Canal de la Infanta para niños
Datos para niños Canal de la Infanta |
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Ubicación geográfica | ||
Río | Llobregat | |
Cuenca | Llobregat | |
Coordenadas | 41°24′35″N 2°01′03″E / 41.4096, 2.01744 | |
Ubicación administrativa | ||
País | ![]() |
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División | ![]() |
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Subdivisión | ![]() |
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Datos generales | ||
Proyectista | Tomás Soler y Ferrer | |
Uso | Regadío | |
Obras | 1817-1820 | |
Cuerpo de agua | ||
Longitud | 17,42 kilómetros | |
Superficie | (irrigada)entre 2.600 y 3.200 Hectáreas | |
El Canal de la Infanta, cuyo nombre completo es Canal de la Serenísima Infanta Doña Luisa Carlota de Borbón, es un canal de agua de 17,42 kilómetros de largo. Este canal toma agua del río Llobregat y fue construido para regar los campos del valle bajo de la comarca del Bajo Llobregat.
Al principio, el canal pasaba por varios municipios como Molins de Rey, Santa Cruz de Olorde, San Felíu de Llobregat, San Juan Despí, Cornellá, Hospitalet y Sants. Fue construido entre 1817 y 1820 con un propósito principal: ayudar a la agricultura. Sin embargo, también impulsó la economía de la zona de otras maneras.
Hoy en día (2011), el canal sigue funcionando en el tramo entre Molins de Rey y Cornellá. Continúa llevando agua para regar las tierras de Cal Trabal en Hospitalet.
Contenido
¿Por qué se construyó el Canal de la Infanta?
Los creadores del Canal de la Infanta querían transformar las tierras de cultivo que solo dependían de la lluvia (secano) en tierras de regadío. Esto significaba que podrían regar los cultivos con el agua del canal.
Al hacer esto, esperaban que las tierras produjeran mucho más. En lugar de una cosecha al año, podrían tener tres o incluso cuatro. También podrían cultivar diferentes tipos de productos que antes no eran posibles. Estos nuevos productos tenían un valor comercial mucho mayor.
El canal logró su objetivo principal muy rápido, superando las expectativas. Además, el canal trajo un beneficio inesperado: ayudó a que la industria creciera en la zona.
¿Cómo era el Canal en sus inicios?
El agua se tomaba de una zona en Molins de Rey, conocida como el "Rec Vell" (Acequia Vieja). Desde allí, el canal recorría 17.420 metros, pasando por varios municipios. Regaba entre 2.600 y 3.200 hectáreas de tierra.
Al principio, el canal transportaba unos 4.200 litros de agua por segundo. Hoy en día, lleva entre 600 y 900 litros por segundo. El canal tiene un desnivel total de 13,65 metros y cuenta con 25.050 metros más de acequias secundarias. Su ancho varía entre 2,5 y 4 metros, con una profundidad media de 1,5 metros.
La autorización para construir el canal se dio el 2 de septiembre de 1817. Al principio se llamó "Canal de Castaños". Más tarde, el 22 de diciembre de 1824, su nombre cambió a "Infanta Doña Luisa Carlota de Borbón".
¿Qué pasaba en España cuando se construyó el Canal?
La construcción del canal ocurrió durante el reinado de Fernando VII. En esa época, la situación política era complicada. Hubo muchos cambios en las decisiones del rey.
En 1816, se aprobó un decreto que permitía a personas o grupos privados construir canales, no solo a la corona. Los promotores del Canal de la Infanta se apoyaron en este decreto. Sin embargo, este decreto fue cancelado en 1824.
Debido a la inestabilidad política, era importante tener el apoyo de las autoridades. Los promotores encontraron ayuda en Francisco Javier Castaños, quien era el Capitán General de Cataluña. Él se convirtió en el principal defensor del proyecto. Por eso, al principio, el canal llevó su nombre. A pesar de este apoyo, la obra se realizó sin dinero del gobierno.
¿Cómo se construyó el Canal?
