Retrato de la Marquesa de Santa Cruz para niños
Datos para niños Retrato de la Marquesa de Santa Cruz |
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Año | 1805 | |
Autor | Francisco de Goya | |
Técnica | Óleo sobre lienzo | |
Estilo | Neoclasicismo | |
Tamaño | 124,7 cm × 207,9 cm | |
Localización | Museo del Prado, Madrid, España | |
País de origen | España | |
El Retrato de la Marquesa de Santa Cruz (1805) es un óleo sobre lienzo de Francisco de Goya que se encuentra en el Museo del Prado tras ser adquirido por dicha institución en 1986.
Exportación ilegal y recuperación
El cuadro alcanzó singular resonancia en la década de 1980, al descubrirse que había sido exportado ilegalmente de España. No fue la primera peripecia que vivió.
Durante el siglo XIX y principios del siguiente perteneció a la colección del Conde de Pie de Concha, de la Casa de Silva e hijo de los Marqueses de Santa Cruz, y figuró en la primera exposición antológica de Goya, celebrada en el Prado en 1928. Durante la guerra civil española (1936-1939) fue evacuado por razones de seguridad a Suiza, junto con el núcleo más valioso de obras del Museo del Prado y de otros museos y colecciones españolas. Devuelto todo este contingente artístico a España tras la guerra, en 1940 el retrato de Goya fue supuestamente comprado por el dictador Francisco Franco a sus propietarios legítimos (un millón de pesetas), aunque nunca hubo pruebas de que efectuara el pago a la familia de Silva, para ser regalado a Hitler en la famosa Entrevista de Hendaya, en octubre de 1940. La razón de esta elección podría ser la presencia de una esvástica en la guitarra que sujeta la marquesa. Este símbolo, ahora tristemente asociado al nazismo, tiene en realidad un origen celta o anterior y Goya hubo de pintarlo como una alusión mitológica. Esta esvástica no es, como puede pensarse, un añadido moderno.
Por causas no muy claras, la pintura finalmente no fue entregada a Hitler y se comenta que quedó en la aduana de Hendaya. Posteriormente pasó a la colección de Félix Fernández Valdés, una importante colección privada de Bilbao que reunió obras de artistas como Fernando Gallego, Luis de Morales, El Greco, Francisco de Zurbarán, Eduardo Rosales... En 1976, al fallecer el coleccionista, sus bienes se repartieron entre diversos herederos, y el cuadro de Goya fue vendido.
Se contó que la pintura fue llevada desde Mallorca al extranjero por mar, y pudo pasar a Suiza. El experto William B. Jordan la vio en los talleres del Museo J. Paul Getty de California, donde barajaban comprarla, y creyendo anómalo que tal obra hubiese salido de España, alertó a los responsables del Museo del Prado. Se desveló que la documentación que respaldaba la exportación del cuadro era falsa, y el museo californiano no llegó a comprarlo. Fue devuelto a sus propietarios, cuya identidad no se reveló.
El cuadro reapareció un par de años después: lo poseía un noble inglés, Lord Wimborne, quien decidió subastarlo en Londres en 1986. Al anunciarse la venta, el gobierno español interpuso una demanda, alegando que la obra había sido exportada ilegalmente. De haber seguido los trámites legales, seguramente la pintura no hubiese salido al extranjero al ser declarada Bien de interés cultural. Rodrigo Uría Meruéndano participó gratuitamente como abogado en representación del Estado español en la recuperación del lienzo.
El litigio concluyó con la suspensión de la subasta y la recuperación del cuadro, que se adscribió al Museo del Prado, aunque se tuvo que indemnizar a Lord Wimborne con el precio estimado, 6 millones de dólares, casi 900 millones de pesetas de la época, ya que se entendió que él desconocía el origen dudoso de la obra pues la compró a un intermediario. Para cubrir dicha cifra, el gobierno español hubo de reunir dinero aportado por diversas empresas. Se cuenta que pidió ayuda al barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, pero no se llegó a un acuerdo pues el barón proponía adquirir la pintura a medias con el Estado español para exhibirla periódicamente en su museo de Lugano; condición que el gobierno consideró inasumible.
El barón hubo de ver un especial aliciente en esta pintura porque su presumible comprador, en caso de subasta, habría sido el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles, con el cual rivalizaba. De hecho, años después hizo una generosa contribución para evitar la salida de Gran Bretaña de Las tres Gracias de Canova, escultura que el citado museo deseaba. El barón aportó el dinero a cambio simplemente de que esta escultura fuera luego prestada para ser expuesta temporalmente en su museo de Madrid.
A pesar de que La marquesa de Santa Cruz no puso de acuerdo al gobierno español y el barón Thyssen, este primer contacto fue fructífero a la larga, pues dio paso a las negociaciones para la fundación del Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid.
Ahora, según las investigaciones de Pilar Silva y Javier Novo en octubre del 2020, se ha descubierto que Francisco Franco se pudo haber aprovechado de su posición para adquirir o usurpar el cuadro al Conde de Pie de Concha, cuyos descendientes serían los legítimos propietarios.
Inspiración para Hollywood
En 2015, un pastiche basado en este retrato de Goya fue elaborado para el filme de comedia Mortdecai, protagonizado por Johnny Depp, Gwyneth Paltrow y Ewan McGregor; en la película el retrato es La duquesa de Wellington. Esta versión ficticia invierte la composición de Goya (la cabeza está a la derecha), y da al personaje un rostro y peinado diferentes.
Véase también
En inglés: Portrait of the Marchioness of Santa Cruz Facts for Kids