Alfar romano del Cerro de Ceuta para niños
El alfar romano del Cerro de Ceuta es un antiguo taller de cerámica de la época romana. Se encuentra cerca de Puerto Real, en la provincia de Cádiz, España. Con una altura máxima de 53 metros, este cerro domina la bahía de Cádiz, desde San Fernando hasta Rota. Su elevación y buena visibilidad lo hicieron un lugar ideal para que las personas se asentaran y dejaran huellas de su pasado.
De tiempos más recientes, se conservan una noria (para sacar agua), un horno de cerámica rectangular y las ruinas de una casa. Durante la Guerra del Francés, cuando los franceses ocuparon Puerto Real, instalaron una batería de cañones en el Cerro de Ceuta. Esta batería era parte de su estrategia contra Cádiz, pero fue destruida cuando el ejército enemigo se retiró.
Otras huellas de la actividad humana en el cerro son los "barreros", que eran canteras de donde se extraía arcilla hasta principios de este siglo. Es probable que estos "barreros" hayan sido una fuente tradicional de barro para los talleres de cerámica de la zona desde la antigüedad. Hoy en día, hay instalaciones para el suministro de agua a las ciudades cercanas, incluyendo un gran depósito. Todos estos rastros de actividad humana han motivado un estudio detallado del lugar. Gracias a ello, se han encontrado al menos dos hornos romanos usados para fabricar ánforas, que son el tema principal de este artículo.
Contenido
¿Dónde se encuentra y qué se ha descubierto?
Al explorar la cima del cerro, se puede entender cómo están distribuidos los restos arqueológicos. Se han identificado varias zonas importantes:
- Una zona de producción, donde se encontraron dos hornos de cerámica.
- Una zona de vivienda, donde estaban los restos de una villa romana, que fue destruida por una cantera.
- Una zona de donde se extraía la materia prima, es decir, la arcilla.
La zona de producción de cerámica
A diferencia de otros sitios arqueológicos de la región, este lugar en el Cerro de Ceuta no ha sido afectado por el arado. Esto significa que no se encuentran muchos restos en la superficie. Sin embargo, la cantidad, disposición y tipo de materiales encontrados en dos áreas específicas sugieren la existencia de dos hornos.
Horno 1: ¿Cómo se identificó?
Este horno se identificó por una acumulación de escombros alrededor de una depresión circular de unos 8 metros de diámetro. Parte de este horno fue afectado por la construcción de los depósitos de agua cercanos. Las obras en una casa cercana dejaron al descubierto una parte de los escombros, lo que permitió recoger información más completa. Lo que se veía en la superficie estaba muy roto y desgastado. En el corte del terreno, se encontraron cenizas, ladrillos de adobe, piezas de cerámica mal cocidas y muchos fragmentos de cerámica. Todos estos elementos son típicos de los desechos de un proceso de producción de cerámica y confirman la existencia de este horno, que antes solo se intuía.
Horno 2: ¿Qué indicios hay?
Este segundo horno no es tan fácil de ver como el primero, ya que no hay una depresión en el terreno ni ha sido afectado por movimientos de tierra. Su existencia se deduce solo por la presencia de una concentración de fragmentos de cerámica, claramente separada de la del Horno 1, y con una forma también circular.
La zona de vivienda
Es probable que esta zona estuviera relacionada con los hornos, pero su destrucción ha impedido conectar ambos lugares. Aunque fue mencionada por María Josefa Jiménez Cisneros, la información es confusa y poco clara, lo que hace difícil usar la mayoría de los datos recopilados.
La zona de extracción de arcillas
Esta área, conocida como los "barreros", debió ser un lugar tradicional para obtener arcilla. Aunque se siguió usando hasta este siglo, seguramente suministró materia prima a los talleres de cerámica de Puerto Real. Es lógico pensar que su explotación comenzó con la instalación del taller romano en sus cercanías. Solo análisis específicos de las pastas de cerámica podrían confirmar esto. La continuidad en su uso indicaría la buena calidad de sus arcillas.
