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Hermanos de la Vida Común para niños

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Datos para niños
Hermanos de la Vida Común
Portret Macropedius, Philips Galle.jpg
El humanista neerlandés Georgius Macropedius, vestido con el hábito de los Hermanos de la vida común. Siglo XVI
Nombre latino Fratres a Vita Communi
Fundador Gerardo Groote y Florencio Radewijns
Fundación Siglo XIV
Lugar de fundación Deventer, Países Bajos.
Desaparición Siglo XVII
Actividades Se dedicaban a la transcripción de documentos antiguos y a las obras de caridad, cuidando de los enfermos, el estudio y la enseñanza de la Biblia.
Personas destacadas Georgius Macropedius

Los Hermanos de la Vida Común (en latín, Fratres Vitae Communis, FVC) fueron una comunidad religiosa de la Iglesia católica. Se formaron en el siglo XIV y estaban relacionados con un movimiento llamado devotio moderna. Sus miembros buscaban vivir una vida de entrega y santidad en el mundo, tanto laicos como clérigos. Primero se creó una hermandad de mujeres, las Hermanas de la Vida Común, y luego la de hombres.

Esta organización fue fundada por Gerardo Groote, quien antes fue un académico y educador exitoso. Después de una experiencia religiosa, decidió predicar una vida de devoción sencilla a Jesucristo. Los Hermanos creían que la fe debía practicarse no solo en lugares religiosos, sino también en el día a día. Querían promover una forma de espiritualidad práctica que destacaba la piedad y la devoción personal.

Los hermanos y hermanas no hacían votos religiosos permanentes. Sin embargo, vivían juntos en comunidades, dejando sus pertenencias para llevar una vida sencilla y muy organizada en casas comunes. Dedicaban su tiempo a asistir a misa, leer y predicar, trabajar y comer en grupo mientras escuchaban pasajes de la Biblia. Un historiador alemán, Hans Baron, dijo que su forma de vida era muy parecida a la de un monasterio por su disciplina.

Los Hermanos de la Vida Común fueron un movimiento religioso importante durante la Baja Edad Media y el Renacimiento. Su enfoque en la educación, la piedad personal y la ayuda a los demás tuvo una gran influencia en la cultura religiosa e intelectual de Europa.

¿Cómo surgieron los Hermanos de la Vida Común?

La comunidad nació a mediados del siglo XIV. En ese tiempo, los Países Bajos del norte tenían muchos conflictos entre la nobleza y las ciudades. Las ciudades habían crecido mucho en riqueza y poder, lo que generó un gran interés en temas políticos, sociales y religiosos. La gente quería más libertad y esto causó desacuerdos con el clero (los líderes religiosos). También influyó el desarrollo del estudio científico y una forma de espiritualidad profunda llamada misticismo.

Gerardo Groote y la devotio moderna

El fundador de la devotio moderna fue Gerardo Groote (1340-1384). Él nació en Deventer y era hijo de un comerciante rico. Quedó huérfano joven y heredó una gran fortuna. Para encontrar una "forma de entrega a la vida religiosa", vivió varios años en un beguinaje (comunidad religiosa laica), dedicándose al estudio y la oración. De sus estudios, escribió una obra llamada Resoluciones y propósito, no votos.

Gracias a su relación con los cartujos (una orden religiosa), Groote se dio cuenta de que su verdadera vocación era predicar. Después de ser ordenado diácono, comenzó a predicar. Uno de sus sermones más conocidos fue De focaristis. En él, expresaba ideas fuertes, como que las personas que asistían a misa celebrada por un sacerdote que no seguía todas las reglas de la Iglesia, estaban actuando mal. También decía que el obispo que lo permitía, actuaba mal. Groote también creía que el matrimonio era un obstáculo para la salvación, una idea que no era aceptada por todos. Por estas razones, se le prohibió seguir predicando.

Las Hermanas de la Vida Común

Mientras estaba en Deventer, su ciudad natal, Gerardo Groote escribió reglas detalladas para las beguinas a quienes había dado su casa y recursos en 1374. Estas mujeres piadosas aceptaron las reglas y se llamaron Hermanas de la Vida Común. Eran unas 16 mujeres que decidieron vivir en comunidad, pero sin hacer votos religiosos. Renunciaron a sus bienes, se dedicaron a cuidar enfermos, enseñar a jóvenes y hacer tareas del hogar.

