Margarita María Alacoque para niños
Datos para niños Santa Margarita María AlacoqueV.S.M. |
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![]() Santa Margarita María Alacoque
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Marguerite-Marie Alacoque | |
Nacimiento | 22 de julio de 1647 Verosvres, Francia |
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Fallecimiento | 17 de octubre de 1690 Paray-le-Monial, Francia |
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Nacionalidad | Francesa | |
Religión | Católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Hermana religiosa | |
Información religiosa | ||
Beatificación | 18 de septiembre de 1864, por el papa Pío IX | |
Canonización | 13 de mayo de 1920, por el papa Benedicto XV | |
Festividad | 16 de octubre (rito romano) | |
Atributos | Hábito de monja, contemplando al Sagrado Corazón de Jesús | |
Venerada en | Iglesia católica | |
Margarita María Alacoque (nacida en Verosvres, Francia, el 22 de julio de 1647 y fallecida en Paray-le-Monial, Francia, el 17 de octubre de 1690) fue una monja católica francesa. Perteneció a la Orden de la Visitación de Santa María. Es conocida por haber tenido visiones del Sagrado Corazón de Jesús en el lugar donde hoy se encuentra la Basílica del Sagrado Corazón (Paray-le-Monial).
Contenido
La vida de Santa Margarita María Alacoque
¿Cuándo y dónde nació Margarita María Alacoque?
Margarita María Alacoque nació el 22 de julio de 1647. Su lugar de nacimiento fue una pequeña aldea francesa llamada Hautecour, cerca de Paray-le-Monial. Fue la quinta de siete hijos de Claude Alacoque y Philiberte Lamyn.
¿Cómo fue su infancia y juventud?
Cuando su padre falleció en diciembre de 1655, Margarita fue enviada a un internado de monjas clarisas. Desde entonces, su vida estuvo marcada por dificultades. Ella aprendió a ver estos momentos como una forma de entender mejor a quienes sufrieron por los demás.
Tuvo una enfermedad que la mantuvo en cama durante cuatro años. Se recuperó de forma sorprendente, lo que ella atribuyó a la ayuda de la Virgen María. Margarita siempre sintió que la Virgen la cuidaba y la protegía de grandes peligros.
Después de superar muchas dificultades para convencer a su familia, Margarita logró cumplir su deseo. El 20 de junio de 1671, entró al monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial para convertirse en monja.
Su vida como religiosa
Las visiones del Sagrado Corazón de Jesús
El 27 de diciembre de 1673, Margarita María, que tenía 25 años, estaba rezando ante el Santísimo Sacramento. En ese momento, tuvo la primera de sus visiones de Jesucristo. Estas visiones se repitieron durante dos años, siempre los primeros viernes de cada mes.
En 1675, durante la semana de Corpus Christi, Jesús se le mostró con su corazón abierto. Señalando su corazón, le dijo:
“Este es el corazón que ha amado tanto a los seres humanos, que no ha guardado nada para sí, hasta agotarse y consumirse para mostrarles su amor. Y a cambio, de la mayoría solo recibe falta de agradecimiento.”
También le dijo:
"Mi Corazón Divino está tan lleno de amor por los seres humanos, especialmente por ti, que, al no poder contener las llamas de su gran caridad, necesita derramarlas a través de ti. Quiere manifestarse a ellos para enriquecerlos con los valiosos regalos que te estoy mostrando. Estos regalos contienen las bendiciones necesarias para alejarlos de la perdición. Te he elegido a ti, que te consideras indigna y sin conocimiento, para que todo sea obra mía."
Según Margarita, el Corazón que vio estaba rodeado de llamas, con una corona de espinas y una herida abierta de la que salía sangre. Una cruz emergía de su interior.
Su dedicación y desafíos en el convento
Después de estas visiones, Margarita se destacó por su gran devoción y obediencia. Cumplía sus tareas con mucha dedicación. Fue asignada como ayudante en la enfermería del convento. Allí trabajó con gran bondad, aunque tuvo que soportar muchas dificultades. La enfermera principal casi nunca aprobaba su trabajo, a pesar de que Margarita se esforzaba mucho y elegía las tareas más difíciles.
En sus escritos, Margarita contó:
Me pusieron en la enfermería y solo Dios sabe lo que sufrí allí. A menudo, el diablo me hacía caer y romper lo que tenía en las manos. Luego, se burlaba de mí, riéndose en mi cara y diciendo: “Torpe, nunca harás nada útil”. Me sentía tan triste que no sabía qué hacer. A veces, incluso me quitaba la fuerza para contárselo a nuestra Madre Superiora, porque la obediencia me agotaba y me quitaba todas las fuerzas.
A pesar de todo, era considerada un ejemplo para las demás monjas. En la despensa, Margarita se servía porciones de comida que nunca se hubiera atrevido a servir a otra persona. Cuando sonaba la campana, dejaba lo que estuviera haciendo para ir a sus deberes, sin importar su salud.
Ella no evitaba las tareas más difíciles y a menudo cargaba pesos que superaban sus fuerzas, buscando siempre la humildad. Recogía los trozos de pan mordidos o sucios que habían caído al suelo y los usaba para hacer su sopa. Una hermana la vio haciendo esto y se sorprendió mucho. Era común en ella hacer cosas así para superar su aversión natural a la suciedad.
