Virgen de la Asunción (Serradilla) para niños
Datos para niños Virgen de la Asunción |
||
---|---|---|
Autor | Luis Salvador Carmona | |
Creación | 1749 | |
Ubicación | Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Serradilla, Cáceres (Extremadura, España) | |
Estilo | barroco y rococó | |
Material | madera policromada | |
Dimensiones | 133 cm | |
La Virgen de la Asunción es una talla realizada por Luis Salvador Carmona en 1749. Está ubicada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Serradilla, en Cáceres (Extremadura, España).
Historia
Gracias a la inscripción de la peana se sabe que la imagen, dada a conocer en 1951 por Eileen A. Lord, fue tallada por Luis Salvador Carmona en 1749. Lord procedió a realizar un análisis de la imagen tras percatarse de su existencia durante un estudio de las obras de Carmona en Salamanca gracias a que Pedro Simón del Arco, párroco de la Iglesia de San Julián y Santa Basilisa, le mostró una fotografía de la talla, recibiendo Lord poco después una carta del párroco de Serradilla Ramón Núñez en la que figuraban el nombre del autor, el año de ejecución y el precio de la misma. La pieza fue comisionada por la Hermandad de Labradores de Serradilla, siendo este al parecer el único caso en que se conserva un dibujo preparatorio de Carmona, descubierto por Lord al momento de identificar la talla el cual estaba destinado a ser examinado y aprobado por los clientes antes de iniciarse el proceso escultórico. La imagen, valorada por el artista en 3000 reales de vellón, ostenta la titularidad de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (anteriormente dedicada a Nuestra Señora de la Purificación o de las Candelas) y es a su vez patrona del pueblo, compartiendo el patronato de la villa con el Santo Cristo de la Victoria (1635), nombrado patrón el 14 de septiembre de 1662.
Respecto al contrato de obra, hecho público por Lord, en él figuran detalles relativos a la policromía así como el empleo de postizos, constando igualmente tanto el precio como la existencia del boceto, si bien una parte del documento resulta ilegible por coincidir con una doblez del papel:
En quanto a la costa, estrechándome quanto puedo, no la puedo acer en menos de tres mil reales de vellón. Será de mi obligación azerla de madera y pintarla de este modo: la túnica encarnada carmín sobre plata que queda un ermoso color. el azul del manto bueno y las orillas de oro, o en su lugar un encaje al aire que aze más ligero. Todas las cabezas llevarán ojos de cristal que son 9 y con sus pestañas y sobre todo lo bien hecho que me obligo a que sea el blanco de aquella tierra y aunque [...] son para conducirla (que eso lo azen los carpinteros) sólo si al encaxonarla de modo que no se maltrate en el camino. Si no se conformasen con el precio, quitando o rebajando obra, se bajará el dinero; pero no ará tan bien con menor obra como con que que no es demasiado, y no ará también el asunto de adjunta. La respuesta de esto a de ser embiandome este diseño, con el sí o con el no, que no puede aber otro medio por aber puesto de una vez el último resumen.
Descripción
De acuerdo con una descripción de la historiadora del arte María Concepción García Gainza:
[Carmona] presenta a María con soberana belleza de rostro berninesco y larga melena ondulante que cae sobre los hombros; tiene los brazos abiertos en diagonal y asciende con ímpetu por el movimiento ascensional que le proporcionan los ángeles. El vuelo del manto cuyos extremos quedan libres contribuyen al dinamismo del grupo. Muy bellos son los ángeles, tanto los de cuerpo entero y ... que acogen el manto de María, como las sonrientes cabezas de serafines. La policromía contribuye al efecto del conjunto.
