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Cirrosis hepática para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Cirrosis hepática

Cirrosis de hígado visto axialmente con tomografía computada de abdomen
Especialidad gastroenterología
hepatología
Síntomas Cansancio, picazón, hinchazón en la parte inferior de las piernas, ictericia, aparición de moretones con facilidad, acumulación de líquido en el abdomen
Complicaciones Peritonitis bacteriana espontánea, encefalopatía hepática, venas dilatadas en el esófago, cáncer de hígado

La cirrosis hepática es una enfermedad grave que afecta al hígado. Ocurre cuando el tejido sano del hígado se daña y es reemplazado por tejido cicatricial. Este daño es el resultado final de varias enfermedades crónicas que afectan al hígado durante mucho tiempo.

Cuando el hígado tiene cirrosis, le cuesta mucho más funcionar correctamente. La gravedad de la cirrosis depende de cuánto daño tenga el hígado y de si aún puede realizar sus tareas importantes.

¿Qué tan común es la cirrosis hepática?

Archivo:Cirrhosis of the liver world map-Deaths per million persons-WHO2012
Años de vida perdidos por millón de habitantes debido a cirrosis hepática en 2012.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que cada año, alrededor de 27.000 personas en países desarrollados fallecen a causa de la cirrosis hepática.

En España, esta enfermedad afecta a 4 de cada 10.000 personas. Una parte importante de estos casos se desarrolla debido a ciertas sustancias que dañan el hígado con el tiempo.

¿Cómo cambia el hígado con la cirrosis?

La principal característica de la cirrosis es la presencia de fibrosis. Esto significa que se acumulan fibras de colágeno en el hígado. Imagina que estas fibras forman una especie de red dentro del hígado.

Para que se diagnostique cirrosis, esta red de fibras debe rodear y aislar áreas de tejido hepático, formando lo que se llaman nódulos. Esto cambia la estructura normal del hígado y dificulta que las células hepáticas (hepatocitos) se conecten con los vasos sanguíneos. Así, al hígado le cuesta más hacer su trabajo de limpiar la sangre y producir sustancias importantes.

Esta alteración, donde las fibras forman nódulos de regeneración, es clave para el diagnóstico de la cirrosis. Hay otras enfermedades del hígado que también tienen fibrosis, pero no se consideran cirrosis si no forman estos nódulos.

¿Qué causa la cirrosis hepática?

Las causas más comunes de cirrosis en muchos países son:

  • El consumo excesivo de ciertas sustancias que dañan el hígado a largo plazo.
  • Infecciones crónicas por virus de la hepatitis C.
  • Otros virus, como el de la hepatitis B o una combinación de hepatitis B y hepatitis D.
  • Enfermedades del sistema inmunitario, como la cirrosis biliar primaria, donde el cuerpo ataca por error sus propias células hepáticas.
  • Cirrosis criptogénica: cuando no se conoce la causa.
  • Enfermedades que afectan el flujo de la bilis desde el hígado, como la colangitis esclerosante primaria.
  • Problemas metabólicos hereditarios, como la hemocromatosis (exceso de hierro) o la enfermedad de Wilson (exceso de cobre). También problemas metabólicos adquiridos, como la esteatohepatitis no alcohólica, que a veces se relaciona con la diabetes.
  • Otras causas incluyen hepatitis autoinmune y el daño por ciertos medicamentos o químicos.

Es importante saber que la mayoría de estas enfermedades necesitan muchos años para causar cirrosis. Además, no todas las personas con estas condiciones desarrollan cirrosis.

¿Cómo se desarrolla la cirrosis?

Cuando el hígado sufre un daño, responde con un proceso llamado inflamación. Con la inflamación, el hígado intenta reparar el daño. Si el daño es leve, el hígado puede recuperarse y volver a la normalidad.

Sin embargo, si el daño es muy fuerte o dura mucho tiempo, el proceso de inflamación puede llevar a la fibrosis. En lugar de reparar el tejido dañado con tejido sano, el hígado lo reemplaza con tejido cicatricial. Si esta fibrosis avanza y el hígado intenta regenerarse de forma anormal, se produce la cirrosis.

