Craso para niños
Marco Licinio Craso (en latín: Marcus Licinius Crassus; nacido en 115 o 114 a.C. y fallecido en mayo de 53 a.C. cerca de Harrán, en Partia) fue un importante general y político de la antigua Roma. Fue elegido cónsul dos veces, en los años 70 y 55 a.C. También fue parte del Primer Triunvirato, una alianza política muy poderosa, y se le conoció como uno de los hombres más ricos de su época. Craso pertenecía a una familia noble de origen plebeyo, la gens Licinia.
Comenzó su carrera como orador en los tribunales, pero tuvo que dejarla por las guerras civiles. Su padre y su hermano murieron en el año 87 a.C. durante un conflicto político. Craso se escondió en Hispania y luego se unió a Lucio Cornelio Sila, ayudándole a ganar la guerra.
Durante el gobierno de Sila, Craso se hizo muy rico. Invirtió mucho en propiedades en la ciudad, lo que lo convirtió en uno de los hombres más adinerados de la República romana. Usó su riqueza para aumentar su influencia y competir con otro líder importante, Cneo Pompeyo Magno.
En el año 72 a.C., cuando los cónsules fueron derrotados en la rebelión de Espartaco, Craso recibió el mando militar. Logró restaurar la disciplina en el ejército y derrotó a los rebeldes en seis meses, en la primavera del 71 a.C. Después, fue elegido cónsul para el año 70 a.C. junto con Pompeyo. Juntos, lograron devolver a los tribunos de la plebe sus antiguos poderes, reformaron el sistema judicial y restablecieron el cargo de censor.
En el año 65 a.C., Craso fue censor. Años después, se dice que estuvo involucrado en la conspiración de Catilina y se opuso a Pompeyo. En el año 60 a.C., formó el Primer Triunvirato con Pompeyo y Cayo Julio César. Esta alianza le permitió conseguir beneficios para él y para los comerciantes de Roma. La alianza se fortaleció en el acuerdo de Lucca en 56 a.C. Como resultado, Craso fue cónsul por segunda vez al año siguiente y se le dio el gobierno de Siria.
En el año 54 a.C., Craso inició una guerra contra Partia. Sin embargo, su invasión de Mesopotamia no tuvo éxito. Fue derrotado y murió en la batalla de Carras en el año 53 a.C.
Datos para niños Marco Licinio Craso |
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![]() Busto de Craso en la Gliptoteca Ny Carlsberg, Copenhague.
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Cónsul de la República romana en ejercicio del poder supremo |
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70 a. C.-70 a. C. | ||
Junto con | Cneo Pompeyo Magno | |
Predecesor | Publio Cornelio Léntulo Cneo Aufidio Orestes |
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Sucesor | Quinto Cecilio Metelo Quinto Hortensio Hórtalo |
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55 a. C.-55 a. C. | ||
Junto con | Cneo Pompeyo Magno | |
Predecesor | Cneo Cornelio Léntulo Lucio Marcio Filipo |
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Sucesor | Apio Claudio Pulcro Lucio Domicio Enobarbo |
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Información personal | ||
Nombre en latín | Marcus Licinius Crassus | |
Nacimiento | 115 a. C. o 114 a. C. República romana |
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Fallecimiento | 53 a. C. Harrán, Imperio parto |
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Causa de muerte | Muerto en acción | |
Familia | ||
Padres | Publio Licinio Craso Venulia |
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Cónyuge | Tértula | |
Hijos | Publio Licinio Craso Marco Licinio Craso |
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Información profesional | ||
Ocupación | Político de la Antigua Roma, militar de la Antigua Roma y oficial de ejército | |
Patrimonio | 180 millones de sestercios | |
Conflictos | Batalla de Cantenna y Batalla de Carras | |
Partido político | Optimates | |
Miembro de | Primer Triunvirato | |
Contenido
- Biografía de Marco Licinio Craso
- Orígenes Familiares de Craso
- ¿Cómo fueron los primeros años de Craso?
