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Capitulación de Vilafranca para niños

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La Capitulación de Vilafranca o Concordia de Vilafranca fue un acuerdo muy importante que se firmó el 21 de junio de 1461 en Villafranca del Panadés. Este tratado se estableció entre la reina Juana Enríquez, quien representaba a su esposo el rey Juan II de Aragón, y los delegados de la Diputación General de Cataluña.

Con este acuerdo, la monarquía aceptó casi todas las peticiones de las instituciones de Cataluña, que se habían levantado en un movimiento conocido como la revolución catalana de 1460-1461. Esto significó una gran victoria para los catalanes y para su forma de gobierno basada en acuerdos, conocida como "pactismo". Este evento es considerado un momento clave en la historia de Cataluña y en el desarrollo de las leyes modernas.

La Capitulación de Vilafranca estuvo en vigor hasta el año 1472. En ese momento, fue reemplazada por otro acuerdo, la Capitulación de Pedralbes, que puso fin a la Guerra Civil Catalana que duró de 1462 a 1472.

¿Qué llevó a la Capitulación de Vilafranca?

La liberación del Príncipe Carlos de Viana

El 25 de febrero de 1461, el rey Juan II de Aragón liberó a su hijo mayor, el príncipe Carlos de Viana. El rey lo había mandado detener unos meses antes, en diciembre del año anterior, porque lo acusaba de conspirar contra él.

El rey se vio forzado a tomar esta decisión porque la Diputación del General de Cataluña había reunido un ejército. Este ejército, liderado por el conde de Módica, se dirigía desde Barcelona hacia Zaragoza, donde estaba el rey Juan II.

La presión sobre el rey Juan II

Además, el rey temía que el reino de Castilla interviniera para apoyar a los beaumonteses. Estos eran un grupo que defendía la causa del príncipe de Viana y estaban ganando poder en el reino de Navarra, del cual Juan II también era rey.

Así, el rey tuvo que ceder ante el levantamiento de Cataluña. Esta rendición se confirmó cuatro meses después con la firma de la Capitulación de Vilafranca. La liberación de Carlos de Viana se había convertido en un símbolo de la defensa de las leyes de Cataluña, lo que fue un punto clave en las negociaciones.

¿Qué se acordó en la Capitulación de Vilafranca?

Inicio de las negociaciones

Las conversaciones para el acuerdo comenzaron el 2 de abril de 1461 en Villafranca del Panadés. Participaron representantes de la Diputación del General (nobles, religiosos y ciudadanos importantes) y la reina Juana Enríquez. La reina había acompañado a Carlos de Viana en su regreso triunfal a Barcelona el 12 de marzo, donde fue recibido con gran entusiasmo.

Las negociaciones terminaron el 21 de junio con la firma de la Concordia de Vilafranca. Este acuerdo significó una victoria total para los objetivos que buscaban los catalanes en su primer levantamiento.

Las concesiones de la monarquía

La monarquía tuvo que aceptar casi todas las demandas de las instituciones catalanas. El rey no solo reconoció que las acciones de estas instituciones eran legales desde diciembre de 1460, incluyendo la autoridad del recién creado Consell representant lo Principat de Catalunya, sino que también tuvo que destituir a todas las autoridades reales que él había nombrado en Cataluña.

Además, se acordó que, a partir de ese momento, las autoridades reales en Cataluña dependerían económicamente de las instituciones catalanas y no de la corona. También se exigió que estas autoridades fueran de Cataluña o hubieran vivido allí por más de diez años, y que juraran respetar las leyes catalanas.

Limitaciones al poder real

Ni el rey ni su hijo mayor podrían iniciar procesos legales sin la aprobación de las instituciones catalanas. También se estableció que el rey no podría entrar en Cataluña sin el permiso de estas instituciones.

La máxima autoridad en Cataluña pasó a ser el príncipe Carlos de Viana. Él fue nombrado lugarteniente general (representante del rey) de Cataluña de forma permanente. Esto lo convertía en el jefe del poder ejecutivo en Cataluña. Sin embargo, no podía convocar las Cortes (asambleas de representantes) ni nombrar a los funcionarios reales, ya que esas facultades seguían siendo del rey. Pero las posibilidades del rey para actuar eran casi nulas, porque no podía entrar en Cataluña sin permiso.

El Consejo del Principado obtuvo enormes poderes administrativos, judiciales y económicos, y solo respondía ante las Cortes catalanas. Esto significó que Cataluña quedó en manos de la nobleza y los ciudadanos ricos, quienes establecerían un sistema de gobierno donde el rey tenía un poder muy limitado.

El papel del Príncipe de Viana

Aunque Carlos de Viana fue nombrado lugarteniente, su papel era más bien representativo. Se dice que, aunque fue valiente en la defensa de sus derechos en Navarra y generoso en Sicilia, en Cataluña se mostró más sumiso, quizás porque ya estaba enfermo. Su personalidad era más la de un humanista que la de un político, dedicándose a la música, la poesía y a escribir una obra histórica, la Crónica de Navarra.

Para que Carlos de Viana fuera reconocido como el "primogénito" (primer hijo y heredero) de la Corona de Aragón, las Cortes de cada uno de los reinos debían aprobarlo. Sin embargo, como la Capitulación reservaba al rey la facultad de convocar las Cortes, esto nunca sucedió. Así, lo que el rey Juan II parecía dar con una mano, lo quitaba con la otra. Además, su cargo de lugarteniente de Cataluña no le sirvió para conseguir la corona de Navarra, por la que había luchado durante veinte años.

¿Qué pasó después de la Capitulación?

La proclamación y la muerte del Príncipe

Solo tres días después de la firma de la Concordia de Vilafranca, el 24 de junio, se celebró en la catedral de Barcelona la solemne proclamación de don Carlos de Viana como Lugarteniente General de Cataluña. Poco después, don Carlos convocó a las Cortes Catalanas para que lo reconocieran como primogénito.

Sin embargo, el rey Juan II le recordó que, según el propio acuerdo, solo el rey podía convocar las Cortes. A pesar de esto, las instituciones catalanas apoyaron a don Carlos y el 31 de julio su primogenitura fue reconocida de forma irregular. Pero el conflicto se resolvió dos meses después, cuando el príncipe de Viana falleció en Barcelona el 23 de septiembre de 1461.

El legado del Príncipe Carlos de Viana

La noticia de la muerte de Carlos de Viana causó una gran tristeza en Barcelona. Se convirtió en una figura muy querida, casi un héroe, al que la gente llamaba "San Carlos de Cataluña". Los representantes de la Diputación del General expresaron su dolor por el fallecimiento del "primogénito" con palabras de gran admiración, destacando su importancia para Cataluña y la creencia de que su servicio traería bendiciones.

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