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El Manatí para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Zona Arqueológica Olmeca
Nombre: Sitio arqueológico El Manatí
Tipo Arqueología
Ubicación Municipio de Hidalgotitlán, Veracruz
MéxicoFlag of Mexico.svg México
Localización Mesoamérica (México)
Coordenadas 18°2′24.27″N 95°4′15.52″O / 18.0400750, -95.0709778
Cultura Olmeca
Lenguaje
Cronología 1600 - 1200 a. C.
Período Preclásico Mesoamericano
Página INAH No existe

El Manatí es un sitio arqueológico muy importante ubicado en el estado de Veracruz, en México. Se encuentra a unos 60 kilómetros al sur de Coatzacoalcos y a 27 kilómetros al sureste de Minatitlán, en el municipio de Hidalgotitlán.

Este lugar fue un sitio especial para los olmecas, una antigua civilización. Se usó para ceremonias y ofrendas desde aproximadamente el año 1600 hasta el 1200 antes de Cristo.

Es probable que en El Manatí se realizaran ceremonias importantes. Estas terminaban con grandes ofrendas de esculturas de madera y otros objetos, como pelotas de hule. Estos descubrimientos muestran lo importante que era el juego de pelota para los olmecas. Este juego se convirtió en una práctica común en otras culturas de Mesoamérica más tarde.

Se han encontrado muchos objetos únicos en el lodo de este sitio. Entre ellos están las pelotas de hule más antiguas que se conocen y los objetos de madera más antiguos hallados en México. Las pelotas de hule probablemente se usaban en el juego de pelota mesoamericano. Los objetos de madera son bustos tallados al estilo olmeca.

¿Cómo se Descubrió El Manatí?

El sitio fue descubierto por personas de la zona que querían construir un estanque para peces en el manantial. A principios de 1988, los investigadores ya habían identificado cuatro períodos diferentes de ocupación en las excavaciones.

La Cultura Olmeca: Pioneros de Mesoamérica

Archivo:Olmec Heartland Overview 4-es
El Manatí dentro de la zona nuclear olmeca.

La cultura olmeca se desarrolló en Mesoamérica durante el Período Preclásico Medio. Aunque se han encontrado rastros de su presencia en muchas partes de esta región, se cree que su área principal estaba en el sureste de Veracruz y el oeste de Tabasco.

No se sabe con certeza cómo se llamaban a sí mismos los olmecas. El nombre "olmeca" fue dado por los arqueólogos en el siglo XX. Durante mucho tiempo, se pensó que los olmecas fueron la "cultura madre" de las civilizaciones mesoamericanas. Sin embargo, ahora se sabe que algunas de sus características artísticas y culturales pudieron haber aparecido primero en otras regiones, como Chiapas o Oaxaca.

Características del Sitio Arqueológico

El Manatí se encuentra al pie del Cerro Manatí, a unos 15 kilómetros al sureste de otro importante centro olmeca, San Lorenzo Tenochtitlán. Lo que hace especial a El Manatí es que no tiene un centro ceremonial o casas como otros sitios olmecas.

Los arqueólogos han identificado tres fases diferentes de depósitos en El Manatí:

  • Manatí Fase A (aproximadamente 1700 - 1600 a.C.)
  • Manatí Fase B (aproximadamente 1500 - 1200 a.C.)
  • Fase Macayal (aproximadamente 1100 - 1040 a.C.): En esta fase se encontraron los bustos de madera.

El Manatí pudo haber sido elegido como un lugar especial por varias razones naturales:

  • Tenía manantiales naturales, algo común en los sitios sagrados de Mesoamérica.
  • Había pigmento rojo, como la hematita, que simbolizaba algo importante para ellos.
  • Su ubicación al pie de una colina, el Cerro Manatí. Muchos sitios arqueológicos antiguos estaban cerca de cerros importantes.

Descubrimientos Importantes en El Manatí

Se han encontrado muchos objetos valiosos en El Manatí, incluyendo las figuras de madera y las pelotas de hule.

Bustos de Madera

En 1989, arqueólogos del INAH recuperaron 37 bustos o esculturas de madera de los pantanos durante la tercera fase de excavación. Estos bustos están muy bien conservados. Esto se debe a que estaban enterrados en condiciones sin oxígeno y con una temperatura de agua constante, lo que evitó que se descompusieran.

Las pruebas de carbono-14 mostraron que estos bustos tienen una antigüedad de alrededor de 1200 a.C. Fueron tallados de madera de árboles de ceiba y jobo. Casi todos los bustos fueron enterrados de forma ritual y envueltos en petates, que son esteras hechas de fibras vegetales. Esta es la evidencia más antigua de este tipo de envolturas en México.

