Tinaja para niños
Una tinaja es un recipiente grande de barro, con forma ovalada, que tiene una boca y una base estrechas. Generalmente no tiene asas. Las tinajas más grandes, a veces llamadas tinajones, se usaban tradicionalmente para guardar vino. Las de tamaño mediano servían para almacenar aceite y granos de cereal. Las tinajas más pequeñas podían estar cubiertas con un esmalte brillante, en parte o por completo, y se utilizaban para líquidos, semillas o en la preparación de alimentos.
En España, durante los siglos XIX y XX, los lugares más importantes donde se fabricaban tinajas grandes eran Villarrobledo, Colmenar de Oreja y Arroyomolinos de Montánchez. En otros sitios como Torrejoncillo, Torre de Santa María, Lucena, Lorca y Totana, se hacían tinajas de tamaños más pequeños.
Las tinajas son un símbolo muy conocido de la región de La Mancha.
Contenido
- ¿De dónde viene la palabra "Tinaja"?
- La Historia de las Tinajas
- ¿Cómo se clasifican las Tinajas?
- ¿Qué tipos de decoración tienen las Tinajas?
- Firmas y Sellos en las Tinajas
- La Fabricación de una Gran Tinaja
- Centros de Fabricación de Tinajas en España
- La Tinaja de Diógenes
- Galería de imágenes
- Véase también
¿De dónde viene la palabra "Tinaja"?
La palabra "tinaja" y sus variantes como tenaxa o tanalla vienen del latín tina. Curiosamente, fue una forma más pequeña de esa palabra, tinaculum-tinacula, la que dio origen a los nombres de estos recipientes en las lenguas de la península ibérica. Por ejemplo, en un documento antiguo llamado el Fuero de Alcaraz, aparece como tenaia.
En el mundo de las tinajas, también encontramos la palabra "tinajería" o "tinajero". Este es el nombre del lugar o la estructura donde se guardan o se empotran las tinajas. En algunas regiones como Murcia, Puerto Rico y Venezuela, se le llama así a la parte de la casa donde se tienen las tinajas, cántaros y otros recipientes para el agua potable.
En Filipinas, "tinaja" también es una medida de capacidad para líquidos, que equivale a unos 48 litros.
La Historia de las Tinajas
La fabricación de tinajas en la cultura mediterránea tiene una historia muy larga. Podemos encontrar sus orígenes al final de la Edad del Bronce, con los pithos de la antigua civilización minoica. Luego, los romanos usaban los dolium, que eran recipientes redondos para guardar líquidos o granos.
Las tenaias de la Edad Media, tanto en la época islámica como cristiana, eran vasijas con forma de barriga de casi un metro de alto. Podían contener entre tres y quince arrobas (una arroba es una medida antigua). Su capacidad siguió aumentando hasta finales del siglo XVIII. Pero fue en el último tercio del siglo XIX cuando crecieron mucho más, para poder almacenar la gran cantidad de vino que se producía. Algunas llegaron a contener hasta setecientas arrobas, ¡casi ocho mil litros!
¿Cómo se clasifican las Tinajas?
Los expertos han clasificado las tinajas basándose en la forma de sus "hombros" (la parte superior del cuerpo del recipiente) y en su aspecto general. Han identificado cinco modelos principales según los hombros: altos y amplios, altos y estrechos, medios, caídos o inexistentes.
Además, por su forma completa, las clasifican en diez tipos:
- Ojivales o elipsoidales (con forma de huevo alargado).
- Elipsoidales.
- Bitrococónicas simétricas.
- Troncocónicas panzudas (con forma de cono truncado y barriga).
- Troncocónicas estilizadas.
- Cilíndricas (comunes a principios del siglo XX).
- Esferoides (casi esféricas).
- Semiglobulares (con forma de media esfera).
- Troncocónicas invertidas panzudas.
- Troncocónicas invertidas estilizadas.
- Globulares achatadas.
¿Qué tipos de decoración tienen las Tinajas?
Las tinajas pueden tener hasta siete tipos de decoración:
- Incisa: Se hacen dibujos rayando el barro.
- Impresa o estampillada: Se usan sellos para dejar marcas en el barro.
- Excisa: Se quitan partes del barro para crear el diseño.
- Tallada: Se esculpe el barro.