- La relación de Craso con Sila
- Los primeros pasos de Craso en la política
- La revuelta de Espartaco y el papel de Craso
- El primer consulado de Craso
- El cargo de censor de Craso
- Craso y la conspiración de Catilina
- El Primer Triunvirato
- La campaña en Partia y la muerte de Craso
- Las habilidades intelectuales de Craso
- La familia de Craso
- Craso en las fuentes históricas
- Craso en la historiografía moderna
- Craso en la cultura actual
- Galería de imágenes
- Véase también
Biografía de Marco Licinio Craso
Orígenes Familiares de Craso
Marco Licinio Craso pertenecía a la gens Licinia, una familia plebeya de la antigua Roma. Sus antepasados ya habían sido cónsules en el año 364 a.C. Un miembro de la familia recibió el apodo de Craso, que significa "grueso" o "rico", y este se convirtió en el nombre de su rama familiar.
Se cree que el bisabuelo de Marco Licinio fue cónsul en el 171 a.C. Su abuelo, también llamado Marco, fue pretor en el 127 o 126 a.C. y era conocido como Agelasto, que significa "sin sonrisa", por su aspecto serio. El padre de Craso, Publio Licinio Craso, llegó a ser cónsul en el 97 a.C. y censor en el 89 a.C. La madre de Marco Licinio era Venulia, de una familia importante de la ciudad.
Los historiadores no están seguros de la riqueza inicial de la familia. Se sabe que Marco Licinio heredó una cantidad de dinero que, aunque considerable, no era enorme. Algunos creen que su padre no era muy rico, mientras que otros piensan que la fortuna pudo haber disminuido durante las guerras civiles.
Árbol genealógico de Craso
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¿Cómo fueron los primeros años de Craso?
Marco Licinio Craso nació en el 115 o 114 a.C. Recibió la educación típica de un joven romano noble, que incluía preparación para el servicio militar. Acompañó a su padre a Hispania entre el 96 y el 93 a.C., donde hizo contactos que le serían muy útiles más tarde.
Después de regresar a Roma, su hermano mayor, Publio, falleció. Craso también empezó a trabajar en los tribunales como orador. Cicerón, un famoso orador de la época, dijo que Craso se esforzó mucho y fue considerado uno de los mejores abogados durante algunos años.
En el 88 a.C., Roma se vio envuelta en una guerra civil. El padre de Craso y su otro hermano murieron en el 87 a.C. Craso logró escapar con algunos amigos y esclavos a Hispania, donde se escondió en una cueva durante ocho meses. Cuando se enteró de la muerte de uno de sus enemigos políticos, Cinna, salió de su escondite. Reunió un grupo de 2500 hombres.
Por esa época, Craso se casó con Tértula, la viuda de su hermano Publio, siguiendo una antigua costumbre romana.
La relación de Craso con Sila
Desde Hispania, Craso viajó a África, donde se unió a Quinto Cecilio Metelo Pío, otro enemigo de los marianos. Sin embargo, pronto se peleó con él y viajó por mar hasta encontrarse con Sila en Italia en el 83 a.C. En la nueva guerra civil, Craso se convirtió en uno de los colaboradores más cercanos de Sila.
Sila le encargó a Craso reclutar tropas en el centro de Italia. Cuando Craso pidió guardias, Sila le respondió que su mejor escolta sería la venganza por su padre y hermano. Aunque esta historia podría ser una leyenda, muestra el deseo de venganza de muchos de los seguidores de Sila, incluido Craso.
Durante este tiempo, comenzó una fuerte rivalidad entre Marco Licinio y Cneo Pompeyo. Sila le dio muchos honores a Pompeyo, a pesar de que era más joven que Craso. Plutarco, un historiador, dijo que la ambición y la avaricia de Craso afectaron su reputación. Sin embargo, ambos jóvenes líderes trabajaron juntos, por ejemplo, al derrotar a Cayo Carrinas.
Craso se ganó el favor de Sila al cambiar el rumbo de la batalla de la Puerta Collina en el 82 a.C., una batalla que parecía perdida. Craso dirigió el flanco derecho del ejército de Sila y derrotó al enemigo, persiguiéndolos hasta Antemnas, cerca de Roma. Su victoria ayudó a Sila a ganar la guerra.
