Subjetividad para niños
La subjetividad es la forma en que cada persona ve, siente y piensa sobre el mundo. Es como tener un par de gafas únicas que filtran todo lo que percibimos, haciendo que nuestras ideas, sentimientos y opiniones sean personales y estén influenciadas por nuestras experiencias, intereses y deseos.
Lo contrario de la subjetividad es la objetividad, que busca una visión más neutral y que pueda ser confirmada por muchas personas, sin que los sentimientos o intereses personales influyan. Para entender bien la subjetividad, es importante pensar de forma crítica y reconocer que cada uno tiene su propio punto de vista.
Plantilla:Ficha de concepto
Contenido
¿Cómo se manifiesta la subjetividad en la vida diaria?
La subjetividad en la filosofía: ¿Cómo pensamos?
Desde hace mucho tiempo, los filósofos han reflexionado sobre cómo nuestra forma de pensar y sentir influye en lo que conocemos. Por ejemplo, el filósofo René Descartes en el siglo XVII dijo una frase muy famosa: "Pienso, luego existo". Esto significa que la certeza de nuestra propia existencia viene de nuestra capacidad de pensar. Para él, lo más importante era la mente individual y cómo esta construye el conocimiento.
Otros pensadores, como Baruch Spinoza, también señalaron que nuestras ideas sobre el mundo exterior dependen mucho de cómo está hecho nuestro propio cuerpo y cerebro. Esto explica por qué dos personas pueden ver la misma cosa y tener opiniones diferentes.
Más tarde, filósofos como Immanuel Kant exploraron cómo nuestra mente tiene ciertas formas innatas de organizar la información, como el espacio y el tiempo, que nos ayudan a entender el mundo. En el siglo XX, otros filósofos como Michel Foucault y Judith Butler han seguido analizando cómo se forma nuestra forma de ser y pensar, a menudo influenciada por la sociedad.
La subjetividad y las instituciones: ¿Cómo nos moldean?
Las instituciones son como grandes estructuras en la sociedad que nos enseñan cómo comportarnos y pensar. Por ejemplo, la escuela nos enseña reglas y conocimientos, y la familia nos transmite valores. Estas instituciones nos ayudan a construir nuestra forma de ser, es decir, nuestra subjetividad.
En el pasado, el Estado buscaba que todos los ciudadanos tuvieran una forma de pensar similar. Las instituciones como las escuelas, los hospitales o incluso las fábricas, tenían reglas y rutinas que moldeaban a las personas para que encajaran en el sistema. Se buscaba que todos tuvieran hábitos y normas que los hicieran "funcionales" para la sociedad.
La subjetividad en situaciones específicas: ¿Cómo nos adaptamos?
A veces, cuando las instituciones no son tan fuertes o cuando estamos en situaciones nuevas, nuestra subjetividad se construye de una manera más flexible. En estos casos, lo que nos moldea son las interacciones y las demandas de cada momento. Las personas aprenden a comportarse y a relacionarse con otros basándose en lo que ocurre en ese lugar y en ese momento, y no tanto en reglas fijas de una institución.
La subjetividad y la tecnología: ¿Cómo nos influyen las redes?
Hoy en día, la tecnología y las redes sociales tienen un gran impacto en cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos relacionamos con los demás. Nuestro cuerpo y nuestra mente están expuestos a mucha información y a diferentes puntos de vista.
El efecto de las redes sociales en nuestra subjetividad depende mucho de cómo las usemos. Pueden ser herramientas muy útiles para aprender y conectar, siempre y cuando las utilicemos de forma positiva y consciente. Es importante aprender a usarlas de manera que nos enriquezcan y nos ayuden a crecer.
La subjetividad y el poder: ¿Quién nos influye?
El poder, en la sociedad, no solo se trata de reglas y castigos, sino también de cómo se influye en nuestra forma de pensar y actuar.
Sociedades disciplinarias: El control visible
En el pasado, las sociedades se organizaban con un tipo de poder más visible, llamado "disciplinario". Esto significaba que las personas pasaban por diferentes instituciones cerradas, como la escuela, el ejército o la fábrica. En estos lugares, se les enseñaban hábitos y normas para que se comportaran de cierta manera.