Siempre era de las primeras en ayudar en los trabajos comunes y se dedicaba tanto que a veces tenían que ordenarle que descansara. Era tan desprendida que rechazó una pensión vitalicia que sus parientes querían darle. A menudo ofrecía su ayuda en la cocina, ya fuera para llevar leña o lavar platos. En una ocasión, estando muy ocupada, dejó de barrer el coro para ayudar donde la necesitaban. Olvidó volver a terminar de barrer, y cuando tocaron para el oficio, se sintió muy humillada. Dios permitía que tuviera olvidos frecuentes para darle oportunidades de humildad.

Margarita también tuvo que superar una fuerte aversión familiar al queso. Ella lo describió así:
Yo tenía un deseo inmenso de humildad, aunque mi naturaleza sentía una gran resistencia... Solo hablaré de una cosa que superaba mis fuerzas (comer queso). Era algo a lo que toda mi familia tenía una gran aversión natural. Mi hermano incluso pidió, al firmar mi contrato de entrada, que nunca me obligaran a comerlo, y me lo concedieron sin problema, pues era algo sin importancia. Pero fue precisamente en esto donde tuve que ceder, porque me presionaron con tanta fuerza que no sabía qué hacer. Me parecía mil veces más fácil sacrificar mi propia vida. Si no hubiera amado mi vocación más que mi propia existencia, habría preferido abandonarla antes que decidirme a hacer lo que me pedían. En vano me resistía, porque mi Señor quería este sacrificio, del cual dependían muchos otros.
Estuve tres días luchando con tanta fuerza que daba pena, sobre todo a mi Maestra. Delante de ella, me forzaba a cumplir lo que me mandaba, pero luego me faltaba el valor y me moría de pena al ver que no podía vencer mi aversión natural... Finalmente, dije: “Es necesario vencer o morir”. Fui ante el Santísimo Sacramento y allí permanecí tres o cuatro horas, llorando y pidiendo fuerza para vencerme... Después fui a mi Maestra pidiéndole por favor que me permitiera hacer lo que ella había deseado (comer queso) y finalmente lo hice. Aunque nunca he sentido tanta aversión, esta se renovaba cada vez que debía hacerlo, y aun así lo hice durante ocho años.
Otra dificultad para Margarita fueron las críticas sobre su gran devoción. Sus superiores pensaban que sus experiencias espirituales no encajaban con el espíritu de la Orden de la Visitación. Dudaban de sus visiones, creyendo que podían ser engaños. Por eso, sus superioras dudaron en permitirle hacer sus votos finales. Le pidieron que le pidiera a Dios que la hiciera útil a la religión practicando todas las reglas de la Orden. Margarita le llevó esto a Dios, quien le respondió:
"Dile a tu Superiora que te haré más útil a la religión de lo que ella piensa; pero de una manera que solo Yo conozco. Y de ahora en adelante, adaptaré mis bendiciones al espíritu de la regla, a la voluntad de tus superioras y a tu debilidad. Así, debes considerar sospechoso todo lo que te aleje de la práctica exacta de la regla, la cual quiero que prefieras a todo. Además, me agrada que pongas la voluntad de tus superiores antes que la mía, cuando te prohíban hacer lo que yo te haya mandado. Déjalos hacer contigo lo que quieran: Yo sabré encontrar la manera de cumplir mis planes, incluso por caminos que parezcan opuestos y contrarios. Solo me reservo el derecho de guiar tu interior y especialmente tu corazón, pues habiendo establecido en él el dominio de mi amor puro, jamás se lo cederé a ningún otro."
Al principio, sus visiones le causaron incomprensión y juicios negativos. Sin embargo, fue puesta bajo la guía espiritual del jesuita san Claudio de la Colombière. Al final de su vida, fue elegida maestra de novicias. Tuvo la alegría de ver cómo la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se extendía. Incluso quienes antes se oponían, se convirtieron en sus defensores. Murió a los 43 años.
El camino a la santidad
Las discusiones sobre la misión y las virtudes de Santa Margarita María continuaron por muchos años. Se analizaron todas sus acciones, sus visiones y sus enseñanzas sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Finalmente, la Sagrada Congregación de Ritos dio su aprobación.
En marzo de 1824, el papa León XII la declaró venerable. El 18 de septiembre de 1864, el papa Pío IX la declaró beata. Fue incluida en la lista de los santos por el papa Benedicto XV el 13 de mayo de 1920.
Sus restos descansan bajo el altar de la Capilla en la Basílica de Paray-le-Monial. Allí son venerados por muchos creyentes.
En el rito romano de la Iglesia católica, su día de celebración es el 16 de octubre. Antes de los cambios en la liturgia del Concilio Vaticano II, se celebraba el 17 de octubre.
Más información
- Orden de la Visitación de Santa María
- Sagrado Corazón de Jesús
- Haurietis Aquas, una carta del papa Pío XII sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
- Basílica del Sagrado Corazón (Paray-le-Monial)
- Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (Ermesinde)
- Beata María del Divino Corazón
- Beata Alejandrina de Balazar
- Divina Misericordia
- Concepción Cabrera de Armida
- Apostolado de la Cruz
Véase también
En inglés: Margaret Mary Alacoque Facts for Kids