La forma en que el hígado responde al daño depende de la causa y de las características de cada persona.

¿Cuáles son las etapas de la cirrosis?

La cirrosis tiene dos etapas principales:

  • Cirrosis compensada: En esta fase, el hígado aún puede funcionar lo suficientemente bien como para que la persona no tenga síntomas o estos sean muy leves. Muchas personas con cirrosis compensada no saben que la tienen. En esta etapa, la esperanza de vida puede ser similar a la de una persona sana.
  • Cirrosis descompensada: Esta etapa ocurre cuando el hígado ya no puede funcionar correctamente y aparecen complicaciones graves.

Las complicaciones que indican que la cirrosis está descompensada incluyen:

  • Ascitis: Acumulación de líquido en el abdomen, lo que hace que la barriga se hinche. Este líquido puede infectarse.
  • Síndrome hepatorrenal: Un problema grave de los riñones que ocurre porque el hígado no funciona bien.
  • Encefalopatía hepática: Un problema cerebral que causa confusión, cambios de humor o dificultad para concentrarse. Esto sucede porque el hígado no puede eliminar sustancias tóxicas de la sangre, como el amoníaco, que afectan al cerebro.
  • Hemorragia digestiva: Sangrado de venas dilatadas en el esófago (tubo que va de la boca al estómago).
  • Ictericia: La piel y los ojos se ponen amarillos debido a la acumulación de una sustancia llamada bilirrubina.

La cirrosis descompensada es una señal de que la enfermedad está muy avanzada y puede reducir la esperanza de vida.

Dos factores importantes que contribuyen a estas complicaciones son:

  • La hipertensión portal: un aumento de la presión en la vena que lleva la sangre al hígado.
  • La insuficiencia hepatocelular: cuando las células del hígado no funcionan bien.

Además, las personas con cirrosis tienen un mayor riesgo de desarrollar hepatocarcinoma, un tipo de cáncer de hígado.

¿Qué síntomas presenta la cirrosis?

A menudo, la cirrosis se descubre por casualidad, ya que en la fase compensada los síntomas pueden ser muy leves o inespecíficos, como cansancio, problemas de digestión o fiebre. Puede detectarse en un examen físico de rutina, por cambios en los análisis de sangre del hígado o por pruebas de hepatitis.

Algunos signos que pueden aparecer en la piel son:

  • Arañas vasculares: Pequeñas manchas rojas con vasos sanguíneos que parecen patas de araña, especialmente en la parte superior del cuerpo.
  • Eritema palmar: Enrojecimiento de las palmas de las manos.
  • En casos de cirrosis relacionada con ciertas sustancias, puede haber hinchazón de las glándulas salivales o una contractura en los dedos de la mano (contractura de Dupuytren).

A veces, aparecen manchas amarillentas en los párpados (xantelasmas), sobre todo en enfermedades que afectan el flujo de la bilis. En una enfermedad rara llamada enfermedad de Wilson, puede aparecer un anillo de color pardo-verdoso alrededor del ojo (anillo de Kayser-Fleischer).

Al examinar el abdomen, el hígado puede sentirse más grande de lo normal, con una superficie irregular y dura. Sin embargo, en etapas muy avanzadas, el hígado puede encogerse y ser difícil de palpar.

Si hay dolor abdominal, podría ser señal de otro problema, como una inflamación del páncreas o cálculos biliares.

El bazo también puede agrandarse (esplenomegalia) y pueden verse venas dilatadas bajo la piel del abdomen, lo que indica hipertensión portal. Cuando estas venas dilatadas se ven alrededor del ombligo, se les llama "cabeza de Medusa".

La hipertensión portal también puede causar ascitis, que se nota como un aumento del tamaño del abdomen. Las hernias en el abdomen, especialmente alrededor del ombligo, son comunes cuando hay ascitis, al igual que la hinchazón en las piernas.

Los cambios hormonales son frecuentes en la cirrosis. En los hombres, puede haber atrofia testicular y disminución del deseo. En las mujeres, pueden presentarse alteraciones menstruales.

