Palacio de la condesa de Lebrija (Sevilla) para niños
Datos para niños Palacio de la condesa de Lebrija |
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Localización | ||
País | ![]() |
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Comunidad | ![]() |
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Datos generales | ||
Categoría | Monumento | |
Código | RI-51-0005010 | |
Declaración | 27 de junio de 1968 | |
Construcción | Siglo XVI - siglo XX | |
Estilo | Renacentista-romano | |
El Palacio de la Condesa de Lebrija, también conocido como Palacio de Lebrija, es un edificio histórico en Sevilla, España. Se encuentra en la calle Cuna, una vía muy concurrida en el centro de la ciudad. Este palacio, que data del siglo XVI, es famoso por su increíble colección de mosaicos romanos. Estos mosaicos cubren casi todo el suelo de la planta baja, lo que lo convierte en una de las casas-palacio mejor decoradas de Europa.
Desde 1999, el palacio está abierto al público como museo. También se pueden alquilar sus salones y patios para eventos especiales.
Contenido
Historia del Palacio de Lebrija
La construcción de este palacio comenzó como una casa señorial en el siglo XV. Su fachada, de estilo sevillano, también se hizo en ese siglo. Entre los siglos XVIII y XX, el edificio fue renovado y ampliado.
Originalmente, la casa perteneció a la familia Paiba. Después, fue propiedad de los condes de los Corbos y los condes de Miraflores. En 1901, el palacio fue comprado por María Regla Manjón y Mergelina, la Condesa de Lebrija. Ella se encargó de restaurarlo y adaptarlo para guardar su valiosa colección de objetos antiguos. Para esta tarea, contó con la ayuda del arquitecto José Sáez y López. La condesa era una gran aficionada a la arqueología. Por eso, decidió decorar el palacio con piezas encontradas en sus propias tierras y con otras colecciones que compró a vendedores de antigüedades.
¿Cómo es el Palacio de la Condesa de Lebrija?
El palacio tiene una superficie de unos 2.500 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas. La entrada principal tiene dos partes, hechas de mármol, con columnas a los lados de la planta baja. Al entrar, se llega a un vestíbulo con un techo de madera, separado por una gran reja de hierro.
Uno de los elementos más impresionantes del palacio es el suelo. Está hecho de un tipo de mosaico romano llamado opus sectile, con mármoles de muchos colores. También destaca la gran colección de azulejos que hay por toda la casa, algunos desde el siglo XVI.
En el patio central, llaman la atención los adornos de yeso que decoran los arcos, sostenidos por columnas de mármol. Aquí también se encuentra un mosaico romano muy antiguo, de los siglos II y III. Este mosaico fue descubierto en un terreno de la condesa. El dibujo central muestra al dios Pan tocando la flauta, enamorado de Galatea. Alrededor, ocho dibujos representan historias de Zeus, y en las esquinas se ven las cuatro estaciones del año.
Las paredes del palacio muestran una mezcla de estilos arquitectónicos. Hay arcos de diseño árabe, adornos platerescos, zócalos de azulejos de un antiguo convento, techos de madera de un palacio del siglo XVI, y un friso renacentista. La fachada y la distribución del palacio siguen el estilo andaluz sevillano.
La planta baja tiene varios salones y patios donde se exponen los restos arqueológicos y las colecciones. En la planta alta, se pueden ver las habitaciones tal como vivía la familia, hasta el fallecimiento del último Conde de Lebrija en 1999. En esta planta también se muestran objetos que la condesa compró durante sus viajes.
El palacio cuenta con una gran biblioteca con más de 4.000 libros. La planta baja se usaba en verano, y la planta alta en invierno.
Colecciones del Palacio-Museo
En 1999, los herederos de la condesa decidieron abrir el palacio al público como museo. Desde entonces, se puede visitar la planta baja libremente y la planta superior con un guía.
En el palacio, además de los restos arqueológicos, se pueden ver objetos de la época árabe y romana. Hay una colección de brocales de pozo (la parte superior de los pozos), ánforas (vasijas antiguas), columnas y esculturas. También hay bustos grecorromanos y figuras de la mitología, junto con piezas de estilo chino y persa. Todos estos objetos se exhiben en las paredes y en vitrinas. En una de estas vitrinas se muestra una colección de pequeñas piedras talladas, llamadas glíptica, encontradas en Itálica.
Entre las obras de arte, destacan pinturas de artistas como Van Dyck, Bruegel el Viejo y cuadros de la escuela de Murillo.