Flora de Córdoba para niños
Datos para niños Flora de Córdoba |
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Imagen de Santa Flora en altar mayor de la Catedral de Córdoba
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Información personal | ||
Nacimiento | valor desconocido Córdoba, España |
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Fallecimiento | 851 Córdoba, España |
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Causa de muerte | Degollación | |
Religión | Cristiano | |
Información profesional | ||
Ocupación | Memorialista | |
Información religiosa | ||
Canonización | Santo | |
Festividad | 24 de noviembre | |
Venerada en | Iglesia Católica | |
Flora de Córdoba fue una mujer mozárabe del siglo IX, considerada santa por la Iglesia católica, que fue martirizada en tiempo de Abderramán II.
Flora de Córdoba y María de Córdoba fueron compañeras de martirio.
Los martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, el del obispo Equilino y el Romano recogen la historia de estas dos vírgenes mártires de Córdoba. Tal vez ello haya tenido que ver en la repercusión que debió tener el doble martirio en España en el siglo IX y explique la rápida difusión de su culto.
Contexto histórico
En la década 850-860 tuvieron lugar en Córdoba persecuciones religiosas contra los cristianos que se saldaron con la muerte de unos cincuenta mártires mozárabes.
En Al-Ándalus, hasta el siglo XI, la Iglesia mantuvo su organización, si bien en situación muy precaria. Los mozárabes, cristianos hispanos, mantenían su organización, cultura y religión, con cierta cobertura legal, pagaban sus impuestos y respetaban la autoridad del emir. Sin embargo, tenían ciertas restricciones con respecto a los musulmanes con el fin de incitarlos a que se convirtieran al Islam.
Hagiografía
La fuente más fiable sobre las vidas y martirios de Flora y María es San Eulogio, que las conoció personalmente y fue testigo de su martirio.
Flora nació en Córdoba. Era hija de madre cristiana, natural de Ausinianos (la actual Villarrubia de Córdoba), y de padre musulmán, natural de Sevilla, que se establecieron en Córdoba. El matrimonio tenía varias hijas y un hijo. Flora era la más joven. Las hermanas fueron educadas en la fe cristiana de su madre y el hijo en la musulmana de su padre. Flora era devota, austera y observadora de su religión, practicando ayuno a diario. En edad adolescente, Flora y sus hermanos quedaron huérfanos de padre. Hasta ese momento había practicado libremente el cristianismo, pero, a partir de entonces, su hermano, de fe musulmana, intentó la conversión de sus hermanas. Las hermanas se convierten pero Flora se mantiene firme en sus creencias. Flora finalmente huye y se esconde, pero ante las represalias que su hermano está tomando con algunos clérigos a los que acusaba de esconderla, regresó a casa. Allí se ratifica en su fe. El hermano la intenta convencer con promesa y amenazas. Como Flora no cede, su hermano la lleva ante el tribunal, donde confiesa ante el cadí el ser cristiana y el haber consagrado a Dios su virginidad. No reniega de su fe y nuevamente huye. Permanece un tiempo en casa de un cristiano y luego en Osaria, la actual Torredonjimeno. Se encontró con María en la iglesia de San Acisclo cuando rezaba para soportar el martirio. Decidieron entregarse juntas. María fue condenada por blasfemia tras condenar a Mahoma ante el tribunal y Flora por apostasía, en 851.
Las cabezas de Flora y María se depositaron en la iglesia de san Acisclo.