- Enchinada: Se usan pequeñas piedras o guijarros (en modelos antiguos).
- Bruñida: Se frota la superficie para que quede brillante.
- Pintada: Se decoran con pintura (esto es más común en tinajas pequeñas).
Firmas y Sellos en las Tinajas
Los sellos o firmas que se grababan en las tinajas no eran solo para mostrar quién las había hecho. Tenían una función comercial importante. A veces, los gremios de artesanos los exigían para controlar la producción y la calidad. También servían para proteger las tinajas de imitaciones.
Los sellos en la alfarería ya se usaban en el Imperio Romano y eran comunes en la Edad Media. Normalmente, eran sellos hechos con moldes de barro, madera, hierro o yeso. En los talleres de tinajas grandes, era costumbre que el artesano principal añadiera a mano su nombre junto al sello, y muchas veces la fecha de fabricación.
La forma más común de escribir el nombre era con un palo, un clavo o incluso con el dedo. El lugar habitual para poner el sello y la firma era la parte superior de la "barriga" de la tinaja.
La Fabricación de una Gran Tinaja
La Extracción del Barro
Para hacer una tinaja grande, el primer paso es conseguir el barro adecuado. En Villarrobledo, por ejemplo, se abrían pozos llamados "barreros" en campos de cebada. Los dueños de los campos vendían el barro del subsuelo a los "poceros", mientras ellos seguían cultivando la superficie. Estos pozos eran estrechos, de unos 80 centímetros de diámetro, y su profundidad dependía de dónde se encontrara la veta de barro. A veces, se construían galerías subterráneas tan bajas que los trabajadores tenían que arrastrarse.
El Taller del Alfarero
Las tinajas de La Mancha, como las de Villarrobledo o Colmenar de Oreja, tenían una forma ovalada. Su fabricación era un proceso largo; por ejemplo, una tinaja de quinientas arrobas podía tardar nueve meses en hacerse.
El proceso comenzaba en el "cuarto del obrador". Allí, el tinajero preparaba el barro para la base de la tinaja sobre unas "banquetas" (soportes de madera). Sobre esta base, el artesano iba "urdiendo" o "echando caminos". Esto significa que iba superponiendo y uniendo rollos de barro, controlando el grosor con los dedos, una paleta y un mazo. El grosor inicial era de unos ocho centímetros, que se reducía a cinco o seis después de la cocción. Cuando la tinaja alcanzaba cierta altura, se montaba un andamio para seguir construyéndola hacia arriba. Para terminar, se cerraba la boca de la tinaja con un rollo más pequeño de barro, usando un trapo mojado o un cuero viejo. Desde el siglo XV, era tradición que el artesano firmara su obra en este momento.
Los Hornos
Finalmente, las tinajas se secaban en invierno y se cocían en primavera o verano. Se necesitaban unos veinte hombres para llevar una tinaja del patio del taller al horno, bajo la supervisión de un capataz.
Los hornos para tinajas eran construcciones cuadradas de piedra, de seis o siete metros de altura, con una cúpula baja hecha de ladrillo. Tenían dos aberturas opuestas para la leña. Las tinajas se colocaban dentro, base con base y boca con boca, alternando las pequeñas y medianas con las más grandes, que podían medir hasta cinco metros.
Después de 24 horas de cocción, las tinajas se dejaban enfriar durante tres o cuatro días. Luego se revisaban y limpiaban. Si eran para vino, se les daba un baño de "pez" (una resina). Si iban a contener aceite, se "ensebaban" (se les daba un baño de sebo).
Entre 1915 y 1930, Villarrobledo llegó a tener 72 hornos funcionando. La mayoría podían cocer tinajas de quinientas arrobas. En 2008, uno de estos grandes hornos y su taller cercano fueron restaurados y convertidos en el Museo de la Tinajería de Villarrobledo.
A principios del siglo XX, la aparición de depósitos cilíndricos de cemento hizo que la fabricación de tinajas de barro disminuyera. Aunque las tinajas intentaron copiar la forma de estos nuevos depósitos, la industria tradicional fue perdiendo fuerza.
A finales del siglo XX, las únicas "gigantas de barro" que quedaban, aunque ya no se usaban para almacenar, se podían ver en jardines públicos o privados y en algunos cruces de carreteras.
