Finis Gloriae Mundi para niños
Datos para niños Finis Gloriae Mundi |
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Año | 1670-1672 | |
Autor | Juan de Valdés Leal | |
Técnica | óleo sobre lienzo | |
Tamaño | 220 cm × 216 cm | |
Finis Gloriae Mundi es una pintura acompañante de otra obra realizada por Juan de Valdés Leal, In Ictu Oculi, ambas fueron pedidas por Miguel Mañara para colocarse debajo del coro de la iglesia del Hospital de la Caridad en Sevilla, sus dimensiones son 220 x 216 cm terminando en arco de medio punto en la parte superior, en conjunto toman el nombre de Los Jeroglíficos de las postrimerías o Las Postrimerías de la Vida. La obra está hecha en óleo sobre tela y su realización data de entre 1670 y 1672.
El autor en torno a la obra
Juan de Valdés Leal nace en Sevilla (1622-1690) Es en 1667 cuando ingresa en la Hermandad de la Caridad de Sevilla, cuyo fundador había sido Miguel de Mañara, este personaje permanecería en contacto con nuestro artista en un futuro.
Valdés Leal trabajó en Sevilla a pesar de las constantes crisis que se enfrentaron en dicha ciudad los años que vivió, su trabajo principalmente provenía de iglesias y órdenes monásticas que hacían encargos de cuadros religiosos para sus espacios. De aquí y de su trato con Miguel de Mañara provendrían sus obras más conocidas que fueron realizadas para la iglesia de la Santa Caridad de Sevilla.
Las obras en la iglesia de la Caridad son tres, la primera es el lienzo que se encuentra en la parte alta del templo, en el coro La exaltación de la cruz, esta obra se enfrenta al retablo de la iglesia manteniendo un mismo discurso iconográfico, luego le siguen las dos Postrimerías encargadas por Mañara para poner en claro la fugacidad de los bienes materiales retomando las vanitas populares en este periodo.
Juan de Valdés con su estilo de claroscuros y fuerza en el estilo tenebrista mantiene la fuerza del mensaje que Mañara quería transmitir.
Contexto histórico
El tiempo en el que se desarrolla es en la contrarreforma, donde los católicos defienden la salvación de los hombres por sus propios medios y buscan endulzar los sentidos de su público para fortalecer el cada vez más golpeado catolicismo debido a la reforma protestante, las iglesias se empiezan a cubrir de complicadas y bellas figuras, de dorados retablos y de pinturas que expresen el mensaje de su fe.
También el autor se desenvuelve en este momento en Sevilla, la gran metrópolis de España donde la población pasó de 150.000 habitantes en 1588 a 85.000 un siglo más tarde, esto debido a la epidemia de peste que afecto fuertemente a esta ciudad.
La Gran Peste duró de 1647 a 1652, y afectó sobre todo a Andalucía y a la zona oriental de España. A pesar de observar a sus vecinos y las fatales consecuencias que la epidemia estaba teniendo, Sevilla no tomó medidas de cuarentena. Un error garrafal, pues experimentó un cúmulo de adversidades que debilitaron su economía en el peor momento.
El crecimiento de la ciudad se había dado de formas inmensurables, la higiene dentro de la mancha urbana era muy mala, el intercambio comercial que también llevaba consigo enfermedades procedentes del extranjero, hacían de Sevilla una parada muy atractiva para la peste, agreguemos además las fuertes lluvias que acompañaron al año de 1649 o la inundación de 1683, las crecidas de los ríos, aquí es donde entra la Hermandad de la Santa Caridad, esta institución nace para enterrar a los muertos que no tenían a nadie que les diera cristiana sepultura, esta institución se sumó a muchas otras que nacieron en Sevilla gracias a la contrarreforma, Sevilla se transformó en una ciudad-convento pues para 1671 existían 45 monasterios de frailes y 28 conventos femeninos, incluidas todas las órdenes importantes, franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas.