Tos ferina para niños
La tos ferina, también conocida como pertussis o tos convulsa, es una enfermedad muy contagiosa que afecta las vías respiratorias. Es causada por una bacteria llamada Bordetella pertussis. Esta enfermedad se caracteriza por una tos fuerte y repetitiva que puede hacer que la persona sienta que le falta el aire. Al final de cada ataque de tos, a menudo se escucha un sonido agudo al inhalar, como un "gallo".
Aunque la tos ferina puede afectar a personas de cualquier edad, los más vulnerables son los niños pequeños, especialmente los menores de cinco años. La enfermedad se propaga más durante la primavera y el verano. Gracias a las vacunas, la tos ferina es menos común en muchos países. Sin embargo, sigue siendo una causa importante de enfermedad y muerte en el mundo, sobre todo en niños que no han sido vacunados o que no tienen todas sus dosis. Para estar completamente protegido, se necesitan varias dosis de la vacuna.
La tos ferina es una enfermedad que siempre está presente en algunas regiones, y su número de casos puede aumentar cada tres a cinco años. La mayoría de los casos ocurren en países en desarrollo.
Contenido
- Historia de la tos ferina
- ¿Cómo se propaga la tos ferina?
- ¿Qué causa la tos ferina?
- ¿Cómo afecta la tos ferina al cuerpo?
- Síntomas de la tos ferina
- ¿Cómo se diagnostica la tos ferina?
- Tratamiento de la tos ferina
- Pronóstico y complicaciones
- Prevención de la tos ferina
- Galería de imágenes
- Véase también
Historia de la tos ferina

La tos ferina fue descrita por primera vez en 1578. A lo largo de los siglos XVIII y XIX, se registraron muchas epidemias de esta enfermedad en Europa.
En 1906, los científicos Jules Bordet y Octave Gengou lograron aislar la bacteria B. pertussis en un laboratorio. Por eso, la bacteria lleva el nombre de Bordet. Poco después, comenzaron los esfuerzos para crear una vacuna. En la década de 1920, el pediatra Louis W. Sauer desarrolló una vacuna en Estados Unidos. En 1925, el médico danés Thorvald Madsen probó una vacuna a gran escala en las Islas Feroe para controlar brotes.
En 1942, la científica estadounidense Pearl Kendrick combinó la vacuna contra la tos ferina con las vacunas contra la difteria y el tétanos, creando la primera vacuna combinada conocida como DTP. Más tarde, para reducir los efectos secundarios, el científico japonés Yuji Sato desarrolló una vacuna acelular (sin células completas de la bacteria) en 1981, que se usa en Japón desde entonces. Otras versiones de esta vacuna acelular se usan en otros países.
En 2004, los científicos lograron descifrar el genoma completo de la bacteria B. pertussis, lo que ayuda a entenderla mejor.
¿Cómo se propaga la tos ferina?
La tos ferina se transmite principalmente cuando una persona infectada tose o estornuda, liberando pequeñas gotas con la bacteria. Otras personas pueden inhalar estas gotas y contagiarse. Los hermanos mayores o adultos pueden ser portadores de la bacteria en la nariz y la garganta, llevando la enfermedad a casa e infectando a los bebés.
Aunque la enfermedad puede dar una protección duradera, no siempre es para toda la vida.
- Los más afectados son los bebés muy pequeños que aún no han recibido todas sus vacunas (menores de 6 meses).
- En 2018, más de la mitad de los casos reportados (54%) ocurrieron en adultos y adolescentes mayores de 11 años.
En Estados Unidos, antes de las vacunas, había muchos casos de tos ferina cada año. Después de la introducción de la vacuna, los casos disminuyeron mucho. Sin embargo, desde 1980, las tasas de casos han vuelto a aumentar. La tos ferina es la única enfermedad prevenible por vacunación en Estados Unidos que ha visto un aumento en las muertes, especialmente en bebés menores de un año.
Brotes importantes en Estados Unidos
Brote de 2010
En 2010, California tuvo un brote grande con más de 9.000 casos y diez bebés fallecieron. Se encontró que en algunas comunidades donde había más niños sin vacunar, también había más casos de tos ferina. Esto sugiere que la falta de vacunación y la menor duración de la protección de la vacuna actual, junto con la falta de dosis de refuerzo en adultos, contribuyeron al brote.
