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Símbolo niceno-constantinopolitano para niños

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Archivo:Nicaea icon
Imagen que representa el Primer Concilio de Nicea (año 325).

El Símbolo Niceno-Constantinopolitano o Credo Niceno es una declaración muy importante de las creencias cristianas. Fue creada en dos grandes reuniones de líderes de la Iglesia, llamadas Concilio de Nicea en el año 325 y Concilio de Constantinopla en el año 381.

El objetivo principal de este credo fue ponerse de acuerdo sobre las ideas fundamentales de la fe cristiana. Antes de esto, había muchas formas diferentes de entender las creencias en distintas regiones.

Uno de los desafíos más grandes para la doctrina de Nicea fue el arrianismo. Esta era una corriente de pensamiento liderada por un sacerdote llamado Arrio, quien no estaba de acuerdo con que Jesucristo fuera Dios mismo. En el Concilio de Nicea, el teólogo Atanasio propuso la idea de la Trinidad, que dice que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Otros temas importantes, especialmente sobre la Trinidad, se aclararon en el Concilio de Constantinopla, donde se afirmó que el Espíritu Santo también es divino.

Por eso, a la forma de creer que surgió de estos concilios se le llama cristianismo niceno. Esto lo diferencia de otras ideas que no estaban en línea con lo que se decidió en estas reuniones, como el arrianismo o el macedonianismo.

¿Qué es un Credo y Por Qué es Importante?

Un credo es como un resumen de las creencias principales de una fe. Su propósito es ayudar a las personas a recordar y proclamar lo que creen. También sirve para identificar y aclarar ideas que no están de acuerdo con las enseñanzas principales. Las versiones posteriores del credo buscaron ser aún más claras sobre estas diferencias.

La versión más completa del credo, llamada Símbolo Niceno-Constantinopolitano, surgió en el Concilio de Constantinopla I (año 381). Fue necesario para que la Iglesia estableciera claramente lo que todo creyente debía entender sobre el Espíritu Santo, especialmente para corregir algunas ideas que se consideraban incorrectas en ese momento.

¿Quiénes Aceptan Este Credo Hoy?

El Credo Niceno-Constantinopolitano es aceptado por la Iglesia católica, las Iglesias ortodoxas bizantinas, las Iglesias ortodoxas orientales, la Iglesia del Oriente, la Iglesia Anglicana y la mayoría de las Iglesias protestantes.

Existe un desacuerdo sobre una parte añadida en la versión en latín, conocida como la Filioque. Sin embargo, la mayoría de las denominaciones cristianas consideran que el credo es una base central e indiscutible de su fe. Recitarlo es parte de la celebración de la misa católica y ortodoxa, y también se usa en muchas iglesias protestantes.

Algunas denominaciones, como los mormones o los testigos de Jehová, no aceptan el credo en su totalidad o en parte. Esto ha llevado a desacuerdos importantes con otras iglesias cristianas.

El Texto del Credo: Lo Que Dice

Aquí te mostramos las versiones en español de los credos de Nicea y Niceno-Constantinopolitano para que veas cómo se desarrollaron las creencias.

El Credo de Nicea (Año 325)

Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador de todas las cosas visibles e invisibles; y en un solo Señor Jesucristo, el Hijo de Dios; unigénito nacido del Padre, es decir, de la sustancia del Padre; Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado; de la misma naturaleza que el Padre; por quien todo fue hecho: tanto lo que hay en el cielo como en la tierra; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó y se encarnó, se hizo hombre, padeció y resucitó al tercer día, (y) subió a los cielos, vendrá a juzgar a vivos y muertos; y en el Espíritu Santo. Y a los que dicen: hubo un tiempo en que no existió y: antes de ser engendrado no existió y: fue hecho de la nada o de otra hipóstasis o naturaleza, pretendiendo que el Hijo de Dios es creado y sujeto de cambio y alteración, a éstos los anatematiza la Iglesia católica.

El Credo Niceno-Constantinopolitano (Año 381)

Esta es la versión más completa y la que se usa más comúnmente hoy en día.

Credo niceno-constantinopolitano (año 381)
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible;
y en un solo Señor, Jesucristo, el unigénito de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos,
luz de luz,
Dios verdadero de Dios verdadero;
engendrado, no creado, consustancial con el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres y por nuestra salvación
bajó del cielo
y se encarnó por obra del Espíritu Santo
y de María la Virgen
y se hizo hombre;
por nuestra causa fue crucificado
en tiempo de Poncio Pilato
y padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día
según las Escrituras
y subió al cielo;
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre;
que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria,
que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia una, santa, católica y apostólica.
Confesamos un solo bautismo para la remisión de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.
Credo niceno (325)
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
creador de todas las cosas
visibles e invisibles;
y en un solo Señor Jesucristo, el Hijo de Dios; unigénito
nacido del Padre, es decir, de la sustancia del Padre;
Dios de Dios, luz de luz,
Dios verdadero de Dios verdadero;
engendrado, no creado; de la misma naturaleza que el Padre;
por quien todo fue hecho: tanto lo que hay en el cielo como en la tierra;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó y se encarnó,
se hizo hombre,


padeció
y resucitó al tercer día,


(y) subió a los cielos,
vendrá a juzgar a vivos y muertos;
y en el Espíritu Santo.
Y a los que dicen:
hubo un tiempo en que no existió
y: antes de ser engendrado no existió
y: fue hecho de la nada o de otra hipóstasis o naturaleza,
pretendiendo que el Hijo de Dios es creado
y sujeto de cambio y alteración,
a éstos los anatematiza la Iglesia católica.

Un Punto de Desacuerdo: La Cláusula "Filioque"

La cláusula "Filioque" es una frase en latín que significa "y del Hijo". Esta frase fue añadida al credo en algunas iglesias occidentales, pero no en las orientales. La frase dice que el Espíritu Santo procede "del Padre y del Hijo". Las iglesias orientales creen que el Espíritu Santo procede solo del Padre. Esta diferencia ha sido un tema de discusión importante entre las iglesias a lo largo de la historia.

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