Feminización de la pobreza para niños
La feminización de la pobreza es un término que se empezó a usar a finales de los años 70. Su objetivo es mostrar que la pobreza afecta más a las mujeres que a los hombres. También busca que se piense de otra manera cómo se mide la pobreza.
Algunos expertos, como Medeiros y Costa, explican que la feminización de la pobreza es un proceso. Significa que los niveles de pobreza cambian y afectan más a las mujeres. También afecta más a los hogares donde una mujer es la principal responsable. Este proceso es diferente de solo decir que las mujeres son más pobres.
Otras investigaciones dicen que la feminización de la pobreza es un proceso que aumenta la diferencia de pobreza entre hombres y mujeres. Sin embargo, no basta con que haya una diferencia de pobreza para decir que la pobreza se está "feminizando".
Contenido
¿Qué es la pobreza desde la perspectiva de género?
La pobreza se puede entender de muchas maneras. Cuando se añade la idea de "perspectiva de género", se analizan las críticas a cómo se mide la pobreza. También se ve la necesidad de incluir otros factores.
Es muy importante cuestionar cómo se mide la pobreza solo por los ingresos. Por ejemplo, el trabajo en casa que no se paga (como cocinar o limpiar) no se cuenta. Esto puede hacer que un hogar parezca tener más ingresos si una persona hace ese trabajo gratis. La perspectiva de género ayuda a entender mejor cómo el tiempo y los gastos se usan de forma diferente entre hombres y mujeres. Esto ayuda a entender mejor la pobreza.
También permite entender mejor aspectos de la pobreza relacionados con la familia. Desde esta perspectiva, se estudian las relaciones entre hombres y mujeres en el hogar.
Historia de la feminización de la pobreza
El concepto de "feminización de la pobreza" surgió a finales de los años 70 en Estados Unidos. La investigadora Diana Pearce fue una de las primeras en usarlo. Ella notó que cada vez más hogares en Estados Unidos estaban a cargo de mujeres. También vio que estas mujeres vivían en peores condiciones de pobreza.
En los años 80, la idea se desarrolló más. Se quería mostrar que había más mujeres pobres que hombres. Además, la pobreza de las mujeres era más grave y aumentaba más rápido. Esto se relacionaba con el aumento de hogares donde una mujer era la principal responsable. Desde entonces, se ha discutido si el hecho de que una mujer sea la principal responsable del hogar es un buen indicador de pobreza. A pesar de las investigaciones, el impacto de este concepto fue limitado. No hubo suficientes estudios y se centró mucho en dos puntos: las mujeres que lideran el hogar y la maternidad a temprana edad.
En 1995, en la IV Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer en Pekín, se dijo que el 70% de las personas pobres en el mundo eran mujeres. En esta Conferencia, se decidió que uno de los objetivos principales sería acabar con la pobreza que afecta a las mujeres.
En 2009, Naciones Unidas reconoció que las crisis económicas afectaban más a las mujeres. Especialmente a las mujeres pobres, migrantes y de minorías. Los recortes en el gasto público en áreas sociales afectaban negativamente a los trabajos de cuidado. Esto aumentaba las responsabilidades de las mujeres en el hogar y en el cuidado de otros. La Comisión reconoció la necesidad de incluir la perspectiva de género al analizar las políticas económicas.
La feminización de la pobreza en Argentina
En Argentina, las mujeres y los hombres tienen posiciones diferentes en la sociedad. Esto se ve en los informes nacionales. La feminización de la pobreza se nota en los datos del INDEC. Más de 7 de cada 10 personas con menos ingresos son mujeres. Por el contrario, en el grupo con más ingresos, más del 70% son hombres.
Una causa importante de esta desigualdad es el trabajo doméstico que no se paga. Son todas las tareas del hogar que no se ven, pero que requieren tiempo y esfuerzo. En Argentina, las mujeres hacen casi el 75% de este trabajo sin pago. Dedican un promedio de 6.4 horas al día. Esto deja a las mujeres con menos tiempo para buscar trabajos pagados. Esto afecta sus oportunidades reales.
Además, las mujeres tienen una licencia por maternidad de tres meses. Los hombres, a nivel nacional, solo tienen dos días. Esto muestra que para el Estado argentino, el cuidado de los hijos es principalmente responsabilidad de las madres. Aunque la licencia sea pagada, para el empleador puede ser una desventaja. Piensan que una mujer en edad de tener hijos podría quedar embarazada y no estar disponible por al menos 3 meses.
Estas desigualdades se reflejan en el mercado laboral. Las mujeres están en una situación más vulnerable. En el segundo trimestre de 2018, el desempleo para las mujeres era del 10.8%, mientras que para los hombres era del 8.7%. La situación es aún más difícil para las mujeres menores de 29 años, con un 21.5% de desempleo. A las mujeres les cuesta más encontrar trabajo, y el que consiguen suele ser de peor calidad. El 36% de las trabajadoras están en la informalidad, sin beneficios. Además, hay una relación entre el trabajo en el hogar y los trabajos pagados que consiguen. Parece que hay cualidades "femeninas" que hacen que las mujeres se concentren en trabajos como la docencia, enfermería y servicio doméstico. Estos sectores suelen tener salarios más bajos que los sectores con más hombres, como la logística y la construcción.