La Virgen aparece sentada sobre una nube con el rostro elevado y los brazos extendidos a ambos lados, en disposición de elevarse a los cielos, todo ello acentuado por una boca entreabierta y unos ojos con la vista dirigida a lo alto, quedando la faz, idealizada y de rasgos juveniles, enmarcada por una melena de clara inspiración dieciochesca. La obra, de 133 cm de altura, está dotada de gran movimiento gracias al amplio vuelo de los ropajes, compuestos por una túnica granate salpicada de rameados de flores plateadas y ceñida con cíngulo, una camisa interior de mangas abombadas en color marfil, y un manto azul ultramar. Los paños, caracterizados por pliegues angulosos y acartonados, poseen una disposición claramente diagonal al igual que los ángeles que revolotean en torno a María, provista de un marcado arrebato místico fruto de su ascensión y dotado el conjunto en sí de un carácter teatral muy propio del barroco.
Alrededor de la Virgen, que como único ornamento luce una aureola de plata decorada con más de 56 piedras preciosas entre esmeraldas, diamantes y rubíes además de unos pendientes de oro típicos del atuendo regional serradillano, figuran un total de diez querubines, motivo por el que también se la conoce en Serradilla como la Virgen de los Niños. De estos ángeles, tres son de cuerpo entero y de los siete restantes solo se muestra la cabeza, aspecto patente en varias otras imágenes marianas, como por ejemplo la Inmaculada Concepción de la Iglesia de San Lorenzo de Sevilla (c. 1704) o la Asunción de la Catedral de Lecce (1689), ambas obra de Nicola Fumo, compartiendo la Virgen de Carmona numerosas similitudes con esta última. Los serafines, además de dotar a la composición de gran movimiento y dominio del espacio, ayudan a acentuar la diagonalidad de la disposición de la Virgen y crean una estructura piramidal rota por la apertura de los brazos de María, cuya figura alberga semejanzas con la imagen de la Asunción del retablo mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Segura (Guipúzcoa), obra de Carmona entre 1743 y 1747 con la que comparte idéntica pose en los brazos así como un sentido ascendente y parecida composición del rompimiento de gloria, consistente en ambas tallas en un escabel con forma de nube plagada de putti (más numerosos en la de Serradilla), si bien la Virgen cacereña, superior en términos generales a la guipuzcoana, muestra unos paños con menor movimiento, perfiles más afilados y recortados, tonalidades más monócromas, cabeza al descubierto y distinta expresión facial. Tanto la idealización de los rostros como los movimientos de los ropajes evidencian por su parte una clara influencia del rococó, aspecto apreciable también en la imagen de San Francisco Javier tallada por Carmona entre 1750 y 1757 para la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en el Real Sitio de San Ildefonso (Segovia), mientras que la forma de desbocar la túnica en el cuello, detalle que Carmona aprendió de Juan Alonso Villabrille y Ron, tiene un precedente en la Dolorosa creada por el escultor en 1730 para la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Escurial (Cáceres).
Legado
Considerada todo un referente del barroco extremeño así como una de las mejores obras de Carmona (Francisco Javier Sánchez Cantón la describió como su composición más solemne), la talla sirvió de modelo para la Virgen custodiada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villanueva de la Serena, obra de Sebastián Santos Rojas en 1958. Del mismo modo, se considera que el éxito de la Virgen serradillana llevó a la creación por parte de Carmona poco tiempo después de la imagen de la Virgen del Socorro, identificada por Juan José Martín González y ubicada en la Iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción de Brozas (Cáceres). En 1994 la talla fue sometida a un proceso de restauración por parte de Nieto Pérez, siendo procesionada posteriormente dado el exitoso resultado de la intervención, acontecimiento notable al tratarse, al igual que en 2022, de una de las pocas ocasiones en que la imagen salió en procesión. Así mismo, una antigua copla popular permite constatar la devoción desde antaño tanto a la Virgen de la Asunción como al Santo Cristo de la Victoria:
Serradilla, Serradilla,
llevas en el corazón,
con el Santísimo Cristo,
la Virgen de la Asunción.
¡Dale la oliva,
la naranja y el limón!