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Complot de la Ascensión para niños

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El Complot de la Ascensión es el nombre de un plan que no tuvo éxito en 1809 en Barcelona. Su objetivo era resistir a las tropas francesas que estaban en la ciudad, durante la Guerra de la Independencia de España.

Historia del Complot de la Ascensión

Desde el 13 de febrero de 1808, cuando las tropas francesas, dirigidas por el general Guillaume Philibert Duhesme, llegaron a Barcelona, hubo varios planes para organizar una resistencia. El más grande de estos planes estaba programado para el 7 de mayo de 1809, pero luego se cambió la fecha a la medianoche del 12 de mayo, justo antes del Día de la Ascensión.

¿Cómo se planeó la resistencia?

El plan era que unas 8000 personas de la ciudad se levantaran en resistencia. Contaban con el apoyo del ejército español y de grupos de ciudadanos armados (el somatén) que esperarían fuera de las murallas de la ciudad. También esperaban la ayuda de barcos ingleses que estaban bloqueando el puerto.

Para que las tropas pudieran entrar, los organizadores del plan contaban con la ayuda secreta de dos capitanes italianos del ejército francés, Dottori y Provana. A ellos se les había prometido una recompensa a cambio de que abrieran las puertas de la ciudad desde dentro. Una vez que se tomara la fortaleza de Montjuïc, una señal avisaría a los ciudadanos armados para que comenzaran la resistencia, haciendo sonar las campanas de varias iglesias.

Sin embargo, la señal nunca se dio por razones que no se conocen, y el plan no pudo llevarse a cabo. En los días siguientes, uno de los capitanes que había prometido ayudar, Provana, informó a los franceses. Esto permitió que detuvieran a muchos de los que estaban involucrados en el plan.

Las detenciones y el juicio

El 14 de mayo, el capitán Provana citó en su casa a dos de los principales organizadores del complot: Salvador Aulet, un comerciante, y Juan Massana, un funcionario. La reunión era en realidad una trampa, y ambos fueron arrestados por el jefe de policía, Ramon Casanova. Al día siguiente, fueron detenidos, entre otros, el doctor Joaquín Pou, que era sacerdote, Juan Gallifa, otro sacerdote, y José Navarro, un militar que ya había sido capturado en combate meses antes.

Archivo:Estampas de la Guerra de la Independencia (5)
Grabado que muestra la entrega de Mas, Portet y Lastortras. Después de tres días escondidos en el órgano de la Catedral, la policía los ayuda con vino.

El 2 de junio, dieciocho de los detenidos fueron juzgados por un tribunal militar en la casa del gobernador de la ciudadela. Además de Salvador Aulet, Juan Massana, Juan Gallifa, Joaquín Pou y José Navarro, también fueron juzgados Francisco Compte, Juan Macià, Salvador y Jaime Vilanova, Domingo Aumatell, Josep Mas, Magín Closas, y varios religiosos: los padres franciscanos Francisco Masramon y Gabriel Mallol, los frailes capuchinos Miguel de Figueras y Mariano de Montblanc, y los sacerdotes Carlos Calafell y Francisco Deop.

Massana, Aulet, Gallifa, Pou y Navarro fueron castigados con la pena máxima. El resto de los acusados fueron liberados, excepto Juan Macià, Salvador Vilanova y Domingo Aumatell, que siguieron detenidos para una investigación más profunda. A Francisco Compte, aunque al principio se le impuso la pena máxima, se le cambió por prisión hasta que España estuviera en paz.

El castigo de los implicados

Pou, Gallifa, Aulet, Navarro y Massana, en ese orden, perdieron la vida la tarde del 3 de junio de 1809. Esto ocurrió en un lugar especial cerca de la Ciudadela. Los dos primeros, por ser sacerdotes, fueron castigados de una manera, y los demás de otra.

Mientras esto sucedía, otros tres participantes en la resistencia, el carpintero Ramon Mas, el espartero Julián Portet y el cerrajero Pedro Lastortras, hicieron sonar las campanas de la Catedral de Barcelona para intentar detener los castigos. Las tropas francesas los acorralaron en el templo, y ellos resistieron tres días sin comer ni beber, escondidos en los fuelles del órgano. Finalmente, se entregaron a sus perseguidores, después de que les prometieran que serían tratados con clemencia, aunque esta promesa no se cumplió. Ellos también fueron juzgados, encontrados culpables de resistencia y perdieron la vida el 27 de junio de 1809.

Recordando a los héroes

Archivo:62 Als màrtirs de la independència, de Josep Llimona
Escultura de Josep Llimona en el monumento a los «A los mártires de la independencia», que representa a Salvador Aulet, Juan Massana, el subteniente Navarro y los padres Gallifa y Pou.

En 1815, cuando terminó la Guerra de la Independencia de España, los restos de las ocho personas que perdieron la vida fueron llevados a la catedral para ser enterrados en la sacristía. En 1884, el Ayuntamiento de Barcelona encargó una escultura del padre Joan Gallifa para el nuevo Parque de la Ciudadela. Sin embargo, la escultura no fue del agrado de las autoridades y no se instaló.

En 1909, al cumplirse cien años de estos eventos, se creó una comisión para recordar a estas personas. Esta comisión encargó al arquitecto Augusto Font un lugar especial en una capilla de la Catedral, donde se trasladaron los restos de los ocho en 1911.

Más tarde, en 1927, el Ayuntamiento decidió dedicar una calle a cada uno de los que perdieron la vida. Se eligieron ocho calles cerca de la nueva Vía Layetana. Ese mismo año, se planeó un gran monumento en su memoria, que se ubicaría en una plaza nueva, la plaza Garriga i Bachs, frente a la puerta del claustro de la Catedral. El diseño de la plaza y del monumento «A los mártires de la independencia» fue encargado al arquitecto Pere Benavent de Barberà y se inauguró, aunque incompleto, en 1929. En 1941, el monumento fue reinaugurado con la adición de un grupo de esculturas de Josep Llimona que representa en bronce a Aulet, Massana, Gallifa, Pou y Navarro.

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