Las Tinajas en la Literatura
El famoso escritor Cervantes menciona las tinajas en su obra Don Quijote de la Mancha. En un pasaje, Don Quijote ve unas tinajas que le recuerdan a su amada Dulcinea.
Además de Villarrobledo, otros lugares en La Mancha donde se fabricaban tinajas son:
- En Guadalajara: Cifuentes y Málaga del Fresno.
- En Cuenca: Priego, Mota del Cuervo y Santo Domingo de Moya.
- En Ciudad Real: La Solana.
Centros de Fabricación de Tinajas en España
El Foco Extremeño
Extremadura fue otro de los grandes centros de producción de tinajas en España. Su industria, que pudo haber comenzado en Guareña y Castuera, fue muy importante en los siglos XIX y XX en tres pueblos de Cáceres: Torrejoncillo, Torre de Santa María y Arroyomolinos de Montánchez.
En Torrejoncillo, los últimos tinajeros conocidos fueron Julián Manibardo y Antonio Moreno. En Torre de Santa María, la familia Poblador llegó a fabricar tinajas muy grandes. En Arroyomolinos, los hermanos Jiménez ya no hacían las tinajas redondas de sus abuelos, sino recipientes cilíndricos. En 1986, la familia Moreno León retomó la producción en Torrejoncillo, debido a una nueva demanda: las tinajas para decoración de jardines.
Otros lugares en Extremadura donde se hicieron tinajas fueron:
- En Cáceres: Pasarón de la Vera, Montehermoso, Ceclavín, Arroyo de la Luz, Logrosán, Valdefuentes, Escurial y Miajadas.
- En Badajoz: Siruela, Villanueva de la Serena, Magacela, Oliva de Mérida, Olivenza, Salvatierra de los Barros y Burguillos del Cerro.
El Foco Murciano
Desde el siglo XVII, Totana y Lorca se especializaron en fabricar las tinajas típicas que se ponían en el "tinajero" de las casas de la huerta murciana. Eran piezas grandes de barro rojo, de 70 a 140 cm de alto, cubiertas por fuera con un pigmento llamado almagre. Otros dos centros tinajeros en Murcia fueron Caravaca y Cehegín.
Algunos talleres con mucha tradición que siguen trabajando son las familias Tudela y Cánovas. También hay otros talleres activos como Alfarería Rufino, Ceratosa, Alfarería El Poveo, y muchos más.
El Centro Tecnológico de Artesanía en Totana se construyó sobre un antiguo horno de tinajas.
El Foco Aragonés
En Aragón, las tinajas o tenajas se fabricaban en cuatro tamaños principales. La tinaja alquecera, o de alquez, era la más grande, con capacidad para unos 192 litros.
En la alfarería aragonesa, las tinajas grandes o tinajones se hacían con unos "cercillados" típicos, que eran aros en relieve que servían para reforzar y decorar al mismo tiempo.
En la zona del río Jalón, las tinajas eran más alargadas. En cambio, en los talleres de Huesca y Teruel, las tinajas pequeñas eran más ovaladas y anchas, casi redondas.
Tinajeros de Andalucía
Algunos de los principales lugares donde se fabricaban tinajas en Andalucía son:
- En Almería: Albox, Serón, Vera, Sorbas, Níjar, Taberna y Alhabia.
- En Granada: Guadix y Granada-capital.
- En Jaén: Úbeda, Martos y Bailén.
- En Córdoba: Lucena, Cabra, Montilla, La Rambla, Pozoblanco e Hinojosa del Duque.
- En Sevilla: Sevilla-capital, Osuna, Morón de la Frontera, Lora del Río y Lebrija.
- En Málaga: Málaga-capital y Coín.
- En Cádiz: Tarifa.
- En Huelva: Cortegana y Trigueros.
La Tinaja de Diógenes
El filósofo Diógenes de Sinope, que vivía en la antigua Atenas, eligió una vida muy sencilla, casi como un vagabundo. Se dice que vivía en una tinaja, y que durante el día caminaba por las calles con una linterna encendida, diciendo que buscaba a un "hombre". Con el tiempo, la tinaja de barro de Diógenes a menudo se representó como un barril de madera, que era más común en las regiones del norte.
Galería de imágenes
Véase también
- Cocio
- Dolium
- Pithos
- Ánfora
- Historia del vino
- Historia del aceite de oliva
- Alfarería en la provincia de Albacete