Salinas de Bujalcayado para niños
Las salinas de Bujalcayado son unas antiguas instalaciones donde se producía sal. Están ubicadas junto al río de la Dehesa, que es un afluente del río Salado, cerca del pueblo de Bujalcayado. Este lugar se encuentra en el municipio de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara, España. Desde la década de 1970, estas salinas ya no se utilizan para producir sal. El complejo incluye dos casas, un almacén principal, tres norias (máquinas para sacar agua), y varias piscinas especiales llamadas recocederos y albercas, que se usaban en el proceso de la sal. Todas las construcciones están hechas de piedra, cal y madera.
Contenido
¿Cómo funcionaban las salinas de Bujalcayado?
Las salinas de Bujalcayado tenían un sistema interesante para obtener sal del agua.
Extracción y almacenamiento del agua salada
Para empezar, el agua salada se sacaba de pozos usando unas máquinas llamadas norias. Al principio, estas norias eran movidas por animales, pero más tarde se usaron bombas de motor. El agua salada se vertía en unos estanques grandes llamados recocederos, donde se guardaba.
Preparación de las albercas
En primavera, se realizaba una limpieza importante. Se quitaba el agua de lluvia y cualquier suciedad de las albercas, que eran las piscinas donde se formaría la sal. Después de limpiarlas, se abría el paso desde los recocederos para que el agua salada llenara estas albercas.
Proceso de evaporación y formación de la sal
El calor del sol hacía que el agua de las albercas se evaporara de forma natural. A medida que el agua desaparecía, la sal se quedaba en el fondo de las piscinas.
Recolección de la sal
Cuando había suficiente sal en la alberca, se procedía a recogerla. Primero, se despegaba la sal del suelo empedrado con una herramienta parecida a una azada. Luego, con otra herramienta llamada rodillo, se movía la sal junto con el agua para amontonarla en un borde llamado caballón. Después, se barría el área y se formaba un montón de sal con forma de sierra.
Secado y transporte de la sal
La sal se dejaba secar al menos un día para que escurriera bien el agua. Una vez seca, estaba lista para ser cargada en caballos y llevada al almacén. Para saber cuánta sal se había producido, se contaban los viajes que los caballos hacían al almacén con la carga. Se usaba una tabla con agujeros y una pequeña pieza que se movía un agujero por cada carga. Al final del día, todo se anotaba en un libro de contabilidad.
Distribución de la sal
Para preparar los pedidos, la sal gruesa se metía en sacos. Luego, se transportaba en carros, mulas y camiones. La sal de estas salinas siempre fue en grano grueso y nunca se molía. Los habitantes de Bujalcayado tenían un beneficio especial: recibían una cantidad de sal gratuita cada año.
El equipo de trabajo
Las salinas contaban con dos trabajadores fijos. Uno de ellos era el encargado, quien se ocupaba de la contabilidad y de que todo funcionara correctamente. Durante los meses de verano, cuando se producía más sal, se necesitaba más personal. Para ello, se contrataba a gente del pueblo o se traían trabajadores de otras regiones, como Andalucía, para ayudar con el trabajo manual. Se trabajaba desde el amanecer hasta el anochecer, y normalmente no se descansaba los sábados, domingos ni días festivos.