La diferencia promedio entre los ingresos de mujeres y hombres en Argentina es del 28.2%. Esto es una muestra de la desigualdad económica. Las mujeres tienen más desempleo, trabajos menos seguros y menores ingresos.
Mercedes D'Alessandro, una experta, explicó en una entrevista que el trabajo doméstico sin pago es clave para entender la desigualdad. Dijo que cuidar a una persona mayor, llevar a los niños a la escuela, lavar, planchar, cocinar, son trabajos diarios. En Argentina, se dedican unas 6 horas al día a esto. Esto tiene muchas consecuencias. Por ejemplo, las mujeres no pueden buscar trabajo, o solo pueden trabajar pocas horas o en trabajos mal pagados. Esto es lo que se llama "la feminización de la pobreza".
La feminización de la pobreza en Perú
En Perú, se han visto diferencias en los salarios y trabajos entre hombres y mujeres. Esto fue especialmente notable durante la pandemia. Un informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de 2023 mostró que las mujeres ganaban en promedio 500 soles menos que los hombres. También hay desigualdades salariales en varias ciudades. Por ejemplo, en Arequipa, Cerro de Pasco, Cajamarca, Huaraz y Moquegua, las mujeres ganan en promedio 900 soles menos que los hombres.
María José Gómez, directora de la Fundación Forge Perú, dijo que sus investigaciones muestran grandes diferencias salariales. En promedio, una mujer gana un tercio menos que un hombre. Esto significa que un hombre gana en ocho meses lo mismo que una mujer en doce meses. Según Gómez, esta situación es preocupante y muestra que todavía hay desigualdad en la sociedad.
Para medir la Desigualdad de Género, se usan indicadores específicos. Por ejemplo, la cantidad de fallecimientos de madres y la cantidad de maternidades a temprana edad. Sin embargo, no hay igualdad en cómo se aplican estos indicadores. La maternidad se ve a menudo como responsabilidad solo de las mujeres. Por eso, se espera que ellas cumplan con estos objetivos sociales. Además, ser madre a una edad joven puede tener riesgos para la salud de la madre y del bebé. También puede limitar las oportunidades de estudio y laborales. Esto lleva a las madres jóvenes a tener trabajos con menos pago y menos oportunidades.
La diferencia salarial es clara: las mujeres ganan en promedio un 12.1% menos que los hombres. En la mayoría de las regiones, esta diferencia es mayor al 10%. A nivel nacional, las mujeres están en el último lugar en la situación general del país comparado con otros países de América Latina. Sin embargo, están en sexto lugar en educación y salud. Los hombres peruanos están en el último lugar en oportunidades de mejora, pero en segundo lugar en autonomía. El índice general de la situación de las mujeres en Perú está por debajo del promedio de América Latina. Los hombres, excepto en autonomía, también están por debajo del promedio.
Además, las mujeres tienen un bajo índice de desarrollo humano en algunas regiones. Esto se debe a factores como la falta de independencia económica y menos poder para tomar decisiones. Luis del Carpio, director de una oficina de la PUCP, dice que es importante abordar estas diferencias. Se necesitan políticas en áreas como la salud, educación y economía. Esto mejoraría la situación de las mujeres y promovería la igualdad en todo el país.
Existe una ley, la n.° 31754, para proteger a las mujeres que lideran un hogar y viven en pobreza. Esta ley busca crear un registro de estas mujeres. Así se puede verificar su situación y asegurar que accedan a programas que mejoren su vida. También busca fortalecer sus derechos en diferentes aspectos. Esto les da más estabilidad económica, social, cultural, de salud y educación.
Nidia Coronado, una experta, dice que la pobreza de las mujeres necesita un enfoque especial. Es diferente de las medidas para la pobreza en general. En 2022, solo el 10% del presupuesto se destinó a actividades relacionadas con el género. Esto muestra que aún hay mucho por mejorar. Por eso, se necesitan políticas que creen un sistema legal justo para prevenir la pobreza entre las mujeres.
La pandemia de COVID-19 y la pobreza femenina
La pandemia de COVID-19 hizo que la pobreza aumentara. También hizo que la diferencia de pobreza extrema entre hombres y mujeres fuera mayor. Las mujeres suelen encargarse de la mayor parte de los trabajos de cuidado. Esto incluye la educación, la salud y el trabajo doméstico. Por eso, las mujeres estuvieron más expuestas a la enfermedad por coronavirus.
Según Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora de ONU Mujeres, las mujeres tienen más tareas de cuidado. También tienen salarios más bajos, menos ahorros y más riesgo de perder sus empleos. Estos son algunos de los factores que contribuyeron a esta situación.
En 2020, se perdieron 114 millones de empleos. Esta pérdida afectó un 5% más a las mujeres que a los hombres. Los sectores económicos más afectados por las restricciones de la pandemia, como los relacionados con la alimentación, tienen una mayoría de trabajadoras mujeres. En Europa y Asia Central, el 25% de las mujeres que trabajaban por su cuenta perdieron sus empleos en 2020. En comparación, el 21% de los hombres los perdieron. En América Latina y el Caribe, se calcula que la participación de las mujeres en el trabajo pagado retrocedió más de diez años.
Galería de imágenes
Ver también
- Feminización del hambre
- Feminización de las migraciones
- Trabajo reproductivo
- Camarera de piso
- Aparadora
- Trabajadora doméstica
- Desigualdad de género
- Pobreza menstrual
Véase también
En inglés: Feminization of poverty Facts for Kids