Brote de 2012
En 2012, los estados de Washington y Vermont declararon epidemias de tos ferina. Wisconsin también tuvo muchos casos, aunque no declaró una epidemia oficial.
¿Qué causa la tos ferina?

La tos ferina es causada por la bacteria Bordetella pertussis. Es una bacteria muy pequeña, que no se mueve y está cubierta por una cápsula. Esta bacteria produce varias proteínas y toxinas que la hacen dañina. Se adhiere a las células de las vías respiratorias, especialmente a las que tienen pequeños pelitos llamados cilios.
Una de las toxinas más importantes que produce es la toxina pertussis. Esta toxina ayuda a la bacteria a pegarse a las células y también afecta el sistema inmunitario, haciendo que sea más difícil para el cuerpo defenderse. Otra toxina, la citotoxina traqueal, daña los cilios, lo que impide que limpien las vías respiratorias y provoca la tos.
Síndrome coqueluchoide
A veces, una persona tiene síntomas muy parecidos a la tos ferina, pero no es causada por Bordetella pertussis. A esto se le llama síndrome coqueluchoide. Otras bacterias o virus, como Bordetella parapertussis, Mycoplasma pneumoniae, o algunos virus, pueden causar este síndrome.
También, la inhalación de gases irritantes o la presencia de un objeto extraño en las vías respiratorias pueden causar síntomas similares.
¿Cómo afecta la tos ferina al cuerpo?
La bacteria B. pertussis entra al cuerpo por el aire y se pega a los cilios de la tráquea y los bronquios. Allí se multiplica rápidamente. La bacteria no entra en la sangre, pero sus toxinas sí. Estas toxinas dañan las células con cilios, haciendo que dejen de moverse y mueran. Esto irrita las vías respiratorias y provoca la tos.
Las toxinas también pueden causar otros problemas en el cuerpo. Por ejemplo, pueden impedir que las células de defensa del cuerpo (fagocitos) funcionen correctamente. En casos graves, la tos ferina puede llevar a complicaciones como la encefalitis (inflamación del cerebro).
Síntomas de la tos ferina
Los síntomas de la tos ferina suelen aparecer entre 7 y 10 días después de la exposición a la bacteria, aunque a veces puede tardar más.
La enfermedad tiene tres etapas:
- Etapa catarral: Dura una o dos semanas. Los síntomas son parecidos a los de un resfriado común: tos leve, estornudos, secreción nasal y fiebre baja. En esta etapa, la persona es muy contagiosa.
- Etapa paroxística: Después de una o dos semanas, la tos se vuelve muy fuerte e incontrolable. Son ataques de tos violentos y seguidos, que terminan con un sonido agudo al inhalar (el "gallo"). Después de toser, es común que la persona vomite. Esta etapa puede durar de dos a ocho semanas o incluso más.
- Etapa de convalecencia: Dura de uno a tres meses. Los ataques de tos disminuyen en frecuencia y gravedad, y los vómitos desaparecen. Sin embargo, el sonido agudo al inhalar puede persistir por un tiempo.
La tos violenta puede causar otras complicaciones, como sangrado en los ojos, fracturas de costillas, hernias o desmayos.
¿Cómo se diagnostica la tos ferina?
Para diagnosticar la tos ferina, los médicos pueden usar varias pruebas:
- Cultivo: Se toma una muestra de la nariz o la garganta para intentar cultivar la bacteria en el laboratorio. Esto es útil en las primeras tres semanas de la enfermedad.
- PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa): Es una prueba que busca el material genético de la bacteria. Puede ser útil por más tiempo que el cultivo.
- Serología: Mide los anticuerpos en la sangre contra la toxina pertussis. Es útil en adultos y adolescentes que han tenido la enfermedad por varias semanas.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos establecen criterios para el diagnóstico:
- Diagnóstico clínico: Tos de más de dos semanas con tos paroxística, el sonido agudo al inhalar, o vómitos después de toser sin otra causa.
- Diagnóstico bacteriológico: Encontrar la bacteria en un cultivo o tener una prueba de PCR positiva.
Es importante diferenciar la tos ferina de otras enfermedades que causan tos similar, como el síndrome coqueluchoide, que es causado por otros microorganismos.
