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Intolerancia (sociología) para niños

Enciclopedia para niños
El racismo y la homofobia son ejemplos de intolerancia.

La intolerancia se define como la falta de habilidad y voluntad de tolerar algo.

En la intolerancia cultural no se aceptan costumbres y tradiciones de otras personas, de raza, de otra comunidad, sexualidad, municipio, religión o país.

En este último sentido, la intolerancia resulta ser cualquier actitud plano de las ideas, por ejemplo, se caracteriza por la perseverancia en la propia opinión, a pesar de las razones que se puedan esgrimir contra ella. Supone, por tanto, cierta dureza y rigidez en el mantenimiento de las propias ideas o características, que se tienen como absolutas e inquebrantables.

Tiene por consecuencia la discriminación dirigida hacia grupos o personas (que puede llegar a la segregación, al insulto o falta de respeto, o a la agresión) por el hecho de que estos piensen, actúen o simplemente sean de manera diferente. Las múltiples manifestaciones de este fenómeno poseen en común la elevación como valor supremo de la propia identidad, ya sea étnica, sexual, ideológica o religiosa, desde la cual se justifica el ejercicio de la marginación hacia el otro diferente. El intolerante considera que ser diferentes equivale a no ser iguales en cuanto a derechos.

Podríamos distinguir también una doble vertiente en la intolerancia. Por un lado estarían los grandes casos de persecución a lo largo de la historia. Pero también es un fenómeno sutil que puede identificarse continuamente en cualquier entorno. La intolerancia, pues, tendría una segunda vertiente más cercana, la cual se halla presente en la vida cotidiana.

La intransigencia para con los demás, para con los diferentes escoge distintos objetos. En cualquier caso, siempre supone una diferencia respecto a lo considerado normal o correcto por quienes juzgan. Acá esperan ser resueltos y desarrollados muchos conceptos, empezando por aproximarnos a un metalenguaje en el que cualquier cultura quiera definir los términos o conceptos.

La intransigencia es la diferencia en el prójimo, ya se base ésta en características de género, culturales, ideológicas o religiosas, contra lo que arremete el intolerante. Formas comunes de intolerancia son el racismo, el sexismo, la homofobia, la xenofobia, la intolerancia religiosa y la intolerancia política.

La intolerancia entendida desde la teoría de sistemas

Algunos sociólogos la explican a partir de la teoría de sistemas, como en el caso de Ludwig von Bertalanffy. En su teoría de sistemas generales, él postuló todos los sistemas, ya sean biológicos, sociales o tecnológicos, tienen ciertas propiedades y características comunes que los hacen similares. Así, los sistemas que son demasiado cerrados y rígidos pueden volverse ineficientes e incapaces de adaptarse a cambios en el entorno, lo que los hace más vulnerables a fallas y colapsos. Por otro lado, los sistemas que son demasiado abiertos y flexibles pueden volverse caóticos e inestables, lo que también puede llevar a su colapso.

En ese orden de ideas, la teoría de sistemas generales de Bertalanffy destaca la importancia de mantener un equilibrio adecuado entre la apertura y la cerrazón de los sistemas para que puedan ser eficientes y adaptables a los cambios en su entorno. Esta teoría ha sido aplicada en muchos campos, desde la biología hasta la administración de empresas, y ha sido muy influyente en la teoría de la complejidad y la teoría de sistemas en general.

En el contexto de la sociología, podemos entender que los sistemas sociales que son demasiado cerrados y rígidos pueden ser aquellos que imponen normas y valores muy estrictos, sin permitir la entrada o participación de nuevas ideas o grupos sociales. Esto puede resultar en un sistema social que se vuelve ineficiente e incapaz de adaptarse a los cambios en el entorno, lo que puede llevar a su colapso, como sucedió, por ejemplo, con la sociedad espartana.

Por otro lado, los sistemas sociales que son demasiado abiertos y flexibles pueden ser aquellos que carecen de normas o valores compartidos, lo que puede resultar en un sistema social caótico e inestable que también puede colapsar, como el occidente posmoderno.

