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Hacienda de San Ignacio de Torrequemada para niños

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La Hacienda de San Ignacio de Torrequemada es un lugar histórico que se encuentra cerca del pueblo de Bollullos de la Mitación, en la provincia de Sevilla, Andalucía, España. Aunque está cerca de Bollullos, el terreno donde se ubica pertenece al municipio de Gelves.

Este edificio es un gran ejemplo de las construcciones rurales de Andalucía. Combina el estilo de las casas de campo con la elegancia de la arquitectura barroca de las ciudades, y tiene toques de los edificios religiosos de los jesuitas. Representa una época en la que la economía del campo era muy próspera, lo que hizo que las familias ricas y la nobleza se mudaran de las ciudades al campo, llevando consigo sus estilos arquitectónicos.

Archivo:01.- PortadaHdaTorrequemada
Portada del segundo patio de la Hacienda Torrequemada.

La hacienda fue diseñada para ser muy útil, especialmente para el cultivo de olivos. La arquitectura y el paisaje de olivos forman un conjunto muy especial y valioso.

Historia de la Hacienda de Torrequemada

Orígenes Antiguos y Primeros Dueños

El origen de esta finca se remonta a una antigua granja musulmana llamada "el Caxar". Cuando las tierras se repartieron, fue entregada a un noble llamado Gonzalo García de Torrequemada, de quien la hacienda tomó su nombre. Más tarde, perteneció a la Orden de Santiago y, alrededor del año 1331, a Sancho López y su esposa. Desde sus inicios, la hacienda fue conocida por su gran producción de aceitunas y su riqueza.

La Hacienda en el Siglo XVII

En el siglo XVII, la propiedad ya era una gran finca y hacienda conocida como "el Boticario", dentro del municipio de Gelves. En 1669, era propiedad de Antonio del Castillo Camarco, un caballero importante.

El 24 de septiembre de 1669, Cristóbal García de Segovia, un comerciante y cargador de mercancías a América, y su esposa Isabel Gabriela de Ygunza Morales, compraron la hacienda por 370.500 reales.

Cuando Cristóbal falleció en 1692, se hizo un inventario de todos sus bienes, incluyendo los de Torrequemada. La descripción de lo que había en la hacienda no cambió mucho en el inventario de 1700, después de la muerte de Isabel Gabriela.

¿Qué Había en la Hacienda en el Siglo XVII?

Torrequemada tenía "casas grandes", almacenes, un lagar (donde se prensaba la uva), una bodega, un molino de aceite y un almacén con 56 tinajas (recipientes grandes). También contaba con grandes extensiones de olivos (170 aranzadas), viñas (40 aranzadas), pinares (3 aranzadas), tierra de cultivo (30 aranzadas) y una huerta amurallada junto a la casa con árboles frutales.

En cuanto a la producción, almacenaba mil arrobas de vinagre, 300 arrobas de aguardiente, 6000 arrobas de vino y 1500 arrobas de aceite. También tenían mucho ganado: 800 vacas, 24 bueyes, 8 yeguas de cría, 5 potros y un caballo "padre".

La casa principal estaba decorada con muchas pinturas. En una sala grande había 14 cuadros de "la fama" y 7 paisajes de cacería. En otra sala, junto al oratorio (un pequeño lugar para rezar), había 12 cuadros de ángeles y 4 de temas religiosos. En otra sala baja, se encontraban 13 cuadros sobre la vida de la Virgen María y otros de diferentes devociones.

El oratorio tenía un cuadro de un "Santo Crucifijo", que se identificó como el Santo Cristo de Gracia. Esta era una devoción muy importante para Cristóbal, que venía de su pueblo natal, Las Navas del Marqués (Ávila), donde tiene su propia ermita.

La Hacienda en el Siglo XVIII

A principios del siglo XVIII, la propiedad de la hacienda se atribuye a Gabriel de Morales, quien se cree que construyó el caserío alrededor del año 1708. Es posible que él estuviera representando a sus sobrinos, los hijos de Cristóbal García de Segovia e Isabel Gabriela de Yngunza Morales.

La hacienda tiene una segunda entrada que lleva a un segundo patio, donde estaban los almacenes, los molinos de aceite y la zona de la casa principal. En esta entrada hay una inscripción del año 1712 y un escudo de armas, que podría ser de la familia García de Segovia. Se cree que esta ampliación fue diseñada por el arquitecto Juan Navarro entre 1708 y 1717.

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Posible escudo de armas de Cristóbal García de Segovia en la portada del segundo patio de la Hacienda Torrequemada.

En 1735, la hacienda fue comprada por el capellán real D. Jerónimo de Viergol y Rovira, en nombre de la Compañía de Jesús de la provincia de Chile. Por eso, la hacienda pasó a llamarse San Ignacio de Torrequemada. En septiembre de 1759, se hizo una valoración de la hacienda y sus bienes, que ascendió a 1.775.938 reales.