Los materiales estudiados provienen del Horno 1, de la zona de desechos afectada por los movimientos de tierra. Son fragmentos, lo que dificulta saber qué tipos de ánforas se producían allí. La información es parcial y limitada, y solo una excavación completa podría ampliarla.
Las pastas de cerámica
Las pastas de cerámica que más se encuentran son de un color rojizo intenso. También hay muchas pastas amarillentas, que se vuelven verdosas en las piezas que se cocieron a temperaturas muy altas. La textura es uniforme y compacta, con materiales desengrasantes (que ayudan a que la arcilla no se agriete) de tamaño mediano, aunque a veces aparecen más gruesos.
Tipos de vasijas encontradas
La producción principal de este alfar eran las ánforas. Sin embargo, también se han encontrado piezas que sugieren que, ocasionalmente, se producía cerámica de uso común.
Ánforas: ¿Cómo eran?
- Bocas. Todos los fragmentos de boca encontrados tienen una forma similar.
- Cuello. Por la forma y el tamaño de los cuellos, se pueden distinguir dos tipos de ánforas:
- Un tipo con un cuello muy corto (7-8 centímetros), con un diámetro interior de unos 13 centímetros.
- Un segundo tipo, con un cuello más largo (12-14 centímetros), con un diámetro interior un poco menor (10 centímetros).
- Asas. En general, eran cortas, midiendo entre 13 y 16 centímetros. Tenían una sección ovalada o aplanada. Presentan una parte superior estriada, con una ranura profunda en el centro, a lo largo. Otros ejemplos tienen varias ranuras menos marcadas.
- Pivotes (la parte inferior puntiaguda de las ánforas) de varios tipos, que se pueden agrupar en dos:
- Pivotes macizos con forma puntiaguda o en V.
- Pivotes huecos, con base plana o en U, que tienen variantes con diferentes proporciones.
Cerámica de uso diario
Dos piezas demuestran que también se producían objetos para el uso cotidiano, aunque en menor cantidad. La primera es un fragmento de la parte central de una vasija grande, con una decoración hecha con pellizcos en el barro fresco, enmarcada por líneas paralelas grabadas en la parte superior. Un segundo fragmento es de un cuenco con paredes cónicas, sin decoración, que era un tipo de vajilla muy común.
En el yacimiento se han encontrado dos marcas de alfarero. La primera es una marca pintada antes de la cocción sobre un pivote. La segunda es un sello encontrado en un trozo de la parte central de una vasija. El mal estado y lo cortas que son las letras conservadas impiden saber más, a menos que se encuentren nuevos ejemplos.
¿De qué época son y qué tipos se producían?
Debido a que el material estudiado es escaso y está muy fragmentado, solo se puede hacer una idea aproximada de los tipos de vasijas y de su antigüedad. La producción de ánforas encontrada pertenece a la serie conocida como "Ánforas Imperiales Españolas". Los tipos que se pueden reconocer son la forma I, específicamente la I-b y la I-c. Estas vasijas son muy comunes en la zona y se han fechado en la época del Alto Imperio Romano, entre los siglos I y II d. C.. Parece que estas ánforas se usaban para envasar productos de pescado salado, como el garum (una salsa de pescado) y otras salsas.
Este taller romano se suma a una gran cantidad de talleres de cerámica que se encuentran en la zona de Puerto Real. Esta área, entre las marismas de Aleta y Cetina al norte y la Bahía de Cádiz al sur, es conocida por sus numerosos talleres romanos.
¿Cómo se distribuían los talleres?
Se han encontrado yacimientos situados por debajo de los 20 metros de altura, lo que los coloca cerca de lo que habría sido la línea de costa en el pasado. Ejemplos son el yacimiento de Villanueva y el de Puente Melchor. Otros se encuentran dentro de la actual zona urbana de Puerto Real, como el que estaba bajo la antigua Fábrica Lavalle (destruido sin estudiar) o el excavado de urgencia en la finca "El Gallinero", donde se han detectado estructuras que parecen ser un horno circular.
