Pedro Ruiz González para niños

Pedro Ruiz González (nacido alrededor de 1640 en Arandilla del Arroyo, Cuenca, y fallecido en Madrid en 1706) fue un importante pintor español del estilo barroco. Se estableció en Madrid, donde aprendió de grandes maestros como Juan Antonio Frías y Escalante y, sobre todo, de Juan Carreño de Miranda. La influencia de Carreño fue la más importante en su carrera.
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Pedro Ruiz González: Un Pintor del Barroco Español
Pedro Ruiz González fue un artista destacado en la época del Barroco español. Su trabajo se centró principalmente en temas religiosos y retratos, mostrando una gran habilidad para la composición y el dibujo.
Sus Primeros Años y Formación
Aunque algunos decían que Pedro Ruiz González nació en Madrid, se sabe que su verdadero lugar de nacimiento fue Arandilla del Arroyo, en Cuenca. No se conoce la fecha exacta en que se mudó a Madrid. Allí, comenzó a estudiar pintura con Juan Antonio Frías y Escalante. Se dice que ya era mayor cuando empezó a pintar, después de haber estudiado gramática. Esto lo convirtió en un pintor muy culto y con ideas originales.
Escalante falleció en 1666, por lo que Ruiz González debió llegar a Madrid antes de esa fecha. Es probable que ya fuera un pintor independiente en 1663, año en que se casó con Juana de Escobedo. En 1673, ya estaba documentado en Madrid, trabajando en la valoración de pinturas. Esta tarea la realizó con bastante frecuencia.
Un Cuadro Temprano y su Reconocimiento
En 1673, Pedro Ruiz González firmó una pequeña obra llamada Jesucristo en la noche de su Pasión, que hoy se encuentra en el Museo del Prado. Este cuadro es probablemente el mismo que un biógrafo de la época describió como un "borroncillo" (un boceto rápido) de Jesús en el Pretorio. Se decía que parecía pintado por el famoso artista Pablo Veronés. Se elogiaba mucho su capacidad para crear bocetos pequeños y llenos de ideas. Su estilo combinaba el color de la pintura veneciana con la composición dinámica de Rubens. Aunque era muy bueno para los bocetos, a veces le costaba trasladar esa misma energía a obras más grandes.
Vida Personal y Últimos Años
En 1675, Pedro Ruiz González enviudó de su primera esposa, Juana de Escobedo, y no tuvieron hijos. Tampoco tuvo descendencia de su segundo matrimonio con Ángela Josefa de España. En agosto de 1688, estuvo gravemente enfermo y redactó su primer testamento. Volvió a hacerlo en julio de 1701, esta vez junto con su esposa.
Falleció en Madrid en 1706. Fue enterrado en la iglesia de San Millán, para la cual había pintado tres cuadros. Lamentablemente, estas obras desaparecieron en un incendio que sufrió la iglesia en 1720.
Su Estilo y Obras Destacadas
Muchas de las pinturas de Pedro Ruiz González que fueron mencionadas por sus biógrafos se han perdido. Sin embargo, en las obras que se conservan, la mayoría destinadas a iglesias, se puede ver claramente la influencia de sus dos maestros: Escalante y Carreño.
Influencias y Habilidad en el Dibujo
Esta doble influencia se nota desde sus primeras obras conocidas, como la Inmaculada de una colección privada en Cádiz, fechada en 1672. También se ve en otra pintura del mismo tema de 1685. En esta última, aunque mantiene la forma romboidal de Carreño, corrige el gesto de la figura por la influencia de Escalante, dándole más solidez.
Su facilidad para el dibujo fue muy destacada por sus contemporáneos. Se han conservado muchos de sus dibujos, a menudo simples trazos llenos de vida. Esta habilidad también se aprecia en sus óleos con composiciones ágiles y dinámicas, como el ya mencionado Cristo en el Pretorio del Museo del Prado. Otros ejemplos son los lienzos más tardíos de la Transverberación de Santa Teresa y San Pascual Bailón, que se encuentran en la iglesia de Magaz de Pisuerga (Palencia).
Obras Notables y Retratos
El Tránsito de San José, conservado en la iglesia de la enfermería de la Venerable Orden Tercera de Madrid, fue considerado por algunos como lo más interesante de ese lugar. Se elogiaba su habilidad y buen gusto en esta obra.
Su creatividad y capacidad para componer también se muestran en el cuadro Carlos II ante la Sagrada Forma, fechado en 1683. Esta obra, que proviene de una iglesia madrileña ya desaparecida, se encuentra ahora en el Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico. En ella, se pueden ver muchos retratos de las personas que asisten a la procesión, aunque el de Carlos II es un retrato idealizado. Esto demuestra una vez más la influencia de Carreño.
Otro ejemplo de su habilidad para el retrato es el de Juan Fernández de Vicuña y Andoin (1678), que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Álava. Este es uno de los pocos retratos que se han conservado de su mano. También pintó un retrato a modo de trampantojo (una ilusión óptica) de una imagen no identificada de la Virgen en su altar, que está en el Museo del Greco en Toledo.
Sus dotes como buen retratista también se aprecian en la Venerable doña Sancha en oración, que se encuentra en el convento de las Comendadoras de Santiago de Madrid. Aunque es un retrato imaginario basado en grabados, está tratado con una naturalidad que a veces faltaba en los modelos de la época.