Después del conflicto, Craso fue encargado de buscar a personas que habían sido declaradas fuera de la ley en Brucio. Esto le permitió confiscar sus propiedades, lo que era común en ese momento. Sin embargo, un día, Craso incluyó en la lista a un hombre leal a Sila porque quería su propiedad. Sila dejó de usar sus servicios por esto. A pesar de ello, Craso acumuló una enorme fortuna gracias a estas confiscaciones, convirtiéndose en uno de los hombres más ricos de Roma. En el 55 a.C., tenía una fortuna equivalente a 180 millones de sestercios.
Los primeros pasos de Craso en la política
Después de la muerte de Sila en el 78 a.C., Craso intensificó su competencia con Pompeyo para aumentar su propia influencia. Quería igualar la gran popularidad que Pompeyo había ganado con sus victorias militares.
A diferencia de Pompeyo, Craso se ganó rápidamente la reputación de ser una persona amable y servicial. Conocía todos los asuntos de Roma y siempre estaba dispuesto a ayudar a resolver problemas. Gracias a su dedicación a los asuntos públicos y a sus grandes recursos económicos, Craso pronto tuvo una influencia similar a la de Pompeyo. Era un orador público frecuente y muy exitoso.
Marco Licinio siguió acumulando riquezas, incluso comprando casas que se quemaban en incendios por muy poco dinero, demoliéndolas y construyendo nuevas en su lugar. Su forma de hacer dinero era diferente a la de la mayoría de los senadores, que invertían en tierras agrícolas. Craso se dedicaba a bienes raíces urbanos, vendía esclavos con habilidades especiales, invertía en minas y participaba en la recaudación de impuestos en las provincias.
Aunque Craso y Pompeyo compitieron por la influencia en Roma, nunca llegaron a un conflicto armado. Algunos historiadores dudan de la intensidad de esta rivalidad, sugiriendo que pudo ser exagerada por la propaganda política. Sin embargo, la mayoría de los investigadores creen que la rivalidad sí existió.
Craso también prestaba dinero, pero no para obtener ganancias, sino para ganar influencia sobre sus deudores. La bancarrota significaba la ruina para un noble romano, y Craso cobraba las deudas sin piedad. Un tribuno de la plebe, Cneo Sicinio, hizo un comentario famoso sobre Craso, que algunos interpretan como una referencia a que Craso era su acreedor. Esto sugiere que Craso apoyaba las actividades políticas de Sicinio.
El número de oponentes políticos de Craso entre la alta aristocracia creció con el tiempo. Sin embargo, Marco Licinio siguió siendo una figura importante y su opinión siempre fue valorada en Roma. Era popular entre los senadores comunes y la mayoría de sus seguidores no eran del Senado, sino de la clase de los caballeros y de las familias importantes de las ciudades pequeñas de Italia. Estos seguidores solían ocupar cargos políticos y militares menores, y el apoyo de Craso les ayudaba a avanzar en sus carreras.
No se sabe con exactitud cómo Craso avanzó en su carrera política. Es posible que entrara al Senado sin haber sido cuestor, lo cual era inusual. Tampoco hay mucha información sobre su cargo de pretor, aunque la mayoría de los historiadores creen que fue en el 73 a.C.
En el 73 a.C., Craso fue juzgado por un asunto relacionado con una vestal (sacerdotisa) llamada Licinia. Se sospechaba que este juicio era parte de una lucha política. Si hubiera sido condenado, Craso habría sido ejecutado. Sin embargo, logró convencer al tribunal de que sus atenciones a la vestal se debían a su deseo de comprarle una propiedad.
La revuelta de Espartaco y el papel de Craso
En el año 73 a.C., una gran revuelta de esclavos y gladiadores, liderada por Espartaco, se extendió por toda Italia. Espartaco había ganado varias batallas contra las tropas romanas. Después de que los cónsules Lucio Gelio Publícola y Cneo Cornelio Léntulo Clodiano fueran derrotados en el 72 a.C., el Senado le dio a Craso un mando militar especial, con más poder que los cónsules. Esto ocurrió antes del 1 de noviembre del 72 a.C.