Florencio Radewijns y los Hermanos

Entre los seguidores de Groote también había hombres. Uno de los más importantes fue Florencio Radewijns (1350-1400), un sacerdote y amigo de Groote. Cuando Groote falleció, Radewijns impulsó la creación de la comunidad de hombres, que era igual a la de las mujeres. Esta comunidad se llamó los Hermanos de la Vida Común. Ambas organizaciones compartían las mismas reglas y forma de vida. Los unía su fe y su deseo de vivir según las enseñanzas cristianas, y ambos grupos practicaban el celibato (no casarse).

¿Cómo era la vida de los Hermanos de la Vida Común?

La mayoría de los Hermanos eran laicos, lo que significa que no eran sacerdotes ni monjes y no hacían los votos religiosos de obediencia, pobreza y castidad. Se dedicaban a hacer obras de caridad, como cuidar a los enfermos, estudiar y enseñar la Biblia. Fundaron varias escuelas que se hicieron famosas por su alto nivel de enseñanza. Muchos hombres importantes estudiaron en sus escuelas, como Nicolás de Cusa, Tomás de Kempis y Erasmo.

Su vestimenta incluía una capucha para cubrirse la cabeza, por lo que a veces se les llamaba cucullati. Buscaban vivir con sencillez y sin apego a las cosas materiales, pero no pedían limosna. Esto los diferenciaba de los franciscanos, que sí lo hacían. Se mantenían copiando manuscritos y editando y vendiendo libros, mucho antes de que se inventara la imprenta. Su trabajo también era una forma de difundir su fe, ya que podían elegir qué textos copiar y publicar. Contribuyeron al desarrollo de la imprenta, lo que hizo su trabajo más fácil y eficiente. Creían que "la palabra escrita era mejor que la enseñanza oral" en muchos aspectos. Usaban una forma especial de oración: escribían "pequeñas frases" que les servían como "guía para meditar" y las numeraban para usarlas en su vida diaria.

Además de copiar, editar y vender libros, también tenían actividades fuera de sus casas. Los clérigos predicaban en las iglesias, y los laicos hacían reuniones llamadas collationes mutuae. En estas reuniones, comentaban las Escrituras o hablaban sobre la importancia de mantener los principios morales. Para ellos, la lealtad a la Iglesia era lo más importante, así como ser prudentes en su comportamiento.

¿Cómo era su día a día?

Los Hermanos de la Vida Común no seguían una regla de vida religiosa tradicional, pero tenían un conjunto de normas sencillas para su día a día. Su jornada comenzaba a las tres de la madrugada, sin importar la estación del año. Después de levantarse, oraban durante dos horas, meditando y leyendo las Sagradas Escrituras. Les gustaba tanto la palabra escrita que tomaban notas, lo que también les ayudaba a mantenerse despiertos. A las cinco, se iban a sus habitaciones individuales para empezar a trabajar, aparentemente solos, y continuaban hasta la hora de la Santa Misa. Todos iban a misa en procesión y cantando salmos. Después de la misa, regresaban a sus habitaciones hasta la primera comida, que tomaban en el refectorio común alrededor de las diez de la mañana. Después de comer, volvían a sus habitaciones hasta la hora de Nona (una oración del mediodía). Tras la oración individual, seguían trabajando hasta las ocho de la tarde, con solo una breve meditación como interrupción. Si necesitaban más comida, la tomaban en sus habitaciones. El día terminaba con un examen de conciencia personal, antes de descansar seis horas. Se acostaban a las nueve de la noche.

¿Qué impacto tuvieron?

La forma de vida de los Hermanos de la Vida Común permitió a las personas laicas (no clérigos) vivir una vida muy dedicada a la fe, lo que influyó en la sociedad de su tiempo. Sin embargo, según el historiador Luis Suárez, este movimiento religioso no buscaba reformar la Iglesia. Tampoco mostraba interés en el humanismo (un movimiento que valoraba al ser humano y su razón). Los hermanos veían el mundo como un lugar lleno de tentaciones que debían ser combatidas. Creían que la naturaleza, los paisajes y el afecto humano eran trampas del mal, de las que debían huir hacia un refugio interior donde predominaban el trabajo y el silencio. El objetivo de Florencio de Radewijns era "crear ejemplos de santidad fuertes y profundos, siguiendo el modelo de Cristo". Así, esperaban inspirar a la sociedad a imitarlos.

Aunque los Hermanos de la Vida Común influyeron en el desarrollo de la imprenta, la devotio moderna no era completamente humanista. Esto se debía a su rechazo del mundo físico y espiritual, y a que no valoraban la razón tanto como la voluntad de Dios. Creían que actuar sobre el mundo podía ser peligroso para su propia perfección. A pesar de esto, Erasmo de Róterdam, un gran humanista, reconoció la influencia que la "devoción moderna" tuvo en su formación espiritual.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Brethren of the Common Life Facts for Kids

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