Olfato para niños
El olfato es el sentido que nos permite detectar y reconocer los olores. Es como un "sentido químico" porque funciona cuando pequeñas partículas de olor, llamadas moléculas aromáticas, viajan por el aire y entran en nuestra nariz. Estas partículas llegan a una zona especial dentro de la nariz, llamada epitelio olfativo, que está en la parte de atrás.
Dentro de esta zona, hay unas estructuras llamadas glomérulos. Estas estructuras recogen las señales de los receptores de olor y las envían al bulbo olfatorio. El bulbo olfatorio es una parte del cerebro que empieza a procesar la información del olor. Aquí, el olor se conecta con otras partes del cerebro que nos ayudan a identificarlo, recordarlo y sentir emociones relacionadas con él.
A veces, el sentido del olfato puede verse afectado por diferentes razones. Esto puede ocurrir por daños en la nariz o en los receptores de olor, por infecciones respiratorias, por golpes en la cabeza o por algunas enfermedades que afectan el cerebro.
Contenido
¿Cómo se ha estudiado el olfato a lo largo del tiempo?
Los científicos han estudiado el olfato desde hace mucho tiempo. Uno de los primeros estudios importantes fue la tesis de Eleanor Gamble en 1898. Ella comparó el olfato con otros sentidos y notó que era más difícil distinguir pequeñas diferencias de intensidad en los olores.
Hace muchísimos años, un filósofo romano llamado Lucrecio (en el siglo I antes de Cristo) ya pensaba que los diferentes olores se debían a que las partículas de olor tenían formas y tamaños distintos. Él las llamaba "átomos". Hoy sabemos que son moléculas de olor.
Descubrimientos modernos sobre el olfato
Una prueba moderna de esta idea llegó con el trabajo de Linda B. Buck y Richard Axel. Ellos ganaron el Premio Nobel en 2004 por descubrir cómo funcionan las proteínas que detectan los olores. Descubrieron que cada receptor de olor en nuestra nariz reconoce solo un tipo específico de molécula de olor. Es como si cada receptor fuera una cerradura y cada molécula de olor fuera una llave que encaja perfectamente.
Los mamíferos (como los humanos, perros o gatos) tienen muchos genes que les permiten detectar olores, ¡alrededor de mil! Sin embargo, no todos esos genes están activos. Los humanos tenemos menos genes activos para el olfato que otros animales. Cada célula nerviosa que detecta olores solo usa un tipo de receptor de olor.
Teorías sobre cómo percibimos los olores
Hoy en día, hay varias ideas sobre cómo nuestro cerebro interpreta los olores.
- Teoría de la forma: Esta teoría dice que cada receptor detecta una característica específica de la molécula de olor. Una versión más suave, llamada teoría del odotopo, sugiere que los receptores detectan solo pequeñas partes de las moléculas. Luego, el cerebro combina estas pequeñas señales para formar una idea completa del olor, de forma parecida a como vemos una imagen completa a partir de muchos pequeños detalles.
- Teoría de la vibración: Propuesta por Luca Turin, esta teoría dice que los receptores de olor detectan las vibraciones de las moléculas de olor. Sin embargo, esta teoría aún se está investigando y no todos los científicos están de acuerdo.
Todavía no hay una teoría única que explique por completo cómo percibimos todos los olores.
¿Cómo está organizada nuestra nariz para oler?
El sentido del olfato en los humanos está muy relacionado con las fosas nasales, que son los espacios huecos que tenemos detrás de la nariz.
La estructura de la nariz está hecha de hueso y cartílago. Un hueso llamado tabique nasal divide la nariz en dos fosas: la derecha y la izquierda.
Olfactory neuron= Neurona olfatoria en rosado. Cribiform plate= Lámina cribiforme (base del cráneo en amarillo).
En la parte superior de cada fosa nasal, hay una zona especial llamada epitelio olfativo. Esta es la parte de la nariz que se encarga de detectar los olores.
Los dos nervios olfatorios nacen de unas células especiales llamadas neuronas receptoras olfativas. Estos nervios viajan un corto camino hasta el bulbo olfatorio, que está dentro del cerebro.
Las terminaciones de estas células olfativas entran al cráneo a través de pequeños agujeros en un hueso llamado lámina cribosa del etmoides. Llegan a unas estructuras esféricas en el bulbo olfatorio, llamadas glomérulos olfatorios. Aquí, las señales de los olores se procesan antes de ser enviadas a otras partes del cerebro.