A pesar de esta alta valoración, su precio de venta fue mucho menor. En 1760, los jesuitas la vendieron por 700 mil reales. Los jesuitas la explotaron durante veinticinco años y luego la traspasaron a particulares, hasta llegar a los dueños actuales.

Descripción de la Hacienda

La Hacienda de San Ignacio de Torrequemada tiene una forma rectangular y está organizada alrededor de dos grandes patios que están conectados. En estos patios se distribuyen las áreas residenciales, agrícolas e industriales. La entrada principal es un arco que lleva al primer patio, que es el patio de trabajo. Dentro de este primer patio, se ve una segunda entrada que conecta con el segundo patio, que es de forma cuadrada. En este segundo patio se encuentra la casa principal, con una galería de columnas.

Áreas de Trabajo y Primer Patio

Las naves (edificios largos) relacionadas con los trabajos agrícolas y ganaderos están alrededor del primer patio. Están construidas de forma sencilla, con paredes continuas y aberturas para ventilación y acceso a las viviendas y almacenes. En la fachada principal se encuentra la primera entrada, que es un arco sencillo sin decoración.

A ambos lados de la entrada están las dependencias de los trabajadores. En los lados más cortos del patio hay pórticos con arcos de ladrillo sobre pilares gruesos. Desde estos pórticos se accede a las naves que originalmente eran establos. Este patio de trabajo es un complemento al segundo patio, donde, además de la casa principal y la capilla, se encuentran las naves destinadas al lagar y la almazara (molino de aceite), que son características importantes de la hacienda.

El Señorío y Segundo Patio

En la zona que conecta con la casa principal se encuentra la vivienda del casero. En un extremo de esta nave está la torre contrapeso del lagar, que se conecta con ambos patios. La segunda entrada, o entrada principal, es uno de los elementos barrocos más importantes de la hacienda. Simboliza el acceso al espacio noble o del propietario. Esta entrada tiene un arco decorado con placas y un frontón triangular. En el centro del frontón hay un óvalo con yeserías que parecen rayos de sol y un escudo de armas. Está flanqueada por pilastras con nichos que tienen imágenes de San Isidro Labrador y Santa Bárbara. La entrada está rematada con tres pequeños pináculos con bolas donde se puede leer la fecha de 1708.

Un elemento decorativo único de esta hacienda son los cuatro relojes de sol, pintados en color almagra, que flanquean las entradas interiores de ambos patios.

En el centro del patio principal se encuentra un aljibe (depósito de agua) con dos brocales de mármol. Junto a él, hay un gran árbol ficus. Este patio está rodeado por las estructuras más importantes de la hacienda. El lado izquierdo lo ocupa una nave única destinada al lagar, con grandes arcos que se apoyan en columnas toscanas.

En el exterior, tiene una galería con arcos enmarcados por alfices que descansan sobre columnas de mármol. En la nave opuesta se encuentra la almazara, dividida en dos zonas, con la torre contrapeso en el centro.

En el interior de la almazara, hay muchas tinajas grandes alineadas. En la parte delantera, con salida al patio, hay aberturas que conectan con varias dependencias para diferentes usos. La zona de la casa principal tiene un pórtico similar al anterior. Esta área de vivienda se organiza alrededor de un gran salón central, desde donde se accede a las diferentes habitaciones y a otro pórtico trasero.

En los techos de las habitaciones laterales hay pinturas de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, enmarcadas con decoración barroca. Estas pinturas hacen referencia a los fundadores jesuitas y a la presencia de esta orden en la hacienda. En el exterior de la casa principal, en el extremo noreste, se ve una torre mirador de tres alturas. En la primera planta tiene balcones con barandillas de hierro forjado, y en la segunda, ventanas rectangulares flanqueadas por pilastras. Encima de este nivel hay una terraza con barandillas de hierro forjado.

Capilla y Jardín

En el lado izquierdo, desde el pórtico de la casa principal, se encuentra la capilla barroca. La entrada a la capilla está precedida por un pasillo cerrado por una robusta reja. Dentro de la capilla, en la pared del fondo, hay un hermoso retablo del siglo XVIII de madera sin dorar, con imágenes religiosas en sus tres nichos. Los techos son de bóvedas de arista.

Detrás de esta nave, cuya fachada trasera tiene un segundo pórtico, se encuentra el actual jardín, que antes era una huerta. Es un espacio amplio rodeado por un muro. En el jardín hay una noria antigua y una alberca para regar las plantas y árboles, entre los que destaca una gran araucaria.

Debajo de la casa principal hay un sótano abovedado que, según la tradición, fue usado como cárcel. Los tejados son de teja árabe y los techos tienen grandes vigas de madera tanto en los pórticos de los patios como en los pasillos interiores de la casa principal. En el lagar y la almazara, en su parte central, destacan los techos a dos aguas con tirantes de madera.

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