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Castillo de Solivella para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Castell Solivella IMG 5551
Murallas (mayo de 2012)

El castillo de Solivella se alza en la parte más alta de la villa de Solivella, dominando gran parte de la zona. Fue construido a finales del siglo XV y principios del siglo XVI por la familia Llorac, quienes aprovecharon partes de construcciones anteriores. Era un edificio grande de estilo gótico catalán. Hoy en día, el castillo forma parte del Museo Comarcal de la Cuenca de Barberá (MCCB) y es un lugar que se puede visitar.

Historia del Castillo de Solivella

Orígenes y Primeros Dueños

El castillo de Solivella aparece por primera vez en documentos en el año 1076, en un texto donde se menciona una donación. La familia Solivella, que le dio nombre al lugar, se menciona por primera vez en 1204 con Pere de Olivella (o Solivella). Él fue testigo en un acuerdo de Guillem de Puigverd con el monasterio de Poblet. Más tarde, un miembro de esta familia, Ponç de Solivella, ayudó a cumplir el testamento de Pere de Queralt.

Durante el siglo XIII, el castillo fue propiedad de la familia Puigverd. Después, pasó a manos de los Anglesola, gracias al matrimonio de Elvira de Puigverd con Berenguer Arnau de Anglesola.

Cambios de Propietarios en la Edad Media

A principios del siglo XIV, los encargados del testamento de Ramón de Anglesola vendieron el castillo y la villa de Solivella al Monasterio de Santes Creus por 50.000 sueldos. Sin embargo, la viuda y los hijos de Ramón de Anglesola no estuvieron de acuerdo con la venta y reclamaron ante el rey Jaime II de Aragón. Lograron recuperar el castillo devolviendo el dinero al monasterio.

En 1324, Sibila de Anglesola, la viuda de Ramón de Anglesola, vendió el castillo y la villa a Arnau Messeguer, un ciudadano de Barcelona, con permiso del rey. En 1391, el castillo volvió a ser propiedad de la Corona. Dos años después, el rey Juan I lo vendió a Ramón de Abella, un noble, quien también obtuvo derechos importantes sobre el lugar.

En enero de 1394, Ramón de Abella vendió el castillo a Berenguer de Boixadors. Este, a su vez, lo vendió al rey Alfonso el Magnánimo en 1424. Ese mismo año, el rey lo vendió de nuevo a Ramón Berenguer de Llorac, quien estaba casado con Violante, la castellana de Solivella. Fue esta familia, los Llorac, quienes construyeron una nueva fortaleza de estilo gótico con toques renacentistas sobre el castillo original.

El Castillo en la Edad Moderna y Contemporánea

En 1599, el rey Felipe III de España creó la baronía de Solivella, lo que significaba que la familia Llorac tenía plenos poderes sobre el lugar. Sin embargo, hubo problemas entre los Llorac y los habitantes de Solivella, y el castillo volvió a la Corona en 1729. Pero Juan de Llorac lo recuperó un año después.

En 1751, el castillo pasó a la familia Despujol, marqueses de Palmerola, por el matrimonio de M. Josefa de Llorac con Francisco X. Despujol. El edificio sufrió daños durante la primera guerra carlista, cuando fue usado como fortaleza por los carlistas. Aunque fue restaurado, volvió a ser dañado durante la segunda guerra carlista.

En 1870, Ignacio María Despujol vendió el castillo por 5.000 duros a Francisco Casamitjana y Andreu, y a Tomás Español y Travé, quienes eran propietarios en Solivella. Poco después, Frederic Travé lo compró y lo cedió al ayuntamiento de Solivella. El castillo se mantuvo, aunque muy deteriorado, hasta finales del siglo XIX. Lamentablemente, en 1915, el castillo fue destruido con dinamita.

Arquitectura del Castillo de Solivella

¿Qué Queda del Castillo Medieval?

Hasta principios del siglo XX, aún se podían ver importantes restos del castillo medieval. Hoy en día, solo quedan las paredes de una esquina de unos 10 metros de altura en el lado noreste. También se pueden observar algunas filas de piedras bien cortadas en el lado oeste. Hacia el sur, hay un portal de la época medieval tardía y restos de las antiguas murallas.

El Castillo Gótico y sus Características

En cuanto al castillo gótico, que fue construido a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, actualmente se conservan los muros y algunas señales de su base. El castillo tenía una forma rectangular y estaba rodeado por una doble muralla. Sus torres eran alternativamente circulares y cuadradas, y contaban con almenas (las puntas en la parte superior de las murallas), saeteras (aberturas estrechas para disparar flechas) y matacanes (salientes para arrojar objetos sobre los atacantes).

El castillo también tenía un patio central con una escalera que llevaba a la planta principal, donde vivían los señores. El patio de armas, que era el espacio abierto dentro de las murallas, está casi en ruinas. En el centro de este patio se encuentra la antigua cisterna, que es un depósito de agua. Esta cisterna se aprovechó para almacenar agua para la villa y sigue cumpliendo esa función hoy en día.

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Castillo de Solivella para Niños. Enciclopedia Kiddle.