Por lo tanto, la teoría de sistemas generales sugiere que los sistemas sociales deben tener un equilibrio adecuado entre la apertura y la cerrazón para ser eficientes y adaptables a los cambios en su entorno. Esto significa que los sistemas sociales deben tener un conjunto de normas y valores compartidos que proporcionen cohesión y dirección, pero también deben ser lo suficientemente abiertos como para permitir la entrada y la participación de nuevas ideas y grupos sociales.

Paradoja de la intolerancia

La paradoja de la intolerancia es un concepto acuñado por el filósofo Karl Popper en su libro "La sociedad abierta y sus enemigos". La paradoja dice lo siguiente:

"Si somos tolerantes con la intolerancia, entonces la tolerancia desaparecerá y con ella la sociedad abierta y democrática."

En otras palabras, si permitimos que personas intolerantes expresen sus opiniones y actúen en consecuencia sin restricciones, la tolerancia misma corre el riesgo de desaparecer. Esto se debe a que la intolerancia puede extenderse y dominar a la sociedad, lo que resultaría en la supresión de la libertad y los derechos de aquellos que no comparten las creencias de los intolerantes.

Por lo tanto, Popper argumenta que la sociedad debe ser intolerante con la intolerancia, es decir, debemos prohibir y limitar las acciones de aquellos que promueven la intolerancia y el odio. Esta es una manera de proteger la libertad y los derechos de todas las personas, incluyendo a las minorías y grupos marginados.

Es importante destacar que ser intolerante con la intolerancia no significa censurar la libertad de expresión o limitar la diversidad de opiniones en la sociedad. Al contrario, se trata de defender los valores de la democracia y la libertad, y de establecer límites a aquellos que buscan destruir estos valores por medio de la censura, la adoctrinación y la persecución política.

Algunas personas argumentan que la línea entre lo que se considera intolerante y lo que no lo es puede ser subjetiva y puede variar de una sociedad a otra. En este sentido, puede haber problemas para determinar quién goza de la autoridad legítima (y de dónde procede tal legitimidad) para decidir qué es tolerable y qué no lo es.

Además, algunos han argumentado que la prohibición de la intolerancia puede socavar la libertad de expresión, ya que la definición de lo que es intolerante puede ser muy amplia y ambigua, y puede incluir opiniones que no son necesariamente dañinas. Esto puede limitar la capacidad de las personas para discutir abiertamente y debatir temas controvertidos, lo que puede ser esencial para una sociedad democrática.

También hay críticas que argumentan que la prohibición de la intolerancia puede llevar a la supresión de la disidencia política y a la censura de opiniones que no están en línea con las ideas dominantes. En este sentido, la paradoja de la intolerancia puede ser utilizada como una herramienta para restringir la libertad de expresión y limitar la diversidad de opiniones en la sociedad.

Michel Foucault y los discursos hegemónicos

El teórico social y filósofo francés Michel Foucault argumentó que el poder es omnipresente y que las relaciones de poder operan en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo, sobre todo, en el campo del discurso y la ideología. Foucault sostuvo que las ideologías o discursos hegemónicos pueden ser utilizados como herramientas de opresión para mantener el poder y controlar a ciertos grupos en la sociedad, y que constituyen un tipo de "poder-saber" ejercido a través del conocimiento y las formas de comprensión y percepción del mundo que se consideran legítimas en una sociedad determinada. En este sentido, las ideologías hegemónicas (de cualquier naturaleza o inclinación política) son aquellas que se han convertido en el discurso dominante o comúnmente aceptado en una sociedad, y que se utilizan para imponer una forma particular de pensamiento y de vida a los individuos.

Foucault también sostuvo que los discursos hegemónicos pueden tener efectos represivos en aquellos que no se ajustan a la norma, como los grupos marginados o subalternos. Estos grupos pueden ser marginados y excluidos por la ideología hegemónica, generalmente son objeto de opresión por parte de los grupos dominantes que mantienen y perpetúan esa ideología, y pudieron haber sido los dominantes y represivos con anterioridad (por ejemplo, los romanos paganos que oprimían a los cristianos, quienes, a su vez, terminaron oprimiéndolos, y luego terminaron perseguidos durante la Revolución francesa o la Revolución rusa).

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Bigotry Facts for Kids

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Intolerancia (sociología) para Niños. Enciclopedia Kiddle.