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Enrique Pérez Serantes para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Enrique Pérez Serantes
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Título Arzobispo de Santiago de Cuba
Información personal
Nombre Enrique Pérez Serantes
Nacimiento 29 de noviembre de 1883 en Tuy (Pontevedra, España)
Fallecimiento 18 de abril de 1968 en Santiago de Cuba, Oriente, Cuba
Alma mater Pontificia Universidad Gregoriana (Roma, Italia)

Enrique Pérez Serantes (nacido en Tuy, Pontevedra, España, el 29 de noviembre de 1883, y fallecido en Santiago de Cuba, Cuba, el 18 de abril de 1968) fue un importante líder de la Iglesia católica en Cuba. Fue arzobispo de Santiago de Cuba y la figura principal de la Iglesia católica cubana desde 1948 hasta 1968.

Enrique Pérez Serantes: Un Líder de la Iglesia en Cuba

Primeros Años y Estudios

Enrique Pérez Serantes nació en una familia de agricultores en Galicia, España. Fue el mayor de tres hermanos. Estudió en el Seminario Conciliar de Orense entre 1897 y 1901. En 1901, se mudó a La Habana, Cuba, para evitar el servicio militar obligatorio.

En 1902, viajó a Roma para estudiar en la Pontificia Universidad Gregoriana. Allí, obtuvo su doctorado en Teología, Derecho Canónico y Filosofía Eclesiástica en 1910.

Su Ordenación y Primeros Cargos

El 11 de septiembre de 1910, fue ordenado sacerdote por el obispo de La Habana, monseñor Pedro Ladislao González y Estrada. Poco después, fue nombrado profesor en el Real Seminario Conciliar de San Carlos y San Ambrosio.

En 1918, fue designado gobernador eclesiástico de la diócesis de Cienfuegos. Este cargo le otorgaba responsabilidades similares a las de un obispo.

Pérez Serantes se preocupaba mucho por los temas sociales. Escribía artículos en periódicos cubanos donde hablaba sobre asuntos importantes de la época. Por ejemplo, en 1914, escribió sobre el derecho de los trabajadores a parar sus labores para pedir mejoras. Explicó que los trabajadores tienen derecho a buscar lo necesario para sus familias.

Obispo en Camagüey: Ayuda en Desastres

El 13 de agosto de 1922, Enrique Pérez Serantes fue nombrado obispo de Camagüey. Tenía 38 años y se convirtió en el segundo obispo de esta diócesis, que había sido creada en 1912.

Durante los 26 años que estuvo en Camagüey, fue muy activo. Impulsó la construcción de 50 nuevos templos, incluyendo iglesias y capillas.

Su Ayuda en el Ciclón de 1932

Uno de los momentos más destacados de su tiempo en Camagüey fue su valiente actuación tras el ciclón de Santa Cruz del Sur en 1932. Este ciclón causó la muerte de más de 3000 personas. El obispo participó personalmente en las tareas de rescate. Además, alojó a los heridos en el obispado, que antes había sido un hospital militar.

Gracias a su ayuda, fue reconocido por toda la isla y el gobierno cubano le otorgó la nacionalidad cubana. Usó este pasaporte por el resto de su vida.

Amistades y Preocupaciones Sociales

En Camagüey, Pérez Serantes también forjó una amistad con Rafael Guízar y Valencia, quien hoy es considerado un santo. Esta amistad lo inspiró a promover escuelas para mujeres y a pedir que los hijos de los trabajadores, muchos de ellos sin papeles, pudieran ir a la escuela.

Además de su preocupación social, apoyó con entusiasmo la Acción Católica cubana. También tuvo una influencia creciente en la Conferencia de Obispos, que es el grupo de obispos de Cuba.

Arzobispo de Santiago: Mediador en Tiempos Difíciles

El 8 de enero de 1949, a los 66 años, Enrique Pérez Serantes fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba. Tomó posesión de su cargo el 5 de marzo de ese año y permaneció al frente de esta importante arquidiócesis hasta su fallecimiento en 1968.

Durante estas dos décadas, vivió momentos de grandes cambios políticos y sociales en Cuba. Siempre actuó como mediador y criticó los abusos de poder.