Craso reclutó seis legiones adicionales, sumando un total de sesenta mil soldados. Muchos nobles se unieron a él, atraídos por su fama. Para imponer disciplina en su ejército, Craso tuvo que tomar medidas muy duras. Se dice que aplicó la decimatio, un castigo terrible donde se ejecutaba a uno de cada diez soldados por sorteo, especialmente después de que dos de sus legiones desobedecieran órdenes y fueran derrotadas.
Marco Licinio persiguió a Espartaco hasta Brucio, en el sur de Italia, donde los rebeldes planeaban cruzar a Sicilia. Craso construyó una línea de fortificaciones a través del istmo, atrapando a los rebeldes en la península. Esto causó una gran escasez de alimentos entre ellos. Una noche de invierno, Espartaco logró romper el cerco y escapar hacia el norte.
Craso se apresuró a terminar la guerra antes de que Pompeyo regresara a Italia y se llevara el crédito. Alcanzó a una parte de las fuerzas rebeldes en Lucania y las derrotó en una batalla muy sangrienta, recuperando cinco estandartes de legión.
Finalmente, la última batalla de la guerra tuvo lugar en el río Silaro. Craso atacó rápidamente. Espartaco intentó llegar al cuartel general de Craso para matarlo, pero fracasó y murió en el combate. Los romanos obtuvieron una victoria total. Seis mil esclavos fueron capturados y, por orden de Craso, fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia.
Craso terminó la guerra en seis meses, antes del 1 de abril del 71 a.C. Esta fue su victoria militar más importante. Sin embargo, Pompeyo, al destruir a unos cinco mil rebeldes que habían sobrevivido, escribió al Senado que Craso había derrotado a los gladiadores, pero que él, Pompeyo, había "arrancado la guerra de raíz". Los servicios de Craso fueron reconocidos con una ovación, un honor menor que un triunfo, aunque él se esforzó por obtener la corona de laurel del triunfo.
El primer consulado de Craso
En el verano del 71 a.C., Craso fue elegido cónsul para el año siguiente junto con Pompeyo. Al principio, hubo cierta tensión entre ellos, ya que ambos mantuvieron sus ejércitos cerca de Roma. Sin embargo, la intervención del pueblo y de los adivinos los obligó a reconciliarse.
El evento más importante de su consulado fue la restauración de los poderes de los tribunos de la plebe, que habían sido limitados por Sila. Pompeyo había prometido esta ley, y Craso la apoyó. El Senado no se opuso, ya que el pueblo lo había esperado por mucho tiempo. Aunque muchas fuentes solo mencionan a Pompeyo en relación con esta reforma, Cicerón y otros historiadores dicen que fue una iniciativa conjunta.
También se reformaron los tribunales permanentes. El nuevo sistema dividió los puestos de jurado entre senadores, caballeros y tribunos erarios (romanos ricos que no eran caballeros). Esto eliminó una de las principales causas de división en la sociedad.
Finalmente, se restauró el cargo de censor. Ese mismo año, Cneo Cornelio Léntulo Clodiano y Lucio Gelio Publícola fueron elegidos censores. Ellos llevaron a cabo una purga sin precedentes en el Senado, expulsando a sesenta y cuatro senadores.
El cargo de censor de Craso
Después de su consulado, Craso, al igual que Pompeyo, no aceptó ser gobernador de una provincia, lo cual era común. Se convirtió en un ciudadano privado el 1 de enero del 69 a.C. Las fuentes no dicen mucho sobre Marco Licinio entre su consulado y el 65 a.C. Esto podría deberse a que las fuentes están incompletas o a que Craso, a pesar de su influencia, no intervenía en todas las disputas.
En el 65 a.C., Craso fue censor. Sin embargo, sus acciones en este puesto no fueron muy significativas. Plutarco dice que descuidó sus deberes, mientras que otras fuentes mencionan que fue activo pero ineficaz. Craso propuso incluir a la población de la Galia Cisalpina (norte de Italia) en el censo, lo que les habría dado la ciudadanía romana completa. También propuso reconocer un testamento, probablemente falso, de un rey egipcio que cedía Egipto a Roma.