El objetivo era "normalizar" a las personas, es decir, hacer que todos se ajustaran a las reglas y fueran útiles para el sistema. Esto se lograba distribuyendo a las personas en espacios específicos, organizando su tiempo y haciendo que cada uno supiera que era una parte de un sistema más grande. Se castigaba lo que no se ajustaba a la norma.
Sociedades de control: El poder sutil
Hoy en día, vivimos en lo que se llama "sociedades de control". Aquí, el poder es más sutil y continuo. No se trata tanto de encerrar a las personas en instituciones, sino de influir en sus deseos y aspiraciones.
En estas sociedades, se nos anima a ser "participantes activos" de nuestras vidas, buscando metas personales que a menudo coinciden con lo que la sociedad valora, como el consumo o la eficiencia. Las formas de influencia son más suaves: la publicidad, las redes sociales y las imágenes de éxito nos persuaden a adoptar ciertos estilos de vida. El control se ejerce de manera que las personas sienten que actúan libremente, aunque sus decisiones estén influenciadas por estas "tácticas suaves".
La subjetividad femenina: Mitos y realidades
Desde que nacemos, nuestra forma de ser (nuestra subjetividad) se construye a través de la interacción con el mundo y las ideas de nuestra cultura. Estas ideas culturales cambian con el tiempo y nos dicen cómo debemos comportarnos, pensar y relacionarnos.
Por ejemplo, en el pasado, la subjetividad de las mujeres a menudo se centraba en la idea de que debían ser madres para sentirse completas y valoradas. También existía el "mito del amor romántico", que hacía que muchas mujeres esperaran ser protegidas y dependieran de un hombre. Estas ideas podían llevar a que las mujeres se sintieran frágiles o que ocultaran sus propios deseos.
Hoy en día, se reconoce que estas ideas son mitos que han influido en cómo las mujeres se ven a sí mismas. La subjetividad femenina es mucho más diversa y no se limita a estos roles tradicionales.
La subjetividad de género: ¿Cómo nos identificamos?
La subjetividad de género se refiere a cómo las personas entienden y viven su identidad de género, influenciadas por las normas y expectativas de la sociedad. Estas normas nos dicen qué se espera de un "hombre" o una "mujer".
Las identidades de género no son algo fijo, sino que se construyen a través de las relaciones sociales y los valores de cada época. Las instituciones como la escuela, la familia y los medios de comunicación juegan un papel importante al normalizar ciertos comportamientos y expectativas de género. Sin embargo, las personas también pueden desafiar o reinterpretar estos roles.
La interseccionalidad y la subjetividad de género
La interseccionalidad es una forma de entender que nuestra identidad de género no es lo único que nos define. También influyen otros aspectos como nuestra clase social, nuestro origen étnico o nuestra orientación sexual. Esto significa que la experiencia de ser hombre o mujer es diferente para cada persona, dependiendo de cómo se combinen estas distintas partes de su identidad.
Por ejemplo, una persona de una clase social trabajadora puede vivir su género de manera diferente a alguien de otra clase social, porque sus roles y expectativas están ligados a su situación económica. De igual manera, las personas con una orientación sexual diversa pueden enfrentar expectativas de género distintas, lo que lleva a formas de ser únicas que desafían los roles tradicionales.
El papel de las emociones y experiencias personales
Nuestra identidad se construye a lo largo de nuestra vida a través de nuestras interacciones sociales y experiencias personales. Cada persona define sus diferencias y similitudes con los demás a través de un proceso de auto-reflexión. Las experiencias que vivimos, cómo nos sentimos y las historias que contamos sobre nosotros mismos, son muy importantes para formar nuestra subjetividad.
Nuestra cultura también nos da un marco de referencia, con ideas y valores que influyen en cómo nos percibimos y cómo nos comportamos. Aunque las ideas dominantes en la sociedad nos influyen mucho, siempre tenemos un espacio para nuestra propia autonomía, basado en nuestras experiencias únicas y nuestra posición en el mundo.
Subjetividad y policontextualidad
La policontextualidad es una forma de entender la subjetividad que viene de la cibernética. Significa que nuestra forma de pensar y percibir no se limita a un solo punto de vista, sino que puede entenderse desde múltiples contextos o perspectivas al mismo tiempo.
Véase también
- Sujeto (filosofía)