La ictericia (piel y ojos amarillos) es un signo común en la cirrosis descompensada y suele indicar una enfermedad avanzada.

En la cirrosis descompensada, pueden aparecer moretones fácilmente, sangrado de nariz o encías, debido a problemas de coagulación de la sangre.

Algunos pacientes pueden tener un olor dulzón característico en el aliento, llamado hedor hepático.

Además, es común que las personas con cirrosis presenten desnutrición, con pérdida de masa muscular y grasa corporal.

¿Cómo se diagnostica la cirrosis?

Archivo:Cirrhosis high mag
Micrografía mostrando cirrosis. Tinción tricrómica.

Para diagnosticar la cirrosis hepática, a menudo se usan métodos no invasivos. Estos incluyen pruebas de imagen como la ecografía y análisis de sangre. La biopsia hepática (tomar una pequeña muestra del hígado para examinarla) se usa hoy en día solo en casos específicos.

Existe una herramienta llamada índice FIB-4 que ayuda a evaluar el grado de fibrosis en el hígado sin necesidad de una biopsia. Este índice se calcula usando la edad del paciente, el número de plaquetas en la sangre y los niveles de dos enzimas hepáticas (AST y ALT).

La fórmula para calcular el FIB-4 es: FIB4 = (Edad*AST)/(Plaquetas*\surd(ALT))

Si el resultado del FIB-4 es bajo (menos de 1.45), es muy probable que no haya fibrosis avanzada. Si el resultado es alto (más de 3.25), es muy probable que sí haya fibrosis avanzada. Este índice puede ayudar a los médicos a decidir si es necesaria una biopsia.

¿Cómo se clasifica la cirrosis?

Pronóstico de la enfermedad

La gravedad de la cirrosis y el pronóstico (lo que se espera de la enfermedad) se calculan a menudo usando la escala Child-Pugh. Este sistema toma en cuenta los resultados de análisis de sangre (bilirrubina, albúmina e INR) y la presencia de ascitis y encefalopatía hepática.

Escala Child-Pugh
Clase Puntos Función hepática Pronóstico Mortalidad posterior cirugía abdominal
Child-Pugh Clase A 5–6 puntos Buena función hepática 15–20 años 10%
Child-Pugh Clase B 7–9 puntos Función hepática comprometida 30%
Child-Pugh Clase C 10–15 puntos Insuficiencia hepática avanzada 1–3 años 82%

¿Cómo se puede prevenir la cirrosis?

Para prevenir la cirrosis, es muy importante:

  • Evitar el consumo de sustancias que dañan el hígado.
  • Moderar el consumo de sal.
  • Consultar a un médico si se sospecha de alguna enfermedad hepática crónica que pueda llevar a cirrosis.
  • Si ya se tiene una enfermedad hepática, visitar al médico regularmente para ver si es tratable y evitar que progrese.
  • Evitar el uso de medicamentos o sustancias químicas que puedan ser tóxicas para el hígado sin supervisión médica.
  • No compartir agujas o jeringas con otras personas.
  • Vacunarse contra enfermedades como la hepatitis B.

¿Cómo se trata la cirrosis?

La cirrosis en sí misma no tiene una cura específica, ya que el daño al hígado suele ser irreversible. Sin embargo, se pueden tratar las enfermedades que la causan para evitar o retrasar su avance.

También se pueden tratar las complicaciones de la cirrosis, como las hemorragias digestivas, la ascitis y la encefalopatía hepática. Estos tratamientos siempre deben ser indicados por un médico.

El tratamiento más definitivo para la cirrosis avanzada es el trasplante hepático. Este se considera para pacientes cuya esperanza de vida es menor de dos años debido a la cirrosis, y que no tienen otras razones que impidan el trasplante.

A través de la alimentación y ciertos medicamentos, se puede mejorar la función mental que a veces se ve afectada por la cirrosis. Por ejemplo, reducir el consumo de proteínas puede ayudar a que se formen menos toxinas en el sistema digestivo. Algunos laxantes también pueden ayudar a eliminar toxinas más rápidamente.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Cirrhosis Facts for Kids

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Cirrosis hepática para Niños. Enciclopedia Kiddle.