Su Intervención en el Ataque al Cuartel Moncada

Un evento muy importante en su vida ocurrió el 26 de julio de 1953. Ese día, un grupo de jóvenes liderados por Fidel Castro atacó el cuartel Moncada en Santiago de Cuba.

En los días siguientes al ataque, Pérez Serantes fue contactado por importantes figuras de Cuba para evitar que Castro fuera ejecutado. Él mismo participó en la búsqueda del líder rebelde, quien se había escondido cerca de Santiago. Castro se entregó cuando supo que Pérez Serantes garantizaba su seguridad.

Durante la década de 1950, el arzobispo de Santiago estableció un fuerte vínculo con el Movimiento 26 de Julio, un grupo que se oponía al gobierno del general Fulgencio Batista. Pérez Serantes denunció la violencia en Cuba y colaboró con este movimiento, que tenía muchos católicos entre sus miembros, especialmente en las ciudades, liderados por Frank País.

Su Papel Durante la Revolución Cubana

El 1 de enero de 1959, día en que el movimiento rebelde triunfó, Fidel Castro reconoció el apoyo de Pérez Serantes. Castro lo describió como un "hombre con cualidades excepcionales". En su discurso esa noche, Castro invitó a Pérez Serantes a aparecer con él en el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba. La catedral, que estaba enfrente, abrió sus puertas para que Castro pudiera ver el sagrario.

Poco después, Castro declaró que los católicos de Cuba habían apoyado mucho la causa de la libertad. También dijo que era la primera vez que una revolución de este tipo comenzaba con el apoyo total de la Iglesia.

Intervenciones y Desafíos

En marzo de 1959, Pérez Serantes convenció a Fidel Castro de cambiar la condena a muerte de algunas personas acusadas en un juicio, por penas de prisión.

Con el tiempo, la influencia de un grupo más radical dentro del Movimiento 26 de Julio hizo que Pérez Serantes se convirtiera en un opositor. Esto fue especialmente claro después del gran Congreso Católico Nacional en noviembre de 1959. Un millón de personas se reunieron en La Habana para mostrar la fuerza del catolicismo cubano y expresar su preocupación por el rumbo que estaba tomando la revolución.

Esta acción retrasó los planes de establecer un gobierno diferente en Cuba en 1960. Sin embargo, algunos eventos en la política internacional dieron al gobierno de Fidel Castro la oportunidad de unirse a la Unión Soviética en 1961.

El año 1961 fue muy difícil para los católicos cubanos. Fueron vigilados, especialmente después de un intento de desembarco en la bahía de Cochinos. Hubo miles de detenciones y la Iglesia católica enfrentó dificultades.

En este contexto, el arzobispo Pérez Serantes publicó varios mensajes importantes. En ellos, criticaba los ataques a la libertad de enseñanza, la toma de propiedades por parte del gobierno sin pagar por ellas, y cambios en la propiedad de la tierra que afectaron a muchos pequeños dueños.

Dos de estos mensajes fueron analizados por los presidentes de Estados Unidos, Dwight Eisenhower y John Kennedy, en reuniones con sus equipos de inteligencia. Esto lo ha demostrado el investigador Ignacio Uria en su libro Iglesia y revolución en Cuba, que es la primera biografía de Pérez Serantes.

Últimos Años y Legado

A partir de ese momento, el gobierno cubano se enfocó en desmantelar cualquier organización que pudiera oponerse. Poco a poco, la oposición y los medios de comunicación fueron afectados. La Iglesia católica vio cómo sus asociaciones de laicos se disolvían y cómo sus escuelas y hospitales pasaban a manos del gobierno.

Debido a su avanzada edad y enfermedad, Pérez Serantes no pudo asistir al Concilio Vaticano II. En 1966, siguiendo nuevas normas sobre la jubilación de los obispos, presentó su renuncia al Papa Pablo VI. El Papa la rechazó, reconociendo su gran servicio a la Iglesia en Cuba. Sin embargo, a petición del propio Serantes, se nombró a Pedro Meurice Estiu como obispo auxiliar de Santiago de Cuba. Más tarde, Pedro Meurice Estiu también sería arzobispo de Santiago de Cuba.

Enrique Pérez Serantes, un hombre de profundas creencias católicas, falleció en Santiago de Cuba el 18 de abril de 1968. Desde 2004, sus restos descansan en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción en Santiago de Cuba.

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