El otro censor, Quinto Lutacio Cátulo, se opuso a ambos planes de Craso. Como no pudieron llegar a un acuerdo, ambos censores renunciaron a su cargo.
Craso y la conspiración de Catilina
Algunas fuentes sugieren que Craso pudo haber estado involucrado en la conspiración de Catilina. Según Suetonio, en los años 66-65 a.C., se formó una "primera conspiración de Catilina" en la que participaron, además de Lucio Sergio Catilina y Craso, Cayo Julio César y otros.
Se decía que planeaban atacar el Senado, matar a algunos senadores y darle la dictadura a Craso, quien nombraría a César como su segundo al mando. Sin embargo, la mayoría de los historiadores actuales creen que esta "primera conspiración de Catilina" fue un "mito" inventado por Cicerón y otros para desacreditar a sus enemigos políticos, especialmente a César y Craso.
Al mismo tiempo, Craso y César formaron una alianza en el 66 a.C. César pudo haber tomado el mando durante una posible anexión de Egipto. A finales del 64 a.C., cuando Catilina perdió las elecciones, el tribuno de la plebe Publio Servilio Rulo presentó un proyecto de ley de reforma agraria, impulsado por Craso y César. Este plan buscaba distribuir tierras a ciudadanos pobres. Cicerón, quien ganó las elecciones, se opuso a esta iniciativa.
Sin embargo, en octubre del 63 a.C., Craso apoyó a Cicerón en su oposición a Catilina. Marco Licinio recibió una carta anónima que le informaba de la conspiración y la llevó a Cicerón. Al día siguiente, la carta fue leída en el Senado. Algunos creen que Cicerón mismo escribió la carta para ver de qué lado estaba Craso.
El 3 de diciembre, cuando el Senado decidió arrestar a los conspiradores, uno de ellos fue enviado a la casa de Craso. Al día siguiente, un mensajero de los conspiradores, Lucio Tarquinio, afirmó que Craso era el enlace entre Catilina y él. Sin embargo, las palabras de Tarquinio fueron declaradas oficialmente como una mentira. Se sugirió que Cicerón había intentado calumniar a Craso. Como resultado, los dos políticos se convirtieron en enemigos.
El Primer Triunvirato
En el 62 a.C., Cneo Pompeyo regresó a Roma después de ganar la tercera guerra mitridática. Exigió que el Senado aprobara sus decisiones en Oriente y diera tierras a sus soldados veteranos. Sin embargo, los senadores se opusieron, preocupados por la excesiva influencia de Pompeyo. Craso fue uno de los principales oponentes de Pompeyo en este asunto.
Mientras tanto, César regresó de Hispania en el verano del 60 a.C. y anunció su intención de ser cónsul al año siguiente. El Senado le negó el permiso para presentarse en ausencia. Estos eventos llevaron a la creación del Primer Triunvirato, una alianza secreta entre César, Pompeyo y Craso. César tomó la iniciativa, pensando que si se aliaba con Pompeyo, Craso se convertiría automáticamente en su oponente. Craso esperaba que el triunvirato le ayudara a proteger los intereses de los comerciantes en el Senado.
Las circunstancias exactas de esta alianza no están claras, ya que era secreta. Las fuentes históricas son contradictorias sobre la fecha exacta de su formación. Cicerón, un contemporáneo, solo hace una referencia vaga a negociaciones en una carta de diciembre del 60 a.C.
César consiguió el consulado gracias al dinero de Craso. A cambio, Craso facilitó la aprobación de todas las decisiones de Pompeyo en Oriente y una nueva ley agraria. Craso también fue miembro de la comisión para distribuir tierras entre los veteranos. Además, en interés de Marco Licinio, la renta de los recaudadores de impuestos se redujo en un tercio. Cuando César fue nombrado gobernador de la Galia Cisalpina por cinco años, Craso y Pompeyo se aseguraron de que también se le asignara la Galia Narbonense.