Las obras comenzaron el 11 de septiembre de 1817. El proyecto fue diseñado por Tomás Soler y Ferrer, con la ayuda de Pere Serra Bosch. Como no tenían mucha experiencia en la gestión de este tipo de construcción y la financiación era completamente privada, hubo cierta desconfianza.
Surgieron varias dificultades técnicas que hicieron que el costo de la obra fuera mucho mayor de lo esperado. El presupuesto inicial era de 3 millones de reales, pero el costo total llegó a 4.350.000 reales. Esto significó que los propietarios de las tierras, que pagaban la obra según la superficie que se iba a regar, tuvieron que pagar más.
El canal tenía 13 saltos de agua que generaban energía. En 1884, producían 262 caballos de fuerza. Esta energía fue muy importante para el desarrollo de la industria en la zona a finales del siglo XIX.
Para calmar las preocupaciones, y aunque la obra no estaba terminada, se le pidió a la infanta Luisa Carlota de Borbón que inaugurara el canal. Esto ocurrió el 21 de mayo de 1819, aprovechando que ella estaba de visita en Barcelona.
Sin embargo, algunos propietarios no estaban de acuerdo con tener que pagar el costo de las obras, incluso si sus tierras ya estaban regadas. Por eso, en marzo de 1820, un grupo de ellos presentó una queja. La queja se retiró cuando las obras terminaron ese mismo año.
Una vez finalizadas las obras, surgió otro problema. El canal tomaba agua de la acequia de los molinos y fábricas de El Papiol y Molins de Rey. Los dueños de estos molinos y fábricas demandaron a la Junta de Gobierno del canal, pidiendo compensación por usar su agua. Este problema se resolvió en 1847, cuando se les cedió la explotación de algunos saltos de agua como compensación.
¿Cómo cambió la economía gracias al Canal?
La agricultura se transforma
Convertir los cultivos de secano en regadío trajo muchas ventajas. Por ejemplo, se podía producir más y cultivar diferentes tipos de productos. Esto se notó rápidamente en la comarca, donde el regadío se hizo muy popular.
Además, las mejoras en el transporte (como la construcción de la línea de tren entre Molins de Rey y Barcelona en 1855) y una gran crisis en los viñedos (por una enfermedad llamada filoxera) hicieron que los cultivos de regadío fueran aún más rentables.
El éxito del Canal de la Infanta en la orilla izquierda del Llobregat inspiró la construcción de otro canal en 1855, en la orilla derecha. Este nuevo canal permitió regar tierras en municipios como San Vicente dels Horts y El Prat de Llobregat.
Gracias a esto y a las mejoras en las comunicaciones, el valle bajo del Llobregat se convirtió en una importante zona agrícola en Europa durante el primer tercio del siglo XX. Por ejemplo, en 1902 se exportaron 1.500 toneladas de fruta del Delta del Llobregat. En 1936, solo desde El Prat del Llobregat, se enviaban 40 vagones diarios de alcachofas y 100 de lechugas.
En 1933, la superficie de regadío del canal alcanzó su punto más alto: 2.710 hectáreas. Sin embargo, esta fuerte actividad agrícola se vio afectada por la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y el crecimiento de las ciudades y la industria en la zona.
En 2007, la superficie de riego del canal se había reducido a unas 375 hectáreas, y la comunidad de regantes era de 280.
El impulso de la industria
A principios del siglo XIX, la actividad industrial en la comarca estaba concentrada en el norte. Allí se producían principalmente productos de lana, seda, cobre y aguardiente. Esto se debía a la energía que generaba el río Llobregat. La construcción del Canal de la Infanta y el uso de sus saltos de agua permitieron que la industria se extendiera por toda la zona.
Las primeras industrias que se instalaron estaban relacionadas con la agricultura, como molinos de harina y aserraderos. Estas empresas iniciaron el proceso de industrialización alrededor del canal. También se instalaron otras empresas más grandes. En los saltos de agua llamados Erasmo, Quer y Rosés, se instalaron industrias textiles. Otro lugar importante fue el molino papelero del Torrent Gornal.
