Contubernio de Múnich para niños
El «Contubernio de Múnich» fue el nombre despectivo que usó el periódico Arriba, cercano al gobierno de la época, para referirse a una importante reunión. Esta reunión fue el IV Congreso del Movimiento Europeo, que se celebró en la ciudad de Múnich, Alemania, entre el 5 y el 8 de junio de 1962. En ese momento, había protestas de trabajadores en Asturias y España había intentado, sin éxito, unirse a la Comunidad Económica Europea.
Contenido
El Encuentro de Múnich
¿Qué pasó en Múnich?
En este congreso participaron 118 personas importantes de España. Eran políticos y pensadores que no estaban de acuerdo con el gobierno de entonces. Venían tanto de España como del exilio (personas que habían tenido que dejar el país). Había personas con ideas muy diferentes: algunos querían una monarquía (un rey), otros una república, y otros defendían ideas como la democracia cristiana, el socialismo o la socialdemocracia. También había personas que representaban las culturas de Euskadi y Cataluña.
Todos se reunieron bajo la guía de Salvador de Madariaga, una figura muy respetada. Al final de la reunión, él dijo una frase importante: "Hoy ha terminado la Guerra Civil". Con esto, quería decir que las divisiones del pasado debían quedar atrás para construir un futuro mejor.
Las ideas de los participantes
Los 118 delegados españoles se pusieron de acuerdo en una declaración. En ella, decían que para que un país se uniera a Europa, necesitaba tener un gobierno democrático. Esto significaba para España varias cosas importantes:
- Tener un gobierno elegido por el pueblo, donde la gente pudiera dar su opinión.
- Garantizar los derechos de todas las personas, como la libertad de hablar y de pensar, sin que el gobierno controlara lo que se decía (sin censura).
- Reconocer y respetar las diferentes culturas y regiones de España.
- Permitir que los trabajadores pudieran organizarse libremente.
- Dejar que se formaran diferentes grupos de opinión y partidos políticos.
Los participantes de la reunión estaban convencidos de que la mayoría de los españoles querían estos cambios. Creían que debían hacerse de forma cuidadosa, pero lo más rápido posible, con honestidad y sin violencia.
Durante el congreso, un líder socialista, Rodolfo Llopis, le pidió a un monárquico, Joaquín Satrústegui, que le diera un mensaje al Conde de Barcelona (el padre del futuro rey Juan Carlos I). El mensaje decía que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) apoyaba la República, pero que si la monarquía lograba establecer una verdadera democracia de forma pacífica, entonces el PSOE la apoyaría.
La reacción del gobierno de la época
¿Cómo reaccionó el gobierno?
La reunión de Múnich tuvo mucha importancia porque el gobierno de la época reaccionó de forma muy fuerte contra los participantes. El líder del gobierno, Francisco Franco, se enojó mucho por la actividad de estos grupos, que hasta entonces habían tenido una oposición más discreta.
Cuando los asistentes regresaron a España, el gobierno los castigó. Algunos fueron puestos en prisión, otros fueron enviados a vivir a otras partes de España (confinados), y a otros se les obligó a irse del país (exiliados). El 8 de junio, el gobierno publicó una ley que suspendía por dos años el derecho de las personas a vivir libremente donde quisieran.
Algunos de los participantes, como Fernando Álvarez de Miranda y Joaquín Satrústegui, fueron enviados a las Islas Canarias, especialmente a Fuerteventura. Otros, como José María Gil-Robles y Dionisio Ridruejo, fueron obligados a exiliarse. Amigos y familiares de los afectados se organizaron para recaudar dinero y ayudar a las familias de los que habían sido castigados.
La prensa y la monarquía
Los periódicos que apoyaban al gobierno lanzaron una campaña muy fuerte contra lo que llamaron el "contubernio" de Múnich. Fue un gran escándalo en el país. Los grupos cercanos al gobierno intentaron dañar la imagen de los monárquicos.
Para enfrentar esta presión, el presidente del Consejo Privado del Conde de Barcelona, José María Pemán, visitó al Conde y redactaron una nota. En ella, el Conde de Barcelona decía que no sabía nada de la reunión de Múnich hasta que escuchó las noticias por la radio. También aclaraba que nadie había representado sus ideas en esa reunión y que si algún miembro de su consejo había asistido, dejaba de formar parte de él.
Esta declaración significó que José María Gil-Robles, el único miembro del consejo privado que estuvo en Múnich, fue apartado. Él había sido leal a la monarquía durante años difíciles.
La respuesta de Europa
¿Qué pensaron otros países?
La forma en que el gobierno español reaccionó contra los participantes de la reunión de Múnich provocó muchas críticas en otros países, especialmente en la Comunidad Económica Europea. España había pedido unirse a esta comunidad pocos meses antes, pero después de lo ocurrido en Múnich, sus posibilidades de entrada se redujeron mucho.
El líder del gobierno español se dio cuenta de que su reacción había sido un error grave. Unas semanas después, el 10 de julio de 1962, cambió a su ministro de Información, Gabriel Arias-Salgado, a quien consideraba responsable de la forma exagerada en que la prensa había tratado el tema de Múnich.
A Gabriel Arias-Salgado lo reemplazó Manuel Fraga. Cuatro años después, Fraga impulsaría una nueva ley de prensa que permitiría un poco más de libertad de expresión y crítica al gobierno. En 1963, el gobierno creó un tribunal especial para juzgar los delitos políticos y tomó medidas severas contra los trabajadores en huelga.
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