Jacinto de Salas y Quiroga para niños
Jacinto de Salas y Quiroga (La Coruña, 14 de febrero de 1813 - Madrid, 1849) fue un escritor español del romanticismo. El prólogo de su libro Poesías (1834) está considerado como el manifiesto de la poesía romántica española:
... el fundamento del genio, y sobre todo del genio poético, es la libertad (...)Yo quisiera que el poeta, menos sujeto a reglas y más observador de la naturaleza, no caminase siempre por el sendero que han trazado sus mayores. (...)
Byron hizo bien, y no hizo como manda Boileau; Víctor Hugo tiene rasgos sublimes en sus obras, y no conoce más ley ni más barrera que su imaginación. Si mi alma se eleva al leer sus escritos, si lloro y río a su albedrío, si, en mi entusiasmo, no puedo menos de mirarlos como a dioses, si los admiro, si envidio su saber, ¿qué me importa que los legisladores que les han precedido hagan crímenes sus bellezas, que no alcanzaron tal vez ni a concebir?
Terribles son a veces estas, lo confieso; pero no por eso dejan de ser bellezas. Terrible es la vista del Niágara, terrible el cráter del Vesubio, terrible el selvático país del bardo del Norte, y el alma fuerte que los contempla, se electriza, olvida la tierra por un momento, y aun se siente elevar cuando los nombra, como dice Heredia. (...)
Jóvenes españoles, unámonos todos; cantemos acompañados de la misma lira; pidamos fuego, no al mentido dios de los paganos, sí al ángel tutelar de la patria...
Poesías, Prólogo.
Comenzó sus estudios en La Coruña y Madrid. Tras quedar huérfano, pasó a Burdeos con la familia Cabarrús.
En mayo de 1830 emigró a América, estableciéndose en Lima, donde publica sus primeros poemas.
En 1832 visita Inglaterra y Francia, y vuelve a Madrid, donde se incorpora al Ateneo.
Publicó en El Artista y fundó No me Olvides, importante revista poética, que contó con colaboraciones de José Zorrilla, Nicomedes Pastor Díaz, José de Espronceda, Gil y Carrasco y Ramón de Campoamor.
En 1839 pasó cinco meses en Puerto Rico, recorriendo las Antillas en una comisión oficial. En su viaje a Cuba, documentó la experiencia de sus trayectos en ferrocarril: "noté menor velocidad que la que otras veces había experimentado en Inglaterra». «Apenas andábamos cuatro leguas españolas por hora».
De vuelta en Madrid, fundó La Revista del Progreso.
Obras
- Poesías (1834)
- Claudia : drama en tres actos (1834)
- Viages, isla de Cuba (1840)
- Mis consuelos, libro de poemas
- El Dios del siglo, novela (1848)