El gran número de bustos encontrados ha llevado a los investigadores a pensar que quizás hubo un gran temor, como inundaciones o sequías largas. Esto pudo haber motivado a las comunidades antiguas a aumentar sus ofrendas para pedir ayuda a sus deidades.

Aunque los bustos tienen una forma estilizada, los investigadores creen que sus expresiones individuales sugieren que representan a personas reales.

Algunas de estas cabezas fueron robadas y se encuentran en Alemania en manos de personas que trafican con objetos arqueológicos.

Los bustos de madera a menudo se encontraban junto con otros objetos. Por ejemplo:

  • Escultura 1: Estaba asociada con un bastón de madera y un hacha de jadeíta verde oscura.
  • Escultura 2: Se encontró con una hoja grande de obsidiana, paquetes de hojas y plantas, una bola de hematita y un montón de piedras de arenisca.
  • Esculturas 5, 6 y 7: Fueron enterradas juntas, cada una de lado en forma de triángulo, mirando hacia adentro. Estas esculturas estaban asociadas con paquetes de material vegetal y cubiertas con un petate. También se encontró un bastón de madera incompleto.

Pelotas de Hule

En 1989, se encontraron 12 pelotas de hule en el Cerro El Manatí, junto con ofrendas de hachas. Fue sorprendente lo bien conservadas que estaban las pelotas, lo que sugiere que pudieron haber pasado por un proceso similar a la vulcanización (un tratamiento para hacer el hule más resistente). Se descubrió que las pelotas estaban hechas de dos tipos de látex.

Hachas Ceremoniales

Las excavaciones también revelaron muchas hachas ceremoniales de jadeíta, cerámica, cuentas de roca verde (que quizás fueron collares), fragmentos de figuritas, bastones de madera tallados, cuchillos rituales de obsidiana (sin señales de uso) y fragmentos de huesos de animales. La mayoría de estos objetos estaban muy bien ordenados, lo que indica que eran ofrendas o parte de ceremonias especiales.

Una de las hachas de jadeíta tiene grabada la figura de un niño que parece estar transformándose en jaguar. Esta pieza, de 50 centímetros y que data de 1200 a.C., fue hallada en 1996.

Cerámica con Cacao

El INAH informó en 2008 que se encontraron restos de una bebida de cacao en un recipiente de cerámica en El Manatí. Esta vasija data de aproximadamente 1750 a.C. (o entre 1900 y 900 a.C.). Esto sugiere que la élite olmeca ya consumía cacao.

La vasija de cerámica, de forma cilíndrica y color rojo con manchas negras, fue encontrada durante las excavaciones en el sitio sagrado del Cerro Manatí. Estaba asociada con otros objetos valiosos como hachas de piedra verde, jadeíta, pelotas de hule, mazos de madera, estacas con la punta quemada, y semillas de jobo, coyol, nanche, calabaza, así como huesos de tortuga y venado.

Se cree que este tipo de vasijas se usaban para bebidas especiales, como el chocolate o el atole, que eran consumidas solo por los líderes o personas importantes en las culturas antiguas. Las pruebas confirmaron la presencia de teobromina, un componente del cacao. Esta evidencia es anterior a otros hallazgos de cacao en áreas mayas de Belice y Honduras.

Tecnología Olmeca: El Uso del Hule

Los olmecas sabían cómo producir y usar el hule. Probablemente tenían procesos tecnológicos para hacer el hule más resistente (vulcanización) y para impermeabilizar con chapapote (un tipo de asfalto natural).

Después de muchos estudios, se descubrió que para crear las pelotas, los olmecas mezclaban el látex del árbol de hule (Castilla Elástica) con una enredadera llamada Ipomoea alba. Esta planta, que crece en las regiones tropicales de México, contiene látex con sulfuros. La mezcla de estos dos tipos de látex produce una reacción química que hace que el hule sea más fuerte y elástico.

Los olmecas procesaban el hule de la siguiente manera: hacían un corte en el árbol para obtener la savia, que es un líquido lechoso y pegajoso. En su estado natural, este líquido es frágil al secarse. Luego, recolectaban la planta Ipomoea alba, la trituraban y mezclaban su líquido con el látex en un recipiente. El látex se solidificaba y formaba una masa blanca, con la que luego hacían las pelotas.

Probablemente usaban dos técnicas para fabricar las pelotas. Una era untar hule en una tabla, secarlo y cortarlo en tiras pequeñas. La otra era cocer el hule y redondearlo para hacer la pelota. Esta última técnica requería calentar la mezcla a altas temperaturas, lo que es una forma de vulcanización.

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