Elisa Mendoza Tenorio para niños
Elisa Mendoza Tenorio (nacida en Barcelona en 1856 y fallecida en Madrid el 26 de diciembre de 1929) fue una destacada actriz española del siglo XIX. Se hizo muy conocida por sus actuaciones en importantes teatros de Madrid, como el Teatro Español y el Teatro de la Comedia.
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¿Quién fue Elisa Mendoza Tenorio?
Elisa Mendoza Tenorio fue una figura importante en el teatro español de su época. Su talento la llevó a ser una de las actrices más reconocidas en los escenarios de Madrid.
Sus primeros años y formación
Elisa nació en una familia ligada al teatro. Su padre era un apuntador, la persona que ayuda a los actores con sus líneas durante una obra. Su madre, Rosita Tenorio, también era una actriz de comedia.
Elisa fue una alumna muy aplicada de la famosa actriz Matilde Díez. Siguió los pasos de otras grandes actrices como Teodora Lamadrid y Elisa Boldún.
Una carrera brillante en el teatro
Elisa Mendoza Tenorio brilló especialmente en las obras de comedia. Sin embargo, también participó en importantes dramas románticos. Algunas de las obras en las que actuó incluyen:
- Los amantes de Teruel
- Don Juan Tenorio
- El vergonzoso en palacio
También formó parte del elenco de muchas obras españolas del siglo XIX, como:
- Un drama nuevo
- La niña boba
- Redimir al cautivo
- La bola de nieve
- Lo positivo
- La Fornarina
Además, interpretó personajes memorables como:
- Margarita en La muerte en los labios
- Beatriz en El seno de la muerte
- Martina en La mariposa
- Sucel en El amigo Fritz
- Petra en La pasionaria
- Teodora en El gran galeoto
- Consuelo en la obra del mismo nombre de López de Ayala
Su vida personal
Elisa estuvo comprometida con el escritor Adelardo López de Ayala hasta que él falleció en 1879. Más tarde, se casó con el pediatra Manuel Tolosa Latour. Después de su matrimonio, Elisa decidió dejar los escenarios. Quedó viuda en 1919.
¿Qué decían de ella?
Los críticos de teatro Narciso Díaz de Escobar y Francisco Lasso de la Vega elogiaron mucho a Elisa Mendoza. Decían que era "sobresaliente en los largos parlamentos del teatro antiguo". Explicaban que, cuando ella recitaba, sus palabras eran tan suaves y agradables como "los ecos de música lejana" o "el murmullo de las aguas en una tarde tranquila".