En Molins de Rey, la industrialización comenzó en 1830 con la fábrica de tejidos Galtés. En 1850, esta fábrica ya tenía 37 telares y 56 trabajadores. La primera gran industria mecanizada fue fundada por Josep Ferrer y Mora en 1850. Llegó a tener 3.272 trabajadores y 100 telares mecánicos que funcionaban con la energía del Rec Vell. Otras industrias textiles siguieron su ejemplo, como Can Coll y Can Iborra. Este crecimiento industrial continuó hasta la Guerra Civil.
¿Por qué el Canal perdió importancia?
Las nuevas tecnologías de la Revolución Industrial, como la máquina de vapor, el gas y la electricidad, hicieron que las industrias ya no dependieran solo de la energía del agua. Sin embargo, esta no fue la única razón por la que el canal perdió importancia. Aunque las fábricas no necesitaban exclusivamente la energía del agua, las zonas industriales alrededor del canal seguían atrayendo a nuevas empresas.
El rápido crecimiento de la economía catalana en los años 60 y 70 del siglo XX y las grandes migraciones de personas fueron muy importantes en la comarca del Bajo Llobregat. El equilibrio entre la industria y la agricultura, que antes se complementaban, se rompió. La expansión de la industria necesitaba más trabajadores, lo que atrajo a nuevas personas que se unieron al sector industrial, impulsando un nuevo ciclo de crecimiento.
Esto se reflejó en el rápido crecimiento de las ciudades a principios de los años 60, con poca planificación urbana.
En cuanto al canal, sus características y funciones principales no habían cambiado mucho en el último siglo, hasta los años 50 del siglo XX, cuando todavía se permitía bañarse en él. El número de hectáreas regadas por el canal disminuyó constantemente, y la infraestructura quedó integrada en un entorno urbano.
El rápido empeoramiento de la calidad del agua del Llobregat y la falta de dinero para construir sistemas de tratamiento de aguas residuales afectaron el suministro de agua a la planta potabilizadora de San Juan Despí. Las aguas de la Riera de Rubí y del río Noya, que aportaban mucha contaminación al río, se desviaron hacia el Canal de la Infanta. Esto hizo que el canal se convirtiera en un lugar donde se acumulaban aguas no tratadas. Aunque al principio era una solución temporal, se hizo permanente para asegurar el suministro de agua a la zona metropolitana.
Como era de esperar, el hecho de que el canal transportara aguas con muchos residuos causó problemas a las poblaciones por las que pasaba y a los agricultores que lo usaban. Esto llevó a la casi desaparición del canal. La falta de control de los vertidos contaminantes por parte del gobierno hizo que las autoridades locales, a finales del franquismo y principios de la democracia, tuvieran que resolver el problema. Lo hicieron desviando el agua o cubriendo el canal, a menudo presionadas por los vecinos afectados.
El Canal de la Infanta hoy
Actualmente, el tratamiento de las aguas residuales en su origen, mediante plantas depuradoras, ha logrado reducir la contaminación que llega al Canal de la Infanta. Esto ha mejorado la calidad de sus aguas. Sin embargo, el continuo crecimiento de las ciudades y la construcción de nuevos edificios ponen en peligro las tierras de los pocos agricultores que aún usan el canal. También amenazan los restos del canal que todavía existen en las zonas urbanas.
Esto ha llevado a que varias asociaciones de ciudadanos se movilicen para defender lo que queda del canal, como "l'Avanc" en Cornellá o "¡Protejamos el Canal de la Infanta!" en Hospitalet de Llobregat.
Como parte de estas movilizaciones, el 21 de marzo de 2012, el Parlamento de Cataluña aprobó por unanimidad una propuesta. Esta propuesta, presentada por el grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Cataluña y acordada con el grupo parlamentario de Convergencia y Unión, reconocía la importancia histórica del canal para las zonas que regaba (Bajo Llobregat, Hospitalet y Barcelona). También pedía al gobierno que estudiara la posibilidad de declararlo Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). Esto significó el primer reconocimiento oficial del papel vital del Canal de la Infanta en la historia de la comarca desde su construcción.