Por otro lado, algunos talleres se encuentran a más de 40 metros de altura: Torrealta, Olivar de los Valencianos, Cantera Lavalle (esta cantera destruyó un yacimiento, pero sus restos se pueden seguir a lo largo de ella; por la distancia entre los lugares donde se encuentran los materiales, debió ser un yacimiento importante) y el propio Cerro de Ceuta. Esta distribución muestra que todos los yacimientos están cerca de la costa, una característica común de los talleres romanos que producían ánforas. Sin embargo, algunos están a una distancia considerable, como Torrealta, a no menos de 2 kilómetros de la costa.
El yacimiento del Cerro de Ceuta, objeto de este artículo, se encuentra a más de 50 metros de altitud. Esto podría haber presentado desafíos, como el transporte, el suministro de agua o el acarreo de combustible. Aunque la cercanía a la costa era importante para instalar un taller de cerámica, debieron existir otros factores igual de importantes. Es probable que uno de ellos fuera la cercanía de depósitos de arcilla de buena calidad, como podría ser el caso del Cerro de Ceuta. Otros factores, como la existencia de abundante combustible cerca, aún no son fáciles de determinar.
¿Qué se producía en estos talleres?
Estos talleres de cerámica muestran una gran similitud. Esto se ve en la forma de sus hornos (cuando se conocen, suelen ser circulares y de 6-7 metros de diámetro), en la época en que funcionaron (cuando se ha podido determinar), pero sobre todo en el tipo de ánforas que producían (todos fabricaban ánforas para productos de pescado salado).
Además de la producción del Cerro de Ceuta, se ha confirmado la producción en los siguientes yacimientos:
- Olivar de los Valencianos. Se ha encontrado la presencia de ánforas de la forma II-a.
- Torrealta. De este yacimiento, que ya está destruido, se tiene un buen estudio de los tipos de vasijas. Se sabe con seguridad que fabricaban ánforas para productos de pescado salado. Se ha fechado en la primera mitad del siglo I a. C..
- Villanueva. Se encontraron formas 7, 8, 10, 11, 14 y 38 de Dressel (que corresponden a Beltrán I-a, I-b, I-d, II-A-2 y IV). Se ha fechado en la primera mitad del siglo I d. C..
- El Gallinero. Se encontraron formas Dressel 7 y 8 (que corresponden a Beltrán Pa y I-b). Se ha fechado en el siglo I d. C..
Toda esta producción estaba destinada a envasar productos de pescado salado, y su cronología está bien definida.
Conclusiones importantes
La gran producción de ánforas en esta zona pudo deberse al auge de la pesca y la salazón. Esto fue impulsado por la creciente demanda del Imperio Romano, que afectó especialmente la costa atlántica de la península ibérica, donde se encuentran varios centros similares. Aunque no se han encontrado hallazgos importantes anteriores al siglo I a. C., ni de época romana ni púnica, en el área estudiada (desde el río San Pedro hasta el caño Zurraque), no hay elementos que sugieran una tradición continua de esta actividad desde épocas anteriores. Sin embargo, esto sí ocurre en la zona circundante, donde los hallazgos de talleres de cerámica y fábricas de salazón se remontan a la época púnica.
Estas mismas fábricas de salazón no se encuentran cerca de estos talleres de cerámica, lo que plantea la pregunta de a dónde iban los envases fabricados aquí. Podría pensarse que esta actividad de cerámica surgió alrededor del cambio de era, sin basarse en instalaciones anteriores. Poco a poco, el término municipal de Puerto Real se fue llenando de talleres de cerámica, llegando a concentrar al menos veinte yacimientos. Algunos de ellos mantuvieron su actividad por más tiempo, para luego decaer en períodos que aún no se han precisado. Además de los yacimientos mencionados, se pueden citar: Las Canteras I y II, El Almendral, Sanatorio, El Carpio, El Tejarejo, La Zarza, Las Castellanas, El Carvajal, Rancho de la Oliva, Cerro Coronel, Cerro de los Caracoles y La Salineta.