En los años siguientes, César luchó en la guerra de las Galias, mientras que Craso y Pompeyo se quedaron en Roma. La popularidad del triunvirato disminuyó. Un político influyente, Publio Clodio Pulcro, comenzó a perseguir a Cicerón. Pompeyo no hizo nada, pero Craso se mostró abiertamente hostil hacia Cicerón, quien finalmente se exilió. Un año después, los partidarios del regreso de Cicerón lograron que los triunviros se pusieran de su lado. Cicerón y Craso se reconciliaron gracias a la mediación del hijo de Craso, Publio Licinio.
Al mismo tiempo, las relaciones entre Pompeyo y Craso empeoraron de nuevo. Clodio trabajaba activamente contra Pompeyo, y muchos, incluido el propio Pompeyo, creían que Craso estaba detrás de Clodio. A principios del 56 a.C., los partidarios de Clodio intentaron que Craso fuera nombrado comandante de un ejército para invadir Egipto, pero no tuvieron éxito.
En abril del 56 a.C., los triunviros se reunieron en Lucca. El objetivo era resolver las tensiones entre Craso y Pompeyo, y posiblemente entre Craso y César. Esto se logró. Marco Licinio y Pompeyo acordaron presentarse como cónsules al año siguiente. César prometió ayudar a su elección enviando a sus soldados a votar. También se decidió extender el mandato de César en la Galia por otros cinco años y dar nombramientos similares a los otros dos triunviros.
La elección de los cónsules se retrasó hasta enero del 55 a.C. Los soldados de César, liderados por su hijo Publio Craso, se aseguraron de que la votación se llevara a cabo. Pompeyo obtuvo las provincias de Hispania Citerior y Ulterior, y Craso obtuvo Siria. La votación fue seguida por una pelea en el foro, donde Craso golpeó a un senador que se le oponía.
La campaña en Partia y la muerte de Craso
No se sabe cuáles eran los planes militares originales de Craso en el 55 a.C. Siria podría haber sido una base para atacar Partia o Egipto. Sin embargo, en abril de ese año, llegó la noticia de que el gobernador de Siria ya había invadido Egipto. Craso, molesto por esto, finalmente decidió ir a la guerra contra Partia. Plutarco cuenta que Craso tenía planes muy ambiciosos, queriendo conquistar hasta la India.
En Roma, los planes de Marco Licinio encontraron mucha oposición. Partia no parecía una amenaza para Roma, y el éxito de la campaña podría hacer que Craso fuera demasiado poderoso. Los enemigos de Craso decían que la guerra era injusta, ya que se estaba rompiendo la paz sin una razón válida. Un tribuno de la plebe, Ateyo, incluso intentó arrestar a Craso y lo sometió a una maldición religiosa. Craso partió hacia la provincia sin esperar el final de su año como cónsul.
En el 54 a.C., Craso invadió Mesopotamia y ocupó varias ciudades. Regresó a Siria para pasar el invierno, lo que Plutarco consideró un grave error, ya que le dio tiempo al enemigo para prepararse.
En el invierno del 54-53 a.C., Craso saqueó el templo de Jerusalén y un santuario en Hierápolis siria. Su hijo Publio llegó con mil jinetes galos enviados por César. El rey de Armenia, Artavasdes II, también ofreció su ejército a Craso si los romanos marchaban por su reino. Artavasdes creía que las montañas eran mejores para luchar contra los partos. Sin embargo, Craso prefirió su plan original de invadir la llanura mesopotámica.
En la primavera del 53 a.C., Marco Licinio volvió a Mesopotamia, esperando tomar la capital de invierno de los partos, Seleucia. Tenía siete legiones de infantería y cuatro mil jinetes. El rey parto Orodes II invadió Armenia para evitar que Craso recibiera ayuda de la caballería armenia. Dejó al comandante Surena para defender Mesopotamia. Los romanos eligieron una ruta difícil, lejos del agua, lo que facilitó que las tropas enemigas los rodearan. El guía del ejército romano, el rey Abgar II, resultó ser un agente de los partos.
Los soldados de Craso fueron constantemente acosados por la caballería ligera parta. Artavasdes no pudo enviar los refuerzos prometidos porque estaba defendiendo su propio reino. En Carras, en mayo del 53 a.C., Marco Licinio tuvo que aceptar la batalla en condiciones desfavorables. Los romanos sufrieron grandes pérdidas por los arqueros montados partos. Craso envió a su hijo Publio a atacar con seis mil hombres. Los partos fingieron huir, alejando a Publio de la fuerza principal. Finalmente, Publio fue atrapado y ejecutado.
