Clero en la Nueva España para niños
La Iglesia Católica tuvo un papel muy importante en la historia de la Nueva España, que es como se llamaba a México en la época en que era parte del Imperio español. Esto se debe a que la Corona española, es decir, los reyes de España, tenían una relación muy cercana con la Iglesia. Los reyes de España eran descendientes de los Reyes Católicos y su gobierno estaba muy unido a la fe católica. Fue el rey Felipe II quien impulsó la llegada de los primeros religiosos a Nueva España en el siglo XVI.
Estos religiosos, que formaban parte de las órdenes, fueron los encargados de enseñar el catolicismo en las tierras recién conquistadas por España. A veces, cuando se estudia la historia de esa época, no se le da suficiente importancia al papel que tuvieron las órdenes religiosas en la aceptación de la autoridad española por parte de los pueblos indígenas. Se suele destacar más la parte militar de la conquista.
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La importancia de la fe en la Nueva España
Al principio, este grupo de personas estaba formado solo por frailes y misioneros. Su trabajo fue fundamental para el éxito de la presencia española, ya que se encargaron de la parte espiritual y de las ideas durante la conquista.
Aunque la religión católica era completamente nueva para los pueblos indígenas, también es cierto que había algunas cosas parecidas entre sus creencias y las católicas. Por ejemplo, ambos creían en la vida después de la muerte y en que habría recompensas o castigos. Para lograr que todos estuvieran unidos, era necesario que compartieran una misma forma de pensar en lo religioso. Aquí fue muy importante la llegada de la fe católica, que se vio facilitada por esas similitudes.
Fue en este punto donde el trabajo de los clérigos se volvió realmente importante. Una conquista espiritual no podía hacerse de la misma manera que una conquista con armas. Era necesario cambiar la imagen del español rudo y agresivo. Así, hombres con una actitud de humildad y muy dedicados a sus votos religiosos fueron perfectos para esta tarea.
Las diferentes órdenes religiosas lograron que los dioses indígenas fueran reemplazados por imágenes católicas. Pero lo hicieron a través del ejemplo y la persuasión, no por la fuerza. Consiguieron crear un sentido de identidad al convivir con los grupos indígenas, aprender sus idiomas e incluso protegerlos de algunos conquistadores.
Las órdenes religiosas y su labor

Los primeros clérigos que llegaron a las tierras indígenas fueron elegidos cuidadosamente por la Corona española. Los franciscanos fueron los primeros en llegar a Veracruz en 1524. Antes de ellos, llegaron tres personas importantes: Fray Juan de Agora, Fray Juan de Tecto y Fray Pedro de Gante. Los franciscanos, junto con otras órdenes, fueron los principales en enseñar la fe a los indígenas.
Después de los franciscanos, llegaron a Nueva España las órdenes de los dominicos, agustinos y jesuitas en 1526, 1533 y 1572, respectivamente. También llegaron carmelitas, mercedarios y juaninos. Además, hubo una orden fundada en América: los betlemitas, que se establecieron en Guatemala en el año 1656.
Todas las órdenes religiosas se preocuparon no solo por difundir la fe entre los indígenas, sino también por mejorar su bienestar. Por ejemplo, la orden franciscana fundó hospitales; los dominicos, conventos y escuelas donde se enseñaban oficios; los agustinos, orfanatos; y los jesuitas, instituciones educativas. Además, siempre mantuvieron una actitud de servicio y humildad.
Ellos entendieron que no se trataba solo de una conquista militar y un cambio forzado de creencias. Pensaban que debía haber un proceso de cambio religioso, social y cultural, donde se educara y se mejorara la calidad de vida de la sociedad de Nueva España.
Intereses de la Corona española
Aunque todo lo que hicieron los religiosos fue de gran ayuda para muchos pueblos indígenas, España también tenía sus propios intereses. La conversión de los indígenas a la fe católica y la tarea de sacarlos de la "ignorancia religiosa" fue la excusa perfecta para que España justificara ante otros países europeos su control militar, el aprovechamiento de los recursos y su influencia en el gobierno de estas tierras.
Además, la creación de universidades, que tuvo efectos positivos, también venía de los intereses de las autoridades católicas y de la Corona española. Ellos querían formar a muchos clérigos que sirvieran tanto al rey como al sumo pontífice. Educar a los indígenas no fue "solamente por el interés humanístico de los primeros evangelizadores; se necesitaba de la nobleza local para el control político y del tributo".
Finalmente, después de que se estableció el diezmo (un impuesto para la Iglesia), los españoles vieron en Nueva España una gran oportunidad para obtener riquezas. Sin embargo, este impuesto terminó enriqueciendo principalmente a la Corona española.
Del clero regular al secular
Con el paso de los años, y especialmente después de que terminó la evangelización, apareció en Nueva España el clero secular. El clero regular, que eran las órdenes religiosas, fue perdiendo importancia y fue reemplazado por el secular.
Esto ocurrió, en primer lugar, por la secularización de los templos indígenas en el siglo XIX, por orden de los reyes de España. Estas iglesias estaban en manos de las órdenes religiosas, pero con la orden de los reyes, pasaron a ser dirigidas por sacerdotes del clero secular. Así, los religiosos de las órdenes fueron enviados a lugares más apartados.
El cambio de las órdenes religiosas se hizo aún más grande con la expulsión de algunas de ellas. Por ejemplo, la orden de los jesuitas fue expulsada de Nueva España por Carlos III en 1767. De igual manera, la orden betlemita fue expulsada en 1821, a pesar de que se encargaba de hospitales y escuelas.
De esta forma, todo lo relacionado con la religión en Nueva España quedó a cargo del clero secular. A diferencia de las primeras órdenes, estos clérigos a veces tenían una actitud más interesada en el dinero y actuaban por su propio beneficio. Eran sacerdotes que no hacían los mismos votos religiosos y no estaban sujetos a reglas estrictas, como sí lo estaban los miembros de las órdenes religiosas.
La Corona española decidió que la Iglesia en Nueva España fuera secular porque estos clérigos podían ayudar a aumentar los ingresos económicos de la Iglesia. Por eso, fueron ellos quienes introdujeron el impuesto del diezmo, que al final se convirtió en una ganancia para el reino español.
Finalmente, ya en el siglo XVIII, la misma Corona española limitaría las funciones de la Iglesia en la Nueva España, debido al gran poder, sobre todo económico, que estaba adquiriendo. La Real Cédula, dictada por el Virrey Carlos Francisco, fue la que puso fin a las relaciones económicas directas entre la Iglesia y la realeza española.
Aunque las intenciones y acciones de los clérigos seculares no siempre fueron las más generosas, también es cierto que dejaron un importante legado en la arquitectura. Ellos fueron quienes construyeron muchas catedrales, iglesias y oratorios.