridos, incluyendo al propio coronel Lara. La ciudad fue saqueada por las tropas victoriosas y se confiscaron muchas armas.
Algunos de los rebeldes huyeron a la selva y se refugiaron entre la población maya. Los líderes rebeldes, Maximiliano Bonilla, Atilano Albertos y José E. Kantún, fueron capturados y, después de un juicio rápido, fueron condenados a muerte. Fueron fusilados el 25 de junio de 1910 en la Ciudad de Mérida. El resto de los prisioneros fueron condenados a realizar trabajos muy duros.
Aunque la rebelión fue corta y no tuvo éxito inmediato, sirvió para que la sociedad yucateca se diera cuenta de la situación. A partir de entonces, la gente adoptó una actitud más decidida y menos tolerante hacia el grupo pequeño y poderoso que controlaba el gobierno y la economía del estado. Yucatán estaba listo para los eventos que vendrían después, especialmente con el inicio del movimiento revolucionario a nivel nacional el 20 de noviembre de 1910, impulsado por el Plan de San Luis.
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