Al ver la cabeza de su hijo clavada en una lanza, los romanos se desanimaron, pero lograron resistir hasta el anochecer. Luego abandonaron el campamento con cuatro mil heridos y se refugiaron en Carras. Marco Licinio, desanimado, no hizo nada para impedirlo.
La noche siguiente, los restos del ejército romano se dirigieron hacia la frontera en grupos separados. Solo Cayo Casio Longino, el cuestor, logró llegar a Siria con quinientos jinetes. Craso y sus cuatro cohortes fueron alcanzados por los partos cerca de la cordillera. La situación desesperada obligó al procónsul a aceptar negociaciones, aunque no confiaba en el enemigo. En una reunión con el general parto Surena, Craso comenzó a negociar, pero entonces ocurrió algo inesperado.
Plutarco describe que Craso fue forzado a subir a un caballo y sus acompañantes intentaron detenerlo. En la confusión, hubo una pelea y Craso fue asesinado por un parto llamado Pomaxatres. Dion Casio dice que los partos le vertieron oro fundido en la boca, burlándose de su codicia. Según Plutarco, la cabeza y la mano derecha de Craso fueron enviadas a Orodes, el rey parto, quien estaba celebrando con Artavasdes en la capital armenia. La cabeza fue usada en una obra de teatro como parte de una burla.
Las habilidades intelectuales de Craso
Según Plutarco, Craso era "muy instruido en la historia y algo aficionado a la filosofía". Se dice que conocía bien la historia de su familia.
Craso se esforzó mucho en aprender el arte de la oratoria. Cicerón afirmó que Craso no tenía un talento natural para hablar en público, pero lo compensó con "trabajo diligente y una influencia benévola", lo que le permitió tener mucho éxito. Su lenguaje era claro y sus ideas estaban bien organizadas. Plutarco, por su parte, dijo que Craso era uno de los mejores oradores de Roma "por naturaleza".
Se sabe que Craso defendió a varias personas en juicios, como Lucio Licinio Murena, Publio Sestio, Marco Celio Rufo y Lucio Cornelio Balbo. En todos estos juicios, Cicerón fue su compañero.
La familia de Craso
Craso estuvo casado con Tértula, la viuda de su hermano mayor Publio, quien murió antes del 88 a.C. Se casó con ella a más tardar en el 86 a.C., siguiendo una antigua costumbre romana. No se sabe mucho sobre los orígenes de Tértula.
Tuvieron dos hijos, Marco y Publio. Según los registros romanos, Marco nació en el 85 a.C. y Publio en el 82 u 81 a.C. Sin embargo, algunos historiadores creen que Publio era el hermano mayor.
Aunque algunas fuentes mencionan que Tértula pudo haber tenido una relación con César, y que uno de sus hijos se parecía a otro hombre, Craso vivió toda su vida en un solo matrimonio, lo cual era inusual para la época. Cicerón describió su hogar como "virtuosísimo".
Craso en las fuentes históricas
Marco Licinio Craso aparece en muchas obras de su contemporáneo más joven, Marco Tulio Cicerón. Sin embargo, Cicerón casi siempre lo menciona con desagrado, excepto en algunos discursos públicos donde estaban del mismo lado. Incluso lo llamó "sinvergüenza". A pesar de esto, Cicerón le escribió a Craso en enero del 54 a.C., cuando ya había partido hacia Siria, hablando de una "vieja amistad".
Algunos historiadores creen que Cicerón creó una imagen distorsionada de un "Craso codicioso" en sus últimas obras, que luego se transmitió a otras fuentes y a la historiografía. Por ejemplo, Veleyo Patérculo dijo que Craso "no conocía límites ni aceptaba obligaciones" en su deseo de dinero y ambición. Lucio Anneo Floro dijo que la muerte de Craso fue un castigo por su "deseo de oro parto".