Tratamiento de la tos ferina
El tratamiento principal para la tos ferina son los antibióticos, como la eritromicina o la azitromicina. Son más efectivos si se administran al principio de la enfermedad, en la etapa catarral. Si se dan más tarde, pueden no acortar la duración de la tos, pero sí ayudan a eliminar la bacteria del cuerpo y reducir el riesgo de contagio a otras personas.
Se recomienda que las personas que han estado en contacto cercano con alguien con tos ferina también reciban antibióticos para prevenir la enfermedad, sin importar su edad o si están vacunados.
Los bebés menores de 18 meses con tos ferina grave a menudo necesitan ser hospitalizados para una vigilancia cercana, ya que su respiración puede detenerse temporalmente. Los jarabes para la tos o los expectorantes generalmente no son útiles y no deben usarse.
Pronóstico y complicaciones
La mayoría de los niños y adultos sanos se recuperan completamente de la tos ferina. Sin embargo, en bebés y personas con otras enfermedades, las complicaciones pueden ser graves.
Las complicaciones más comunes incluyen:
- Neumonía (infección pulmonar).
- Otitis media (infección del oído).
- Apnea (pausas en la respiración), especialmente en bebés.
- Encefalopatía (daño cerebral), que puede ser permanente en casos raros.
- Convulsiones.
- Deshidratación y pérdida de peso.
Casi todas las hospitalizaciones y muertes por tos ferina ocurren en niños menores de un año. La tos ferina puede causar falta grave de oxígeno en el cerebro en los bebés.
Prevención de la tos ferina
La forma más importante de prevenir la tos ferina es la vacunación. Mantener a la mayor cantidad posible de personas vacunadas en una comunidad ayuda a proteger a todos, especialmente a los más vulnerables (esto se llama inmunidad de grupo).
Si una persona está infectada o se sospecha que lo está, debe mantenerse alejada de los niños pequeños y los recién nacidos hasta que haya recibido el tratamiento adecuado con antibióticos.
Vacunación
Las vacunas contra la tos ferina son muy efectivas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan su aplicación. Se estima que las vacunas han salvado millones de vidas.
La vacuna DTaP (vacuna acelular contra la difteria, el tétanos y la tos ferina) se administra a los 2, 4 y 6 meses de edad, luego entre los 15 y 18 meses, y finalmente entre los 4 y 6 años. Mantener una buena cobertura de vacunación ha reducido drásticamente las enfermedades y muertes por tos ferina.
Es importante saber que la vacunación no protege para toda la vida. La protección dura entre tres y seis años, pero este período cubre la infancia, que es cuando el riesgo de enfermar gravemente y morir es mayor.
Existen dos tipos principales de vacunas:
- Vacuna de células enteras: Contiene la bacteria Bordetella pertussis inactivada. Es muy efectiva, pero puede causar más efectos secundarios.
- Vacuna acelular: Desarrollada en Japón, contiene partes purificadas de la bacteria. Es un poco menos efectiva, pero tiene menos efectos secundarios y es mejor tolerada.
Efectos secundarios de la vacuna
La vacuna DTPa puede causar efectos secundarios leves que duran pocos días, como:
- Fiebre.
- Enrojecimiento y dolor en el lugar de la inyección.
- Vómitos y falta de apetito.
Las reacciones más graves son muy raras.
Mitos sobre la vacunación
En las décadas de 1970 y 1980, hubo preocupaciones sobre si la vacuna DTP podría causar daño cerebral permanente en casos muy raros. Sin embargo, numerosos estudios científicos han demostrado que no hay una relación causal entre la vacuna DTP y el daño cerebral permanente. Se descubrió que los problemas neurológicos que se atribuían a la vacuna en realidad estaban relacionados con una forma de epilepsia infantil.
A pesar de la evidencia científica, la publicidad negativa y la desinformación llevaron a que las tasas de vacunación disminuyeran en algunos países, lo que resultó en un aumento dramático de los casos de tos ferina. Para proteger a las personas y asegurar el suministro de vacunas, en Estados Unidos se creó una ley en 1986 para compensar a las víctimas de lesiones causadas por vacunas obligatorias, aunque la mayoría de las reclamaciones relacionadas con la vacuna DTP de células enteras no fueron confirmadas por la ciencia.
La investigación ha continuado, y las vacunas acelulares más recientes tienen una tasa de efectos secundarios similar a otras vacunas comunes.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Pertussis Facts for Kids