Fidel García para niños
Datos para niños Fidel García Martínez |
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Título | Obispo de Calahorra | |
Información religiosa | ||
Ordenación sacerdotal | 25 de mayo de 1907 | |
Ordenación episcopal | 26 de mayo de 1921 | |
Información personal | ||
Nombre | Fidel García Martínez | |
Nacimiento | 24 de abril de 1880 Soto y Amío, León |
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Fallecimiento | 1973 (92 años) Logroño | |
Alma máter | Universidad Pontificia Comillas | |
Fidel García Martínez (Soto y Amío, 24 de abril de 1880-Logroño, 10 de febrero de 1973) fue un eclesiástico y teólogo español, obispo de Calahorra y La Calzada. Represaliado por la dictadura franquista en 1952, se trató de uno de los pocos casos de oposición al régimen dentro de la Iglesia católica en España y la Conferencia Episcopal Española.
Contenido
Carrera eclesiástica
Nacido en el municipio leonés de Soto y Amío, creció en una familia humilde. Su padre era caminero. Ingresó en el Seminario-Universidad Pontificia de Comillas el año 1893 y cursó todos sus estudios hasta 1907, doctorándose en Filosofía, Teología y Derecho Canónico. Recibió el orden del presbiterado el 25 de mayo de 1907 y en este mismo año fue nombrado coadjutor de la parroquia asturiana de Santa María de Trubia. En 1908 pasó como coadjutor a la parroquia asturiana de Santa Eulalia de Turielos, en La Felguera.
Se integró en la difícil situación social del proletariado de las cuencas mineras de Asturias, cuyas extremas condiciones lo hacen cuestionar la eficacia de los Círculos Católicos como fórmula de evangelización pero también oponerse a las ideologías socialista y comunista, acercándose más bien al catolicismo social del papa León XIII. En 1910 ganó por oposición la Magistralía de la catedral de Palencia y el 20 de octubre de 1911, fue nombrado provisor y vicario general de aquel Obispado. En 1913, por indicación de Roma, fue nombrado gobernador eclesiástico de la diócesis palentina.
Al ser trasladado a la sede santanderina Juan Plaza, el nuncio en España, monseñor Ragonesi, propuso a Fidel García Martínez para desempeñar el cargo de administrador apostólico de la diócesis de Calahorra y La Calzada, siendo preconizado obispo titular de Hippo por el papa Benedicto XV en el Consistorio de 16 de diciembre de 1920.
El 17 de julio de 1921 tomó posesión de la diócesis como administrador apostólico y el 7 de septiembre de 1927, a propuesta del rey Alfonso XIII, el papa Pío XI le nombró obispo residencial de Calahorra y La Calzada, tomando posesión de la diócesis el día 7 de diciembre del mismo año y permaneciendo al frente de la misma hasta el año 1952. Representó a la Iglesia de España en el XXVIII Congreso Eucarístico Internacional de Chicago de 1926 junto al cardenal primado. Al año siguiente se le nombró obispo residencial de la diócesis calagurritana, la especialmente conflictiva sede episcopal de Calahorra y La Calzada-Logroño en La Rioja.
En 1931 fue propuesto por la propia jerarquía romana para la sede primada de Toledo a fin de sustituir al cardenal Pedro Segura, pero renunció a tal ascenso y prefirió continuar con su sede calagurritana. Ocupó la jefatura de dicha diócesis de Calahorra durante cuatro períodos históricos muy distintos: el final de la Restauración, la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la II República y la dictadura franquista, durante un total de más de tres décadas. Estando al frente de la diócesis, revitalizó la Unión Apostólica para contribuir a la mejora del clero local.
Después de los ataques de la dictadura de Franco, Fidel García prefirió autoexiliarse primero en Oña y después en Deusto, en Vizcaya, junto a los jesuitas.
Ideología y oposición a los totalitarismos
Contrario a los totalitarismos, trabajó por la reconciliación y para evitar derramamientos de sangre durante la guerra civil española, pero no se opuso especialmente a la sublevación franquista e incluso firmó la pastoral conjunta de los obispos españoles del 1 de julio de 1937 en la que se justificaba y apoyaba el golpe de Estado. También en 1937 Pío XI condenó severamente a Adolf Hitler, aliado de Franco durante la guerra, y su ideología nazi, muy próxima a la propia ideología falangista y franquista. Franco prohibió la publicación de esta execración papal en la España bajo su control, pero Fidel García desobedece tales órdenes y da a conocer la encíclica del papa (Mit Brennender Sorge-Con ardiente preocupación) en su boletín diocesano.
Más tarde el propio obispo da a conocer el 12 de marzo de 1942, en plena II Guerra Mundial, su Instrucción pastoral sobre algunos errores modernos, diatriba contra los totalitarismos ateos como el comunismo y el nazismo, en la que defiende la libertad y la dignidad del hombre frente al Estado. La pastoral, crítica también con la censura franquista, fue silenciada en España aunque valorada en la Europa aliada.
Conspiración franquista
La represalia del régimen franquista no se hizo esperar: con ayuda de dobles y testigos comprados se maquinó toda una conspiración para desacreditar al obispo. La campaña de desprestigio, que se extendió durante casi toda la década de 1940 y principios de la de 1950, culminó el 28 de agosto de 1952 con un Informe reservadísimo sobre moralidad entregado al arzobispo de Barcelona, quien llamó a Fidel García a comparecer para defenderse sobre las acusaciones. El obispo declinó tal oferta y prefirió retirarse, terminando así con su vida civil, pública y eclesiástica, ante la indiferencia de toda la Iglesia española, en aquel momento completamente sumisa ante el dictador.
En 1962 se produce una segunda conspiración cuando el Servicio de Información Militar informa sobre su caso a Franco, quien decide ocultar la operación, posponer indefinidamente su aclaración y ofrecer al obispo su rehabilitación material pero no pública, un ofrecimiento que Fidel García declina. El ya obispo emérito (ex obispo) pasa los últimos años de su vida en la residencia sacerdotal de Logroño, donde muere el 10 de febrero de 1973, sin rehabilitación alguna por parte del régimen o la jerarquía católica. Cumpliéndose su última voluntad, fue enterrado en el Seminario de Logroño que él mismo fundó.
Legado
Fidel García fue el único miembro de la cúpula católica española que se opuso al régimen franquista, y pagó por ello con su denigración pública. Sin embargo, sus feligreses se mostraron siempre a su lado, y aún hoy varias poblaciones como Logroño y Calahorra cuentan con calles y plazas en su memoria.