La descripción más detallada de Craso la dejó Plutarco, quien lo comparó con el ateniense Nicias. Plutarco dijo que Craso era hospitalario, prestaba dinero sin interés (aunque lo cobraba con rigor), y era generoso en su mesa. También destacó su dedicación a la oratoria, donde sobresalió por su trabajo y celo, defendiendo muchas causas cuando otros se negaban. Además, era amable y popular con la gente, siempre saludando a los ciudadanos por su nombre.
Craso en la historiografía moderna
Debido a su trágico final en la campaña parta, Craso no ha sido tan estudiado en la historiografía como sus compañeros del triunvirato, Pompeyo y César. Durante mucho tiempo se le consideró menos capaz y menos decidido, y se creía que priorizaba la riqueza sobre el poder.
En 1966, Frank Adcock publicó un libro llamado Marcus Crassus, Millionaire (Marco Craso, millonario). En él, Adcock propuso nuevas ideas para entender a Craso. Sugirió que la muerte de su padre influyó en el inicio de su carrera y que Craso no fue el único responsable de la victoria en la batalla de la Puerta Collina. También planteó la hipótesis de que Craso apoyó a Catilina no para conspirar, sino para ayudarlo en su carrera. Adcock sugirió que el objetivo de la campaña parta era controlar el comercio de la seda. Además, creía que la historia de la disputa entre Craso y Pompeyo en las fuentes era producto de la propaganda política. Sin embargo, Adcock seguía describiendo a Craso como un líder militar valiente pero sin suficiente talento.
A finales de la década de 1970, se publicaron otras dos monografías importantes sobre Craso en inglés. En 1976, Bruce Marshall publicó Crassus: A Political Biography, y en 1977, Allen Ward publicó Marcus Crassus and the Late Roman Republic. A diferencia de Plutarco, Ward dedicó menos espacio a la campaña parta y a la rebelión de Espartaco. Ward negó la existencia de la primera conspiración de Catilina y creyó que Craso y César apoyaron a Catilina, pero también jugaron un doble juego con los conspiradores y senadores. Ward también estudió los lazos familiares entre la nobleza y su influencia en la política romana. A diferencia de Adcock, Ward sí reconoció la existencia de una disputa entre Craso y Pompeyo. Sin embargo, Ward no explicó los orígenes de esta enemistad ni cómo Craso acumuló su riqueza. En general, Ward describió a Craso como un político astuto sin un programa político fijo, que a menudo buscaba el compromiso, y para quien la riqueza era un medio para lograr sus fines, no un fin en sí misma.
A principios de la década de 2010, la investigadora rusa O. Liubimova publicó varios artículos sobre los primeros años de la vida de Craso. En ellos, intentó demostrar que Marco Licinio apoyó la restauración del poder de los tribunos de la plebe durante la mayor parte de los años 70 a.C. También examinó la participación de Craso en la conspiración de Catilina y el juicio de Marco Licinio y la vestal Licinia en el 73 a.C., y sugirió los orígenes del conflicto entre Craso y Pompeyo.
Craso en la cultura actual
En el lenguaje común de los países de habla hispana, la expresión "craso error" se usa para referirse a una equivocación muy grave. Esto hace referencia a la mala decisión de Craso de invadir Partia, que terminó con su muerte y fue una de las mayores derrotas de la historia romana.
Marco Licinio Craso ha sido un personaje en varias obras de ficción, como las novelas Espartaco de Raffaello Giovagnoli (1874) y Howard Fast (1951), de Vasili Yan (1933), y la dilogía de Andrei Valentinov. También aparece en la novela Espartaco: La rebelión de los esclavos de Max Gallo (2006), y en las novelas de Colleen McCullough Favoritos de la fortuna (1993) y Las mujeres de César (1996).
Craso también ha sido interpretado en películas sobre la rebelión de Espartaco:
- En la película de 1960 Espartaco, el papel de Craso fue interpretado por Laurence Olivier.
- En la película de 2004 Espartaco, el papel de Craso fue interpretado por Angus Macfadyen.
- En la serie de 2013 Spartacus: War of the Damned, el papel de Craso fue interpretado por Simon Merrells.
Galería de imágenes
Véase también
En inglés: Marcus Licinius Crassus Facts for Kids