La información del olor llega a zonas del cerebro muy antiguas, como el sistema límbico y el hipotálamo. Estas zonas son importantes para la memoria y las emociones. Después, la información llega a la corteza cerebral, en las partes temporal y frontal, y es entonces cuando nos damos cuenta de lo que estamos oliendo.
¿Qué son los receptores olfatorios?
Los receptores olfatorios son células especiales que se encuentran en el epitelio olfativo, en la parte superior de las fosas nasales. Esta zona es la responsable de que podamos oler.
Para que estos receptores funcionen, las sustancias que huelen deben ser volátiles (es decir, que desprendan vapores que puedan entrar en la nariz) y también deben poder disolverse en la mucosidad de la nariz. Una vez que se disuelven, llegan a las neuronas receptoras olfativas. Estas neuronas envían una señal nerviosa al bulbo olfatorio y de ahí a la corteza cerebral, donde el cerebro interpreta el olor.
La gran variedad de olores
El cuerpo de los mamíferos tiene muchos genes relacionados con el olfato. Cada uno de estos genes produce una proteína que es un receptor específico para un tipo de olor. Se cree que un mamífero puede tener alrededor de 1000 receptores diferentes. Esto significa que la familia de proteínas que detectan olores es una de las más grandes en nuestro cuerpo.
Cuando olemos algo, no es solo un receptor el que se activa, sino varios a la vez. Esto permite que haya una enorme cantidad de combinaciones posibles, lo que explica por qué podemos distinguir tantos olores diferentes. Los primeros genes de estas proteínas receptoras se descubrieron en 1991, y el primer receptor olfativo humano se identificó en 1996.
Los científicos han intentado clasificar los olores. Una clasificación reciente propone 10 categorías básicas: floral, a madera, frutal (no cítrico), químico, mentolado, dulce, a quemado, cítrico, a podrido y fuerte/rancio. Sin embargo, es difícil clasificar los olores porque lo que percibimos suele ser una mezcla de muchos olores básicos, cada uno de ellos causado por una sustancia química diferente.
¿Cómo funciona el proceso de oler?
Las sustancias que huelen son compuestos químicos que viajan por el aire. Cuando un objeto desprende olor, libera estas pequeñas moléculas al aire. Al respirar, estas moléculas llegan al epitelio olfativo dentro de nuestra nariz.
En el epitelio olfativo, hay entre 20 y 30 millones de células olfativas. Cada una de estas células tiene unos pequeños "pelitos" llamados cilios. La mucosidad de la nariz ayuda a que las moléculas de olor lleguen a estos cilios. Allí, las moléculas de olor se unen a receptores específicos, y esta unión convierte la señal química del olor en una señal eléctrica.
Una vez que las moléculas de olor tocan los receptores, se activa una señal nerviosa. Esta señal sale de las neuronas receptoras olfativas y viaja a través de unos "cables" llamados axones. Estos axones se agrupan y atraviesan la lámina cribosa del etmoides (un hueso en el techo de la nariz) hasta llegar al bulbo olfatorio en el cerebro.
En el bulbo olfatorio, las señales se organizan y se hacen más fuertes en unas estructuras llamadas glomérulos olfatorios. Después, la señal nerviosa sigue su camino hacia la corteza cerebral, especialmente a una zona cercana al lóbulo temporal. Desde allí, llega al sistema límbico y al hipocampo. Estas son las partes del cerebro donde se forman los recuerdos de los olores y donde asociamos los olores con experiencias agradables o desagradables. Otras partes importantes del cerebro para el olfato son el tálamo y la corteza frontal.
Problemas con el olfato
A veces, el sentido del olfato puede no funcionar correctamente. Aquí te explicamos algunos problemas:
- Anosmia: Es la pérdida total del olfato. Algunas personas nacen con ella (es congénita) debido a un problema genético.
- Hiposmia: Es cuando la capacidad de oler disminuye. Esto puede ocurrir con la edad, pero también por infecciones repetidas en la nariz o los senos paranasales que dañan la mucosa. También puede ser causada por pólipos nasales o por golpes en la cabeza.
- Hiperosmia: Es un aumento en la capacidad de detectar olores, es decir, oler demasiado bien.
- Parosmia: Es cuando se percibe un olor de forma distorsionada, diferente a como es en realidad.
- Fatiga olfativa: Esto no es una enfermedad, sino algo normal. Si estás expuesto a un olor fuerte durante mucho tiempo, dejas de percibirlo tan intensamente. Es una forma en que tu sistema nervioso se adapta para no saturarse con el mismo estímulo.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Sense of smell Facts for Kids
- Olfateo
- Sistema olfativo
- Célula olfativa envainada